El soneto: armonía y perfección, por Juliana Mediavilla

Tú, aire de mi aliento, creadora
de la perfecta calma que me ofreces.
Me naces, me renaces y me creces
como una rosa blanca. Me enamora
esa voz que te inspira, soñadora
y vuelves hacia mí, reapareces,
como un ángel de vida tantas veces
y a cada cual mejor, más escritora.
Adorarte sería poco o nada
y quererte, quererte y adorarte,
no podría pagar lo que te debo.
Me puede la verdad de tu mirada
y por vivir en ella y por mirarte
si hace falta, poeta, hasta me apruebo.
Vicente Vives
Mi voz llega tardía, descompuesta
desde la luna en vilo de mis lares.
Marinero remando entre pesares
te presintió mi tiempo en la floresta.
Sobre el canto del agua que me presta
el arroyo abrazado a los pinares,
aquí, donde levanto mis altares,
se nutrió mi esperanza en tu respuesta.
Reposa de tu larga travesía,
quédate en mi cercado. Ya amanece
y el trino del jilguero, risa pura,
despertará en tus versos la alegría.
También tu voz descanso se merece
para volver, repuesta, a la aventura.
Mercedes Carrión 

Tomados del poemario de sonetos “A una voz que es la mía” de Vicente Vives.

El soneto de Vicente resulta muy rítmico por la variedad de los acentos en los endecasílabos, entre los que encontramos un cierto predominio de los melódicos, en combinación con enfáticos, heroicos y yámbicos. La rima se ciñe a los modelos clásicos: ABBA-ABBA-CDE-CDE. Entre la variedad de rima en los tercetos, vemos que riman en paralelo: 1º con 1º, 2º con 2º y 3º con 3º.

Forma parte de un largo poemario de sonetos que está colgado en el Foro actualmente, con un dominio de esta estrofa en todas sus variantes: en alejandrinos, blanco, asonante, polimétrico… He escogido éste que responde al soneto clásico y que está dedicado a Mercedes Carrión, por lo que incluyo también su respuesta, para mostrar un ejemplo de pequeño contrapunto, en una disciplina tan difícil como ésta. Pretendo también destacar esa «sincronía» de los contrapuntos, en los que las réplicas tienen que responder al sentido del que las provoca, aunque cada una de las voces conserve su idiosincrasia.

Vemos que el presente soneto es un poema de admiración, de cariño, de complicidad hacia su destinataria, en una especie de reencuentro.

El afecto y sus matices recorren toda la composición, incluso respetando fielmente la estructura del soneto:

  • Presentación del tema y desarrollo en los cuartetos.
  • Reflexión de la idea central en el primer terceto.
  • Conclusión y emotividad en el segundo terceto.

Los cuartetos se escriben en segunda persona y están presididos por el tú, de la destinataria, mientras que los tercetos se centran en el yo, reafirmando sus sentimientos:

Cuartetos

  • Tú, aire de mi aliento…
  • creadora de la perfecta calma que me ofreces…
  • me naces, me renaces, y me creces…
  • y vuelves hacia mí, reapareces…

Tercetos

  • y quererte, quererte, y adorarte…
  • no podría pagar lo que te debo…
  • me puede la verdad de tu mirada…
  • y por vivir en ella y por mirarte…

En el presente soneto destacamos los recursos por repetición, muy notables en el tercer verso: «Me naces, me renaces y me creces», en el que destaca la trimembración de los verbos, dos con el mismo lexema, también el “me” se repite anafóricamente delante de los tres, que a su vez tienen la misma aliteración  de la sílaba “ces”. Un verso muy logrado porque su forma pronominal otorga a la destinataria unos poderes especiales entre maternales y divinos.

La repetición destaca también en el verso 10: «y quererte, quererte y adorarte», también en trimembración, formando una rima interna y con la aliteración rt en los tres términos.
Anafóricamente aparece la conjunción y al inicio de verso, en los versos 6, 8, 10 y 13. Otras veces como nexo del último miembro de la trimembración o de la bimembración:

  • y quererte, quererte y adorarte
  • y por vivir en ella y por mirarte

Dentro del campo metafórico, encontramos imágenes que tienden a la idealización de la destinataria en los sentimientos que le despierta:

  • Tú, aire de mi aliento
  • creadora de la perfecta calma que me ofreces
  • esa voz que te inspira, soñadora
  • Me puede la verdad de tu mirada

Son notables las comparaciones:

  • vuelves hacia mí… como un ángel de vida
  • me creces como una rosa blanca

Destacamos también un encabalgamiento que se produce entre los dos cuartetos:

  • …………………………….Me enamora
  • esa voz que te inspira, soñadora…

Vemos que todos los recursos están encaminados a resaltar esa corriente afectiva entre el emisor y su destinataria. Sentimientos más cercanos al cariño, a la admiración, al respeto y a esa búsqueda de apoyo en la serenidad que le inspira.

El soneto nos muestra no solo los sentimientos, hay en él toda una confirmación del «oficio» de Vicente Vives en esta estrofa. Éste y otros poemas en contrapunto responden a la poética del arrebato. Acunado en el soneto por los grandes sonetistas de Ultra —él suele citar mucho a Isabel Reyes—, su dominio del mismo le ha permitido saltar a todo tipo de composiciones poéticas pasando de las estructuras clásicas al verso blanco o al verso libre. Poeta prolífico, se mueve bien por todas las secciones del foro, no solo en sus posteos, también acude puntual a la lectura y comentario de sus compañeros en cualquiera de los subforos.

Mercedes nos muestra su respuesta mediante otro soneto clásico que se atiene con fidelidad a la estructura, la rima sigue el esquema del anterior, incluso en los tercetos: ABBA-ABBA-CDE-CDE.
Destaca la musicalidad del poema por la variedad de los endecasílabos, entre los que encontramos un ligero predominio de los melódicos, seguidos de yámbicos y heroicos.

La claridad y la armonía son cualidades que destacan en este soneto que es el contrapunto al de Vicente.

La voz del compañero después de una ausencia convoca a la poeta que nos habla de esa larga espera y lo incita a quedarse.

Los cuartetos describen la inquietud por ese silencio y la espera de una respuesta. Los tercetos recogen ese encuentro y la dulce incitación de la amiga:

  • Reposa de tu larga travesía…

El escenario del encuentro es en el soneto de Mercedes la Naturaleza, un marco muy reconocible en su poética:

  • Te presintió mi tiempo en la floresta
  • Sobre el canto del agua
  • el arroyo abrazado a los pinares
  • Quédate en mi cercado
  • El trino del jilguero, risa pura

Aparecen también términos que identifican  la ausencia con un viaje, que se presenta con reminiscencias de lejanas epopeyas:

  • Marinero remando entre pesares
    te presintió mi tiempo…
  • Aquí donde levanto mis altares,
    se nutrió mi esperanza en tu respuesta
  • Reposa de tu larga travesía
  • También tu voz descanso se merece
    para volver, repuesta, a la aventura.

Puesto que el poema se centra en la voz: mi voz llega lejana…y se dirige a la voz: También tu voz…, vemos que está presente en el poema el recurso de la personificación de la voz, que incluye a su vez una metonimia (la parte por el todo). Es un recurso potente que preside todo el poema.

Aunque ambas voces son las protagonistas, en el plano real, no es la voz, sino la palabra escrita.
En la sonoridad del soneto influye el gusto de Mercedes por las aliteraciones:

  • desde la luna en vilo de mis lares (aquí con la personificación de la luna que   nos sugiere el insomnio  en las noches de espera)
  • Marinero remando entre pesares (aparte de la aliteración, el acierto de ese sentido figurado: remando entre pesares, que es como ella lo imagina, nos presenta la acción en desarrollo y nos hace visualizar la escena y el esfuerzo)
  • El arroyo abrazado a los pinares (que suma a la claridad de las vocales, la personificación del arroyo).

Los cuartetos discurren serenos con encabalgamientos suaves que finalizan en el siguiente verso. Los tercetos aparecen encabalgados hasta el primer verso del segundo terceto. El encabalgamiento se inicia casi al final del verso:

  • Reposa de tu larga travesía,
    quédate en mi cercado. Ya amanece
    y el trino del jilguero, risa pura,
    despertará en tus versos la alegría.

Dentro del campo de la metáfora, hay imágenes de una gran belleza:

  • Marinero remando entre pesares
  • Sobre el canto del agua
  • el arroyo abrazado a los pinares
  • quédate en mi cercado
  • el trino del jilguero, risa pura,
  • despertará en tus versos la alegría

Destacamos también ese presente del verbo amanecer, que sugiere el renacer afectivo y tiene un gran valor poético:

  • quédate en mi cercado. Ya amanece.

Vemos que, al contrario del soneto de Vicente, en éste hay un reparto invertido de las voces: en los cuartetos la presencia del yo y en los tercetos la del tú:

Cuartetos

  • Mi voz llega tardía, descompuesta
  • Te presintió mi tiempo en la floresta            
  • Se nutrió mi esperanza en tu respuesta

Tercetos

  • Reposa de tu larga travesía
  • Despertará en tus versos la alegría
  • También tu voz descanso se merece

El amor se manifiesta en el soneto de Mercedes como un sentimiento acogedor que invita a la serenidad, al descanso y al recogimiento y se ciñe por tanto a la demanda amorosa del emisor en el primer soneto.

Los versos son claros, sin artificios ni en el léxico ni en la construcción sintáctica, eso unido a una puntuación abundante versal o dentro del verso, dan al poema un gran dinamismo.

En su lectura destaca la armonía, la belleza y la precisión. A pesar de que Mercedes siempre muestra sus reservas frente al soneto, ella dice moverse mejor en verso blanco, los que la conocemos sabemos que es capaz de ceñirse a cualquier estructura. Poeta contrapuntista por excelencia, ha mantenido contrapuntos en sonetos y los mantiene en verso  blanco. Su voz es muy reconocible porque la ha ido forjando y consolidando, no solo en sus poemas, también en los comentarios que deja, o a los que responde en los espacios de los compañeros y en los que se implica a fondo. Es perfeccionista y generosa: cuando uno de sus textos sale a escena ha pasado ya todos los filtros. Se atiene a aquella expresión juanramoniana: “¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas!”, porque en poesía no cuenta solo la inspiración y el trabajo, la inteligencia es también un factor muy importante, puesto que un poema, como cualquier obra de arte, no deja de ser, entre otras cosas, un ejercicio intelectual.

Acerca de Juliana Mediavilla

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