Ficha del libro
Título: Aire
Autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo
Publicado: 17 de Junio de 2014
Género: Poesía
Edición: Primera
Editor: Dualidad 101 217
Páginas: 226
Encuadernado: Libro en rústica con encuadernación americana
Tinta interior: Blanco y negro
Peso: 0,39 kg
Dimensiones en cm: 14,81 de ancho x 20,98 de alto
ISBN: 9781291890815
Prólogo del libro
La poesía paraguaya, a pesar de su todavía relativamente escasa proyección a nivel internacional es, sin embargo, rica en escritores que supieron plasmar los sentimientos y emociones tanto buenos como malos, alegres o tristes, y las virtudes y hazañas que forjaron a su pueblo y su historia, con la particularidad de que esa poesía ha sido y es expresada tanto en castellano como en nuestro idioma vernáculo, el guaraní, algo que le otorga una dimensión diferente, permitiendo elevar de esa manera su poder de expresividad.
Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pertenece a la nueva generación de escritores paraguayos y es, sin lugar a dudas, el más prolífico de cuantos han nacido en esta tierra sudamericana, a pesar de su juventud, que en este caso no es equivalente a inexperiencia.
Conozco a Silvio desde hace mucho tiempo y aún recuerdo cuando ya de muy jovencito garabateaba escritos en hojas de papel, en alguna agenda, o en cualquier espacio en blanco que llegara a encontrar. Ese impulso de decir, esa sed que sólo se apaga con bolígrafo y papel en mano, ya los tenía incorporados desde siempre, digamos, como una suerte de estigma, como una urgencia apremiante que lo lleva inevitablemente a un constante retorno a sí mismo, a sumergirse dentro de sí una y otra vez para reencontrarse y encontrar en su alrededor nuevas facetas que amplíen y afinen su mira de la realidad multidimensional.
“Aire” es parte de una serie que el mismo au-
tor denomina “Los elementales”, de los cuales tres ya salieron a la luz y el cuarto está en preparación. Pero este libro en particular es una versión nueva y retocada del original y nace doce años después de éste. Digo versión nueva porque los poemas están estructurados en base a métricas bien definidas que dan lugar a diferentes formas poéticas a lo largo de los cien poemas que componen el libro. El autor se propuso hacer esta revisión pero conservando en lo posible el fondo que subyace dentro de cada escrito y vistiéndole con un ropaje nuevo. Una apuesta para nada fácil y una tarea que puede llegar a resultar agobiante, si se tiene en cuenta lo complicado que debe ser volver a sintonizarse con ideas, pensamientos y experiencias que se vivieron tanto tiempo atrás.
De todas maneras el trabajo resultó óptimo. Desde mi punto de vista, “Aire” resulta un libro que roza lo genial. La vastedad temática, la densidad del contenido, la perfección del continente, el tremendo despliegue emocional y la fuerza trascendente que arrojan las ideas, hacen que el lector quede atrapado en esa complejidad que se nutre de las espléndidas y misteriosas profundidades de lo más íntimo del ser. Pero así, atrapado, es como uno debe estar para, a medida que se vayan encontrando las claves a los complejos mensajes que abundan en el poemario, poder ser capaz de comenzar también un crecimiento a la par de lo que Silvio propone, pues en materia de conciencia, lo difícil expande, mas lo ligero entorpece.
Silvio busca, recorre, bucea, serpentea, vuela y grita sus certezas. Todo para él puede convertirse en aprendizaje y desde ese aprendizaje generar una espiral ascendente en donde el límite se pierde de vista en las alturas. Él tiene mucho de arcano, de hermético, de profeta y de filósofo, pero sabe que lo espiritual no puede separarse demasiado de lo material y así, elabora una poesía que oscila entre lo alto y lo bajo, entre el ruido del mercado y el silencio de una ermita, entre el ritual de las ceremonias antiguas y el griterío de un gol en las gradas; en fin, entre lo que él mismo gusta llamar “almacén y monasterio”, desmintiendo la creencia de que en lo burdo no se encuentra también la divinidad.
A veces es difícil encontrar una exacta división entre lo concreto y lo metafísico, dado que lo que se ve obstaculiza de muchas formas la captación de lo suprasensible. Sin embargo, siempre queda esa sensación de sorpresa al toparse con alguna idea o frase que remueve desde dentro una verdad que definitivamente nos completa. La intuición dormida se despierta en esos momentos y es como si cayéramos en cuenta de algo que ya sabíamos o al menos lo sospechábamos. Así me ha venido ocurriendo desde que comencé a leer a este extraordinario escritor, un constante hallazgo de perlas raras, colores inusuales, imágenes de un “nosotros mismos” en otros planos.
Y es eso lo que genera la lectura de “Aire”, un completarse cada vez más, momento a momento, de manera recurrente y a intervalos cortos, porque lo que se dice aquí es mucho, quizá demasiado, y los endecas, alejandrinos, sonetos, décimas, romances, etc., brillan con una luz tan intensa que son capaces de cegar a quien no lleve algún tipo de “filtro” para tamaña luminosidad.
Poeta trascendental, así podría llamar a este sutil y profundísimo escritor, que en cada palabra, en cada verso va dejando una parte de él, un pedazo de su propia vida, para que nosotros tengamos el beneficio inmenso que se obtiene de los que buscan, encuentran y en lugar de guardar ese hallazgo sólo para ellos, lo comparten.