BREVEDADES, WILLIAM VANDERS

Amando

Me quedé mirando cómo tus ojos se perdían hacia adentro, cómo tu rostro dormía la palabra, cómo tu mente olvidaba nuestros besos, cómo anidabas a mi lado sin saber quién era.

Me quedé en tu aire, en tu olor, en tu paso polvoriento.

Me quedé en el eco de tu mudez, aguardando la muerte como la piedra espera su ayer de agua.



El alma

A la humanidad no parece importarle que la voluntad y el demonio beban de la ignorancia, así como no presiente el dolor de otras guerras lejos de casa.

Si alguna vez alguien cobijó al huérfano olvidado entre los escombros de una batalla, ese alguien proviene de otro que, sin saberlo, le tocó la frente para hacer sin deshacer. Ese alguien anterior a la memoria va en los genes.

Es verdad que mucho se aprende del fracaso y del dolor, pero es cierto que existe algo en nuestro genoma precodificado para actuar espontáneamente en favor de lo noble, de lo bueno, de lo esencial, lo trascendental y lo espiritual.

Vengo a esta vida sin manos para la furia, pero la furia -ante la injusticia-recorre mi sangre como ente traslúcido y la desconozco, a veces, cuando se manifiesta. Es aquello que los griegos llamaron transporte místico, como si algo ajeno a mi naturaleza me poseyera, como si otro yo dominara mi instinto.

¿Acaso el cuerpo es la silueta de un archivo infinito, amasijo de cultura, huella encriptada de lo que fuimos antes de nacer?



Azúcar para las grietas

La gente que te mira, no te mira, te observa con ojo distraído, detalla los fuelles en la comisura de tus labios.

La gente que te mira, no te mira, imagina -sin querer- el combate de la angustia incrustado en tus ojeras, la resiliencia en tus párpados, el hambre en el diente partido.

La gente que te mira no lo sabe, no te mira, no te escruta, porque va a tientas en su espejismo y de pronto se topa con el tuyo, hace recuento de sales y encarga azúcar para las grietas.

Esa gente va con retinas en la espalda, cansada de poner en la metralla el corazón.

DEBATES MÁS, DEBATES MENOS

Divague sobre el hacer literario, por un tal Ronco Campana

(Imagen by Nathan Osman)

No existe ninguna novela, ningún cuento, ningún poema del que broten bananos, ni poema social que elimine a la doctrina asesina. La literatura es suplemento de entretenimiento y no va más allá de ello, luego podría ser otra cosa, como por ejemplo, útil para crear camaradería, como formadora de criterios de autoayuda, para resolver el enigma del hombre o hacerse preguntas sobre la sombra del rayo; pero la literatura no alimenta a nadie y bien puede desaparecer que no haría falta. Cuanto menos llena está la panza menos necesaria es la literatura. Somos una minoría rara que hace lo que hace y por ser minoría no estorbamos; salvo contadas excepciones de escritores que usan la palabra para retar al dictador y el dictador los desaparece…y fin del problema.

No hay balas en las letras.

La literatura es, en realidad, ira que no daña.

Luego si queremos, podemos hablar de la literatura que enseña, que es otra cosa, de la literatura que hace manuales, que también es otra cosa, pero la literatura del poema, de la novela, del cuento, en el 99% es mero entretenimiento que poco modifica al mundo.

Escribe sobre el hambre y observa si el hambre termina. Somos una sarta de necios que quiere cambiar al mundo con una flor.


Réplica 1:

La literatura fabrica pensamiento. Uno lee y su cerebro y su rango de pensamiento se amplían y cuanto más lee, más se amplían, porque observa diferentes cosas, diferentes posturas, diferentes dilemas, a lo largo de la testificación de la historia humana que hacen los escritores.

La literatura expresa épocas, movimientos, registra las revoluciones humanas, trabaja sobre las evoluciones de la especie, le habla al hombre profundo para despertarlo y luego, el trabajo será de ese hombre profundo y sus análisis y sus visiones sobre los planteos. La literatura interroga, sugiere, duda, afirma, pero es el hombre el que crece cuando se sumerge en ella y trabaja las conclusiones en sí, que todo lo leído le aporta.

Por supuesto que si te mantenés en lo superficial de estar discutiendo si la métrica sí o la métrica no, nunca vas a llegar al hecho básico de la elaboración de pensamiento y de conciencia que se hace a través de la escritura y que deviene en la lectura sus frutos.

A través de la literatura, llegan otros mundos y otras posibilidades. Llegan otros razonamientos y otros cuestionamientos. Llegan otras historias que no quedan en el metro cuadrado muelle en que mucha gente vive.

Los escritores han pertenecido a los movimientos que cambiaron el mundo, desde que el mundo es mundo. Porque aunque el hombre se mantenga dentro de su condición humana, el mundo ha ido cambiando desde las cavernas hasta ahora. Y han estorbado en todos los tiempos, en todos los siglos y seguirán estorbando porque ponen las cosas en cuestión.

Hablo de literatura. No de estupideces pasatistas, que sí, no molestan a nadie que no sea un escritor de raza.

Cito:

«Cuanto menos llena está la panza, menos necesaria es la literatura».

Sorprendería saber cuánta gente con la panza vacía se ha aferrado a la literatura para aguantar el día. Y cuánta gente atrapada en el miedo, ha encontrado en la literatura una puerta para llegar a la mañana.



Réplica 2 :

Es seguro que si la Literatura en toda su extensión no existiera, no existiría la humanidad tal y como la conocemos hoy en día. La comunicación entre seres humanos y la evolución a nivel científico, sociológico y mental que tenemos, tampoco se hubiera dado.

La Literatura es útil para el hombre, tanto como lo es la Medicina, la Psicología y la Psiquiatría, las Ciencias de todo tipo, etc. etc. y todo lo que se base en la transmisión de conocimientos por escrito de una generación a otra. Todo, en definitiva, de lo que se compone la civilización.

No digamos ya de la utilidad de la Industria Literaria, a la hora de dar de comer a todos los trabajadores que integra, algo más que bananos ¿verdad? ¿O vamos a decir que todos los asalariados de Editoriales, Imprentas, Librerías, Concursos, profesorado de colegios y Universidades, y todos los etc. que quieras añadir, carecen de estómagos reclamantes?

Hay Literatura (perra) que no cambia al hombre por carente de todo aquello que pueda motivarlo al cambio, y la ha habido y la habrá (excelsa) para cambiar al hombre desde lo más profundo. Si tú realmente crees en eso que estás diciendo ¿Qué haces escribiendo lo que escribes? ¿Por qué no te dedicas a algo que sea más que un hobby para matar tu tiempo de aburrimiento llevando la contra al que pueda ser considerado un escritor de raza que hace muchísimo más que entretener a su prójimo, teniendo en cuenta, además, que el entretenimiento, en sí mismo, es lo mejor que puede sucederle a un hombre, mientras aprende de todos los demás hombres?


Réplica 3:

Efectivamente, el contenido de un libro, un poema, una historia, todo lo que es el lenguaje oral y escrito no da un banano porque no es un bananero como tampoco dará peras ni naranjas.

Ahora, la literatura, en cualquiera de sus ramas, da un fruto excepcional empezando por el aprendizaje, el cocimiento, la belleza y además tiene la capacidad de hacer salir de uno mismo para dejarse llevar en otro yo que nunca imaginaríamos sin la literatura, porque es ella quien lo mueve.

Precisamente fue el lenguaje lo que determinó al hombre como tal. La literatura es el alimento de la mente, se nutre con ella, expande el pensamiento, incluso enriquece el lenguaje. Bien podría decirse que es un círculo con dos centros.

Si yo tomara una partitura y la leyera no me diría nada, pero si la entendiera, si en ella sintiera y comprendiera la música, qué mundo se me abriría.

Hay que saber leer.

La literatura es una necesidad y un bien inmaterial.

Respuesta:

Si bien Ronco Campana dice cosas duras, al analizar en profundidad lo que menciona, no cabe duda que, apartando su vehemencia, hay detalles que pueden aportar si se logran ampliar. Porque no hay guerra que conozca fin solo porque una novela se publique, ni hambre que cese porque un poeta escriba un poemario. Sí existe la comprensión colectiva de una tragedia a partir del aporte de un escritor, ya eso es mucho decir. Pero la Segunda Guerra Mundial no la terminaron los poemas, sino las balas de verdad. Luego la literatura hizo su parte, integrando lo ocurrido a la memoria colectiva, detallando la atrocidad para que las generaciones por venir se dieran por enterado.

Intervienen: William Vanders (Venezuela)-Gavrí Akhenazi (Israel)- Morgana de Palacios (España)- María José Quesada (España)

DEBATES MÁS, DEBATES MENOS

Imagen by Gerd Altmann

Sobre un texto de Albert Rueda: Pretérito imperfecto.

Pretérito imperfecto

Era Gervasio un campesino de consumadas dotes para la caza con garrote. Su estrategia era, invariablemente, la misma siempre. Localizaba un agujero, valoraba el tamaño y juzgaba la importancia de la presa. Luego introducía su cayado y hostigaba al animal, hasta que éste salía de su madriguera. Finalmente, un certero garrotazo daba fin a su cacería.

Cierto día, el último que se recuerda, Gervasio andaba por el campo; atrajo su atención un decomunal agujero, y pensó que la pieza debía ser formidable. Con tal acicate puso en práctica su infalible estrategia de caza. Introdujo el palo, hostigó y hostigó por un rato hasta que escuchó el atronador lamento de la pieza, y finalmente preparó el golpe de gracia elevando su arma. Salió un tren de mercancías… y lo mató (a Gervasio, claro). Por eso comencé en pretérito imperfecto esta corta reseña: por lo pretérito del verbo y lo imperfecto del resultado.

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Pretérito imperfecto v 2.0

Era Gervasio un campesino de consumadas dotes para la caza con garrote. Su estrategia era, invariablemente, la misma siempre. Localizaba un agujero, valoraba el tamaño y juzgaba la importancia de la presa. Luego introducía su cayado y hostigaba al animal, hasta que éste salía de su madriguera. Finalmente, un certero garrotazo daba fin a su cacería.

Cierto día, el último que se recuerda, Gervasio andaba por el campo; atrajo su atención un decomunal agujero, y pensó que la pieza debía ser formidable. Con tal acicate puso en práctica su infalible estrategia de caza. Introdujo el palo, hostigó y hostigó por un rato hasta que escuchó el atronador lamento de la pieza, y finalmente preparó el golpe de gracia elevando su arma. Del enorme agujero salió un tren de mercancías…

Por eso comencé en pretérito imperfecto esta corta reseña: por lo pretérito del verbo y lo imperfecto del resultado.

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Pretérito imperfecto v 3.0 (updated version)

Era Gervasio un campesino de consumadas dotes para la caza con garrote. Siempre seguía la misma estrategia, de su propia invención. Localizaba un agujero, valoraba el tamaño y juzgaba la importancia de la presa. Luego introducía su cayado y hostigaba al animal, hasta que éste salía de su madriguera. Finalmente, un certero garrotazo daba fin a su cacería.

Cierto día, el último que se recuerda, Gervasio andaba por el campo; atrajo su atención un descomunal agujero, y pensó que la pieza debía ser formidable. Con tal acicate, puso en práctica su infalible estrategia de caza. Introdujo el palo, hostigó y hostigó durante un rato hasta que escuchó el atronador lamento de la pieza, y finalmente preparó el golpe de gracia elevando su arma. Del enorme agujero salió un tren de mercancías…

Por eso comencé en pretérito imperfecto esta corta reseña: por lo pretérito del verbo y lo imperfecto del resultado.


Opinión 1:

Como en literatura todo es posible, el relato puede ser visto como una gran metáfora acerca de la conducta que prevalece en ciertos individuos y cómo esta conducta se carga el criterio o el sentido común.

La cosa es que sí, que el resultado termina por ser imperfecto y la resolución, generalmente drástica.

En lo formal, creo que para este pasaje existe, además de la opción que propone el relato, la de obviar o mejor dicho, no referir explícitamente el destino que le tocó a Gervasio, sino dejárselo a la participación del lector. Además, es casi cantado que era eso lo que sucedía y es la primera hipótesis que uno -al menos yo- imagina cuando el tipo se mete a hurgar en el enorme agujero.

La cosa, resumiendo, podría plantearse también así:

Introdujo el palo, hostigó y hostigó por un rato hasta que escuchó el atronador lamento de la pieza, y finalmente preparó el golpe de gracia elevando su arma. Del agujero descomunal brotó un tren de mercancías.

Luego, sí, la reflexión de narrador indicando por qué eligió pretérito e imperfecto.

Hago esta sugerencia, porque previamente el narrador ya expresa a comienzo de párrafo «el último que se recuerda», refiriéndose a los días de vida de Gervasio, lo que ya es un anticipo de que ahí se terminó Gervasio.


Opinión 2:

Un resultado imperfecto en pretérito perfecto. Curioso.

Me gusta el texto, porque al igual que en otros tuyos, se revela el oficio del escritor. Ya sabes que me gustan las robotizaciones, podas y los hachazos como diría Gavrí. A veces le erro por drástico o visceral, pero mi finalidad es pulir las cuchillas para que los cortes sean precisos. En esta etapa experimental de mi vida como escritor escondido del mundo, me dio por la manía de la tachadura. No sé en qué terminará. Todo lo escrito me parece tachable e incendiable. Y ya que estamos en un taller literario y sin ánimo de hacerle correcciones a nadie, te haré mi propuesta redaccional de «Pretérito imperfecto».


Anticipando: Digo. Si bien los incisos son autónomos porque explican algo extra-necesario de una idea, en mi visión literaria hago revisiones para dinamitarlos si fuera urgente. Es probable que el uso del inciso como recurso gramatical de adición, sea hachable. Se supone que el escritor tiene la misión de contar con claridad para ser entendido, entonces acude al inciso porque es incapaz de definir sus ideas en una oración diáfana. ¿Acaso el inciso es lo que digo?

Al texto:

Era Gervasio un campesino de consumadas dotes para la caza con garrote. Su estrategia era la misma siempre. Localizaba un agujero, valoraba el tamaño y juzgaba la importancia de la presa. Luego introducía su cayado y hostigaba al animal, hasta que éste salía de su madriguera. Finalmente, un certero garrotazo daba fin a su cacería.

Cierto día, Gervasio andaba por el campo; atraído por un decomunal agujero, pensaba que la pieza debía ser formidable. Con tal acicate, practicaba su infalible estrategia de caza. Introducía el palo, hostigaba y hostigaba hasta que escuchaba el atronador lamento de la pieza, y finalmente preparaba el golpe de gracia elevando su arma. Salía un tren de mercancías… matándolo.


Hachazo 1: anulación de «invariable» . Si era la misma de siempre por tanto es invariable.
Hachazo 2: anulación de «el último día que se recuerda». Ante la imprecisión del día y el desconocimiento del mismo, la expresión «cierto día» es semánticamente inversa a la afirmación: «el último que se recuerda». Si el día es cierto es porque es impreciso. Me explico: al ser un adjetivo indefinido, su potencia semántica es relativa por imprecisa. Entonces, se presupone que Gervasio no recuerda ese día con exactitud.
Hachazo 3: anulación de «por un rato». Si Gervasio hostigaba y hostigaba en pretérito imperfecto ,, al igual que en hostigó y hostigó, tal insistencia presupone una secuencia temporal.
Hachazo 4: anulación de «a Gervacio, claro».
Hachazo 5: anulación de «Por eso comencé en pretérito imperfecto esta corta reseña: por lo pretérito del verbo y lo imperfecto del resultado.» Al desarrollar la historia en pretérito imperfecto, el cierre es innecesario.

Idea final: en el segundo párrafo el autor desarrolla acciones con la finalidad de sorprender al lector. Es una de las propuestas narrativas más difíciles de lograr. La muerte de Gervasio ocurre. Un tren lo mata. Pero para que la muerte del personaje ocurra, requiere de un resolución más ajustada. No sé cómo explicarlo. Se me ocurre mencionar el cuento de Horacio Quiroga llamado «El hijo». Su desenlace mortal es una obra maestra de la intriga. Y la intriga es la que falta en este final.

Reitero: Desde que nos comentamos, es enriquecedor este proceso de mejora textual. La finalidad es encontrar nuestra propia voz. Y que esa voz reacentúe las influencias transformándolas en un estilo peculiar. Un estilo tan marcado que el lector diga: éste es un Albert Rueda, en vez de decir: este cuento es de Albert Rueda.



Réplica:

Mucho tijeretazo veo yo en tu comentario; y también la eterna cuestión del tiempo verbal que alguna vez hemos debatido algunos compañeros. A ver si acierto a darte mis razones y te resultan convincentes, más allá de que tu estilo es tuyo y eso no se pone en entredicho.

En primer lugar, la introducción no forma parte del texto, propiamente cuento. Nota la línea de puntitos al final del inicio, eso desliga, además de estar en cursiva para mejor señalización. Sólo pretendía poner en antecedentes al lector sobre el origen, y de paso aprovechar para desear un feliz domingo. Pero por éste y otros posteos míos, creo que terminaré pasando de introductorios y contextualizaciones que no sean propiamente el texto, visto el éxito de tales iniciales. Por eso, al exponer la versión 2.0 eludí deliberadamente la misma introducción, no forma parte en sí misma del texto. Sigamos:

Cierto día, Gervasio andaba por el campo; atraído por un descomunal agujero, pensaba que la pieza debía ser formidable.

Tal como lo expones tú, me parecería más acertado gramaticalmente interconectar de modo directo ambas partes. Algo así como «Cierto día, Gervasio andaba por el campo cuando, atraído por un descomunal agujero, pensaba que la pieza debía ser formidable.

Y aquí empiezan los problemas de redacción. Si lo plantease de esa forma, el peso de la idea recaería totalmente sobre la idea de lo que Gervasio pensaba. Y el planteamiento inicial no era para nada ése. La frase tiene un carácter de contextualización general, y por ende considero que las partes deben sostenerse un tanto equilibradas unas respecto de otras. Y entonces aparece la cuestión de tiempo verbal. Tu planteamiento casi impone el pretérito imperfecto, que además sostienes completamente en el resto de propuestas. Y es tema ya comentado que me parece muy prosaico y le resta totalmente frescura; por no hablar de que al establecer pasados matizados ofrece más precisión narrativa, en según qué casos. El pretérito perfecto simple destaca con sutileza algún momento o hecho puntual, sin perder la óptica del tiempo pasado sostenida en el texto. Sé que los ojos de cada uno tienen sus apetencias, y por eso la mía gira en torno a ese planteamiento.

En cuanto al hachazo 2º, definitivamente no concuerdo contigo. La expresión «cierto día» no manifiesta en este caso una imprecisión comprensiva, sino un mode de decirle al lector: «un día, pero no te digo cuál exactamente, sigue leyendo…» Eso es lo que desliza la expresión. Y por pura coherencia, solo que un tanto próxima, la siguiente aclaración, «el último que se recuerda» es complementaria de lo pimero, una especie de reiteración aclarativa con su posterior conexión irónica en el desenlace del texto. No sobra, sinceramente lo digo. Y también por lo mismo tomé la sugerencia de Gavrí, obviando el explicito «lo mató» y dejando al lector cierto margen, poco pero no explícito, al menos. No renunciar a cierta ironía sugerida, pero tampoco dar el pescado totalmente asado.

Tu tercer hachazo, por lo de los tiempos verbales, sigo pensando que no encaja en mi discurso. Tanto verbo en «aba» termina siendo monótono, si no hay una genialidad expresiva manifiesta. Sin embargo, sí que me ha hecho releer el pasaje, porque creo que lo de «un rato» resulta poco enriquecedor, dicho tal cual, por lo que voy a añadirle algo que lo haga girar más redondo, tal que así:

..hostigó y hostigó durante un rato…

Y hay una razón para ello. Se pretende dar la idea de que el tal Gervasio se tomó tiempo ante la expectativa de cobrar una pieza formidable. Por tanto, aunque no comparto tu punto de vista, sí que saco ganancia con tu observación al revisarlo con ojo más crítico. Gracias mil.

El cuarto hachazo, ya está resuelto en la versión 2.0 y por tanto, nada que objetar.

Respecto del quinto hachazo, es parte de la ironía global, Willy; si lo prefieres, un sub-sarcasmo de cierre. Ese fragmento sí corresponde propiamente al texto, con su leve toque de humor. Más o menos acertado, se puede debatir. Por ejemplo, a nuestra compañera Ángeles le resultó grato. Y obviamente, al autor también puesto que lo situó ahí con intención.


Respuesta:

El presente histórico

El presente histórico indica simultaneidad del evento con respecto al momento del habla, pero el presente histórico indica anterioridad, igual que un tiempo de la esfera del pasado o que un pretérito perfecto compuesto. Esto motiva que en la oración sustantiva se encuentren las mismas formas verbales que se subordinan a tiempos de la esfera del pasado o a un pretérito perfecto compuesto y no las que se subordinan a tiempos de la esfera del presente:

Y es entonces cuando le DIGO que muchas personas habían sido testigos de su infracción (anterioridad), que yo tenía todas las de ganar (simultaneidad) y que mi abogado arreglaría todo (posterioridad).»

Que conste que la definición de hachazos y roboticidad del texto le pertenecen a Gavrí. Prefiero decir poda o tachadura. Creo que le llamaste nota de autopsia o nota de suceso periodístico. En los tres casos, define una situación en la que el lenguaje tiene tendencia a ser parco, plano, quirúrgico, sacrificando los recursos narrativos que pudieran dinaminarzo o enriquecerlo. No estoy seguro de esta última afirmación, pero es probable que así sea.


Réplica:

La terminación «aba» no es un presente histórico. Es un pretérito imperfecto puro y duro que no deja las ideas como las ideas son sino que las deja colgando de supuestos que no existen, porque no tienen fin, sino que se hacen discurrentes.

En el planteo con todas esas terminaciones en aba, además de ser de una monotonía arrasadora, hay ideas que ni siquiera se expresan con corrección sintáctica, porque el imperfecto no da para ponerlo en todos lados o en cualquier lado y quedarse uno tan tranquilo.

Una narración correcta requiere de muchos juegos verbales entre modos y tiempos para que sea sólida.

Y refiriéndonos ya específicamente al presente histórico, no es un un pretérito, sino que dentro de la formulación de la frase se incluye un verbo en presente dentro de un contexto pretérito. Ejemplo:

El muro de Berlín cae el 9 de noviembre de 1989.
Colón descubre América en 1492.

Eso es presente histórico.


Nueva posición:

Creo que se me ocurre una forma razonablemente clara de abordar el asunto verbal. Supongo que por otros comentarios, ya sabéis la tendencia que tengo -a veces un tanto burda, lo acepto- a metaforizar, comparar, ejemplificar conceptos. No es seguramente el modo más ortodoxo, pero he podido comprobar que a pequeña escala ayuda mucho, sobre todo para entender la idea básica. Luego ya es cosa de cada uno profundizar. Veamos si esta vez acierto.

Tomemos un breve fragmento de texto, ideado repentinamente por mí para servir de muestra. Sea el corto:

Tomás estaba tumbado en el diván, mientras el psicólogo le preguntaba aparentemente cosas inconexas. Una de ellas le sorprendía repentinamente. Entonces Tomás se giraba hacia el doctor y le dirigía una mirada inquisitoria, al tiempo que le preguntaba: ¿es preciso responder a éso?

Bien, ya tenemos una especie de mini-argumento establecido. Deliberadamente usé algunos tiempos verbales de forma inadecuada; nos servirán como contraste para percibir la necesidad de ajustar estilística y gramaticalmente el uso. Con un giro más adecuado, la idea literalmente explota, se eleva de forma que resulta totalmente comprensible, asequible, y sobre todo, coherente en orden temporal. Algo así, más o menos:

Tomás estaba tumbado en el diván, mientras el psicólogo le iba preguntando cosas aparentemente inconexas. Una de ellas le sorprendió repentinamente. Entonces Tomás se giró hacia el doctor, dirigiéndole una mirada inquisitoria, al tiempo que le preguntaba: ¿es preciso responder a éso?

Con un poco de estilo, aún se puede mejorar sin duda. Pero ahora cada tiempo manifiesta un matiz específico que contextúa debidamente cada acción y sus derivados, al tiempo que aleja un poco la sensación de contar una historieta en pasado sostenido, vacilante e impreciso. Insisto que cuesta un momento mejorar el fragmento corregido, no es una labor de moros en absoluto. Pero para lo que pretendo exponer, me sirve. De nuevo, pero ahora una junto a otra,para apreciar los contrastes y cambios, el efecto se hace evidente:

EJEMPLO TIPO

Tomás estaba tumbado en el diván, mientras el psicólogo le preguntaba aparentemente cosas inconexas. Una de ellas le sorprendía repentinamente. Entonces Tomás se giraba hacia el doctor y le dirigía una mirada inquisitoria, al tiempo que le preguntaba: ¿es preciso responder a éso?

EJEMPLO GIRADO 1

Tomás estaba tumbado en el diván, mientras el psicólogo le iba preguntando cosas aparentemente inconexas. Una de ellas le sorprendió repentinamente. Entonces Tomás se giró hacia el doctor, dirigiéndole una mirada inquisitoria, al tiempo que le preguntaba: ¿es preciso responder a éso?

EJEMPLO GIRADO 2

Tomás estaba tumbado en el diván, mientras el psicólogo hacía preguntas sobre cosas aparentemente inconexas. De repente, una le sorprendió. Entonces Tomás, girándose hacia el doctor, le dirigió una mirada inquisitoria y le preguntó: ¿es preciso responder a éso?

Ni dicen lo mismo, ni lo hacen del mismo modo, ni siquiera lucen igual. Y no me he devanado los sesos para poner el ejemplo, lo cual indica que algo genéricamente gira de un modo u otro.

Intervienen: Albert Rueda (España) – Gavrí Akhenazi (Israel) – William Vanders (Venezuela)



PROSA POÉTICA

William Vanders – Venezuela

Imagen by Claudio Schwartz

En la orilla del ruido

Este canto vibra en la orilla del ruido donde hay miedo, está a medio milímetro del silencio.

Este canto es una espina que grita, una gota de angustia oculta en la panza.

Este bullicio duerme con los dientes apretados, sueña con el dolor de los niños sin madre y despierta engarrotado protegiendo la infancia del abuelo.

Esta garganta no se cansa de tragar sogas mientras el rostro se erige como estatua.

Estos labios cohabitan la tortura, cuando al desaparecido le esconden la vida para borrar su muerte.

El canto está herido, camina en la cornisa del precipicio, bordea el límite de la mudez y entona el estribillo mortuorio para que se levanten los vivos.

Esternón insuflado, espalda encorvada, de puntillas y cuello extendido: cabeza al vacío como yunque retando a la injusticia.

La voz ya no va en el aire, resuena en la neurona y viaja a la memoria.


Me sospecho feliz en el bosque

Imagen by Mario Esposito

Sé que el atardecer puede incendiarse en la mano y la lluvia ensayar percusiones en el techo del pobre.

Sé que a veces no amanece y la oscuridad es como el hambre del solo, del solo por abandonado.

Sé que al llorar sin lágrima labriega, la voz se pega al alma, las manos se cierran y nos miramos sin vernos el pecho.

Sé de un tiempo infinito al pausar la sonrisa del hijo y de ese otro tiempo raro, afilado y combativo, luchando por el presente de un pasado repetido en lo futuro.

Sé de atrincherarse en campo frío y sin agua, muriendo ,sin saberlo ,en la herida de la sangre del otro.

Sé poco de lo mucho y mucho de lo poco, me sospecho feliz en la sencilla complejidad del bosque.

VaRiOPiNTO s

Lluna Vilanova – William Vanders – Henrry di Spirito – Santiago Vázquez

Disfruta de la vida

Disfrute de la vida

Estamos en la vida, a veces
de
        golpe.
Nos devastamos,
palabras que oscurecen el futuro
y que colocan plomo
en nuestros
        pies del presente
y al pasado anestesian.

Disfruta de la vida, cómete la vida,
dale a los versos la libertad,
recolecta cada átomo
de
        felicidad.

Lluna Vilanova


Voy

La palabra es un sustantivo femenino
y
define
al hombre

ensuentraña.

Palabra es una ser

piente

porque piensa,

tiene siete cerebros

P ara escuchar,
A brir la mente,
L abrar símbolos,
A montonar incógnitas,
B eber traba-lenguas,
R omper cánones,
A brazar la paz

arabrir abrar montonar eber-omper brazar

antes

de

que

la

guerra

suceda.

William Vanders


¿Vienes?

¿Vienes? No tengo mucho, como sabes.
No tengo si no versos para dar.
Quizá una canción crepuscular
amarga de nostalgia.
         Días graves
que importan sólo a dos.
         Tal vez mis naves
de versos imprecisos. Navegar
nocturnidades claras por un mar
en luna llena.
     Poco y mucho.
            Claves
sonoras ya perdidas. Mi tesoro
lírico
  no muy rico
        -lo lamento-

Pero entiende que en bosques y riveras
brillan los pedernales más que el oro
y que puedo sembrar así en el viento.

¿Vienes?
       ¿Por qué se van las primaveras?

Henrry Di Sipirito


Esperanza

Sabemos que la vida da la espalda
a todo aquel que espera algo de ella,
disfruta medio llena la botella
y mira lo que esconde tras su falda.

Aprecia cuando el cielo es esmeralda
o cuando emite luz cualquier estrella,
olvida aquello que ha dejado mella
y apóyate en aquel que te respalda.

No todo te será color de rosa,
habrá mil experiencias detestables
que empujen a que tires la toalla.

Pero al final no busques otra cosa:
de escenas que parezcan razonables
elige la que gane la batalla.

Santiago Vázquez


EN VERSO LIBRE

Solange Schiaffino – William Vanders

Negaciones

Hoy se me ocurren negaciones
de esas que se saben limitadas,
pero dramatizan el calendario
y me ponen de rival
frente al espejo.

Se me ocurre decir que no soy Solange
que no, no me conoces,
no me presientes,
ni siquiera tu voz, me toca,
que no volviste a enamorarme
que no,
no me has cambiado la mirada
y la tuya tampoco revolea como ternura de colibrí
sobre mi piel.

No, que no es posible que te la pases
desordenándome
y se haga tan apetecible mordedura
de manzana tu boca sobre mi boca.

¿Para qué admitir que culpo
a tu Play List Eterna por los besos
y que muchas veces ansío que se trabe
en mi canción favorita junto a tu lengua?

No, qué absurdo corazón en vértigo
¿Enamorarme yo?
De la nada, de la nada.
Por eso tampoco hay celos
de seres astrales ni de la tierra.

Ay, ¿que fue una tarde de septiembre?
Ya hace un mes o dieciséis años,
no sé, seguro miento
si se me escapa la palabra amor.
Diré que no es mía,
discutiremos
y no esperaré a que me creas.

Solange Schiaffino



Fugarse es negar.
Negar precisa del sol.
La luz asume el teatro
y deambula como sombra.

Negar es paroxismo,
inacción,
es sustantivo errante,
determinista
y a veces sacrílego.

Como cuando me invento
océanos
separando nuestras bocas.

William Vanders



A veces nos parece que un poema es una carta
dejada para ser leída después del desayuno,
otras, parece la copa de vino previo a la cena
y otras tantas, seguro parece un mal trago.

Pero hoy niego todas las anteriores
no es siquiera juego
ni carta o confesión inversa

No diré que sea siquiera poesía
ni límite en la acción
o un océano separando dos bocas.

Negaré sin huir,
no porque la inmovilidad no aprisione la voz
o la respiración y un ataque
paroxístico me reseñe como momento.

Niego porque este poema solo existe
por el poder de negar lo que de otro modo
aquí y ahora, no sería.

Solange Schiaffino



Henrry Di Spirito – William Vanders

L’orizzonte è una luce, mamma

A mi dios
humano lo perdono,
vive su humanidad humanamente.

Mi dios no es más colérico que el vuestro
y yo lo acepto como
cada uno el propio dios acepta.

Pero

hubo un tiempo de yoes reunidos
al que regreso dignamente
con los ojos callados y la espalda cansada

un tiempo en que mi Madre
hacía la mañana con su café con leche
y daba de comer en pleno vuelo
a pájaros y hombres con sus manos.

Me enseñó el milagro del bautismo
con un trozo de pan sumergido en el café
cada mañana construida
con manos de canela y albahaca.

Supo multiplicar los peces
cuando el océano magnánimo
de mi Padre
no pudo regalar sus dones cotidianos.

Convirtió el vinagre
en agua cuando tuve sed
y encendió todas las luciérnagas del mundo
para mis noches.

Se hizo molde para mi silueta
en cada uno
de mis regresos
de la escuela
de la universidad
de llanto roto
de espanto grave
y de voz exiliada.

Ella, tan sólo ella,
entiende plenamente
los versos que yo escribo
en los reveses de las lluvias.

Así,
a ella la declaro único

Él

del evangelio
de pomarosa y níspero
de la iglesia en el patio grande
de la casa de todos los inicios.

Henrry Di Spirito


Cuando Salvador conoció a Dios
no supo quién era ese andrógino
parlando sin mover la boca.

Era una tarde de golondrinas rasantes
y la fuente pintaba nubarrones negros.
A lo lejos ,las montañas bramaban
desde su entraña de barro y roca.

Con voz de niño adulto, Salvador, preguntó:

-Hey, porqué me hablas con labio invisible,
y porqué pareces un Modigliani asexuado.
Acaso eres un mago del río
aparecido como un rayo,
vestido con escamas de plata y oro
para mostrarme el don de la palabra sin ruido.

Entonces, el Dios disminuyó su efectismo,
achicó su estatura,
se transformó en mendigo y habló con ronquera:

– Vengo de tu mente cuando cumpliste nueve años,
de cuando perseguías libélulas
para atraparlas y ver en sus ojos
el pasado del futuro.
Vengo a devolverte la lámpara que me diste
cuando tuve hambre.

Tómala, Salvador.
Ve a multiplicar vida
donde la tierra tiemble.



También le conocí. Me bautizó Poeta
y ese día lloré como quien llora
una tragedia bárbara caída
desde y hacía la poza de las almas.


Me dijo: eres niño cometa en mano y luces
de luciérnagas marcan tu camino.


Ese día me supe un ente único
libre de mi atadura sucedánea
y empecé a vagar por los silencios
hediondo de mastrantos y puerco de moriches
a la caza de verbos y metáforas
creyente fiero de mi nueva
dimensión.


También le conocí. Me dió su mano
futura para días obligados.
Supo que inevitablemente el llanto
sería marca atávica y espina
clavada a mi costado.


También le conocí. Me bautizó Poeta
y me dió el ungüento con que curo
las llagas de mis pies y toda soledad.

También le conocí. Alejandro su nombre
y también yo le extraño.

Henrry Di Spirito



Gavrí Akhenazi – Morgana de Palacios

Transformismos

Dulce animal de miedo que me hostiga
el corazón –espinas y tormentas–
con un lazo arterial,
un rudimento de puente entre latidos,
un refresco de sangre que devuelve su sentido a la herida.

Desde esta piel lejana y sus cansancios,
abrevo en su laguna atemporal
y pongo a consideración de su elemento
la terrenalidad de mis batallas.

Apilo las derrotas y los cuerpos
de sueños que han pasado a mejor vida.

Sopla un viento de agua
que levanta de lágrimas un aire en que no llueve
como si fuera
una región perdida de aquella África mía
en las otras historias.

A veces me pregunto en cuál violencia
de todas mis violencias,
el animal de miedo se transformó en domador de furias
y me arropó en su humedad de sedas lloviznosas.

Empapo mi animal con su animal de agua.

Y el mío, soberbio y monolítico, se vuelve un raro pez,
un pez que vuela,
un pez que canta con un canto sordo,
un pez que a veces se transforma en nube
y ha aprendido a llover.

Un pez con su sangre de pez que, mar abajo,
se envuelve con lagunas los deseos.

Gavrí Akhenazi


Mnémico

Hay que ser muy valiente para encender la luz
y sentarse a escribir oscuridades
sin nadie alrededor.
Sacar los trapos sucios del arcón del enigma
y orearlos al sol,
comprobando el alcance de la propia palabra,
mientras las tripas hacen borborigmos
con venenosa bilis de autocrítica.

Hay que ser muy valiente, casi profesional,
para crear perfiles a las sombras
cuando están entonando el mea culpa
por su torpe ficción
en el húmedo abismo al que le invocan.

Cada vez que alza vuelo memorioso,
destroza la ceguera
de la costumbre.

Morgana de Palacios


Curación por la lluvia

Hembra animal de agua ha puesto lluvia encima de la mesa.

Hoy mi animal no caza. Permanece,
tenazmente sujeto a la vasija de escanciar el mundo,
y habla con los dientes de habitar desastres
hastiados a experiencias.

El animal de agua reflota las lagunas de todos los océanos
y con una mirada
las recoge y las junta en la vasija con que da de beber
a mi animal de sed.

No me pregunta lo que otros me preguntan.

Nunca pregunta lo que otros le preguntan a mi animal sin ruidos,
a la profunda bestia agazapada
al fondo de su incógnita.

El animal de agua ha lavado a ese animal de sed
casi todos los restos de derrumbe
y en la noche es un ave solícita que canta
mientras guía la sangre por un espacio entre candiles áridos.

Me pregunto,
–como un desarrapado cazador de ausencias–
qué será de mis pasos si el animal hembra de agua
un día me abandona de nuevo en este viento
desértico, oscuro e infinito.

Gavrí Akhenazi


Mnémico II

Realmente no sé, si amortajamos juntos
lo frágil de este carro de combate
o esperamos aún estrenar la palabra
que nos defina únicos
mientras rompe el silencio.

No se trata de amor
ni de dolor
ni de resignación a sus designios.
Se trata de anhelar lo perdido hasta dañarnos,
codiciar lo imposible,
soñar con lo impalpable.

De verdad que no sé
cómo es posible que mi huella de agua
resbale por tu sangre
y salga a borbotones de tu boca.

Qué inclemente ternura
acompaña a los gestos de tus manos
que acarician la piel de mi memoria,
si se apaga la luz del corazón
cuando me duermo,
y no dejo un segundo de buscarte.

Morgana de Palacios

MISCELANEAS

Silvana Pressacco – Argentina

Disparos en mis pausas

No hay remiendos, no hay parches
ni curvas hacia atrás
en la línea del tiempo.

*

De qué sirve conocer la mejor receta si nunca la experimentas con tus manos.

*

Escapar nunca fue una de mis soluciones posibles.

No es salida real aquella puerta que no deja pasar a todos los míos.

Pueden observarme cansada en el campo de batalla, incluso creer que no tengo armas suficientes pero nunca dejaré de ser una guerrera.

La tristeza regresa para recordarme que hay motivos que no me convencen como para resignar la lucha.

Hay tiempos de tregua para recuperar aire y elevar la espalda de nuevo.

La paciencia es mi arma más poderosa.

Cuando renazco mis ojos hablan mil idiomas y mi lengua es un arsenal.

Hay luchas que ya no enfrento porque desgastan y aprendí que el tiempo, como el soldado más leal, anota a mi favor .

Cuando lave los pensamientos oscuros que con frecuencia me visitan podré vislumbrar el propósito de mi vida.

Debo lograr un equilibrio interno para superar todos los frentes que atacan mi felicidad.

Es difícil lograr la felicidad plena si antes no aprendo a vivir en armonía con todo lo que vive, con el otro y con el mí mismo.

Si no tienes concordancia entre tu hacer, tus intenciones y metas tampoco tendrás suficiente equilibrio para avanzar por el filo de la vida.



Leonardo Zambrano – USA

Valores

¡Estamos llenos de ciegos y muchos sin valor!

El silencio no es artificial…

Hay que tener valor y piel de luna
si su luz es animal entre tus ojos rayando…

…Hay que valorar ser libre en el Mar Negro.

Hay que caminar sin sandalias
y saber evadir las otras piedras…

Hay que pintar los adioses que el labio oculta,
aún cuando el silencio ocupe las muertes escondidas…

¿Cómo poder documentar la voz?
Si el silencio asalta el verbo sentido…

Somos un espacio en la línea de otros…

Quisiera regresar a mi inocencia
y no depender de la ignorancia…



William Vanders – Venezuela

Pérdidas

Perdí mi nombre, no puedo recuperarlo. Mi alma es fémur solitario en playa escondida.

Perdí mi alma, sigue extraviada. Mi bahía es cardonal de emociones sin agua.

Perdí mis instintos… ya no hay arena sobre la que pueda dibujar la carne de mi espíritu, la boca del silencio, el abrazo de las manos, la soledad del consuelo, la tragedia de la pausa, la calma de la prisa, la palabra que mata.

Perdí todo, ahora soy tronco muerto hecho de origen.

VERSO LIBRE Y VERSO BLANCO

Ya sé que la alegría es transitoria
como esa ciudad que siempre circunvalas
en el viaje a nunca
y en la que nunca te quedas a dormir.

Aromática como el dulce petricor que exhala la tierra
cuando abre sus fauces al canto de las aguas.

Obscena como la sangre en el pan
y el colmillo en la carne.

Inocente y estúpida como yo
ante cualquier ventana abierta a temporales
que he dejado de prever y me sorprenden
sonriente y encueros.

Llega
te besa
nada contigo un rato
se va
y permanece escondida en la distancia
con aquellas palabras que no quiero escribir.

A veces creo que no la necesito
y me he coagulado de silencio.

Alegría

Morgana de Palacios

(verso blanco)


Con los libros bajo el brazo

Isabel Reyes

(verso blanco)

Llovía en el Retiro.
Recuerdo escalinatas y un poema embrujado.
Daba temor mirarme. También tengo yo ahora
una sed infinita de que surja tu imagen.

Acaricias el frágil relente de mi pelo,
sabe a limón de mármol la añoranza.
No acierto a caminar, me asusto.
Tus muros son muy altos. Quién me abrirá las puertas.

Casi apenas mujer
te soy una exiliada que llega a la ciudad
en esta noche espesa, esta cerrada lluvia.
Me llamas desde hondos corredores sin aire.

Quién soy yo con los libros sujetos bajo el brazo,
estudiante en la “Complu”.
Me tomas de la mano y aquel parque disipa
su maleficio verde. Se han secado mis lágrimas
Nos vamos a encontrar.

Has llegado de lejos.
El sol hace trasbordo por tu boca
y empiezo a renacer.
Reescribo a dos velas mi tesis doctoral,
bebemos la tristeza solemne
de esta ciudad a oscuras que mis ojos permiten.

Quién eres, quién soy yo. Dónde vamos tan tarde
a prender ideales si no queda ni un taxi
por el puerto nevado de los amaneceres.
Hoy
tengo enfrente ese parque de mi inútil tristeza.

Demasiados peldaños ascendiendo a mi frente.


Sangran los horizontes por los cuatro perfiles
mientras en las esquinas de las bocas,
y a plena luz de las pantallas,
se trafica con paz impunemente.

Te ofrecen papelinas con dibujos
de palomas y olivos que tan solo contienen
un cóctel de moral adulterada.

Qué inútil es dormirse en el deseo
de antiguas psicodelias si no existe
terapia que libere
el tóxico del odio que regalan
en las mismas esquinas,
bajo la misma luz,

y tras las mismas bocas.

Caramelo de regalo

Ángeles Hernández Cruz

(verso blanco)


Me convenzo

William Vanders

(verso libre)

Esta noche me convence el insomnio.
Es un instinto primitivo,
un alma con mil ojos
en mi retina tapada.

Soy un Cro-magnon
hibernando despierto,
en alerta y sigiloso,
cauto para no ser cautivo,
con herencias tatuadas en el muslo,
de verbo herido y rumiante,
enfurecido en el temor,
acostumbrado a la amnesia,
de mandíbula pensante,
sobreviviente,
libre,
despabilado dentro del párpado caído:

un homínido

intrascendente,

con auroras a cuestas

para oscurecer el pecho

durante el combate.


Miro el río y, en él,
miro la sombra del crepúsculo
que se hunde en su musculatura acuosa.

Una sombra que no hace pie en espesuras,
y derrumba minaretes de sentido por correntadas
que arrastran olvido y desmemoria,
como si fuese posible
amalgamar sus gotas de mercurio.

Acaso sea eso lo que desteje el pampero
mientras peina las trenzas de los sauces,
lo que repite con su canto el zorzal
zarandeando las voces dormidas,
lo que insinúan los juncos
con sus guitarras de mil cuerdas.

Miro el río y sus luces de atardeceres fugados:
me recuerdan que esa moneda inadvertida
que la tarde dejó caer en su bolsillo
no es la misma que aquella segada
por el filo de cierta memoria implacable.

Re-lecturas

Silvia Heidel

(verso libre)

MINIMALISTAS

Silvana Pressacco – Argentina

Disparos en mis pausas

Un latido insistente atropella las puertas del silencio
en busca de una luz, un trozo de aire,
una dosis de algo
que perfore mi adentro y consuma la nada.

…………………………………………………………………………………


Ya cansa este paseo sigiloso
por la orilla que encierra el sueño de mis sueños
mientras el mar arrasa el horizonte
y se adueña de todo.



Leonardo Zambrano – USA

¿Cómo romper el verso para ser otro hombre?
Sin contener más tú risa idónea e irrevocable
y llenar la última gota que bebas de mi copa.
No trato por eso ser la cara que no pintaste…
…Aún siendo el payaso sin llantos en el espejo.

…………………………………………………………………………………

Ya amasé los pedazos y mis memorias
el llanto y la herida no entraron en la gota
la copa y el espejo, rotos por el impacto…
…ella, mi hija se quedó con sus ojos tristes.

¡Ay… de los reflejos!



Isabel Reyes – España

Haikus

Cae la tarde
zurean las palomas
en mi terraza.
……
Secas las lágrimas
simulan las ojeras
a los balcones.

……

Requiem nocturno
remolinos de incienso
de llanto y humo.



William Vanders – Venezuela

Me golpearon las sombras de mis sobras.

Me gritaron: Mastica, come y agradece…

porque hay un sol amagando
con incendiar tu alma.

…………………………………………………………………………………

Si el hambre duele en la entraña de uno,
duele más verla en el rostro de un niño.

Duele el dolor de los hijos del mundo,
duele en mi su angustia,
su muerte lenta,
me duele esta impotencia infinita,
el no poder sembrar pan
donde hay abismo.

Golpeado por la migaja

VERSOLIBRISTAS

Silvia Heidel – Argentina

Image by Bianca Van Dijk from Pixabay

Postales del instante

III
Podría suceder que el mar fuese devorado por las dunas .
Que abra sus compuertas y mis pasos atraviesen el desfiladero
hasta desenrollar el ovillo de resplandor encantado con médula de miel.
Es tan clara mi voz desde este lado de la ilusión .
Tan suficiente para hipnotizar a la cascabel de siete cabezas
tatuada en mi espalda. Instante,
canta tu bossa nova.
Cómo imaginarte?
Inmortal, pese a que sos fuego?
O, apenas y a penas, infinito mientras dures.


IV
Igual que yo, esta bahía y su calendario
se han desprendido de los inviernos.
Aquí un sol atemporal desliza brillos sobre
cuerpos inmersos en gradaciones de aguamarina.
Una gaviota inmóvil despliega su fuselaje.
Un cardumen quiebra iridiscencias en juegos sin guión previo.
Hay un batir de oleajes que vienen, van y regresan a la misma playa.
Ecos de risas que erizan la dermis con escalas de garganta salobre.
Sobra tanta placidez bajo estas hojambres de redondez imperfectible.
Vibra una energía expansiva en la atmósfera:
desmesura que desborda la palabra y rebasa los contornos.
Es mi corazón acurrucado en tu palma.
Descalzo, el tiempo se detuvo en mi portal.
No sabe adónde ir.



William Vanders – Venezuela

Image by Kerstin Riemer from Pixabay

Parco

Narrar con sombra el fantasma de la sangre.

Fugarme del otro cuando la mente se asusta.

Caminar descalzo sobre los cardos de una lágrima.

Sospechar de la violencia dormida en la derrota.

Ser ángel descosido en la raíz del árbol.

Entrar en el ojo de Dios y extraer origamis de fuego.

Palpar la ceniza oculta en el archivo de la piedra.

Reconocerme.

Saberme.

Hablarme.

Evocar a la muerte que me aviva.

Transcribir mi naufragio.

Volver.

Mudar este silencio a la pausa habladora.

Transferir mi alma a un pez milenario.

Quedarme quieto en la parquedad de su espíritu.

En fin:

Volcar la aurora en mi frente.

Desplazar el infinito a mi nariz oceánica.

Colocar azúcar sobre la sal derramada.

Arrojar esqueletos maniatados por la memoria.

Cincelar.

Olvidar.

Desmarcar.

Partirse desde adentro.

Reunirse.

Beber.

Zigzaguear.

Habitar la locura del sol tragamundos.

Andar.

Mirar.

Callar.

Reconocer al magma en la lengua.

A las anclas incrustadas en la espalda.

Al barco hundido en el pecho.

Dormir.

No despertar.

Descansar.

Lamer la dulzura salobre del destino.

Viajar siempre viajar adonde habita mi ternura.



Jesús M. Palomo – España

Image by Bianca Van Dijk from Pixabay

Poema de amor

No te escribo poemas de amor.
Y te podría decir que tengo las palabras rotas,
pero sería como ladrar en una comisaría.

No te escribo poemas de amor
porque al amor no lo entiendo.
Te llegué con batallas de más
y dejé los adjetivos grandes
esparcidos por los campos,
los tequieros desterrados, al sol.

No te escribo poemas de amor.
Desisto de usar las manos
para aplaudir a mi propio ego.
He dejado aquello atrás también.

Prefiero callar, escuchar la vida
mecido en tu regazo
y dejar que sea el silencio
quien marque el compás
de este corazón adormeciente.



Rosario Vecino – Uruguay

Imagen de Peggychoucair en Pixabay

A pesar, quizás, aún

castradora de aguas santas
mis fluidos
mi llanto

la sagrada humedad de dos cuerpos
trenzados
amándose

cadena de mis manos impidiéndome
el tacto
la caricia

traidora de mi esencia
has congelado mi lengua junto con mi corazón

pero no recordaste -rosarito-
que yo respiro por el estómago
me escondo en el estómago
me muestro en el estómago

y
resucito a otras vidas
-adiviná-

regurgitando

MINIMALISMOS

Antonio Alcoholado – Reino Unido

Milagros y prodigios

Te he visto obrar milagros y prodigios
y sin superstición te rindo culto:
la eternidad es un momento juntos;
la inmensidad, andar tras nuestros hijos.
El universo es suyo en tu homenaje.
Si hay dioses, se asemejan a tu imagen.


William Vanders – Venezuela

Agrietado

Se nace agrietado,
luego el rayo se hinca en la fisura
y uno queda anochecido y ciego.


Isabel Reyes – España

Haikus

Agazapada
la mar borra la noche
y olvida al cielo.

En la rotonda
se oscurecen los árboles.
Pasa una nube.

NOVEDADES EDITORIALES

«Sangrar la letra», un libro de William Vanders (Ricardo Sayalero)


Dice Ernesto Román Orozco:

En estos relatos en primera persona, el protagonista, autor o crea-
dor de un mundo paralelo, expone situaciones íntimas, muy propias, que van más allá de su entorno natural. Estoy seguro que esos árboles que escrutaba en uno de sus relatos, sólo existían en su paisaje interior. Estamos ante una “forma inédita” de reinventar una vida, unacotidianidad sin huir de la realidad; sin embrago, este psico arquitecto, desde los laberintos de su cerebro, logra establecer conexiones paralelas entre una esencia que rige dos mundos: el real (la vida) y el psíquico (el interior). Desde esa especie de enfermedad creativa, nos entrega este conjunto de relatos bajo el título Sangrar la letra.

«Sea sombra», William Vanders

Imagen by Víctor Furtuna

Sea sombra -me dijeron-
y fui reflejo colándose
por los resquicios de las rejas.

Luego me gritaron: Sea callado.
Y junté todas mis voces,
las insospechadas, las ocultas, las no tan mías;
y fui atronador dentro de la palabra incesante.

Me insistieron: camine derecho mirando al piso.
Y fui recto por rumbo torcido viendo al cielo.
Entonces los pájaros migraron a mi ojos
y me sentí aumentado en cosas buenas.

Me buscaron, me golpearon y me encerraron.
Me obligaron a borrarme.
Me volví arena entre grilletes,
y salí por pies
a coleccionar caracolas en playas redimidas.


Agradecido

Mientras exista gente más vieja a tu alrededor siempre serás joven. Si sufres, calla, aguanta, sé fuerte hasta el final. Es de hombre tragar nudos y no soltar lágrimas. Vamos, hombre, la vida es dura, enfréntala con valentía.

Desde niño escuché este tipo de sentencias como si se tratara de una receta para el vivir bien. Hoy no gestionaré mi muerte en silencio. Me cansé de ocultar este dolor enemigo. Haré lo correcto: otorgarle al tiempo espacios para las despedidas, una ventana de vida en la agonía. Y como dice Silvio, en ansi dejaré una lista de voluntades:

a.- La docena de bisagras para ataúdes que me debe Raúl, que se las pague a Florencio con 3 arrobas de naranjas. Y que Florencio se dé por bien pagado.

b.- Los sillones de caoba agradezco los pongan en la buhardilla mirando a la ventana. Eso es por si confirmo que uno se vuelve fantasma. Me gustaría en el más allá sentarme un rato junto a mis abuelos-padres.

c.- A mis tres hijas, les heredo todas las pinturas, la hacienda y los poemas inconclusos por si quieren, algún día, continuarlos. Si tocan las bocas de cualquier lienzo apareceré para darles un abrazo y decirles cuánto las amo.

d.- A mi esposa, le debo cada cosa del todo . Convivimos en el triunfo, en la derrota y sobrevivimos sobre rescoldos de velones. A mi esposa, le dejo un te amo eterno sentado en el mueble del ático; ahí cabremos los dos como siempre. Dejo rollos de btc ocultos dentro de un código memorioso, para cuando lo material sea necesario. La maravilla de la añadidura seguirá forjándose, es un imán que nos ganamos a pesar de haber creído en la penuria inmortal.

e.- A mis padres, lamento irme anciano en sus tiempos de vejez milenaria. El tiempo es del tiempo y todos somos la misma semilla. En la arena seremos uno, pronto.

f.- A mi entrañable amigo de las letras y el teatro. A quien rescató de la hoguera mis libros y los acunó como suyos. La trova de esperanza juro sembrarla en el incendio como prueba de su inmortalidad.

g.- A quienes espantaron mi hambruna cuando el vientre se hizo espalda.

h.- Casi siempre se deja algo cuando el habitáculo es abandonado. Se debe a los ojos. Solo vemos átomos lentos. Pero existe la maravilla de lo intangible, eso esencial que pervive en el recuerdo y alimenta el alma. Dejo todo aquello inmaterial que honró mi humanidad estando vivo.


El dolor se amiga de mis huesos. Es cómplice del destino y no pacta con los tiempos extras. Agradecido del mar, agradecido
de las orejas en mis suelas y del dios sin boca que me habló en el silencio.

«Dos», «Mujer», William Vanders

Imagen by Tomasz Marciniak

Dos

La luz creadora no precisa de soles,
ni las sombras de obstáculos para prolongarse.
A veces, las manos pintan silencios
y la voz edifica ruinas sordas.

Probable es volver a tus huellas,
como imposible deshacer
la vocación del río para surcar al destino.

A veces, las estrellas son largas
porque están lejos,
o el amor acorta espacios
como ensayando
la serigrafía
de la proximidad
para volverse huraño en el ego,
y despertar sobre el asombro
de ser dos sin almas rotas.


Mujer

La luz es un arma innecesaria
cuando traes en el pecho
el coraje de la mujer primigenia.

Te basta el ademán:
ese universo de mutismos
ajustando la tuerca del injusto.

Y no es que se te antoje el matriarcado
por sobre el abominable patriarca,
no es que acuses al hombre por el hombre
en su inequidad idiotizante,
no, no es eso,
es que naciste con un entrecejo de mil astros,
viniste al mundo alfabeta de emociones
y aunque tu odio derribe titanes,
tu amor es imán
sobre la vena de los defectos ferrosos.

«Hoja, camino, tiempo y silencio», «Egombre», relatos de William Vanders

Imagen by Dimitris Vetsikas

Hoja, camino, tiempo y silencio


Hace poco más de veinte años mis padres mutaron piel y huesos, sangre y memoria, por arena. Y de la arena surgieron un ciruelo y un apamate. En los ojos de las frutas y en el polen de las flores, los encuentro y me aroman.

Recuerdo cuando cumplí dieciocho años. Me dijeron: ya eres un hombre y queremos entregarte una carta que escribimos para ti antes de que vieras la luz de este mundo. Solía releer la carta a menudo, pero hace 35 años que no lo hago. Mi visión de mundo se fue desarmando con los años y solo me queda una tuerca, un tornillo y la mano derecha para girar los ciclos meditativos tanto como para distraer a mi mente en asuntos propios de la eternidad. La mano izquierda la dejé sin oficios naturales, solo la empleo para formar con ella un tragaluz por el que puedo espiar a las hormigas.

Hicimos todo lo que no debimos. Era el título de la carta escrita por mis padres tres meses antes de nacer:

«Amado hijo. Cuando tengas la mayoría de edad leerás por primera vez esta carta. Queremos confesarte que previo a tu nacimiento, hicimos todo lo que no debimos. Que como seres humanos cometimos los mismos errores que todos cometieron. Nos creimos eternos y desperdiciamos la vida empeñados en defender ideales. Gastamos nuestro dinero creyendo que la muerte nos llegaría al día siguiente. Nos educamos para ser alguien y encontrar el respeto de la sociedad. Compramos autos, viajamos, bebimos, nos llenamos de recuerdos materiales. Y hoy, al saber que pronto nacerás, convinimos en repensar nuestros propósitos y creer que la vida es larga en su brevedad. Eres una extension nuestra y queremos estar contigo tanto tiempo como sea posible. Sabemos ahora que entre nacimiento y muerte nada es al azar y que todas las circunstancias están preescritas y sucederán predestinadamente. Con esta carta anexaremos instrucciones a seguir luego de abandonar este habitáculo. No es el fin, hijo, es la continuidad de la creación transmutante. Aunque no nos veas, nuestra esencia seguirá a tu lado y te abrazaremos con colores, sabores y aromas, hasta que nos reencontremos renacidos en otras formas de vida. Te dejamos libre en Hocatisi, porque libre naciste y libre serás siempre. Hoja, camino, tiempo y silencio. Recorre la senda a tu criterio sin dañar a nadie. Observa que el daño que puedas causar no necesariamente es físico. Puedes aplastar emociones sin mover un dedo y puedes, también, ser feliz sin mucho esfuerzo. Solo debes concentrarte y mirarte. Hocatisi es una casa, es un reloj, es libertad. Sé libre para los oficios libres. Duerme mucho y despierta temprano. Come poco y siéntete saciado. Haz de las aves tus amigas y no arruines a la culebra por culebra. Toma de la naturaleza los dones y agradece. Ve al árbol y dialoga. Camina y háblate. Libera el ruido de tu mente. Hocatisi te revelará que el silencio es un camino y que la hoja es tiempo. Aunque la hoja esté marchita no significa que ha muerto. Esa hoja está en un proceso de vida eterna. Hocatisi son tus ojos y los ojos de quienes miras. Entenderás a las miradas por el rostro que llevan puesto. Conocerás a tus bisnietos y tus últimos veinte años serán vividos como si hubiesen transcurrido sesenta. Sabrás que el tiempo no es el que se mide en horas sino aquél que dentro ti fue marcado por el infinito. Por último, si escuchas nuestras sonrisas y voces, ve rápido al espejo, tócalo, cierra tus ojos y luego duerme. Que el amor esté contigo, por siempre, para siempre. Mamá y Papá»

Hace mucho decidí no revelar todos los detalles de las otras partes de la carta, porque son las mismas instrucciones que siguieron mis padres justo después de verse morir. Solo es indispensable llevar una pisca de sal, un trozo de tiza , un espejo ovalado,pequeño, y cien metros de hilo pabilo, entre otras menudencias. Es que como me indicaron mis padres: Al morir es como dicen. Te conviertes en fantasma a semejanza de tu cuerpo hasta que se ejecute la metamorfosis. Entre el tránsito de abandonar el esqueleto y adaptarse a gravedad cero, es necesario lamer un poco de sal para alejar espíritus malignos atrapados en la tristeza. La tiza es para marcarse la frente con un punto porque por ahí es por donde entra la nueva existencia. Un espejo para ver la distancia entre el alma y los pies no vaya a ser que sintamos vértigo. Y cien metros de hilo pabilo por si nos arrepentimos y queremos retornar al cuerpo físico.

Estos apuntes siempre me parecieron exagerados y fantasiosos, pero cuando toco el espejo y me duermo, confirmo que todo es cierto. Y que el apamate está florido y que el ciruelo está en cosecha y que estoy aquí, conmigo, viviendo en un camino de hojas dentro de un silencio sin tiempo.



Egombre


Ronco Campana surcó su existencia sin estrellas para la fortuna. Cuando se percató de haber nacido en una época ambigua, ensilló a Sur y a Monte, dio la espalda a su rancho y cabalgó sin ver ni hablar con nadie. En aquella casona de bahareque enterró sus armas, su pasado y sus recuerdos. También ocultó su nombre entre dos tapias y con los años olvidó su linaje. Juró anularse y que nadie lo conociera, salvo sus caballos y su perro Panza. Su plan eremita pronto encontró una nueva tragedia. Monte enfermó repentinamente y murió. Luego la tristeza tocó el corazón de Sur y también falleció. Panza se mantuvo fuerte y longevo, salvo por tres cráteres que crecieron en su garganta. Parecían volcanes negros, profundas cimas agoreras del infortunio. Panza se fue aletargando y convirtió en costumbre tumbarse a dormir casi todo el día. Esta actitud preocupó a Ronco y le preguntó con voz dulce, melancólica y entretenida:

—Qué tienes Panza, por qué ya no ladras. Hacia dónde migró tu sonrisa y por qué ya no vienes cuando te llamo.

El perro lo miró con párpados agazapados, se echó en su regazo, lamió sus manos y durmió profundamente. Ronco Campana acarició su pelaje y tornó ojos al cielo con boca apretada y cuello extendido, para hundir su congoja en las cuencas de sus ojeras. Supo con los años que Panza era un perro transmutador, que absorbía los males para aminorar sufrimientos de quienes amaba con el propósito de extender sus vidas tanto como fuera posible. Panza acumuló tanta enfermedad ajena como pudo, pero no logró salvar a Sur ni a Monte. El destino de los equinos se escribió hace mucho y la configuración matemática de sus nacimientos es como la vida de todo: inmodificable.

En otro día de mucho calor, Panza se arremolinó en los pies de Ronco, lamió sus tobillos, lo miró con amor profundo, cerró sus ojos y dejó de respirar. Los ojos de Ronco quedaron huecos por siempre, su rostro fue un sin semblante y ya no hubo espacio en su pecho para ningún sentimiento. Se convirtió en un hombre sin nadie ni para nadie, de pasos sin ruido ni huellas. Ni la soledad fue su compañía. Caminó durante años sin rumbo fijo, como embebido en lo inerte. Todo lo que amó lo perdió y todo lo que tocó lo arruinó. Es una energía extraña con la que algunos seres nacen y sin querer ni merecerlo llegan a la vida estando muertos.