El preso
Piérdete en frialdades, súbete al monte del buen olvido,
sé el látigo y la tralla, la oscura amnesia de lo vivido
y renuncia a mis ojos como los ciegos a la alborada
que desde mi espelunca te estoy retando con la mirada.
No me gasto en promesas ni en juramentos,ni en fantasías,
la flor de la discordia llevo prendida a mis rebeldías
y en mi memoria crece el lirio oculto de tu erotismo,
por más que te disfraces de indiferencia, eres el mismo
que en mi oído gemía ebrio de tántrico desafuero,
orgasmos guturales de fiera en medio de un avispero.
El mismo que lamía de mis palabras las suavidades,
y moría de ganas de pervertirme en obscenidades.
¿El que pretende alzarse con el botín y salir ileso?
Sólo uno. Tú mismo. El mismo hombre. El mismo preso.
¡Magnífico, Morgana!
Abracísimo.