«Palabras», «Soneto escrito con una mano atada a la espalda», «Goteo de miserias», poemas de Jordana Amorós

Palabras


Las palabras son lúdicas, celebran
estallando en metáforas lo pura
que hoy se muestra la luz, la desmesura
de espléndidos colores que la afiebran.

Las palabra son frágiles, se quiebran
por cualquier nimiedad, por la fractura
en el tacto del aire, que aventura
sollozos   que escondidos lo atenebran.

Las palabas son duras y resguardan
pasiones  sin cuartel en su apogeo
debajo de una túnica de amianto.

Las palabras son música y aguardan
que un corazón escuche un tintineo
de inspiración y las transforme en canto.

Todas tienen su encanto,
todas merecen una poesía….
Sin ellas, nuestra vida, poetas, ¿qué sería?



Soneto escrito con una mano atada a la espalda


Componer un soneto resulta entretenido
aunque nunca consiga dejarte satisfecho:
sobra o falta una coma, este acento jodido,
esa rima imposible, aquel ripio al acecho….

Belicosos, de amor, de alabanza o despecho,
los del verso melifluo, los del verbo encendido, 
polimétricos, blancos, del revés, del derecho,
todos guardan la chispa de un secreto escondido.

Los que hacen que digas : “ Oye…, que yo no he sido…”.
Los que firmas ,por eso de que “a lo hecho, pecho…”,
los que escribes y olvidas como lluvia en barbecho…

Palpando lo pulsátil, lo que está dolorido
por si salta la liebre, por si quiere el latido
el que más y el que menos siempre saca provecho 

Con la excusa de un día mortalmente aburrido
y una mano a la espalda , este fue concebido.
Para mí que ha salido un pelín contrahecho.



Goteo de miserias


¿Cuántos versos
harían falta, dime,
para comprar un sitio de honor en el Parnaso?
¿Diez haikus, cuatro décimas, unas odas o acaso
unas estrofas libres en que rimar no prime?

Sus reversos
apreciarán que anime
echando en la amargura creciente de su vaso
una pizca de almíbar, aunque no venga al caso,
si con ello un carácter más amable le imprime.

Poeta no es quien quiere,
por mucho que sublime
pretenda su palabra, vistiéndola de raso
y el brillo de su acento en nada le escatime.

Poeta es el que muere,
verso a verso y se exprime
un corazón ya exhausto, sabiendo que ese escaso
goteo de miserias lo esquilma y lo redime.

Por mucho que al ocaso
nadie habrá que recuerde su nombre y legitime
que su ensueño poético no ha sido un gran fracaso.

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