Jorge Ángel Aussel – Argentina

Matrix

«La ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo». Karl Liebknecht

En la Matrix macabra del cinismo
somos mitad humanos, mitad clones
fraguados bajo estandarizaciones
que representan al capitalismo.

Como trágicos títeres del mismo
nos debatimos entre las nociones
del ser y del tener más posesiones,
enajenados por el consumismo.

Importa más que ser, el parecer,
aunque esto signifique perecer,
pasando de ser alguien a ser algo.

Como es una película animada,
en Matrix lo que tengo es lo que valgo
y no soy nadie si no tengo nada.



Un poema de ardor

Un poema de amor que me lacere
como un escupi-tajo en la mejilla,
de esos que son hijos del desprecio
y madres meretrices de la angustia.

Un poema de odio que me escueza
como un ají picante en la garganta,
de esos que son ácido sulfúrico
cuando muerden la carne del espíritu.

No un poema de amor indigerible
donde las heces huelan como rosas
y sean siempre suaves los c-olores.

No un poema de odio en que procures
lanzar tu anfibológico venablo
siendo indulgente con Jesús y el diablo.



Una verdad incuestionable

Un toque de locura es razonable
y muy poca razón, una locura,
aunque sea mal vista la cordura
que amplía nuestra sombra deleznable.

A veces la persona más amable
cubre su fealdad con hermosura,
y quien viste el disfraz de la tortura
nos salva de una vida miserable.

La criatura que nace saludable
instaura en su país la dictadura,
se vuelve intransigente e implacable
y aplica una mordaza a la cultura.

Si busca una verdad incuestionable,
no juzgue al bollo por su levadura.

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