El mundo, el demonio y la carne, por Arantza Gonzalo Mondragón

Qué difícil se hace escribir sobre el mundo
sin caer en panfletos demagógicos.
Yo prefiero llevar el dolor en silencio
como el Dios que se usa en todas las matanzas,
el Dios que observa y nunca da respuesta.

Yo tengo que sacar a mis demonios
tan inocentes y catárticos,
a veces tan amables,
a veces tan esquivos y poéticos
y los invito a un trago que adormezca
el profundo dolor de ser humana.

Qué poca cosa soy entre tanta barbarie
pero aún tengo un corazón dispuesto
a compartir contigo la utopía.

Acerca de Arantza Gonzalo Mondragón

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