«Me esquiva la calma», «Tres ángeles caídos», Orlando Estrella

Me esquiva la calma

Me esquiva la calma
como un sano a un contagiado.
Será que proyecto un mal de fondo,
una enfermedad esquizofrénica que perdura
pero que no se muestra.

Es la sangre que reverbera silenciosa
esperando lo imposible,
un volcán dormido que ni las leyes naturales
reviven pero que lo angustia.
¿Qué pasó en mi transitar que me aisló de la paz
y me arrinconó como a un perro
que abandonaron por necio y por gruñón?

Será que maldigo lo que otros aman,
lo que me mantiene atado a la soledad
viendo a los malditos disfrutando
del dolor y de la sangre ajena,
muriéndose tranquilos en sus camas
rodeado de sus familiares y secuaces.

Es grave expresar ciertos pensamientos
pero más grave es no poder revertirlos.
No puedo, ni el subconsciente me ayuda,
no tengo lo que todos, un dios al que rezar
y pedirle ángeles de guerra
pues sólo eso puede regresar la maldición
de vivir en un purgatorio dirigido por ratas
con zapatos y camisas.

Quizás la ausencia de calma, la soledad,
el exilio humano, el olvido
y el horizonte en tinieblas
es lo que me hace
no ser uno de ellos.


Tres ángeles caídos

Busca en la espuma de la mar y observa,
escudriña los tonos de la orilla
para ver si han quedado rastros nítidos
del ángel abatido por la maldad que impera.

Aun sepultado por las aguas, logra
el aliento de sangre que resiste
los tiempos de la muerte, acuérdate de Cristo,
esa sangre persiste según hablan
los profetas de antaño.

No esperes que las puertas del infierno
se quiebren y se escape un ser ya redimido
de sus viejos pecados en busca de venganza.
Carga con tu conciencia y caza los malandros,
haz la justicia de los hombres buenos
esos que creen que el mal no puede ser impune.

Proclama luego al viento tu hazaña de cobrar
crímenes que apagaron las alas de tres ángeles
que creyeron que el hombre es signo de bondades.

Emely y su retoño y Liz María
esperan por tu fuerza, no las desilusiones.

Hay crímenes que nunca pueden quedar indemnes,
no importa que la sangre te manche la conciencia.

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