«Para tu libertad», Ángeles Hernández Cruz

Imagen by Sahil Moosa

Me hiere esta distancia que no se mide en metros
sino en la cantidad de monosílabos
que mengua cada noche en tus respuestas.

A pesar de tu empeño en secuestrar la risa,
en postergar encuentros y en enjaular palabras,
conoces el tesón que me sostiene
y va apretando lazos uno a uno.

Las cuerda que te ató un día aquí en mi vientre
se volverá camino, brisa y agua.

Senda cuando tus pasos
se cansen de esquivar selvas y abismos;
manantial de frescura en los desiertos
de arenas que supuren soledades
y aire que respirar cuando te ahoguen
las esquirlas de sueños reventados.

Para tu libertad busco el abrigo
de la leña que quemo con trozos de mi orgullo
para que arda la escarcha, blasón de tu bandera.


Sin aliento

Las madrugadas sin aliento
se inclinan ante el sol que ya esclarece
las sábanas mojadas de vigilia,
los ojos que enrojecen los cristales
en los que mira ausente mi cansancio.

Las madrugadas sin aliento
llenan de paz la incertidumbre
al expulsar las pesadillas
como el boqueo
de peces rezagados al huir la marea.

Hay otras madrugadas sin aliento,
aire que se ha quemado en nuestros labios
en las noches al borde de tu boca,
y que se troca en súplica extenuada
para que no alboree.

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