El mundo, el demonio y la carne, por Héctor Michivalka

He sido una ilusión inoportuna
siempre que quise nunca estuve listo
cuando lo estuve nunca pude hacerlo
cara o cruz dando vueltas en el aire

Subyugan los aprietos en la vida
y te aflojan la cuerda los fracasos
a intervalos los sueños se despiertan
y a veces por insomnio ya no duermen

siempre vivo sumido en la lujuria
y pago los favores al pecado

Soy el payaso alegre en el entierro
el cura desnortado en una morgue
la nostalgia moral de una ramera
los recuerdos salaces de una monja

me aguarda la esperanza en un andén
comiéndose las uñas de los pies

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