NOVEDADES EDITORIALES

Sobre «Cicatrices» de Ovidio Moré, reseña de Gildardo López Reyes

Tengo al menos siete años en contacto con la obra de Ovidio Moré. Tiempo suficiente para poder apreciarla y disfrutarla por igual, para constatar que Ovidio tiene el talento suficiente para compartir su obra con el mundo. Pero lo último de sus creaciones con lo que tuve contacto fue con su prosa –la que ahora me ha permitido volver a disfrutarlo–, igualmente rica, consistente y fluida como su poesía, de la que tanto había disfrutado hasta ese momento, y que por supuesto he seguido haciendo; tan disfrutable y única como sus dibujos y pinturas, dueños de una estética propia que los hace ahora reconocibles y destacables entre la oferta actual.

Cicatrices, su primer colección de relatos, y espero, el primero de más libros, es un mosaico polifacético que nos muestra la habilidad de narrador de Ovidio, en el que despliega sus dotes narrativos para llevarnos por donde él desea, que nos deja ver que puede manejar distintos tonos en su discurso manteniendo siempre el interés del lector, ya sea en un relato más, digamos costumbrista, o en alguno de los breves juegos que se permite en sus Enanos dobles de jardín.

Me parece que la herencia latinoamericana del realismo mágico se posa sin reparo sobre muchas de las palabras que tejen las historias que nos cuenta Ovidio. Es el aire que respiran muchos de sus personajes, cubanos casi todos, y que los hace andar, con el ritmo cadencioso de la isla por las venas, y que nos permite a los lectores ser parte de las historias, a pesar de que estemos en contacto por vez primera con algunas palabras cubanas que aderezan las historias. Somos cómplices atrapados por un contexto que fluye y que nos vuelve innecesario un intérprete mientras Ovidio nos guía hábil por su mundo.

Cicatrices es un libro para disfrutar, para dejarse llevar y deleitarse con la muy buena prosa de un gran artista.

La verdad es que me alegra mucho ver y haber leído el libro de mi buen amigo. Luego de años de compartir y leer nuestras cosas, de jugar con poesía, de ver crecer una amistad sincera.

Ovidio Moré – Cuba
Gildardo López Reyes – México

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