INNOVACIÓN RIMÁTICA Y SUPUESTO TEÓRICO

por Morgana de Palacios

Me cuesta entender el para qué de ciertas cosas, no de que se debatan y de que los estudiosos teóricos busquen los entresijos fonológicos del idioma, pero si no es para mejorarlo o ampliarlo sino que cada vez va a quedar más sucinto y enredoso a los ojos del creativo, que además de todo lo que hay para analizar en un verso, va a tener que perderse entre las muchas posibilidades que ofrecen algunos supuestos teóricos acerca de cómo debe leerse o «escucharse» una rima, aunque su oído disienta, para establecer si está bien o mal escrito, es como para negarse, de entrada, a su aceptación.

¿Para qué voy a cambiar yo el sonido de una esdrújula que además de encantarme en un verso porque aporta justamente el punto de diferencia que le resta monotonía al sonido, pronuncio perfectamente sin que mi voz derive a agudizar su tono?

¿Que a veces cuesta trabajo encontrar la rima consonante perfecta porque no hay tantas como llanas o agudas? Pues para eso está el talento del autor que tendrá que hacer lo oportuno para encontrar la perfección que se le exige al verso rimado en cualquier estructura, y no tirar por la calle de enmedio de cualquier hecho teórico del que no está comprobada su eficacia y, que termina por parecer más una falta de oficio que otra cosa.

Eso no tiene nada que ver con la transgresión de las normas ni con las vanguardias estructurales.

Transgredir es mejorar, liberar, ampliar y por supuesto donde más hay que innovar es en los fondos.

Es ahí que el poeta o prosista de vanguardia tiene que arriesgar en el idioma cuyas normas tienen siglos de existencia y siguen funcionando como un reloj en cuestiones poéticas. Es ahí donde ha de perseguir la innovación como una forma de alcanzar a tener una voz propia por la que ser reconocido.

Cuando las décimas se hacían solamente en octosílabos, yo las escribí hasta en pentadecasílabos, por hablar de un metro poco usual y muchos siguieron mi ejemplo, así que nadie se extraña ahora de verlas en todos los tamaños. Nadie dice «eso no es una décima», ni siquiera cuando las creaba polimétricas. Para mí eso es ampliar el abanico de posibilidades estructurales sin tener que cambiar las rítmicas que me parecen perfectas.


Lo ideal al construir un soneto es que parezca que fluye con absoluta libertad, aunque esté dentro de esa faja que nos hemos impuesto, que los blancos parezcan rimados y los rimados canten sin forzamientos y sin monotonías decimonónicas porque hayamos aprendido a mezclar todo tipo de acentos manteniendo el mismo ritmo.


Con la polimetría ocurre lo mismo. Para que el soneto resulte eufónico hay que guardar las distancias entre los diferentes metros, sin ponerlos a ojo de buen cubero. Es decir, si en un cuarteto utilizas dos endecas, un alejandrino y un heptasílabo, por ponerte un ejemplo, en el siguiente deberás hacer exactamente lo mismo.

¿Que es añadir dificultad a lo ya dificultoso de por sí? Pues claro, pero en eso consiste el reto. Para hacer lo que otros han hecho mil veces antes, lo que habría que estudiar es la Ley de la Mímesis absoluta (ríome) y yo, no estoy por esa labor.

Todo en poesía es una cuestión de armonía, aunque estés escribiendo sobre coprofagia.

SONETISTAS

Miguel Urbano – España

El hombre que me habita

El hombre que me habita tiene talla,
su noble corazón amor rezuma,
ante la sinrazón presta su pluma
y raudo se dispone a la batalla.

El hombre que me habita no se calla
ni por nada se arredra ni se abruma,
a la causa del bien su esfuerzo suma
y sale a flote si su barco encalla.

Quiere sembrar de abrazos el camino,
soñando siempre en alcanzar la meta
va con el rumbo fijo a su destino.

A la vida dibuja una pirueta,
y tiene un no se qué de peregrino…
El hombre que me habita es un poeta.



Sergio Oncina – España

¿Qué me queda?

La luna es un satélite desierto
y no creo en los dioses ni en la magia,
¿cómo voy a frenar esta hemorragia
de números sin fe, de un mundo yerto,

de tener desalmado más acierto?
¿Cómo voy a soñar si se presagia
el fin y el pesimismo se contagia?
¿Qué me queda? ¿Morir entre lo cierto?

¿Reír sin que se note cuánto duele
ocultar cada lágrima maldita
detrás de una mentira que consuele?

¿Abandonarme exánime por mudo?
Queda la voz y la palabra escrita,
el verbo honesto, indómito y desnudo.



Jordana Amorós – España

Alienaciones

Me refugio en lo idílico, de raso
azul celeste pinto el gris que aploma
el horizonte y visto de paloma
al halcón montaraz si llega el caso.

Fuerzo destellos en mi vida roma
hasta que arde, veo siempre el vaso
casi colmado aunque luzca escaso
e incluso a la huesuda tomo a broma.

Si a mi realidad no la depuro
tras un cristal rosado, es lo seguro
que habrá de ser motivo de incomodo.

Ayuda a transitar las estaciones
el ir coleccionando alienaciones.
La ceguera es un don, después de todo.



Morgana de Palacios – España

Con la cola del viento

No te duelas por mí, que me sobra entereza
y no le tengo miedo ni al cáncer ni a la muerte.
Estas cosas ocurren en la naturaleza
y no soy excepción por no tener más suerte.

Déjate de llorar que yo no quiero verte
naufragando en el llanto sin tener la certeza
de que vaya a morirme. Pretendo conmoverte
con los ripios burlones que rondan mi cabeza.

Todavía soy joven, todavía me altero
con la hombría de alguno, todavía me muero
por aquel que se ríe del mundo y su falacia.

Créeme si te digo que prefiero, sin duda,
vivir intensamente cuatro días desnuda
a diez años vestida de luctuosa desgracia.

MANEJO DE METRO, MANEJO DE RITMO

El verso blanco

Isabel Reyes – España

30 de enero

Envés de la cordura, cuánto llanto
se vierte por mi cara.
Cómo escuece el dolor entre los ojos
cardo ahogado en la luna del silencio,
la vida hecha ceniza destruyéndome.

Se derraman los años como un río
y no tengo en mis dedos la compuerta
contra ningún naufragio imprevisible
y las voces
no taponan la herida del futuro.

Mañana el sol no sale, y yo atónita
mi breve arquitectura ante el asombro
contemplo, dolorida, la oquedad
que debiera rozar con estas manos.

Envés del corazón, el otro número
del signo del zodiaco, el otro rostro
que tiene el día 30 de este invierno
escueto enero helado de la muerte
que me empieza a sufrir frente a la piedra,
sobre el mar nunca visto todavía,
ardiendo la distancia de mis ojos
al tempero salobre, siempre sola
la océana nostalgia con verjas y con nieve.

Y mi cuerpo se queja
de aguantar tanta ausencia en sus espaldas.



Morgana de Palacios – España

El cazador de cazadores

Te sangra el corazón
y los ojos te sangran
espantados.

Te sangra la conciencia
como si fuera tuyo el pecado del mundo.

Toda la imperfección del hombre estalla
con una impunidad paralizante,
mientras se abusan niños,
se torturan
se gasean
como si el que murieran entre espasmos
fuera algo inevitable y hasta convencional
en esta guerra sorda del hombre contra el hombre.

Eres un cazador de cazadores
en un negro safari cazanegros,
cazaesclavos sexuales
cazaórganos,
porque si hay demanda pervertida
lloverán, fraudulentas, las ofertas,
y las arañas tejerán las redes más insólitas.

No seré yo, ya sé, pero alguien tiene
que mantener erguida la piedad
y los ojos abiertos
en la fosa común de la ignominia humana.

No, no seré yo,
pero serán tus ojos repletos de cadáveres sin tumba,
y tu rabia será y tu impotencia,
y tu sordo dolor gritando testimonio
para sacarte el asco de las tripas.

Yo no hago nada, vida, sólo impongo
alguna mano fría sobre la frente ardiente
de tu desolación,
mientras me sobrecojo en tu palabra
que no se calla nunca
suavemente.

Como tiene que ser cuando elegiste
por qué ojos de hombre ver el mundo.


Gavrí Akhenazi – Israel

Negociación del fuego

Hemos dejado la violencia para ratos sin armas.
Negociamos el fuego
y hay narcisos de nuevas floraciones
comiéndose despacio el roquedal.

Abruptos y volcánicos
nuestros huertos parecen construcciones de piedra
con sus plantas metálicas que ascienden
encima de las frutas cristalinas
afanándose en su protección.

Aprendimos la invisibilidad de tanto ser visibles
para feroces mangas del langostón de tierra,
cuando llega famélico y masticador a devorarnos hasta el esqueleto.

El cristal, de verdad que no es lo unánime.
A la sumo, un vidrio esmerilado
que lo traduce todo al idioma de la opacidad.



Mar García Romero – España

Tarifa

Cierro los ojos,
Cohen susurra versos a la música.
Es invierno, camino por la playa,
Tarifa con el agua verde y honda
hiela mis pies, me muestra
su terrible verdad en estos vientos.

Entre las aguas veo
una luna de algas y corales,
menguante, dolorida,
un mundo no visible, donde flotan
almas sin nombres, seres sin esquelas,
que gritan sin cesar en las corrientes.
-Las olas con su furia
redoblan esos gritos en mi sangre.

Me vuelvo angustia y sal y carne negra
como otro muerto más junto a los muertos
en esta fosa anónima y azul
de catorce kilómetros sin fin.
A merced del vaivén, que no se acaba,
mi patera se hunde una vez más
frente a las dos orillas, frente a mí.

Soy un cadáver frío, con memoria,
y un gemido por siempre del Estrecho.

¿ Do I have to dance all night?
Se preguntaba Cohen.



Ángeles Hernández Cruz – España

Mis pies desnudos

Por mucho que me pidan que suba a unos zapatos
de incómoda puntera y tacón de estilete,
no quiero ser izada porque no soy bandera
de nada ni de nadie,
ni siquiera de mí.

Me resisto a llevar unos botines
de piel de cocodrilo o costra de serpiente,
con brillos suntuosos que proclamen
la obscenidad del lujo
en sus charcos de mugre.

Tampoco me pondré unas zapatillas
hechas para el deporte de aplastar
los ojos con que muchos
se ven en las estrellas.

Si tengo que elegir,
prefiero andar descalza.

EN VERSOS DE ARTE MAYOR

Eva Lucía Armas – Argentina

Escaramuza

(quintetos endecasílabos consonantes)

Era como una larga espumadura
de cimbreante cadencia y de paisajes
en tonos de amapola, con celajes
de aromo y hierbabuena. Una apertura
al íntimo pregón y a sus anclajes

en un lecho abismal, intenso y ácido.
Era en la suavidad un limonero
que al tronco lleva atado al Can Cerbero
defendiendo las gamas de lo plácido.
En el fondo de mí, un dios austero

me llenaba de fe como de ramas.
Creí en lo que decía y me hice fuerte
en la batalla franca con la muerte
que pelaba a cuchillo mis escamas.
No voy a ser un pez, flotando inerte
esperando abonar agua podrida.

Para quien lo pregunte : soy mi vida.



Isabel Reyes – España

El reto

(quintetos alejandrinos consonantes)

Era mujer de sombras, mañana luminaria
huyendo del vacío que me niega el futuro;
me deslizo en silencio de espaldas a lo oscuro
emprendiendo la huida de la red carcelaria
de viejas soledades con alma de siluro.

Intuyo un aire cálido que remueve los sauces
que arraigaron antaño en los tiempos de ausencia
marcándome el camino donde late la esencia
de una vida alejada de los amargos cauces
de hembra regicida que su muerte sentencia.

Temeraria y audaz desempolvo pasiones
que quedaron ancladas en un arcén dormido
me atavío de rojo –mi color preferido-.
y con la mente abierta a golpe de pulsiones
comienzo un nuevo puzle con todo lo vivido.

Ando por las cornisas de los esperanzados
y amplío mis cajones para el dolor extinto;
me dispongo a salir del aciago recinto
que recoge las lágrimas de los desesperados.
Hoy nace otra mujer… ¿Será todo distinto?



John Madison – Cuba

Jack Skeleton

(serventesios endecasílabos consonantes)

En voto de silencio me declaro
aunque la «verbi gratia» me desborde
que puede mi discurso no ser claro
si mi voz de poeta es m
onocorde.

Y ya puede mi Sally tras la reja
pedir que rompa en dos mi mandamiento
que no daré cordel a la madeja
de versos sin tener conocimiento

Hay silencios que dictan en su arrastre
una suerte de efecto mariposa
no temas, Sally Persson, si el desastre
alcanza a mi liturgia clamorosa.

Te vuelves por momentos adictiva
a amores que alimenten tu brasero,
yo soy tu Frankenstein y tú la diva
que doma la pasión del romancero.

Y mientras la metáfora resiste
a regalarme su divino encanto
carcelera es la sombra que te asiste
hasta que el verbo anuncie el contracanto.



Morgana de Palacios – España

Mis rarezas

(serventesios pentadecasílabos consonantes)

Atarse por gusto al sonido de un metro supone,
la vuelta de tuerca divina que reta al talento.
No todos buscamos lo mismo ni a nadie se impone,
mirar con mirada distinta los rostros del viento.

La música late en el aire: suspiro y tormenta,
relámpago y rayo en el cielo de las armonías,
rebeldes tambores que incitan a la guerra cruenta
que a solas mantengo en la tierra de sus melodías.

No existe alambrada ni muro ni oscura frontera,
que yo no atraviese buscando prohibidas canciones.
Mi boca es soldado de guardia desde su trinchera,
mi sangre tumulto en la esencia de sus vibraciones.

Si presa por gusto liberta de alas gloriosas
persigo la huella de Orfeo sobre el pentagrama,
mi vuelo es el vuelo brillante de las mariposas,
mi voz envenena a la prosa cuando se derrama.


EN CATORCE VERSOS

SONETOS

Morgana de Palacios

Jordana Amorós

Lo mío

Lo mío es el silencio a bocajarro
y es el sí pero no de los dementes,
si juego al mordisqueo con los dientes
en la vorágine del despilfarro.

Por algo soy la reina de un cotarro
que es un milagro de maledicentes
misántropos de lenguas impacientes
que teorizan sobre mi desgarro.

Lo mío son las pieles con blindaje
que huyen de la quema, el sabotaje
del odio que de traumas se enguirnalda.

Los soldados del alma rompen filas
en la fatalidad de mis pupilas
y ¡sálvese quien mate por la espalda!


Cave canem

Nunca le tendré miedo a tu furia suicida,
-dueño del lupanar de las descalzas-
ni al vítreo humor que mana de tu memoria herida
ni al púlpito de ira en que te alzas.

Siempre culpaste al mundo de tu propio fracaso,
-indianajones virtual del malditismo-
oscuro proxeneta del imparable ocaso,
epicúreo voraz desde tu abismo.

Gozar manipulando perversiones ajenas
para sacar partido de alegrías y penas,
nunca resulta fácil. Triste lauro

coronando las sienes de tu instinto.
Mi miedo se murió en tu laberinto.
Cave canem…recuerda, minotauro
.


Oblitare

Se me perdió el amor sobre una cama,
me lo dejé tirado como un chal que se olvida
y se recuerda sólo cuando el frío reclama
su calor por los hombros de la vida.

Desechando aspavientos melindrosos,
me acostumbré a temblar sin su seda crujiente.
No me cegaron más sus destellos luctuosos
ni su revuelo me enturbió la mente.

Se me olvidó el amor, su olor, su tacto,
en el momento exacto
de pisar el asfalto de charol.

Nada me hizo volver a buscar su cobijo,
fue la calle acertijo
que esplendió ante mis ojos con el sol.


A ese lo compro yo

A ese lo compro yo. Dime ¿Qué cuesta?
¿La libertad, la paz, un magnicidio,
o tan sólo tu gesto de fastidio
por la boca que esconde su respuesta?

La manzana podrida de la cesta
la quiero para mí. Su voz de ofidio
reptando por los muslos del suicidio
con cara de ganar siempre la apuesta.

¿Disoluto y voraz, dices, vampiro?
¿Nosferatu del aire que respiro?
¿Visionario y Babel?

¿Cuánto vale su vil bala perdida?
¿Qué precio hay que pagar? ¿Sirve la vida?
Yo me quedo con él.



Silencio

En brazos del silencio hoy busco mi acomodo.
Con discreción de amante, su amable terciopelo
me envuelve y yo lo siento un delicioso modo
de olvidar el mundano fragor y su escarpelo .

A mí misma me niego el mínimo sonido,
renuncio a que se sume mi lengua puntiaguda
al rito del escándalo, antes que darla al ruido
elijo libremente el estatus de muda.

Diré que se me ha roto la voz en la garganta
y me callo mi hastío y que se me atraganta
el bocado indigesto que se ha vuelto la vida.

No quiero malgastar saliva rebuscando
la palabra forzada que no acabe sonando
en mis labios de escarcha a triste despedida.


Génesis 3.0

Días de lluvia, hastío, miedo y llanto,
en que reina un silencio diferente,
y es obligado ser sobreviviente
a base de encerrarse a cal y canto.

Sentir la incertidumbre en el ambiente,
vivir la indefensión, sufrir quebranto
¿ qué huella dejará de solivianto
en nuestro imaginario impenitente?

Y después de este tiempo detenido,
el soñar con volver a todo aquello
que nos trajo hasta aquí ¿ Tiene sentido?

Más bien debiera el hombre plantearse
su absurdo existencial y en un destello
de lucidez, volver a reinventarse.


La cadencia perfecta

Lo siento, hoy no me inspira la musicología
preciosista, aspirante a lo imperecedero,
de esa que se obtiene tallando con esmero
la palabra vacía.

¿De qué me serviría
gastar treinta segundos buscando en el tintero
los melismas que aúpen mi nombre al candelero
cuando ya no me queda ni media avemaría?

Ahora lo que urge
es disfrutar absorta la cadencia que surge
desde la sangre adentro y te endulza el latido.

La que te va evocando
los rostros familiares de los que has ido amando,
cuyas sonrisas dieron a tu vida un sentido.


Un aleteo triste

Siempre estas ganas de salir corriendo,
de huir de la diabólica rutina
del silencio y la espina
en la que hace ya tanto me vengo consumiendo.

Siempre la voluntad que predomina
de continuar cumpliendo
con tu papel estúpido , sonriendo
mientras sin ruido mascas la obviedad de tu ruina

Un aleteo triste,
rumor a libertad en cielos irreales,
es todo el desahogo que el cuerpo se consiente.

Si el corazón resiste
y late , aun malviviendo, trabado entre zarzales,
pues qué va a hacer el alma, tan mística y prudente .

POESÍA DE CONTRAPUNTO

Morgana de Palacios – Eva Lucía Armas

Estéreo – tipos

(romance heroico)

Ahí está mi boca desbocada
mezcla de ira ansiosa y de ternura
cegada por la luz de la alborada
y vidente de noche como un búho
insomne por la presa deseada.

Mi amor sin nombre, está, mi voz sin grito
mi corazón, mi esencia silenciada
mi muerte protectora, mi estrategia
para enfrentar la guerra programada.
Ahí está mi cuerpo imperturbable
su carne de cañón esclavizada,
ahí mi libertad de pensamiento
mi letra de cristal, mi llamarada.

Ahí está mi espera, mi renuncia.
Nada más afilado que su espada.

Morgana de Palacios



Vaya por tu emoción mi furia trunca,
mi visión sin amor, desabrigada,
esta garganta al sol y este silencio,
estas letras en rosa tan rosáceas
en las que han muerto pájaros y árboles
al son vibrante de sus asonadas.

Impotente de todo y vuelta furia
la vida se ha ensañado en nuestras alas
y ha dejado su sino el guerrerismo
que tu ira y la mía acostumbraban.

Vamos de los cansancios a las flores,
de la cocina suculenta al arma,
de la quimioterapia a los escándalos
del juzgado de turno a nuestra casa
y nos quedamos como un jazmín seco
guardadas en el libro de las causas.

Perdidas en las guerras de los otros
nos volteamos furiosas y agraviadas,
con estas manos que nacieron pródigas
de abrigar el vacío y la nostalgia
mientras la letra se nos va alejando
hacia un futuro que no diga nada.

Vos con tu rebelión, yo con mi mundo.
Nuestras almas gemelas. La distancia.

Y que nadie se meta en esta historia.
Hagan silencio. Dos mujeres hablan.

Eva Lucía Armas



Jamás una palabra más alta que la otra
ni aún cuando el poema dejara de ser arte
y transmutado en losa nos crispara los nervios
por no poder callarnos unas cuantas verdades.

No sé si hemos perdido los tiempos del amor
o hemos ganado juntas tantas guerras brutales
que se nos acabaron las razones profundas
para fundar de nuevo bulliciosas ciudades.

Todo nos pasa cuenta mientras pasa la vida,
los hombres y los hijos, los nietos, los pesares
que siempre pesan más que aquellas alegrías
que alguna vez tuvieron visos de realidades.

Fuiste para tu padre un escudo de luz
y para mí una igual de mi raza y mi sangre,
y no ha habido mujer más lúcida y leal
renunciando al sosiego por seguir adelante.

Llegaste acostumbrada a jugarte la vida
de palabra y de obra. No tuve que enseñarte.

Lejos de mí la muerte si te miro a esos ojos
que la vencieron antes de mis oscuridades,
porque no por más niña fuiste menos valiente
para pisar descalza su senda de cristales.

Hablemos cuanto quieras, tú eliges el idioma
que hay un mundo infinito de posibilidades
para dos que se entienden más allá de los versos
y pueden cerrar juntas los más siniestros bares.

Morgana de Palacios



En una macetita hoy he plantado incienso,
un esqueje arrancado que me encontré en la calle
mientras iba hacia el super con el bolso vacío
y los ojos gastados por el mismo paisaje
con que la vida ajusta esta ciudad cerrada
a los dolores varios que atesora mi carne.

Porque yo soy de carne desde dentro hacia fuera
y es de dentro hacia fuera que los dolores laten
si fisuras de lluvia ocultan mis jardines
bajo esta arquitectura de pagoda y cristales
en la que se refugian los ecos trasegados
con sus mendigos húmedos de tristeza insaciable.

Tanto romance heroico suena a marcha profana,
a propaganda persa, a contínuos timbales
con que marcan el paso los días de la angustia
y se quedan callados los de festividades,
porque solo una misma, amiga mía y larga,
sabe hasta donde lucha la vocación de madre.

Nosotras guerrilleras del acto libertario
convocamos a veces a todo el aquelarre
por mantener intacta la esperanza baldía
y sostener el día sobre los estandartes.

Porque si cabe pena en todos los caminos
nosotras somos duras y fuertes caminantes.

Eva Lucía Armas

Las autoras

Morgana de Palacios

Eva Lucía Armas

SONETOS

Morgana de Palacios

Pájaros

No me quedan más pájaros en la imaginación,
huyeron de la quema en este Agosto ardido.
Se han llevado mi rostro, mi nombre, mi apellido,
las ganas de latir del corazón.

Ya no reparto pájaros para la rebelión
de todas las razones que matan el olvido.
Se me resiste el aire al vuelo desabrido
y el alma se resiste a la emoción.

Estoy pagando caro el íntimo arrebato
por no leer la letra pequeña del contrato
que firmé este verano cuando me volví loca.

Jamás decir te amo, en serio, al contrincante,
no te hará más feliz, pero es más elegante
que amanecer sin pájaros que beban de tu boca.



José Luis Villena

Plenilunio

Tan callada la hora, tan dormida,
tan ayer el olvido y el recuerdo,
casi tibia la albura en la que pierdo
el escaso relieve de mi vida.

Soy la sombra que encuentra la salida
por el lado contrario, por lo izquierdo,
y en la noche que vuelve loco al cuerdo
busco la magia negra, la prohibida.

El aire lleva tinta y me supura
el aliento de voces nocturnales,
que silabeo con mi lengua oscura.

La luna con sus nombres desiguales
me murmura en la boca y la blancura
se ahonda en mis penumbras abisales.



Manuel Martínez Barcia

Negro e impar

También a ti tendrá que sucederte
lo que nos precipita contra el muro
anunciando el latir de lo inseguro
con manso corazón sobreviviente

y esa lidia constante de la suerte,
enigma en la ruleta del venturo,
su interminable azar, y de lo oscuro,
mañana en la intención con rumbo inerte.

Y también te dirán que es utopía
hollar el porvenir con tirafuera
por ver si la fortuna es doblegable.

Las puertas del destino, llave un día,
cerrarán para siempre su frontera
contigo al contraluz más insalvable.



Jordana Amorós

Extenuación

Esta gravosa cruz que llevo a cuestas
es a ojos de todos invisible
y el que no tenga el cuerpo para fiestas
a muchos les resulta incomprensible.

No debo sucumbir bajo su peso,
lo sé , ni analizar si en el camino
agreste que recorro, cada beso
de sus piedras resulta más mezquino.

¿Pero quién no cuestiona a cada paso
si no es mejor que acabe la agonía
cuando el dolor rebosa de su vaso?

Yo agoté ya ese cupo de energía
que te exige el vivir viendo tu ocaso
y seguir siendo fiel a la alegría.



Los autores

Morgana de Palacios
José Luis Villena
Manuel Martínez Barcia
Jordana Amorós

VERSO RIMADO

Isabel Reyes Elena

Imagen de Lars_Nissen en Pixabay

Sentada frente al mar

Sentada frente al mar bajo la calma
de las olas rompiendo, con sus voces de piedra
es muy fácil pensar que el mundo es bello.

Mientras mis hijas juegan en la playa
la espuma de algún dios de pacotilla
posa suave en mis ojos
el extraño sabor de la armonía.

Aquel barco pesquero que regresa
perseguido por miles de gaviotas
Esta brisa, esta luz, este poema…

Sentada frente al mar sería fácil
volar también con ellas y subirse
al alto del paisaje, pensar a voz en grito
que la paz es posible.

El mundo se desangra en mi mirada
por un cuerpo de niña de Kabul
y es difícil sentarse frente al mar
sin separar el agua de las lágrimas.

Puedo oír las sirenas
convertidas de pronto en ambulancias
aparcando el horror frente a la entrada
de una escuela hospital, aquí tan cerca.

Ese cuerpo me sigue a todas lados
cojea en mi retina, en mi cabeza
en la terca cojera de mis manos
arrastrando palabras, sin saber bien del todo,
si este frío en la punta de los labios
es la pierna amputada de una niña
o la sangre de alguna de mis hijas
alcanzadas de pronto por las balas.

(Esta vieja obsesión que me persigue
de sufrir por los hijos que no sufren,
de llorar de repente en cualquier parte…)

Pero el mar sigue ahí, y ellas persisten
levantando castillos en la arena
y es difícil negarles si me miran
la sonrisa más cálida y más tierna.

Esta brisa, esta luz, este poema
aquel barco pesquero regresando
perseguido por miles de gaviotas…

Esta mujer que ríe amargamente
porque el mar sigue ahí… también sus olas.



Morgana de Palacios

Imagen de Abbat1 en Pixabay

Peligrosa

Pervivo en una especie de desierto
en que los hombres son un campo abierto
a las contradicciones
y soy como una oscura profetisa
que a la hora de amar siempre divisa
sus circunvalaciones.

Voy más allá de mí cuando adivino
quién dejará su instinto en mi camino
de malherida rosa
por decir una flor que hermosa rime
con una realidad que legitime
ser peligrosa.

Porque lo soy, sin darme apenas cuenta.
Lo soy porque mi letra es una afrenta
cuando un hombre me miente,
y me han mentido siempre, tanto y tanto,
que voy curada de cualquier espanto,
creciéndome en el diente.

No me escondo ante ti. No soy perfecta
ni sublime mujer ni loba abyecta.
Sé objetivo conmigo.
Necesito creer que hay algo cierto
y me escribes a pecho descubierto.
El mundo por testigo.



Alejandro Sahoud

Pájaro félido

¿Quién gritará tu nombre
con la tarde en la boca?

Desde tu pelo sube
un pájaro a mi pecho
vegetal y brumático.
Sube un pájaro
terso
con frente de pantera
y aletear de mar calmo
encima de mis vientos.

Cierra la puerta al aire
que te roba
esos besos celestes .
Enciéndeme con ellos
tus inciensos de angustia.
Vuélvete barcarola
en éstas
las manos de mi sangre.
Vuélvete unicidad
sedosamente pausa de lo eterno
e invulnerable al día de los vivos.

Y que nadie te llame.
Vuélvete a su palabra un espejismo
cuando habitas mis cosas.

Los autores
Isabel Reyes Elena
Morgana de Palacios
In memoriam
Alejandro Sahoud

POESÍA DE CONTRAPUNTO

La poesía del arrebato (corriente literaria en que se basó el proyecto Ultraversal) debe su nombre a la propuesta de improvisación en que dos autores se desafían en tiempo real a responderse con poemas. Es un ejercicio de agilidad y coherencia que permite demostrar el dominio de la técnica tanto poética como de discurso.

ultraversal.com

Morgana de Palacios – Gavrí Akhenazi

Cárceles y causas (improvisaciones en tiempo real)

(soneto – arte mayor – pareados – rimado)

Yo no te mentí nunca. Te dije que no soy
más que el rescoldo oculto en la ceniza vieja,
el humo que se expande inasible y no deja
ni la más leve huella de los pasos que doy.


Lázaro imprevisible, resucito si estoy
absorta con un rostro que la luna refleja
mas cuando llega el día, la tumba que no ceja
me requiere a su sombra y hacia su sombra voy.

Todo me es cárcel, todo, salvo mi pensamiento,
larga la pena larga en el penal del viento
que no precisa rejas para echar sus cerrojos.


No me quieras querer, no soy la primavera,
sólo ceniza y humo en tránsito y entera
toda la muerte, toda, se florece en mis ojos.

Morgana de Palacios



Todo me es cárcel, todo, menos la libertad
el cerrojo que ciñe mi puta humanidad
y el látigo en mi boca.

Carcelera del precio de la roca
carcelera tenaz
sobre la soledad que descoloca,
sobre todas mis fugas
va tu instinto, asesino y procaz

Si me muriera ayer desde la muerte,
si no fuera este grito,
ni tus cadenas unieran a mi suerte
su recurso maldito,
toda mi voluntad sería inerte.

Toda esta furia sorda en que me hundo
valdría acaso la ira en que te irrito
desde lo demencial que hace a mi mundo.

Gavrí Akhenazi



Todo es circunstancial cuando tiras los dados
de la furia fugaz. Alma sobrecogida
en el intento gris de acaparar la vida
trascendiendo sin pausa, versos accidentados
.

En la frontera fértil de tus acantilados
columpio mil vocablos con sabor a manzana
y nadie encontrará la pasión de morgana
porque en el lado oscuro mantiene sus reales.

No es la razón de ser de los hombres cabales
que no han de traspasar su cerrada ventana.


Por si quieres hablar del rumor del pecado
de la desolación que nos marca la vida,
de por qué mi canción suena a causa perdida,
recuerda, por favor, que no tengo pasado
ni creo en los futuros de terciopelo ajado,
ni finjo algarabía si hablo con verdad.

Me someto al decreto de la banalidad
sólo por hacer dedos desde cualquier teclado.
Si miras lo profundo de mi verso acerado
verás que no comulgo con la casualidad.

Morgana de Palacios



Una causa perdida ya no tiene remedio
ni en tu boca que canta ni en tu boca de tedio.
Una causa perdida es un rincón oscuro
una ansiedad a medias, un parto prematuro.

Una causa perdida es también una meta
una propuesta al viento que rompe una veleta
para que ya no existan los puntos cardinales
ni las mediocridades ni las banalidades.

Una causa perdida es la luz de un proyecto
que se mantiene siempre altanero y erecto.
Una causa perdida es un sueño a futuro.
Para soñar tal causa, hay que nacer impuro.

Gavrí Akhenazi



Los autores

Morgana de Palacios
Gavrí Akhenazi

LOS POÉTICOS

Morgana de Palacios

Imagen de Marion Grimm en Pixabay

Del género epistolar

Como el amor, el agua te rodea. Inunda tu boca, tus oídos, penetra por tus poros, se acompasa a tu respiración, baila contigo y te besa hasta dejarte exhausta.

Entonces, flotas libre de todo mal y ajena al mundo.

No hay sustituto para el agua que, además, no hace promesas y suele llenarse de luces para seducirte con su transparencia.

A veces pienso que no hay nadie cuya boca brille tanto.

El amor gotea y se va acumulando en una vasija de porcelana donde me lavo la cara cada día al levantarme.

Por la noche desmaquilla mejor que cualquier fórmula japonesa, cierra los poros y elimina imperfecciones de la piel.

Cuando gotea sangre, como ahora, los pómulos se tiñen de un rubor exquisito y hasta se difuminan las ojeras.

No hay mal que por bien no venga, así que la violencia que canta está afónica de ausencia, pero tiene el rostro resplandeciente.

Eugenia Díaz Mares

Imagen de Free-Photos en Pixabay

Meditando

En las pupilas se quedaron añejos tus anhelos porque no pudiste encontrar atajos para llegar a realizarlos ni lograste inventar una excusa para hacerlo.

Observas en tus manos solo sombras y te tiemblan, deseando sacudirlas hasta cambiar de piel, aunque te duela.

Deambulas por las habitaciones imprimiendo tu silueta para ver si la gente que te ama logra ver que existes también para ti, y que, aunque te hayan enseñado a no pedir, entre tus labios habita una madeja de cosas que has deseado queriendo disfrutarlas con juventud y salud.

Te das cuenta que así lo has elegido al aplazar tus cosas por darle prioridad a las de los demás, que se han acostumbrado a verte como ese mueble cómodo que siempre está presente, en el que ellos descansan sin ver cómo te ahogan.

Y te quisieras ir de ese lugar donde te sientes muerta, descansar, hacerlo realidad.

O derribar murallas que has construido alrededor del corazón, reencontrarte, volver a ser tú y observar lo que has hecho contigo, por el apego y la rutina de solo ver el mundo por esa rendijita de ventana.


Idella Esteve

Imagen de JuiMagicman en Pixabay

Cristales de otoño

Pero siempre tenemos esa ventana de otoño, esos cristales que nos aíslan aunque nos permiten ver las hojas en vuelo, amarillos y ocres en espirales, y las gotas de lluvia… ¡Oh, esas gotas de lluvia!, esa nostalgia acuosa cayendo, resbalando, esa humedad que llega hasta los huesos y que invade nuestro ser pero que inspira tanto. Mi inspiración es de lluvia, no de viento; es la lluvia de afuera y es la lluvia interior que se desborda sacando el sentimiento, es la lágrima en estado puro que se va sorbiendo a tragos cortos en la copa de los recuerdos que siempre permanece inacabada.

Cristales que hoy se van entristeciendo y se van empañando con el vaho silencioso del suspiro.


Gavrí Akhenazi

Fernet con cola

Fernet con cola y la cosa toma ese tinte de espuma cremosa, oscura, dulce. Empieza por ahí la lengua a relamer la pasión por la muerte y se libera, se libera como una independencia bicentenaria, hecha un poco de lluvia y mucho de calor.

Hoy llegamos a casi 50ºC y todos sufrimos las ganas de matar.

Es esa intolerancia dulce de exigir que hay que ser tolerado, aunque uno no tolere. Mata y muere en el mismo acto de prestidigitación. Se impone o se sepulta. Cincuenta grados sobre las cabezas, las ideas, la voluntad, las ganas y la sed.

Cincuenta grados y un solo tacho de agua, en el que todos vamos cincuenta veces a sumergir la cabeza, con todas sus ideas de derrumbe y salimos chorreando ideas líquidas, licuadas, calientes, abusivas, exhaustas, decisorias.

Cincuenta grados te generan las ganas viscerales de no tener paciencia y entonces, luchás contra vos mismo, luchás por disciplina, porque se debe, por voluntad, por ira contra el clima o porque querés ser el mejor en el acto aquel de resistir.

Después llegás al mundo de los buenos, que tienen ventilador, aire acondicionado o viven en las zonas donde el mundo es invierno. Y vos venís así, casi en cenizas, iracundo de haberte chamuscado en nombre del deber, todo el puto día ese caliente que te comió desde el sudor al habla.

Venís y ves que hay gente que está bien, que mira el mundo desde su tranquilizador ombligo anónimo de gente que está bien en un mundo que está patas arriba ¿y qué hacés? ¿Revisás el cargador del arma a ver si los pescás desprevenidos y le quitás un peso inerte al hambre?

No.

El calor te dejó tan sin ideas, que te ponés a discutir de Roma.

Ergo, terminás igual que terminó Bizancio. Sin nada que decir y plagado de muertos imposibles.

Así que yo les dije: Fernet con cola para «todo el mundo por el que se supone que vamos a morir».

Un pedo viene bien si no hay futuro.


OTRAS ARTES

LA VIDEOTECA

Noches

Sobre un poema de Idella Esteve, un video de Isabel Reyes Elena

Los ecos y los buitres

Video poema de Orlando Estrella

Teoría del cielo

Sobre un poema de Ángeles Hernández Cruz, un video de Isabel Reyes Elena

Poison

Sobre un poema de Morgana de Palacios, un video de Gavrí Akhenazi

Carta sin enviar (para Amadî)

Videopoema de Gavrí Akhenazi

ARTE MENOR

Romances del arrebato

Isabel Reyes & John Madison

Luna en llamas

Isabel Reyes Elena
John Madison

Igual que una luna en llamas
que en metáforas se empoza
damos a luz la palabra
con cruces de la memoria.
Abrimos senderos íntimos
que dejan al mar sin olas
y la tinta sangra y sangra
por nuestro parque de sombras.

Pero ocurre algunas veces
que el sol se nos desmorona
y no podemos plasmar
el grito, el llanto, el aroma
del alma que va por libre
sobre el blanco de las hojas
y es cuando miro al reloj
despojado de sus horas
y en el mapa de mis ojos
se reflejan las palomas.

Cuando la música llega
a desaguar en mi boca,
la poesía me llama
con su voz arrulladora.
Entonces me arrugo en mí
igual que una caracola
y en introspección me escribo
y el poema se desborda.

Pero ocurre algunas veces
que el sol se nos desmorona
y no podemos plasmar
el grito, el llanto, el aroma
del alma que va por libre
sobre el blanco de las hojas
y es cuando miro al reloj
despojado de sus horas
y en el mapa de mis ojos
se reflejan las palomas.

Cuando la música llega
a desaguar en mi boca,
la poesía me llama
con su voz arrulladora.
Entonces me arrugo en mí
igual que una caracola
y en introspección me escribo
y el poema se desborda.

Iza velas compañero
timonel de las palabras
y a la orilla de las horas
ponle música a tu alma
dirigiéndote sin miedo
hacia el noray de mi abra
donde rugen los silencios
y los siglos de nostalgia.

No tengas miedo y expresa
qué te duele, qué sed alta
te está quemando por dentro
y se enraíza con saña
en el fondo de tu mente,
las palabras susurradas
que temen salir al aire
y son aves que no cantan.

En mi isla de sigilo
allá donde guardo el arca
de metáforas y versos
siempre encontrarás la calma.

Amigo de tus amigos
no defraudes a tu dama.

Ella guarda mi armadura
yo en el alma su requiebro,
pienso llevarme a la tumba
este amor, todo desvelo
y no pienso olvidar nunca
su nombre de altos cerros..

Por favor, pido a la luna
que cuando crucé mi cuerpo
el túnel a sierras pulcras
me devuelva su recuerdo
y le susurre a mis dudas
su mantra edénico entero.

Ella guarda mi armadura,
yo en mis arterias su verso,
mi pasaporte de runas
para salir del infierno:

¡Son poemas de alta cuna!,
dirá seguro el barquero.

Ella guarda mi armadura,
yo su sonido en stereo


Morgana de Palacios & Gavrí Akhenazi

Pleamar

En las islas de tu nombre
hay pájaros veraniegos
.

Un hecho del mar, tu boca,
para mi río de muertos
que desagua algunas veces
sus peores pensamientos
en su rutina sin sol
sobre tus playas sin miedo.

En las islas de tu nombre
hay pájaros extroversos.

Un hecho del mar, tus pájaros
sobre el camino desierto
que sobrevuelan constantes
–como a historias de misterio–
la sequía de mis pasos
desprovistos de alimento.

En las islas de tu nombre
hay pájaros a destiempo.

Un hecho del sol, tu mar
acantilado de besos,
amurallado de pájaros,
desabrigado y esbelto
que con sus manos de agua
va moldeando mis silencios.

Cuando mi boca se calla,
un hecho de amor, tu gesto.

Gavrí Akhenazi

En las islas de tu nombre
un cuervo tutela alondras
que en lengua romance dicen
lo que murmuran las sombras.

Cuando el sol quiebra el ocaso
y la noche se transforma
en la escalada de odio
que al sur de tu sur zozobra,
me han dicho que los misiles
caen a cientos en la zona,
que son días de matanzas
programadas peligrosas,
que las alertas no cesan
en sus gritos a deshoras,
que se incendian edificios,
bosques, desiertos y rocas.

Que siguen acuarteladas
en sus cuarteles las tropas,
con la paciencia perdida
y un «alto el fuego» en la boca
que no cumplen las naciones
de la muerte expendedoras.

Qué pasará si el poder
con su mano temblorosa
aprieta el botón del pánico
y descarga cuatro bombas
contra Irán y los sicarios
del terror que en Gaza flota
como el venenoso aliento
traicionero de las cobras.

La información que nos llega
desorienta más que informa,
porque pocos son veraces
con la realidad rabiosa
y menos los que dan cuenta
de las manos tenebrosas
que en la guerra de desgaste
trafica con sangre roja.

Tú escribes por olvidarte
un rato de tus pistolas,
y yo porque no me olvido
de la luz vertiginosa
de esos misiles que estallan
sobre el rostro de la aurora.

Morgana de Palacios


Décima espinela

Ángeles Hernández Cruz – Ana Bella López Biedma

Encadenados a la esperanza – Paisajes de interior

Ángeles Hernandez Cruz
Ana Bella López Biedma

Hoy quiero que fabriquemos
una gran cometa blanca
que nos sirva de palanca
y arranque el mal que tenemos.
En su vela pintaremos
flores de vivos colores
que ahuyentarán los temores,
los llantos y pesadillas.
Volverán las maravillas
con eco de
cantadores.

Con eco de cantadores,
volando en nuestra cometa,
veremos la silueta
del monte de los amores.
Te pediré que no llores
por los que se han apagado
que estarán al otro lado
arropando nuestras vidas.
Aun con las almas heridas
el dolor será olvidado.

El dolor será olvidado
y nuestro Teide orgulloso
destacará siempre hermoso
aunque el día esté nublado.
Lo perverso desterrado,
nos hará ser más humanos,
generosos, más cercanos,
aunque quede algún mezquino.
La esperanza es como el trino
de un canario en nuestras
manos.

Abro la ventana. Llueve
con su arpegio gris plomizo.
En mi corazón granizo
y en mis ojos pura nieve.
Busco un gesto que me lleve
hasta un paisaje de sol,
un roce de tornasol
a esta foto en blanco y negro.
Una sonata en allegro
a mi pena en Mi Bemol.

Cruza el portal, el bolsillo
lleno de arrojo, aventura,
y un toque sin calentura.
Juega conmigo chiquillo
a ese corre que te pillo
que nos devuelva a la infancia.
Retemos con elegancia
a este tiempo que nos toca.
Tiremos a quemarropa
sin mirar la circunstancia.

Inventemos mil paisajes
de vinilo o mazapan,
lugares a los que van
solo los que inventan trajes
sobre torpes fuselajes
con los que subir al cielo.
Convirtamos cada anhelo
en la real realidad.
Solo aquí somos verdad
que en su verdad alza el vuelo.

ARTE MAYOR

John Madison

Juan de los Muertos

(rima alterna)

Puedo olvidar mi cita con el médico
las gafas, el teléfono o el paso
castigador del sol de mi hemisferio
pero nunca su voz, ahí no hay trato.
Su voz me trae de vuelta del infierno.

Hace algunos otoños, tiempos malos
para la de la voz, pedí en secreto
a mi Dios sanador en desacato:
“Permítele vivir, yo te lo ordeno.
Y busca en el jardín de tus finados
las memorias de Juan, el marinero”.

Dios cumplio aquel mandato y un catálogo
de versos tramontanos y te quieros
nos marcaba la ruta por océanos
tan solo navegables en los cuentos.

Viví días felices al amparo
de su voz medallistica de ensueño
olvidando con ello que el naufragio
estaba por llegar. Los sortilegios
practicados por Dios conllevan altos
impuestos que abonar. Ya no recuerdo
la letra ni el arpegio de aquel canto
que levantaba oleajes en su pelo.
Dios se llevó mis barcos, mató a Madison.

Hoy solo reina un Juan: el de los muertos.


Eugenia Díaz Mares

Sin consuelo

(romance heroico)

Yo quise unir mi llanto con el tuyo
en busca de consuelo a nuestra pena,
abrazarnos callando nuestro espanto
de verla que quedaba bajo tierra,
perdida para siempre entre las flores
al quedar sin aliento y sin estrella.

Rechazaste mi mano y te encerraste
en el infierno solo con tristeza;
Me has dejado vivir sola mi lucha.
Cegada me abrí paso entre la niebla
para encontrarte hundido en tu silencio,
con candado en la voz y en esa celda
donde pagas las culpas que no debes,
sin encontrar reposo con tu entrega.

Quisiera descansar y que descanses
llorando junto al mar aunque nos duela.


Morgana de Palacios

Baja las armas

(quintetos)

El diablo me observa desde la sombra
con gesto displicente, me inhibe el roce
con tu boca pausada, la que me nombra
en la carrera diaria y hasta se asombra
de este empecinamiento que desconoce.

El diablo no sabe de mis anhelos
ni de la guerra santa que me desvela.
No sabe que atravieso todos los cielos
como un águila oscura de altivos vuelos
hacia la luz amante de tu candela.

El diablo del tiempo me desespera
con sus cambios de horario sobre mis risas,
pirocúmulo extraño para la espera
del incendio que llega y que persevera
cuando para mis ojos te descamisas.


Gavrí Akhenazi

Mar de viento

(romance heroico)

En la ecuación final, cálida y ágil,
quiero tu nombre aquí, si es mi derecho
ser el que te ha besado la palabra
en la infidelidad de los deseos
forzandote a vivir de cara al sol
las incomodidades del secreto.

No he conseguido pronunciar tu boca
con el rubor de un niño descubierto
lanzando papirolas de amargura
al alféizar sin tiempo de tu tiempo
porque me he dedicado a ser el hombre
que se ha gastado el negro entre tus pechos
la cruda noche en que tu navegante
ha debido enfrentar mi mar de viento.

Hemos viajado por la vida entera
irrespetuosos y en espacio abierto,
porque escribir de cara a tu mirada
representa un desnudo a fuego intenso,
que derrite su cáscara de espanto
mientras nace de él este hombre nuevo.

Te dije siempre, traducción mediante,
que el judío te nombra «su consuelo»,
en esta amante edad que llega tarde
a provocarnos el renacimiento.

Nejama, mi nejama, mi guerrera,
que empapeló mi tumba con sus versos.


Idella Esteve

Ocaso y ciprés

(serventesios)

Deprisa o demorando recorro mi camino
y voy desaprendiendo aquello que dolía
por no querer llevarlo al fin de mi destino
para que no se torne en mi última agonía.

Se me apaga la luz y se me enciende el llanto;
las lágrimas no sirven ni siquiera en la sombra;
se abotargan los ojos, permanece el quebranto,
nada se nos olvida y todo se renombra.

Y con supremo esfuerzo en momentos extremos
hago acopio de vida para verme feliz,
-lejanos son las losas, cipreses, crisantemos-
sonriendo al horizonte como una buena actriz.


Ana Estepa

Desde que me despierto

(romance heroico)

Desde que me despierto hasta que duermo
llevo mi delantal como estandarte,
con mi niño montado en la cadera
y mi pecho dispuesto a amamantarle.

Desde que me despierto hasta que duermo
cocino, plancho, limpio y tejo el aire
que se enreda en las curvas de mis venas
y me llenan de vida para darte.

Desde que me despierto hasta que duermo
espero a que regreses con la tarde
mientras pasan las horas y en la espera
me dibujo los labios de besarte.

Desde que me despierto hasta que duermo
el brillo de mis ojos se reparte
entre el vaivén del viento por la hierba
y en contar los segundos para amarte.


Isabel Reyes

Nueve lunas

(cuartetos)

¿Ves aquélla mujer mecer la cuna?
Parece tan posible y tan cercano
tocar el horizonte con la mano,
uncirle un cielo nuevo a la fortuna…

Nueve lunas comió una por una
ese vientre crecido del rellano;
las tibias levaduras del arcano
leudaron en sus pechos una duna.

¿Adviertes la patada inoportuna
la náusea repentina y el desgano?
¿La larva del antojo a contramano
de ese cuerpo por dos, su raya bruna?

La punta del pezón como aceituna
que espera el amasar de su artesano
ya sueña con la vida mano a mano
¿Has visto a esa mujer mecer la cuna?


María José Quesada

Floración del almendro

La noche se ha inclinado en el almendro
rozando su clavícula en las ramas
y al ir a recogerse los cabellos
caídos hacia un lado de la cara
se ha roto su collar de cuatro espejos
y todo en el almendro ahora es luz blanca.

SONETO

Morgana de Palacios

De páramos

Te mudaste a mi piel desde el desierto
y encontraste la sombra transitoria
de un pájaro perdido en la memoria
para resucitarte de lo muerto.

Me mudé a tu piel en desconcierto,
al aura clandestina de tu historia
desde mi libertad de trayectoria
con la imaginación al descubierto.

Y tanto dibujamos el retrato
de la fascinación, en concordato
contra la oscura esencia del destin
o,

que de páramo a páramo la piel
-nómada sobre el canto del papel-
a jirones quedóse en el camino.


Sergio Oncina

Se acaba

El tiempo se me acaba. No hay mañana
y siento que naufrago en lo corriente,
que atesté de futuros el presente
en una vida de rutina vana.

Respiro cada día con desgana
el aire de la pena, la indecente
mediocridad que habita entre la gente
y me vulnera abúlica y tirana.

¿Cuántas horas me quedan de pasiones?
¿Cómo he de soportar las emociones
que anticipan el fin de la existencia?

¿Aliviará la oscuridad maldita
o dolerá la luz que inhabilita,
nos duerme, nos deslumbra y nos silencia?


Silvio Rodríguez Carrillo

Cuándo

Los reveses acuden sin horario, sin saña,
con el hambre inocente del neonato que busca
en su madre sacarse de las tripas las lágrimas
que le irritan sus modos y los ojos en fuga.

Los percances del viento musitando mañanas
al oído del solo que dibuja negruras
pretendiendo su muerte con el filo de un arma,
acaecen sin fechas ni razones robustas.

En la prueba del nombre describiendo su fondo
en las olas inquietas del papel que se mueve,
se define constante, sin errores, la risa

o el lamento que marcan como emblema de vida,
la actitud de arrecife, de oleaje demente,
o de imbécil al uso que se goza en el lodo.


Jordana Amorós

Oración crepuscular

Que no sea el relente de la tarde norteño,
que no asemejen sangre las luces del ocaso,
que no truene esta noche, que llegue pronto el sueño
a cerrarme los párpados con sus dedos de raso.

Que amanezca un mañana de semblante risueño
en el que no diluvien las hieles del fracaso
sobre mi corazón, pues, aunque pongo empeño
ni una sola gota me cabe ya en su vaso.

Cada vez más perdida, cada vez más dejada
de la mano de un Dios, que nunca presta oído
a la oración que rezo con voz desesperada.

Cada vez más escéptica, cada vez más cansada
de seguir por seguir el viaje sin sentido
por este Erial de Lágrimas, camino de la na
da


Isabel Reyes Elena

Oscuridad

Noche oscura del alma, quién pudiera
frenar la sangre de mi turbia herida
y en tu luz intangible y transgredida
sembrar mi soledad de enredadera.

En ti y en tu silencio, compañera,
establecer el punto de partida,
y a tu lúcida sombra ser la vida
que renueve la paz de otra ribera.

Quiero que acojas mi calvario interno
en el combate inútil con lo inerte
y me apartes el cáliz de su infierno.

Y abandonarme en ti para saberte
conmigo ante el abismo de lo eterno
hoy que siento el desgarro de la muerte.


Idella Esteve

Dudas

¿Cómo es estar allá; duermes y sueñas,
vives, tienes consciencia de esa vida,
algún recuerdo hay de tu partida,
puedes mandarme algunas contraseñas?

Cuando voy a Castilla las cigüeñas
contemplan mi apariencia alicaída,
con la mirada ajada y aturdida,
mis esperanzas viéndose pequeñas.

Pero he de remontar todas mis dudas
pues no importa si vives o estás muerto
si muerta es la ilusión de estar contigo

porque no tengo dioses y no hay budas
ni a quien vaya a rezar en campo yerto
para que puedas ser y estar conm
igo.

VERSO LIBRE – VERSO BLANCO

Antonio Rojas

Imagen by Brands Amon
Fantasmas de tiempos pasados

Hacia algún lugar se va borrando el contorno esbelto de la noche
y se marchan las estaciones que nos sueñan
a mundos que se quedan sin luz
como soles apagados de un zafiro.
Tan lejos te fuiste con la oscuridad envuelta en tus pupilas
a esas remotas aldeas del ayer
donde yace el amplio corazón de los que amaron
al lado del temblor desnudo
que les arrebató el primer asombro.

Igual al solitario que arrea su embarcación destartalada por los mares
atento a ese ribazo donde el azul se quiebra
y susurran el más allá las caracolas,
te busco con todo lo que soy y lo que espero,
por si tal vez siga tu historia en esas arenas del olvido
y se aferre aún el invierno a tu chamanto,
al joyel y al anillo que en tu último Diciembre
luciste detrás de las vidrieras
para que más brillara la aurora
en el negro adivino de tus ojos
que sedujo jaguares en los míos,

Llueve y acaso escuche el nombre que tendrás mañana;
ahora: es el peso aplastante de la ciudad sin ti,
donde tú comienzas y lo demás termina,
y dice Kafka
que no somos más que fantasmas de tiempos pasados.


Isabel Reyes Elena

Imagen de 경복 김 en Pixabay
Naúfrago en tierra

¿Qué tiene dentro la paz de la palabra?
Y muchas aguas
diluviaron encima de mis manos
sin dar con la respuesta.
Estoy muy sola
con unos cuantos nombres desnudando mis ojos.
Han huido de mí
dejándome en los dedos un perfume
de armas y ceniza.

Yo soy una mujer imposible de atar
que va dejando huellas por la arena,
un perdido perfil en un retrato
que no acierta la luz.

Y quemé mis pestañas y mis dientes
en las hondas hogueras del ocaso
con la misma pregunta.
¿Quizás puedo cambiar de rumbo al mundo?

Pero muchos maldicen mis palabras
se juntan en las tardes,
conjuran al crepúsculo, se miran
buceando en los ojos y si oyen
un momento mi voz levantan árboles
y el mar ponen en pie. Ya no hay orillas
para mí que soy náufrago de tierra.

Ahora al mediodía de mis años
dejo que vengan otros a robarme
lo que yo nunca tuve , que me exilien
a una tierra jamás pertenecida
y no sean las sombras
quienes pongan mi grito en cuarentena.

Me he dado tanto
cuanto me fue posible, mas ignoro
si me queda en los huesos algún haz
de luz por entregar. Mientras, persisto
luchando por un mundo más humano
con toda mi inocencia en carne viva.

Que nadie venga
ahora a apedrearme la mirada
pues me sobra el arrojo
para quebrar sus cántaros de sombra.


Orlando Estrella

Cosas de compromiso

Nunca he sido el más rápido ni tampoco el más diestro,
sólo he jugado con las cartas limpias
en un campo minado de alimañas.

Me ha bastado cuidar mi espacio siempre
como esos animales acosados
y despreciados por el hombre
y nadie ha traspasado esa personal línea
al menos que lo haya permitido.

Sé que eso no es vivir de acuerdo con los tiempos
donde hay que estar globalizado, público,
donde nos puedan ver con su mira letal.

Así he sobrevivido
no por ser más certero, quizás sí el más prudente.
Y un dolor escondido, invisible, probable,
de darle gusto a una pobre rata
de cargarse y pisar a este tipo de hombre.

Si parezco arrogante, puede ser mi gran culpa,
pero guardo recuerdos:
permanecer callado y fuerte, mientras,
me pedían a fuerzas las palabras.

¿Eso es orgullo? Sí.
Y creo que cumplí con mi deber
a proteger a mansos, también a cimarrones.

Esas fueron las cosas
del compromiso.


Jordana Amorós

Imagen by Markus Kammermann
Feroz melancolía

Ni los ojos se inmutan,
ni el corazón se duele.

Ahí fuera un insecto
acaba de estrellarse contra el cristal,
se agitan
las hojas ya resecas al sentir el aliento
de la brisa otoñal
y un pájaro despide con un réquiem magnífico
ese rayo de Sol, aún tibio de Octubre,
que regala la tarde.

Aquí dentro, tristeza
exhala cada pétalo
de esa última flor que me brindó el rosal,
que en un jarrón de vidrio,
cortada, languidece.

¿De qué me quejo yo?

¿De tener una mente soñadora,
amante de extraviarse
en elucubraciones metafísicas,
y una piel sensitiva hasta el espasmo?

Hoy han nacido estrellas
y han llegado a su fin constelaciones.

La vida ha de seguir sin detenerse
su ritual de costumbres.

El que el humus al humus
deba volver,
no es drama.

La tragedia es saberlo.

Y presentir
que al aventar tu polvo
no ha de haber quién se inmute,
es lo más natural
que no tiemble siquiera ni un átomo del aire

Dolor es la certeza que te infesta,
feroz melancolía, igual que una carcoma
mordiéndote la carne.


Ana Estepa

Imagen de jwvein en Pixabay
Laberíntica

Es comprensible que no me entiendas.
Yo nunca me hallo
cuando más me necesito.
Estoy ausente entre mis pensamientos,
perdida sobre mis huellas
en un laberinto absurdo
que tejí para nadie.

Tantas veces me he matado
que ya no sé si soy
una ilusión de mi memoria
o un cuerpo vulgar y tangible.

Puedo jugar al juego de las ilusas
y convertirme en una víctima
de mis propios trucos,
pero si el corazón se aferra
a la locura
debo de deslizarme
entre las sombras, callada,
antes de que enraicen los latidos.

Perdona mis silencios,
o si mi voz te hizo daño.
Si me marché de puntillas,
de forma inesperada.

Solo busco la forma de huir de mí misma
y de encontrar la manera
de volver a estar sola.


Silvio Rodríguez Carrillo

Imagen de earth kiss en Pixabay

La torre

Desde siempre la lluvia y su susurro
que no perdona rabias ni asiste por lo bajo
al que ajeno a lo bello se dedica
al odio sin secuelas, al puño sin violencia
que termina en bostezo, en una lástima.

Y por siempre los guiños atrevidos;
la mirada furtiva que busca en el debajo
de las faldas aquello que le empuja a encontrarse
con el límite puro de su hombría,
el vacío que llena con las putas y santas
que escribiera el Humberto en su novela.

Los ríos

Si después de mi risa y mis lamentos,
se llena tu pantalla de perfiles exactos,
con errores sin faltas estudiadas,
con aciertos fortuitos, regalos de Fortuna,
disfrutalos a pleno, que son tuyos.

Yo sé bien acentuar que soy pasado
si el futuro me muestra que me toca perder
o ganar -con los años es lo mismo-,
y me gusta cederte la palabra final
por si acaso te preña de alegría.

Los huecos

Sin ayuda me elevo y crucifico
–sobre el rojo tardío de todos los crepúsculos–
el suspiro intranquilo de las niñas
que en mi boca anidaron su verdad que pretende
imponerse por Roma a quien no ama.

Con mi sombra y mi nombre a los costados,
trepado a las rodillas que me quebré de joven,
me desplazo y te aparto; nos excluyo
del relato sencillo que dicen y murmuran
los que lucen, sin gloria, sólo huecos.


Morgana de Palacios

Disforma

Un poeta se sienta ante el papel en blanco
y dice,
hoy voy a escribir un metro y medio
de poesía amorfa
que es lo que se lleva hoy en día
pero además
como soy un innovador de la disforma
la voy a vender al peso.

¿Cuánto vale un kilo de poesía amorfa?
¿Y un kilo de talento, cuánto vale?

¿Cuánto pesa un metro de poesía de amor?
¿y de odio? ¿y de despecho?
¿y de libertad, oiga, cuánto pesa un metro de poesía libericída
arengadora de hordas verbolálicas?

¿Y qué es lo que más pesa en la lírica por metros?

Ya lo sé
la elegíaca
sin duda,
la mortífera, la letal,
la poética del desahucio
el resto,
pecata minuta intrascendente.

Ya no existen las formas,
así que olvídate del clásico
«y pesan más dos tetas que dos carretas»

ahora, ya sabemos que del amor al porno
hay 30 gramos
y que el desamor pesa un poco más
y un poco más el despecho
y un poco más
pero poco
la soledad.

Yo quiero romper el oremus del ojo lector
y escribir un metro de elegía
sobre la muerte de lo que sea

muerte y muerte, mucha muerte
pesadísima

-Ah la erótica de la muerte-

al fin y al cabo se trata de un negocio
que no entra en forma alguna

¿Quién me compra un cuartito de lengua putrefacta?

Anímense
que a mí me quedan tres centímetros
para terminar de cagarme
en la putamadredelapoesíadisforme.


Gavrí Akhenazi

Manual de uso

Esto que hago
es una especie de desaprendizaje.

Un regreso a lo darc tan necesario a mi supervivencia.

Mantener en la boca las continuas deslunas del suspenso
deshabitar la calma,
acidular la miel de lo que nunca mutará en ceniza,
cargar el repertorio con antiguos hedores
y dejar que refluyan los crujidos a hueso descarnado.

Esa victoria pírrica sobre la antigüedad de tus cadáveres
solo ha alojado ruina en los pasillos

y las malas arañas
tejen sus leyendas de sal sobre los ojos
de las perfectas fantasmagorías
que insisten pegadas a los muros.

La gloria ha caducado en su oropel de miedo
mientras todas las ratas que han saltado del barco de la fe
están ahítas de su propia mierda
en despensas vacías.

Solo hay que dejar morir lo que no sirve
para prevalecer.

Y luego,
renacer holgadamente oscuro y torrencial
para ser destripado por tu idioma.