CUÁNDO Y POR QUÉ DIVIDIR UN VERSO LIBRE

por Morgana de Palacios

Requisitoria:

En alguna ocasión me han preguntado sobre algún poema mío por qué motivo he hecho una ruptura sintáctica al partir un verso. Pues bien yo lo hago inconscientemente y no suelo saber el porqué.

Alguien podría decirme en verso libre ¿cuándo debe iniciarse un verso nuevo y por qué?

Respuesta y explicación:

No creo que si utilizas una sintaxis normal, no sepas cuando una frase se corta de manera inadecuada forzando un encabalgamiento poco atractivo y, desde luego, únicamente el poeta sabe cuando debe iniciar un nuevo verso en función de su propia expresión y del ritmo que le esté imprimiendo.

Cualquier tipo de verso tiene unas normas determinadas, así que hablar en poética de libertad absoluta, es imposible. Lo que llaman verso libre es una variante compleja de conceptos que ya existen en el verso tradicional, como el ritmo y la cadencia, y de ningún modo se puede llamar verso libre a tantos casos lamentables como se ven, si carecen de ese ritmo. Aunque el verso libre rechaza la normativa poética tradicional, sin organización rítmica, el poema no puede existir.

Yo te aconsejaría, precisamente para afinar el oído y que no tengas dudas a la hora de dar por finalizado un verso, que estudies la técnica rítmica.

Ser poeta no es algo cómodo ni fácil, ningún arte lo es, así que nadie que desconozca la base de la poética o desprecie el arte que ser poeta requiere, puede llamarse a sí mismo poeta.

Picasso no empezó directamente como maestro cubista ¿verdad?, conocía la tradición y la técnica y a partir de ahí, pudo actuar. Los grandes músicos de jazz conocen a la perfección la música clásica y es en ese conocimiento como componen sus obras más brillantes.

Creo que era Robert Fros el que daba un ejemplo magnífico sobre la utilidad básica de la métrica para alcanzar la libertad a través de sus límites, porque ninguno de los dos conceptos existe sin el otro (libertad-límites). Decía «que nadie podría jugar al tenis sin disponer de un campo de determinadas características y medidas, de una red con una altura precisa y de otra serie de límites, que bueno, estaríamos jugando a cualquier otra cosa pero no al tenis.»

Lo mismo ocurre con el verso llamado libre. Dos jugadores que tengan una raqueta y una pelota reglamentaria, que no quieran delimitar su campo de juegos, pueden acabar haciendo carreras inacabables o a puñetazos si son intransigentes.

Elliot decía «Ningún verso libre es libre, para aquel que aspira a un buen trabajo».

Sobre una gráfica imaginaria, el trabajo del poeta puede provenir de dos líneas. Una de ellas es su conciencia y trabajo continuo, la otra línea es simplemente su curso normal de desarrollo, su acumulación y asimilación de experiencia (no buscada sino sólo aceptada en función de lo que se quiere hacer).

Por experiencia entendemos las consecuencias de la lectura y reflexión sobre intereses de todo tipo, contactos, conocimientos, así como pasión y aventura.

En cualquier momento, ambas lineas pueden converger en el punto más alto, de modo que obtenemos una obra maestra.

Es decir, de la acumulación de experiencias que cristalizó para obtener el material artístico y de años de trabajo en la técnica que preparó el medio adecuado, se deriva algo donde medio y material, forma y contenido, son indistinguibles.

Ahí está la perfección del verso. Incluso la del verso libre.

Para considerar libre a un verso con respecto a las convenciones métricas y rítmicas que rigen en cada lengua, hay que dejarlo reposar sobre la «violación» de la tradición y para violar algo es necesario conocerlo. El verso libre necesita contener un germen estructural que se repita, ser el reflejo de otros versos.

Por tanto, la base para la separación de los versos será el ritmo. La base para conocer el ritmo: la técnica métrica y acentual. Cuando conozcas mínimamente las normas básicas de la poética, podrás optar con brillantez por saltártelas sin perder lo fundamental y sin que se conviertan en simple prosa cortada o directamente en caos literario.

Lectura y estudio, ni más ni menos.


Intercambio:

Cuestión:

Tu artículo sobre los cortes versales en el verso libre es interesante al citar la necesidad del ritmo en el verso, pero si el verso tiene ritmo ya no es verso libre, sino verso blanco de longitudes métricas armónicas. Respecto a los cortes del verso en el supuesto verso libre son importantes las pausas fonéticas sintácticas, ya que aquí no tenemos ni el sostén de la rima ni el del metro. Un tema que no mencionas es el de las asonancias que suelen estropear los versos libres al provocar sonsonetes.

En resumen, si hay verso libre debe basarse en unas imágenes líricas muy potentes que den al verso esa consistencia que lo hace verso. Por eso no creo en el verso libre épico, ni sarcástico, ni humorístico, que no es sino prosa mal cortada. Y en cualquier caso las fronteras entre la prosa poética lírica y el supuesto verso libre son muy difusas.

Respuesta:

Te equivocas, Ricardo. El ritmo es connatural a la poesía. Sin ritmo no existe poesía y como el verso libre es poesía necesita el ritmo. Es más, es el único elemento tradicional que en el versolibrismo resulta indispensable.

Por supuesto no se refiere al ritmo derivado de las estructuras acentuales o silábicas como tu supones, erróneamente.

Tanto una como otra y las restantes, son formas de lograr el ritmo, pero existen además: reiteraciones, repeticiones sintácticas y semánticas, paralelismos y juego de grupos fónicos, encabalgamientos sirremáticos, etc.

Por su propio sentido individual, dice Navarro y Tomás, esta clase de ritmo exige por parte del autor una fina sensibilidad expresiva y un perfecto dominio del material lingüístico. Y añade «Con mayor riesgo que cualquier metro de forma definida y corriente, el verso libre pierde su virtud si sus cambios, divisiones y movimientos carecen de ritmo perceptible o resultan vanos e injustificados en el desarrollo de la composición».

Las imágenes líricas o no, no son las que hacen al verso libre, verso, sino la música, el ritmo que lo diferencia de la prosa, que siempre va por otros cauces propios. Sus fronteras, lejos de ser difusas, están perfectamente definidas por cualquier autor con un mínimo de conocimiento poético.

En resumen, te niego la mayor «pero si el verso tiene ritmo ya no es verso libre, sino verso blanco de longitudes métricas armónicas» (sic).

No hay verso sin ritmo, insisto.


Réplica:

En lo que dices, Morgana, hay algunas verdades, pero también mucho que se dice y no se demuestra.

¿Por qué nadie hace un comentario de un poema donde se explicite ese supuesto ritmo no fónico?

Yo acepto que existe a veces en la reiteración de imágenes con un cierto esquema, pero la mayoría de las veces ese supuesto poema de verso libre solo se sostiene por el lirismo y la frontera con la prosa poética es muy tenue.

Espero el comentario de un poema de verso libre que explicite esos ritmos no fónicos.


Segunda respuesta:

Creo que leíste muy superficialmente muchos comentarios -si es que los leíste alguna vez, cosa de la que me permito dudar- de los que yo hice en el foro, explicando todo esto, Fernández. Si los hubieras leído en su momento, no vendrías aquí con estos planteos que creo que son más motivados por otras cuestiones que porque el particular realmente te interese, cuando no te interesó leerlos en el foro en el momento en que fuiste parte de él, como, además, ni siquiera leías la Revista cuando yo publicaba tus cosas ni la compartías ni te dabas por enterado.

Ahora no solo venís acá, cuando jamás viniste sino que encima y además «se te dio por leer la Revista» con el solo espíritu de confrontar con Morgana -y me hago cargo de lo que digo- porque tu pregunta estaría resuelta de haber seguido «leyendo» la entrada consecutiva.

Pero bueno, creo que esta tontería que planteás y que ya fue debatida en el foro hasta la saciedad, aunque vos no hayas leído la demostración del teorema porque no te interesaba demasiado por entonces (y que, casualmente, acabo de explicarle a Vanders en un poema de Isa Reyes), responde a un espíritu de confrontación y nada más.

¿Cuando cursaste Filología Hispánica, no trataban este asunto en tu universidad?

Y lo que decís acerca de la «prosa poética», también deberías repensarlo porque se ve que tampoco leíste los ensayos sobre las diferencias y las cosas que se deben tener en cuenta desde el enfoque prosístico, porque poética o no, la prosa siempre será prosa, Fernández y en el foro, que yo recuerde, eso, tampoco, nunca te interesó.

No entiendo por qué está planteada una discusión sobre ritmo si de lo que trata el debate de origen es de cómo se cesura. Ofrezco, entonces, un par de consideraciones al respecto (de las que no leíste en el foro).

El nomenclado como «verso libre», bandera y bandería de la también denominada «poesía moderna, de vanguardia, nueva poesía o poesía actual» nunca ha tenido un verdadero abordaje ni en cuanto a su definición como tal ni en cuanto al porqué de esa definición en base a aquellos elementos exploratorios de su método constituyente.

Sabemos, casi de manera empírica o por qué no, directamente de manera empírica, que el denominado «verso libre» invoca para sí ser representativo de la experiencia emocional del poeta, basada más en una concepción de orden estético (en el mejor de los casos), que en una estructura netamente sonora (solo me refiero con estas consideraciones a la forma versal) como sí lo hacen las formas clásicas que combinan a una sintaxis lógica los elementos formales de la métrica.

El «verso libre» acuñado en su origen por el poeta estadounidense Walt Whitman, trabajaba sobre la idea de la imagen como sujeto poético, basado  en un tratamiento directo de ese sujeto utilizando elementos de la búsqueda sonora per sé, edificando secuencias rítmicas apartadas del sonido que podrían conferirle a las mismas secuencias un conteo silábico y un correcto orden acentual en los metros escogidos o la periodicidad formal rimática.

Por ende, el verso libre, abriría las fronteras a otra clase de formas abiertas que buscarían una exploración adecuada a los dictámenes de la era actual.

Sucede, en general, que quienes se apegan a la denominación de «verso libre» para justificar cualquier cosa escrita en una pila de frases, (y con «cualquier cosa» digo «cualquier cosa»), sostienen que las formas «métricas» –ya sea blancas o rimadas– restan naturalidad, encorsetan y constriñen a la expresividad creadora real, porque delimitan lo que se desea decir y lo acondicionan dentro de un enmarque ya prefijado por la estructura. Sostienen, además, que dicho enmarque no condice con las formas de expresión actuales, desestimando, de este modo, el valor natural del discurso como propuesta y limitando la expresividad solo al formato dado al discurso.

La poesía, como tal, no es sistematizable y quizás, tampoco definible ya que responde a diversos factores que trabajan de manera conjunta hacia una percepción de ese «sujeto poético» que mencionábamos en un principio y por ende, la poesía podría explicarse (definirse sería un verbo pretencioso) como el resultado de un proceso desarrollado conjuntamente por elementos intuitivos, en cierto modo referenciales, que producirían una construcción entre esa visión o visualización de la «cosa» y sus interacciones, para ser sintetizada en forma de un lenguaje ad hoc.

De este modo, podemos encontrar en  la poesía  «libre» actual, un aparentemente irremediable ejercicio caótico que pendula entre una simbiosis burda de verso tradicional y elementos fuera de nomenclatura adaptados como una mala reforma que refieren a lo que se supone como «verso libre».

Infinidad de autores del género producen búsquedas con escaso significado para quien topa con ellas ya que si algo es natural al hecho poético, resulta en el feedback entre simbólicas que permitan reinterpretar al «sujeto poético» más allá del «sujeto estético», de manera intuitiva y emocional.  

Estos autores, enfrascados en sus búsquedas personales, muchas veces utilizan elementos que resultan solo comprensibles para esa búsqueda, produciendo, por ejemplo, rupturas del código comunicativo que dinamitan la significación de la obra como representante de un hecho universalizable, traspolándolo a una visión intelectualizada y acotada solo al espacio de la búsqueda personal.  Más allá de la transgresión del código como elemento sustitutivo de lo comprensible, muchos autores deciden para su obra una simbólica «exploradora», como ofrecer enormes silencios cesurales sin motivo aparente que los justifique o cortes impredecibles en un discurso que resulta poco cohesionado estructuralmente, cuando no, repartido en sangrías, márgenes y otra suerte de espacialidades arbitrarias que terminan por desdibujar la propuesta y desleír la idea por transformarla en compleja de seguir.

Quizás, si de algo no debe apartarse el «verso libre» en cualquiera de sus variedades experimentales, es en tratar de mantener la vía comunicacional del código con el receptor de sus propuestas, si en realidad la suposición de escribir en él es un aggiornamento a las requisitorias del siglo a transitar.

Algunos autores lo comprenden. Otros, tal como lo que escriben, no.

En la entrada inmediatamente siguiente a esta, hay un enorme ejemplo de Verso Libre que te evitaría hacer algunas preguntas de las que formula tu requisitoria.

Res non verba, Fernández.

Intervienen: Ricardo Fernández Esteban – Morgana de PalaciosGavrí Akhenazi

POESÍA DE MORGANA DE PALACIOS

Disparo de tinta

He nacido a tus ojos y he de morirme
antes de que me mates con tu desprecio
y tu voz se me instaure desapacible
en mitad de las sienes de los silencios.

Me entregaré sin ruegos, sin amenazas,
cuando por seducirme ardan cometas
y me susurre versos en la almohada
la boca de tu invierno por primavera.

Cuando la rosa tonta de mi desgana
más lúcida, más cárdena, más intensa,
te crezca entre los dedos de la añoranza
por abrirse al enigma de tus tormentas.

Como un escalofrío, porque te quiera,
has de abrazar mi sombra con tu penumbra
y matarme de gozo como si, apenas,
recordaras quien eres sobre mi tumba.

Desatarás las flores de tu garganta
sobre el cadáver tibio de mi soberbia.
Si me finges, diablo, deseo a ultranza
te mentiré la muerte de la coherencia.



Sobre mi nombre haces cábalas nocturnales
mientras inicio el rito de adivinarte ciega,
desato la mordaza de tu boca andariega
y levanto despacio tus losas sepulcrales.
No soy recomendable para hombres cabales
así que no te arriendo en el juego ganancia,
no manipulo mentes pero es en la distancia
donde mis versos hieren los ojos que no veo.
Tú eres un creyente, yo sólamente creo
en la fugacidad de nuestra circunstancia.

Dime ¿qué tienes tú que otros hombres no tengan?
¿qué escondes tras el gesto de loco visionario?
¿qué me puede intrigar? ¿eres el adversario
que romperá las voces virtuales que me arengan?
¿Existe el pandemonium que tus manos detengan?
¿te inventarás por mí un futuro inaudito?
¿pintarás la sonrisa en mi rostro fortuito?
Dime ¿quién eres tú que llamas a mi puerta?
¿el cazador cazado? ¿el de la mente abierta?
¿a quién voy a dejarle el camino expedito?



Anda y dí a los machos de tus ojos
que disputan mis rimas carniceras,
que se van a engañar con trampantojos,
debajo de mi ropa los despojos
de una entelequia, mueven las caderas.

Diles que no se encelen por La Oscura
que finge claridades por capricho.
Si miran más allá de mi locura,
verán que sólo soy la conjetura
que siempre se desdice de lo dicho.

¿Que te gusta jugar? Lo sé. Te gusta.
Si ladras más que muerdes, no es seguro.
Tu voz es el caballo, yo la fusta
que te desboca el trote siendo injusta
con la llamada a sangre de lo impuro.

Si te vas a matar de transparente
sobre mi vendaval de soledades,
no me reproches luego ante la gente
que te dejé morir. Soy diferente
porque no juego el rol de las bondades.

Si en esa diferencia ves tu hombría
peligrar como roble en un desmonte,
no escupas en mi nombre. Todavía
queda mucho pecado. Mi utopía
se suicida detrás de tu horizonte.

ANÁLISIS

Explicación de lo obvio, por Morgana de Palacios

No me importa si llegas o te alejas,
no interesa tu afecto ni tu olvido,
lo que duele es que me hayas ofrecido
tantas mieles de amor y ahora me dejas.

Y me dejas soñando tus consejas,
esos cuentos de Venus y Cupido
son leyendas que hubiera yo aprendido
aunque fueran historias todas viejas.


De tu boca de miel me sorprendía
la imagen que tus voces me creaban
exaltando feliz mi fantasía.

Seres de extraordinaria zoología,
unicornios, pegasos que volaban
y yo diosa de tu mitología.

Este soneto necesita una revisión en profundidad, más trabajo, más detenimiento. Hay acentos mal colocados, verbos que no están en el tiempo lógico que correspondería a la frase.

Veo preocupación por dominar la métrica, cosa que me parece bien pero absoluta despreocupación del mensaje a transmitir. No todo es cuestión de hacer un soneto por cada pensamiento que le pase a un autor por la cabeza: tristeza, alegría, sordera o mitología.

Una cosa es la sencillez, la naturalidad al expresarse y otra muy distinta el conformarse con frases facilonas y sin altura. La compulsión de escribir no debe dejar a ninguna voz poética en la más absoluta mediocridad. Toda obra debeser trabajada, meditada.

No es cuestión de no tener errores, todos los tenemos y entre todos, intentamos corregirlos. Pero un autor debe molestarse en presentar un trabajo en condiciones.

Para elaborar un tema hecho prácticamente a vuela pluma y que no sea un ripio, hay que tener una experiencia, darle vueltas y vueltas, matizarlo, corregirlo, pensar otras palabras que podrían mejorarlo. Darle altura, en definitiva.

Yo no digo que todos los poemas improvisados sean ripios, digo que es fácil hacer ripios cuando uno va a toda velocidad, sin detenerse en los detalles de un tema.

Yo he ripiado mucho, sé lo que me digo.

Hay varios tipos de comentarios:

El que te dice «que bonito», pongas lo que pongas, porque tampoco les interesa el criterio para los suyos propios, así que no lo ejercen. Estos son los de coméntame que yo te he comentado, sin más y jamás van a aportarle nada al autor.

El irónico prepotente, que te analiza verso a verso sacándote las pegas para demostrar que sabe lo que dice mientras te tira por tierra el poema completo.

-El que directamente te ignora para no descender del Parnaso a comentar mediocridades, y el que, de alguna forma, potencia lo bueno e intenta que el autor vea lo mejorable.

La poesía es un pálpito interior y eso, no se puede aprender ni todo es cuestión de ejercitar, sin más. Hay que analizar los textos de otros autores, el por qué esta frase que uno pondría así y ese autor la pone de esta otra forma.

Hay que detenerse en el propio sentimiento y escribir intentando decir las cosas de forma original, con la propia voz. Decirlas como no las ha dicho nadie.

Si no haces obras de arte, al menos serás fiel a tu entendimiento.

TÉCNICA POÉTICA

Verso compuesto: el dodecasílabo

Enrique Ramos

Debate

Según explica Antonio Quilis en su «Métrica» (Editorial Ariel, 15ª Edición), «a partir de las doce sílabas, inclusive, los versos son compuestos, es decir, formados por dos versos simples, separados por una cesura.

Las condiciones exigidas por un verso compuesto son:

1. La cesura o pausa que divide los dos versos integrantes impide la sinalefa.

2. En el primer verso simple, se realiza el cómputo silábico según la posición del acento en las últimas tres sílabas, del mismo modo que si fuese un verso simple normal.

3. La cesura tiene una duración menor que la pausa versal.

4. El tono en el verso compuesto se desliza a menor frecuencia que en el verso simple.»


A continuación voy a reproducir un breve texto extraído del «Manual de Métrica Española» de Elena Varela, Pablo Molino y Pablo Jauralde, publicado por la editorial Castalia Universidad, el cual creo que puede ser interesante para comprender mejor la estructura silábica y acentual de verso dodecasílabo:

«El dodecasílabo comenzó históricamente por ser una de las formas del verso de arte mayor, es decir, el verso largo de estructura hemistiquial con una secuencia óoo (oóooóo) en cada hemistiquio, lo que se llamó precisamente “verso de arte mayor” y que es lo que nosotros denominamos una serie rítmica. Dada la posible fluctuación de las primeras sílabas átonas (una, dos o ninguna: oóooó / ooóooó / óooó) y de las últimas (oóooóo / oóooóoo / oóooó), aparece como verso silábicamente irregular (de entre diez y catorce sílabas). En realidad, son dos composiciones de dos versos pentasilábicos, hexasilábicos o heptasilábicos, siempre de la variedad llamada dactílica: es decir, acentos en 1.4 (pentasílabo), 2.5 (hexasílabo) y 3.6 (heptasílabo), y con una curiosa tendencia a la distensión, es decir, a preferir los hemistiquios más cortos para el arranque y los más largos para el final del verso.

[…]

(…) cuando el verso castellano alcanza esa extensión tiende a romperse en dos hemistiquios, y esa es la norma general: cada hemistiquio funciona entonces como un semiverso, tal en estos ejemplos de Prosas Profanas, con tres variedades rítmicas distintas:


“Se asoma a sus húmedas pupilas de estrella…”
7 esdrújulo+6 = 6+6 =acentos en 2.5 + 2.5

“El teclado armónico de su risa fina”
7 esdrújulo+6 = 6+6 = acentos en 3.5 + 3.5

“a la alegre música de un pájaro iguala”
7 esdrújulo+6=6+6 = acentos en 3.5 + (1).2.5


El mismo poeta solo presenta un caso de dialefa hemistiquial, pues en los demás versos evita el choque de vocales en esta posición:


“¿fue acaso en el Norte o en el Mediodía?
6+6 = (1).2.5 + 5 (esto es: 2.5.11)


Las variantes hemistiquiales del dodecasílabo resultan a veces de los distintos modos de lectura de los versos. La escansión mayoritaria es la regular 6+6, pero no es raro encontrar o realizar en la lectura otras, particularmente la de 7+5. Al bajar del pentasílabo, el dodecasílabo busca la forma 4+4+4, que suele preferirse a las variantes 8+4 ó 4+8, algo estrambóticas, aunque posibles (..). La variante 4+4+4 es relativamente fácil de detectar por su sonsonete (acentos en 3.7.11). El juego de posibilidades proviene, como es natural, de las variantes rítmicas de los componentes hexasilábicos, pentasilábicos, heptasilábicos, etc.

El modo de escansión habrá de buscarse en razón del acento interno: los de acento en 5ª producirán 6+6; los de acento en 6ª serán los de 7+5; los de acento en 4ª pueden escandir como 5+7 (depende de la siguiente). Las variantes inmediatas al de 6+6 serán las de aquellos que lleven acentos en 4ª, más cortos, por tanto (5+7), o en 7ª, más largos (8+4). Puede darse, del mismo modo, un primer hemistiquio de 4+8, con acentos en 3ª obligatoriamente. Lo normal es que la escansión se mantenga a lo largo de una misma composición (…)

La ausencia de hemistiquio se puede producir con el esquema

óo óo óo óo óo óo

con el equivalente par, o con el que intenta soldar el centro del verso, lo que se produce con las variantes 4+8 u 8+4, que (…) son raras:

ooó ooooo oo óo (“a quemar amontonados corazones”)

(…)


Ureña habla del dodecasílabo de seguidilla, que forzosamente ha de ser 7+5, como «en elogio de la seguidilla», de Darío:

“Metro mágico y rico que el alma expresas…”


Debate:

El problema es que las normas que rigen nuestra métrica, en ocasiones son truculentas y arbitrarias (ya me explayaré en esto más tarde), y por lo tanto falibles. Creo que para la articulación contemporánea de las distintas variedades de español diseminadas en el mundo, tales normas parecen vetustas por su inoperancia en el habla de todos los días.

Resulta pedante recalcar que el endecasílabo no es un verso perfecto (sic) -no tomar como el latinismo «así» sino como abreviatura de silencio en la sala-. De continuo ensalzamos su musicalidad, su ritmo y otras exquisiteces. Pero, ¡Oh!, sucede que en ocasiones saca esa cara truculenta que menciono y nos mete una zancadilla confundiéndonos.

Tomemos un ejemplo de la señora Morgana de Palacios (cito uno de los tres versos característicos del soneto):

En ti se pudrirá la selva extraña

La autora asegura que es un dodecasílabo: lo flanquean, efectivamente, versos dodecas. Tomado como dos hemistiquios, el verso en cuestión cierra la cesura con palabra aguda por lo que el cómputo silábico arroja el número siete, más las cinco restantes de «la selva extraña», nos completa los doce. Todos en paz.

Mas… ¡Oh! El lector se confunde por que ve al verso con máscara de endecasílabo, camina como endecasílabo, parece endecasílabo, ¡y hasta suena como endecasílabo! Y redondo.

¿Qué ocurre?

Sabemos que un verso puede adoptar el disfraz de endecasílabo o dodecasílabo, dependiendo de como sea enunciado. ¡Pero aquí no hay pa’onde hacerse! El verso es directo, claro, inconsútil y no hay duda en cuanto a la dicción.

Surgen pues la preguntas:

¿Puede un verso sin ser alterado en su emisión ni en ninguna otra de sus propiedades, adquirir la cara bifaz de endeca-dodeca?

¿Un verso que cae en la sexta sílaba con palabra aguda puede aspirar a ser dodecasílabo, dividiéndolo en hemistiquios de 7-5?

Yo tengo mis dudas, porque Don Quevedo tiene otro aspirante que, según yo, reúne cualidades más cercanas al dodeca:

Mas llámenme a mí puto enamorado

o uno del argentino Enrique Banchs:

como es su deber mágico dan flores

Creo que estos dos ejemplos bastan.

Estos doctos varones incluyeron estos versos en sonetos muy divulgados, teniéndolos por supuesto como endecasílabos con todas las de la ley. Pero si los vemos más de cerca, con fruición: ¿no podrían ser dodecas? Parece que sí. Si como aseguran las normas, los versos compuestos despegan a partir de las doce sílabas, entonces no trasgredimos nada y los podemos leer así:

mas llámenme a mí (5+1=6) / puto enamorado (6) Total = 12

como es su deber (5+1 = 6)/ mágico dan flores (6) Total = 12

Luego entonces, parece que hemos sorprendido a los imbatibles Maestros en un desliz de doce sílabas donde esperábamos once. ¿O no?

¿Hay truco?

No. Ocurre simplemente que la métrica se tambalea, se desequilibra cuando una palabra aguda cae en la quinta o sexta sílaba; propiciando esas ambigüedades y confusiones. Y todo ello sin cambiar ni una coma, sinalefa, hiato, etc. Inestabilidades como ésta las podemos encontrar no sólo en endecas y dodecas, sino en otros metros. Por ende, nuestras normas son perfectibles. Hoy más que nunca.

No se trata de besar la huellas de nuestros mayores, pero creo que tampoco hay que ser más papistas que el Papa.


En ti se pudrirá la selva extraña

El verso que cita del soneto a que se refiere no es dodecasilábico simétrico y por tanto no puede hablar de hemistiquios sino de heterostiquios y efectivamente es un asimétrico en 7/5, o llamado de seguidilla, ya sabe usted acentuado en 6/11.

Desembocar en ti – líquida araña
con siete brazosrío de triste escoria-
y en tus añiles fondos beber la gloria
de saladuras viejas como tu entraña.

En ti se pudrirá la selva extraña,
la hojarasca funesta de mi memoria.
Como una Ofelia virgen de turbia historia
perderé la inocencia bajo tu saña.

Hondo, como el regazo de los tornados,
vivo, como la carne de los pecados,
negro, como la tumba de la dulzura.

Frío, como el verano de los suicidas,
fiero, como las zarpas de las heridas.
He de morirme en tí: mar de amargura.

La confusión del lector estará en función de su nivel de conocimiento. A mí para nada me confunde ni se confunde mi oído tampoco porque no hay tropezones. Son versos compuestos y como todos, tienen unas normas independientes para cada heterostiquio que aquí se cumplen escrupulosamente.

Ya sabemos que con los dodecas se atreven muy pocos, precisamente porque es el metro más inestable que existe, en esa frontera de lo que consideramos verso simple y compuesto, pero todo el que se atreva y se encuentre con una palabra aguda al final del primer heterostiquio, no tendrá más remedio que considerarlo como yo lo considero. ¿Que entre endecas es un endeca? naturalmente ¿y? ¿Qué problema le ve? Hay que analizarlo dentro de un contexto determinado, con un ritmo determinado y un sonido determinado. Por supuesto que podía haber evitado esas agudas, pero si le soy sincera, no me dió la gana, me parecen preciosas.

Es la eterna discusión, si los endecas eran versos compuestos o no y su dichosa división.

Y para terminar, dos ejemplos.

Dodecasílabos simétricos, hemistiquios de 6:

El metro de doce son cuatro corceles,
donceles latinos de rítmica tropa,
son cuatro hijosdalgo con cuatro corceles;
el metro de doce galopa, galopa…
Eximia cuadriga de casco sonoro
que arranca al guijarro sus chispas de oro,
caballos que en crines de seda se arropan
o al viento las tienden como pabellones;
pegasos fantasmas, los cuatro bridones
galopan, galopan, galopan, galopan…

¡Oh, metro potente, doncel soberano
que montas nervioso bridón castellano
cubierto de espumas perladas y blancas,
apura la fiebre del viento en la copa
y luego galopa, galopa, galopa,
llevando el Ensueño prendido a tus ancas!


y galopa ¿eh?Amado Nervo.


Dodecasílabo asimétrico o de seguidilla, heterostiquios 7-5:

Oh bandera triunfante de la alegría!
¡Oh manto de la antigua fiesta española!
¡Oh palio de las juergas de Andalucía!
¡Oh túnica radiante de la manola!

La alegre primavera que en tus tejidos
enredó el arte bello con sus colores
es la red esplendente donde prendidos
ven, a fleco por alma, los amadores.

Cuando desde el alzado seno redondo
bajas como un diluvio de flores vivas,
los chinos que bordados hay en tu fondo
abrazan a los cuerpos que en ti cautivas.

Salvador Rueda.


Traigo un fragmento del texto en el que hablando de endecasílabos Elsie Alvarado de Ricord dice:



Hay una musicalidad especial en el poema que comienza:

El verso sutil que pasa o se posa
sobre la mujer o sobre la rosa,
beso puede ser o ser mariposa .
(C. de V. y E ., X, 663) .

Los hemistiquios iniciales agudos, demarcan especialmente la cesura, con lo cual se destaca también el paralelismo métrico y los otros paralelismos sintácticos y semánticos que se han señalado en esta estrofa . Esta condición de oxítonos de los hemistiquios iniciales se mantiene en todo el poema, salvo en el segundo verso de la tercera estrofa :

Amor y dolor . Halagos y enojos .
Herodías ríe en los labios rojos .
Dos verdugos hay que están en los ojos .

La distinción con respecto a la estrofa antes citada es sólo léxica, porque métricamente la e final de ríe (postónica) y la inicial de en (átona también) se resuelven en un solo sonido .

En lugar de darle espacio a la infalibilidad de la métrica y el sonido de Darío al escribir un hemistiquio agudo, presupone un sonido forzadísimo para mí en ríe, que ella, al parecer lee rié, para poder leerlo en una sola sílaba….Supone además la existencia de hemistiquios en endecasílabos, cuando la teoría literaria toma como versos compuestos a partir de los dodecasílabos. Y, fíjese usted, si los toma como hemistiquios, entonces, al terminar en aguda ¿no sumarían 6 sílabas?

Yo lo veo bastante contradictorio.


Ella dice

«porque métricamente la e final de ríe (postónica) y la inicial de en (átona también) se resuelven en un solo sonido» y sería cierto de no estar ese verso en el contexto de los anteriores. Al estarlo, pide el hiato como el comer.

El sonido dodecasílabo más que por la cesura que en ese verso que citas no es tan fuerte al no haber palabra aguda por medio.

He ro dí as rí een los la bios ro jos

viene dado fundamentalmente por el acento en quinta que no es propio de ningún tipo de endeca.


No sólo Elsie, sino otros muchos lo consideran endecasílabos sin tener en cuenta lo fundamental del acento. Por eso mismo es que me llamó la atención el tema. Yo insisto, suenan a dodecasílabos y esa debe ser la musicalidad «especial» que ve la analista.


Intervienen: Enrique Ramos (España) – Luis Montemayor (México) – Morgana de Palacios (España) – Aitana Cortázar (Argentina)

DEBATES MÁS, DEBATES MENOS

Divague sobre el hacer literario, por un tal Ronco Campana

(Imagen by Nathan Osman)

No existe ninguna novela, ningún cuento, ningún poema del que broten bananos, ni poema social que elimine a la doctrina asesina. La literatura es suplemento de entretenimiento y no va más allá de ello, luego podría ser otra cosa, como por ejemplo, útil para crear camaradería, como formadora de criterios de autoayuda, para resolver el enigma del hombre o hacerse preguntas sobre la sombra del rayo; pero la literatura no alimenta a nadie y bien puede desaparecer que no haría falta. Cuanto menos llena está la panza menos necesaria es la literatura. Somos una minoría rara que hace lo que hace y por ser minoría no estorbamos; salvo contadas excepciones de escritores que usan la palabra para retar al dictador y el dictador los desaparece…y fin del problema.

No hay balas en las letras.

La literatura es, en realidad, ira que no daña.

Luego si queremos, podemos hablar de la literatura que enseña, que es otra cosa, de la literatura que hace manuales, que también es otra cosa, pero la literatura del poema, de la novela, del cuento, en el 99% es mero entretenimiento que poco modifica al mundo.

Escribe sobre el hambre y observa si el hambre termina. Somos una sarta de necios que quiere cambiar al mundo con una flor.


Réplica 1:

La literatura fabrica pensamiento. Uno lee y su cerebro y su rango de pensamiento se amplían y cuanto más lee, más se amplían, porque observa diferentes cosas, diferentes posturas, diferentes dilemas, a lo largo de la testificación de la historia humana que hacen los escritores.

La literatura expresa épocas, movimientos, registra las revoluciones humanas, trabaja sobre las evoluciones de la especie, le habla al hombre profundo para despertarlo y luego, el trabajo será de ese hombre profundo y sus análisis y sus visiones sobre los planteos. La literatura interroga, sugiere, duda, afirma, pero es el hombre el que crece cuando se sumerge en ella y trabaja las conclusiones en sí, que todo lo leído le aporta.

Por supuesto que si te mantenés en lo superficial de estar discutiendo si la métrica sí o la métrica no, nunca vas a llegar al hecho básico de la elaboración de pensamiento y de conciencia que se hace a través de la escritura y que deviene en la lectura sus frutos.

A través de la literatura, llegan otros mundos y otras posibilidades. Llegan otros razonamientos y otros cuestionamientos. Llegan otras historias que no quedan en el metro cuadrado muelle en que mucha gente vive.

Los escritores han pertenecido a los movimientos que cambiaron el mundo, desde que el mundo es mundo. Porque aunque el hombre se mantenga dentro de su condición humana, el mundo ha ido cambiando desde las cavernas hasta ahora. Y han estorbado en todos los tiempos, en todos los siglos y seguirán estorbando porque ponen las cosas en cuestión.

Hablo de literatura. No de estupideces pasatistas, que sí, no molestan a nadie que no sea un escritor de raza.

Cito:

«Cuanto menos llena está la panza, menos necesaria es la literatura».

Sorprendería saber cuánta gente con la panza vacía se ha aferrado a la literatura para aguantar el día. Y cuánta gente atrapada en el miedo, ha encontrado en la literatura una puerta para llegar a la mañana.



Réplica 2 :

Es seguro que si la Literatura en toda su extensión no existiera, no existiría la humanidad tal y como la conocemos hoy en día. La comunicación entre seres humanos y la evolución a nivel científico, sociológico y mental que tenemos, tampoco se hubiera dado.

La Literatura es útil para el hombre, tanto como lo es la Medicina, la Psicología y la Psiquiatría, las Ciencias de todo tipo, etc. etc. y todo lo que se base en la transmisión de conocimientos por escrito de una generación a otra. Todo, en definitiva, de lo que se compone la civilización.

No digamos ya de la utilidad de la Industria Literaria, a la hora de dar de comer a todos los trabajadores que integra, algo más que bananos ¿verdad? ¿O vamos a decir que todos los asalariados de Editoriales, Imprentas, Librerías, Concursos, profesorado de colegios y Universidades, y todos los etc. que quieras añadir, carecen de estómagos reclamantes?

Hay Literatura (perra) que no cambia al hombre por carente de todo aquello que pueda motivarlo al cambio, y la ha habido y la habrá (excelsa) para cambiar al hombre desde lo más profundo. Si tú realmente crees en eso que estás diciendo ¿Qué haces escribiendo lo que escribes? ¿Por qué no te dedicas a algo que sea más que un hobby para matar tu tiempo de aburrimiento llevando la contra al que pueda ser considerado un escritor de raza que hace muchísimo más que entretener a su prójimo, teniendo en cuenta, además, que el entretenimiento, en sí mismo, es lo mejor que puede sucederle a un hombre, mientras aprende de todos los demás hombres?


Réplica 3:

Efectivamente, el contenido de un libro, un poema, una historia, todo lo que es el lenguaje oral y escrito no da un banano porque no es un bananero como tampoco dará peras ni naranjas.

Ahora, la literatura, en cualquiera de sus ramas, da un fruto excepcional empezando por el aprendizaje, el cocimiento, la belleza y además tiene la capacidad de hacer salir de uno mismo para dejarse llevar en otro yo que nunca imaginaríamos sin la literatura, porque es ella quien lo mueve.

Precisamente fue el lenguaje lo que determinó al hombre como tal. La literatura es el alimento de la mente, se nutre con ella, expande el pensamiento, incluso enriquece el lenguaje. Bien podría decirse que es un círculo con dos centros.

Si yo tomara una partitura y la leyera no me diría nada, pero si la entendiera, si en ella sintiera y comprendiera la música, qué mundo se me abriría.

Hay que saber leer.

La literatura es una necesidad y un bien inmaterial.

Respuesta:

Si bien Ronco Campana dice cosas duras, al analizar en profundidad lo que menciona, no cabe duda que, apartando su vehemencia, hay detalles que pueden aportar si se logran ampliar. Porque no hay guerra que conozca fin solo porque una novela se publique, ni hambre que cese porque un poeta escriba un poemario. Sí existe la comprensión colectiva de una tragedia a partir del aporte de un escritor, ya eso es mucho decir. Pero la Segunda Guerra Mundial no la terminaron los poemas, sino las balas de verdad. Luego la literatura hizo su parte, integrando lo ocurrido a la memoria colectiva, detallando la atrocidad para que las generaciones por venir se dieran por enterado.

Intervienen: William Vanders (Venezuela)-Gavrí Akhenazi (Israel)- Morgana de Palacios (España)- María José Quesada (España)

SONETOS

Morgana de Palacios – Tres sonetos

Tengo mente de virgen

Tengo mente de virgen por más que me reparta
y me mastiquen ojos como manos,
por más que me desnude de luto en las aceras
y me penetren lenguas en todos los idiomas.

Puta mente de virgen, de vigilia y viacrucis,
aunque me abra de letras para el mundo
y me subasten boca, y me regale a trozos
de tripas y garganta y pieles y vocablos.

Yo nací para sola sobre un montón de sombras.
Soy la sola que sabe que todo se termina
por más que lo disfraces de principio.

No te llames a engaño. Yo no soy la que ves
expuesta en la vitrina de la sensualidad.
Soy sólo lo que callo. Mi silencio.


Terca

No soy tuya, Tristeza, no cantes tu victoria
que aún me quedan sueños y algunas realidades
para gozar despierta y guardo en la memoria
las guerras que has perdido contra mis soledades.

Sin prisa mas sin pausa, escribiré tu historia
vulgar por cotidiana en mis carnalidades
pero, nunca lo dudes, no te daré la gloria
de verme sometida a tus cautividades.

Como un junco, Tristeza, me doblego a tus vientos
para que no me arrastren mis propios sentimientos
ni me sajen el talle tus salvajes cuchillos.

Soy tan terca, Tristeza, que no me vuelves loca,
tan dura que si quiebro me rompo por la boca
y escupiendo los dientes, me crecen los colmillos.


Carnada para un silencio

Ante el murmullo obsceno de la vida
me sucede el silencio como un rito
que se opone al enjambre de la letra tendida
al sol que más calienta y su estridente grito.

Se desdice de mí mi consabida
pasión por el vocablo nunca escrito
y cronometro el caos, el vértigo, la herida,
reina de la quietud sobre la que levito.

Con la voracidad de la indigencia,
a su anorexia, lánguida, me presto
como virtual carnada silenciosa.

Y me dejo morir en su presencia.
¿Volverá la palabra en manifiesto
tras el mustio cadáver de la rosa?

ARTE MENOR

Desde el principio del fin
tengo un sueño recidivo
que no se atiene a los tiempos
de júbilo o de castigo
ni al intelecto disforme
sobre el que ejerce dominio
como un virus melancólico
que actúa en el organismo
mutando desde su génesis
de escándalo fronterizo.

Porque se niega a morir
y ser pasto del olvido,
o quizás porque, inconsciente,
tengo una deuda conmigo,
desde el principio del fin
-cuando el orbe está dormido-
surge cruzando el umbral
de la emoción, sin permiso
y se adueña de mi cuerpo
como un amante furtivo.

Más allá del verbo amar
sin plantearse objetivos,
tiene lo mejor de mí,
lo más feraz, lo más vivo,
lo que no le entrego a nadie
sea amigo o enemigo,
aquello que me hace hermosa
ante un hombre sin prejuicios.

Desde el principio del fin
tengo una deuda contigo
que te pago con el alma,
el corazón y el instinto.

Cuando el fin llame a la puerta
y hayan muerto los caminos
entre tu boca y mi boca,
todo un mundo se habrá escrito.

Más allá del verbo amar

Morgana de Palacios



Rosa de pólvora

Isabel Reyes

Aunque fui rosa de pólvora
y me creía una Xana
hoy las luces de mis iris
son dos barcas congeladas.
Cuarenta días lloviendo
tan fuertemente en mi hábitat…

Entre mis manos y el aire
supimos construir un arca
para salvar a un abril
que en invierno se mutaba.

Hoy al fin el sol reluce
y me lava la nostalgia
regalándome raciones
pequeñitas de esperanza.
Es claridad todo el mundo
y la alegría me llama
como un allegro vibrante
que en mi tempo se instalara
transformando la armonía
mis ojos en luminarias.

Vuelvo a ser rosa de pólvora
en la mar de mis entrañas.



Tengo los ojos nublados
y como cántaros llenos,
en este dos de noviembre
cuando en silencio comemos
extrañando tu presencia.
Sé bien que no te veremos
pero anhelamos sentirte
feliz, sana, recibiendo
golosinas y comidas
que en el altar te ponemos.

La soledad me ha agrietado
en estos años tan negros
cargando tanta tristeza,
que suelto al irte escribiendo
con un caudal de morriña
versos, rimas y recuerdos
que no puedo pronunciar
por el dolor en mi pecho.
Al apagarse tu luz
de mí van quedando restos.

Restos que voy levantando
con el suelo en movimiento
y mi lámpara apagada,
para que veas que ha vuelto
tu madre que no se rinde
mi ofrenda es todo mi esfuerzo,
necesito de tu hombro
aunque sea mientras duermo
en esta senda invernal
donde te busco a lo lejos.

Ofrenda de día nublado

Eugenia Díaz Mares

EN VERSO LIBRE

Solange Schiaffino – William Vanders

Negaciones

Hoy se me ocurren negaciones
de esas que se saben limitadas,
pero dramatizan el calendario
y me ponen de rival
frente al espejo.

Se me ocurre decir que no soy Solange
que no, no me conoces,
no me presientes,
ni siquiera tu voz, me toca,
que no volviste a enamorarme
que no,
no me has cambiado la mirada
y la tuya tampoco revolea como ternura de colibrí
sobre mi piel.

No, que no es posible que te la pases
desordenándome
y se haga tan apetecible mordedura
de manzana tu boca sobre mi boca.

¿Para qué admitir que culpo
a tu Play List Eterna por los besos
y que muchas veces ansío que se trabe
en mi canción favorita junto a tu lengua?

No, qué absurdo corazón en vértigo
¿Enamorarme yo?
De la nada, de la nada.
Por eso tampoco hay celos
de seres astrales ni de la tierra.

Ay, ¿que fue una tarde de septiembre?
Ya hace un mes o dieciséis años,
no sé, seguro miento
si se me escapa la palabra amor.
Diré que no es mía,
discutiremos
y no esperaré a que me creas.

Solange Schiaffino



Fugarse es negar.
Negar precisa del sol.
La luz asume el teatro
y deambula como sombra.

Negar es paroxismo,
inacción,
es sustantivo errante,
determinista
y a veces sacrílego.

Como cuando me invento
océanos
separando nuestras bocas.

William Vanders



A veces nos parece que un poema es una carta
dejada para ser leída después del desayuno,
otras, parece la copa de vino previo a la cena
y otras tantas, seguro parece un mal trago.

Pero hoy niego todas las anteriores
no es siquiera juego
ni carta o confesión inversa

No diré que sea siquiera poesía
ni límite en la acción
o un océano separando dos bocas.

Negaré sin huir,
no porque la inmovilidad no aprisione la voz
o la respiración y un ataque
paroxístico me reseñe como momento.

Niego porque este poema solo existe
por el poder de negar lo que de otro modo
aquí y ahora, no sería.

Solange Schiaffino



Henrry Di Spirito – William Vanders

L’orizzonte è una luce, mamma

A mi dios
humano lo perdono,
vive su humanidad humanamente.

Mi dios no es más colérico que el vuestro
y yo lo acepto como
cada uno el propio dios acepta.

Pero

hubo un tiempo de yoes reunidos
al que regreso dignamente
con los ojos callados y la espalda cansada

un tiempo en que mi Madre
hacía la mañana con su café con leche
y daba de comer en pleno vuelo
a pájaros y hombres con sus manos.

Me enseñó el milagro del bautismo
con un trozo de pan sumergido en el café
cada mañana construida
con manos de canela y albahaca.

Supo multiplicar los peces
cuando el océano magnánimo
de mi Padre
no pudo regalar sus dones cotidianos.

Convirtió el vinagre
en agua cuando tuve sed
y encendió todas las luciérnagas del mundo
para mis noches.

Se hizo molde para mi silueta
en cada uno
de mis regresos
de la escuela
de la universidad
de llanto roto
de espanto grave
y de voz exiliada.

Ella, tan sólo ella,
entiende plenamente
los versos que yo escribo
en los reveses de las lluvias.

Así,
a ella la declaro único

Él

del evangelio
de pomarosa y níspero
de la iglesia en el patio grande
de la casa de todos los inicios.

Henrry Di Spirito


Cuando Salvador conoció a Dios
no supo quién era ese andrógino
parlando sin mover la boca.

Era una tarde de golondrinas rasantes
y la fuente pintaba nubarrones negros.
A lo lejos ,las montañas bramaban
desde su entraña de barro y roca.

Con voz de niño adulto, Salvador, preguntó:

-Hey, porqué me hablas con labio invisible,
y porqué pareces un Modigliani asexuado.
Acaso eres un mago del río
aparecido como un rayo,
vestido con escamas de plata y oro
para mostrarme el don de la palabra sin ruido.

Entonces, el Dios disminuyó su efectismo,
achicó su estatura,
se transformó en mendigo y habló con ronquera:

– Vengo de tu mente cuando cumpliste nueve años,
de cuando perseguías libélulas
para atraparlas y ver en sus ojos
el pasado del futuro.
Vengo a devolverte la lámpara que me diste
cuando tuve hambre.

Tómala, Salvador.
Ve a multiplicar vida
donde la tierra tiemble.



También le conocí. Me bautizó Poeta
y ese día lloré como quien llora
una tragedia bárbara caída
desde y hacía la poza de las almas.


Me dijo: eres niño cometa en mano y luces
de luciérnagas marcan tu camino.


Ese día me supe un ente único
libre de mi atadura sucedánea
y empecé a vagar por los silencios
hediondo de mastrantos y puerco de moriches
a la caza de verbos y metáforas
creyente fiero de mi nueva
dimensión.


También le conocí. Me dió su mano
futura para días obligados.
Supo que inevitablemente el llanto
sería marca atávica y espina
clavada a mi costado.


También le conocí. Me bautizó Poeta
y me dió el ungüento con que curo
las llagas de mis pies y toda soledad.

También le conocí. Alejandro su nombre
y también yo le extraño.

Henrry Di Spirito



Gavrí Akhenazi – Morgana de Palacios

Transformismos

Dulce animal de miedo que me hostiga
el corazón –espinas y tormentas–
con un lazo arterial,
un rudimento de puente entre latidos,
un refresco de sangre que devuelve su sentido a la herida.

Desde esta piel lejana y sus cansancios,
abrevo en su laguna atemporal
y pongo a consideración de su elemento
la terrenalidad de mis batallas.

Apilo las derrotas y los cuerpos
de sueños que han pasado a mejor vida.

Sopla un viento de agua
que levanta de lágrimas un aire en que no llueve
como si fuera
una región perdida de aquella África mía
en las otras historias.

A veces me pregunto en cuál violencia
de todas mis violencias,
el animal de miedo se transformó en domador de furias
y me arropó en su humedad de sedas lloviznosas.

Empapo mi animal con su animal de agua.

Y el mío, soberbio y monolítico, se vuelve un raro pez,
un pez que vuela,
un pez que canta con un canto sordo,
un pez que a veces se transforma en nube
y ha aprendido a llover.

Un pez con su sangre de pez que, mar abajo,
se envuelve con lagunas los deseos.

Gavrí Akhenazi


Mnémico

Hay que ser muy valiente para encender la luz
y sentarse a escribir oscuridades
sin nadie alrededor.
Sacar los trapos sucios del arcón del enigma
y orearlos al sol,
comprobando el alcance de la propia palabra,
mientras las tripas hacen borborigmos
con venenosa bilis de autocrítica.

Hay que ser muy valiente, casi profesional,
para crear perfiles a las sombras
cuando están entonando el mea culpa
por su torpe ficción
en el húmedo abismo al que le invocan.

Cada vez que alza vuelo memorioso,
destroza la ceguera
de la costumbre.

Morgana de Palacios


Curación por la lluvia

Hembra animal de agua ha puesto lluvia encima de la mesa.

Hoy mi animal no caza. Permanece,
tenazmente sujeto a la vasija de escanciar el mundo,
y habla con los dientes de habitar desastres
hastiados a experiencias.

El animal de agua reflota las lagunas de todos los océanos
y con una mirada
las recoge y las junta en la vasija con que da de beber
a mi animal de sed.

No me pregunta lo que otros me preguntan.

Nunca pregunta lo que otros le preguntan a mi animal sin ruidos,
a la profunda bestia agazapada
al fondo de su incógnita.

El animal de agua ha lavado a ese animal de sed
casi todos los restos de derrumbe
y en la noche es un ave solícita que canta
mientras guía la sangre por un espacio entre candiles áridos.

Me pregunto,
–como un desarrapado cazador de ausencias–
qué será de mis pasos si el animal hembra de agua
un día me abandona de nuevo en este viento
desértico, oscuro e infinito.

Gavrí Akhenazi


Mnémico II

Realmente no sé, si amortajamos juntos
lo frágil de este carro de combate
o esperamos aún estrenar la palabra
que nos defina únicos
mientras rompe el silencio.

No se trata de amor
ni de dolor
ni de resignación a sus designios.
Se trata de anhelar lo perdido hasta dañarnos,
codiciar lo imposible,
soñar con lo impalpable.

De verdad que no sé
cómo es posible que mi huella de agua
resbale por tu sangre
y salga a borbotones de tu boca.

Qué inclemente ternura
acompaña a los gestos de tus manos
que acarician la piel de mi memoria,
si se apaga la luz del corazón
cuando me duermo,
y no dejo un segundo de buscarte.

Morgana de Palacios

ARTE MAYOR

Morgana de Palacios – España

Anda y di

(quintetos endecasílabos)

Anda y di a los machos de tus ojos
que disputan mis rimas carniceras,
que se van a engañar con trampantojos.
Debajo de mi ropa los despojos
de una entelequia, mueven las caderas.

Diles que no se encelen por La Oscura
que finge claridades por capricho.
Si miran más allá de mi locura,
verán que sólo soy la conjetura
que siempre se desdice de lo dicho.

¿Que te gusta jugar? Lo sé. Te gusta.
Si ladras más que muerdes, no es seguro.
Tu voz es el caballo, yo la fusta
que te desboca el trote siendo injusta
con la llamada a sangre de lo impuro.

Si te vas a matar de transparente
sobre mi vendaval de soledades,
no me reproches luego ante la gente
que te dejé morir. Soy diferente
porque no juego el rol de las bondades.

Si en esa diferencia ves tu hombría
peligrar como roble en un desmonte,
no escupas en mi nombre. Todavía
queda mucho pecado. Mi utopía
se suicida detrás de tu horizonte.



Privilegios

(quintetos dodecasilábicos)

Se me nublan los ojos de cancerbero
por evitar morirme en tus estrategias
de hombre imprevisible. Tú lo primero.
Los otros son la nada, si nada quiero,
por algo con tu celo me privilegias.

Si no me empleo a fondo pierdo la apuesta
de tu emoción salvaje y extravertida.
Soy la funambulista siempre dispuesta
a disparar veneno con la ballesta
de la respuesta grácil y enardecida.

Y peco de sincera, nunca de injusta
desde que me da sombra tu terca espalda.
A fuer de verdadera soy una fusta
inclemente y certera, la que te gusta
cuando buscas tu hombría bajo mi falda.

Por mucho que te hiera, vas a quererme
como quiero las manos de tu maltrato.
Hasta que yo decida, solo por verme
escribiendo tu nombre que se me duerme
de deseo en la boca. ¿No es ese el trato?.



Silvio Rodríguez Carrillo – Paraguay

¿Sabes leer lo que hay detrás?

(pentadecasílabos arromanzados)

Detrás de la UNESCO no todos abrochan a Huxley,
a Julian, el claro eugenista que fue caballero;
y a pocos conozco que admitan que tal instituto,
que tal sociedad sin reparos, con plata y con tiempo
trazó despacito el presente en que muchos respiran.

Detrás de la FIFA, que tantos -jamás por el Diego-
boludos pensantes, creyeron loable y sin transas,
el robo tranquilo entre amigos, la joda con hielo;
mandaron al frente a un grupete que fue farolito,
viñeta de prensa con qué escupir sobre sus muertos.

Detrás de los suecos y el premio a las letras de mierda
también el escándalo, el puto machismo en los ruedos,
acoso sexual, la violencia del pene patriarca
y claro, la pobre vulvita en entonces venciendo
por fin, tradiciones, sin cárcel, que cárcel es mucho.

Detrás de mis ojos, del negro que soy en mis huecos
¿con qué batería de falsos axiomas verá
que escribo y nos narro el esteta del último miedo?
Los tonos que oculto marcando mi mano en la sombra
podrán enseñarte que danzo con altos silencios?


Magnífico villano

(alejandrinos arromanzados)

Colocando palabras en la cima de un muro
se le pasan las horas desprovistas de dudas,
desnortado y silente del gentío se aparta
aunque igual permanece con el pueblo y el cura
cosechando un pasado que se extingue en el aire.

El absurdo, incisivo, le taladra las juntas,
entre el cuello y la espalda, por las cejas y el rojo
de sus labios, por cada marcación que la culpa
le resalta en silencio, con su sombra imprecisa
resbalando filosa con su tono de burla.

Ah, patán, caballero de imposible futuro,
que difícil hablarte de la noble estatura
proyectada en el hueco que defiende tu pecho
sin temer ofenderte, sin llamarte a la lucha,
por el gusto a la guerra que se ovilla en tu vientre.

Ojalá nos perdones el naufragio que cursan
nuestras vidas por causa de tus vidrios con letras,
que te olvides del tono de la voz que te juzga:
terrenito del odio, campesino de Roma;
que no veas la tinta de las jóvenes putas.



Gavrí Akhenazi – Israel

No poema de amor

(quintetos endecasílabicos pocos ortodoxos)

Nunca amé a una mujer. Amé a esa idea
de lo que yo pensaba es ser amado
con todo lo posible idealizado.

Creé la convicción, que se alabea
aún hoy – como aquello no alcanzado –
sobre mi propia fe. Un imposible
hecho de mis resortes. Y mi ansia
armó mi corazón de nigromancia
intentando volverlo indivisible,
pero se rompió igual, como mi infancia.

Todo fue un ideal prefabricado,
un grito de pasión acumulado
en su propia intención. Un acertijo
de este folio de vida desprolijo
que soy: un irresuelto. Un desolado.



Tiempos del habitante

(hexadecasílabos pareados)

Los viejos saben por zorros, los zorros por desplumados
y los que te dan el cante por profundos avisados
de honduras del alma humana, apelando a ser parientes,
lo que quieren, alma mía, es tenerte entre los dientes
para mascarte despacio como rumiantes pasivos
que eliden a la verdad, consejeros compasivos
o viejos cobardes viejos que no resisten la brega
y apelan a la calumnia. Ya sabés, todo se pega.

Mientras los perros me ladran con voces de gallo fino
yo pienso en todo el osario que te persigue canino
para morderte la boca donde queda la verdad
y pasarla para el cuarto con toda su vastedad
y así cambiarte la letra de firmar el manifiesto
donde vale tu palabra la rúbrica de mi gesto.

Que la lealtad se pega no está escrito en ningún lado
porque el tiempo con leales de suyo que está acabado
y proliferan, voraces, los comedores de oreja
que intentan llevarse al huerto, febriles, cualquier coneja
para engordar el puchero de sus magros intereses.
Haceme el favor, almita, no les ofrezcas tus preces.

Yo ya dejé de rezar por los ángeles que lloran
y por los áspides bípedos que la palabra adulzoran
mientras venden fraccionados benedictos venenitos
en frascos de quita y pon que arrasan con los pruritos
de la drogodependencia que involucra el mal amor.
En los tiempos de mal frío cualquier carne da calor.

Pero vos, almita mía, sabés si vengo violento
y en callarme el mal dolor hago mi mejor intento
porque me gusta la vida cuando se expresa de frente
aunque duela lo que salga de su boca intransigente.
Y me gusta que en la almohada quede el perfume maduro
de la bestia que me habita tan salvaje como impuro.



Eva Lucía Armas – Argentina

Desapareciendo

(quintentos alejandrinos)

El silencio me escupe siete puntas de espada
siete bestias redondas en las que cabe el miedo
acurrucado y parco como yo desolada,
desaforado grito para gritarse quedo
con la garganta llena de sangre coagulada.

El silencio me ciñe como un sayo de vela
en un entierro inútil de dolor infinito;
me amortaja invencible con un llanto de espuela
que me rebaja el alma en desgastante rito
para que mientras mata, me duela, duela, duela…



El hechizo del karma

Yo vengo precedida por la furia del karma
y soy una karmática violentada impostura.
De la maternidad me viene la ternura,
de la guerra me viene nunca bajar el arma
y toda esta inconsciencia que parece bravura.

El karma se ha sentado a disponer mi mesa
con sus juicios eternos, circulares y heridos.
Deposita en mis manos detalles prohibidos
y me vuelve infinita, alimenticia, espesa
y tentador potaje para los malnacidos.

Así como me ves, soy toda hechicería.
Hago jugos dolientes con las voces del hombre
y escribo en los papiros el nombre que te nombre
cuando hiere la espada de la melancolía.
No sé si soy real… o hay poco que me asombre.

DÉCIMAS

Antonio Alcoholado – Reino Unido

Mañana

1

Aspira el monte
a no quedar tan lejos
del horizonte.


2

Sin saber que aprendería
más de lo que se enseñaba
(más de lo que se esperaba),
decidí marcharme un día.
Y así vivo, todavía:
pasajero, deambulante
para siempre en el instante,
propietario de mi olvido,
soñador empedernido,
el camino por delante.

3

Vivo sueños, sueño vidas
cuando toca y a deshoras:
genuinas, impostoras,
ejemplares, divertidas,
hasta el fin comprometidas
y también indiferentes,
cándidas e irreverentes…
Y aunque andar así me gasta
tanto tiempo que no basta,
seguirán insuficientes.

4

Queda todo por delante:
queda empeño, desaliento,
otro sueño, un nuevo intento,
otro paso hacia adelante
en la búsqueda constante,
larga noche, inmenso día
en perpetua correría
tras la suerte, solamente
para verte, siempre al frente
y alejándote, Utopía.

5

Tiene la arena
afán de transparencia,
luz en las venas.


6

Siempre estoy agradecido
de tener salud, cultura,
un poquito de cordura,
alas, viento y más de un nido,
días llenos de sentido,
este corazón que siente
con su pulso diferente,
mi repertorio de sueños
grandes, medianos, pequeños…
tengo más que suficiente.



Morgana de Palacios – España

No miento

(Décima antigua propia de los cancioneros medievales)


Llega, si llega, diciendo
lo que no dice ninguno
con el descaro lobuno
de quien más me está queriendo.
Con la letra malherida
me hace un traje a la medida
para vestir mi desnudo.
El ángel del ala rota
sobrevuela mi derrota
y se olvida de que es mudo.

Mi obseso de oscuridades
de claridad me acomete
para poner en un brete
a mis clandestinidades.
Si habla por mí, mi boca
despliega un alma barroca
y se la ofrece al mordisco,
pues lo nuestro es una guerra
con los pies sobre la tierra
y el corazón levantisco.

Porque no me tiene miedo
mi verso nunca le miente
cuando va del beso al diente
o lo elige como credo.
Mi más íntimo enemigo
no me escatima el castigo
que implica su realidad,
mas como sé que se apuesta
la letra en cada respuesta
le pago con mi verdad.



Gavrí Akhenazi – Israel

Todos los días son De los Difuntos

El Día de los Difuntos
llueve sangre sobre el día
llueve con pura porfía
sangre de muertos adjuntos.
Llueve. Son las muertes untos
que esparzo en la llagadura.
Muerto voy sin sepultura
con tanto muerto inocente
y muerto doy el presente
en un mundo de locura.

¿De qué te quejás princesa
en tu mundo de papel?
¿Se te marchitó un clavel?
¿La salsa te salió espesa?
Vivir es una proeza
que merece su respeto,
porque vivir es un reto
y en tu mundo hay luz brillante.
Hay otro mundo distante
donde Dios murió de quieto.

Vengo de la oscuridad
con la blasfemia en los dientes
mordiendo a los indolentes
malditos de liviandad.
Vengo de la mortandad.
Llegue un día de Difuntos
a morir con muchos, juntos,
y por más que siga vivo
la muerte es un adictivo
que gana todos los puntos.

Morir por morir se empieza
o se empieza por matar;
se estrena prostibular
toda agalla en su entereza.
Los moridos de riqueza
misérrimos por doquier
van sin morir ni entender,
parias de la circunstancia.
Buitre no aprende constancia;
te almuerza… sin fallecer.

Tiros de gracia y gusanos
niños y mujeres muertas
pobre, ricos, lindos, tuertas
en manos de los insanos.
Ya no creo en los humanos
no creo en los elefantes
ni creo en tantos distantes
descreo de Dios y el Diablo
y descreo del vocablo.
La vida no está adelante.

La muerte si. Tanta junta
tanta sin ton y sin son
como un burdo diapasón
que invoca una marabunta.
Igual. Nadie se pregunta
si tiene acaso un hermano
si algún hombre le es cercano
por afuera de su ombligo.
Soy ira y dolor. Maldigo
a todo el género humano.

LA «PARTICIÓN» DEL VERSO EN VERSO LIBRE

por Morgana de Palacios

¿Se puede responder a la pregunta de cuál es la forma correcta de separar un verso en una composición en verso libre?

No creo que si se utiliza una sintaxis normal, un autor no sepa cuando una frase se corta de manera inadecuada forzando un encabalgamiento poco atractivo y, desde luego, únicamente el poeta sabe cuando debe iniciar un nuevo verso en función de su propia expresión y del ritmo que le esté imprimiendo.

Cualquier tipo de verso tiene unas normas determinadas, así que hablar en poética de libertad absoluta, es imposible.

Lo que llaman verso libre es una variante compleja de conceptos que ya existen en el verso tradicional, como el ritmo y la cadencia, y de ningún modo se puede llamar verso libre a tantos casos lamentables como se ven, si carecen de ese ritmo.

Aunque el verso libre rechaza la normativa poética tradicional, sin organización rítmica, el poema no puede existir.

Yo aconsejaría, precisamente para afinar el oído y que no existan dudas a la hora de dar por finalizado un verso, que se estudie la técnica rítmica.

Ser poeta no es algo cómodo ni fácil. Ningún arte lo es, así que nadie que desconozca la base de la poética o desprecie el arte que ser poeta requiere, puede llamarse a sí mismo poeta. Picasso no empezó directamente como maestro cubista ¿verdad?; conocía la tradición y la técnica y a partir de ahí, pudo actuar. Los grandes músicos de jazz conocen a la perfección la música clásica y es en ese conocimiento como componen sus obras más brillantes.

Creo que era Robert Fros el que daba un ejemplo magnífico sobre la utilidad básica de la métrica para alcanzar la libertad a través de sus límites, porque ninguno de los dos conceptos existe sin el otro (libertad-límites).

Decía, que nadie podría jugar al tenis sin disponer de un campo de determinadas características y medidas, de una red con una altura precisa y de otra serie de límites, que bueno, estaríamos jugando a cualquier otra cosa pero no al tenis. Lo mismo ocurre con el verso llamado libre.Dos jugadores que tengan una raqueta y una pelota rglamentaria, que no quieran delimitar su campo de juegos, pueden acabar haciendo carreras inacabables o a puñetazos si son intransigentes.

Elliot decía: «Ningún verso libre es libre, para aquel que aspira a un buen trabajo».

Sobre una gráfica imaginaria, el trabajo del poeta puede provenir de dos líneas. Una de ellas es su conciencia y trabajo contínuo, la otra línea es simplemente su curso normal de desarrollo, su acumulación y asimilación de experiencia (no buscada sino solo aceptada en función de lo que se quiere hacer).

Por experiencia entendemos las consecuencias de la lectura y reflexión sobre intereses de todo tipo, contactos, conocimientos, así como pasión y aventura. En cualquier momento, ambas lineas pueden converger en el punto más alto, de modo que obtenemos una obra maestra.

Es decir, de la acumulación de experiencias que se cristalizó para obtener el material artístico y de años de trabajo en la técnica que preparó el medio adecuado, se deriva algo donde medio y material, forma y contenido, son indistinguibles.

Ahí está la perfección del verso…incluso la del verso libre.

Para considerar libre a un verso con respecto a las convenciones métricas y rítmicas que rigen en cada lengua, hay que dejarlo reposar sobre la «violación» de la tradición y para violar algo es necesario conocerlo. El verso libre, necesita contener un germen estructural que se repita, ser el reflejo de otros versos.

Por tanto, la base para la separación de los versos es el ritmo. La base para conocer el ritmo es la técnica métrica y acentual. Cuando un autor conozca mínimamente las normas básicas de la poética, podrá optar con brillantez por saltárselas sin perder lo fundamental y sin que se conviertan en simple prosa recortada, o directamente en caos literario.

Lectura y estudio, ni más ni menos.

ARREBATO (TANTO EN BROMA COMO EN SERIO)

Delirios

Morgana de Palacios – Gavrí Akhenazi

(décimas)

Tú te anticipas, yo actúo
cuando no tiene remedio
y están los ojos del tedio
fijos en mí, como un búho.
Hasta que me desvirtúo
con mi vestido de insecto
y llego al fín del trayecto
gris, desvalida y opaca,
no salgo de la cloaca
ni me alzo en vuelo perfecto.

Duermo poco, tengo afán
de permanente vigilia
y el sueño de mí se exilia
con despechado ademán.
Sólo despierta el desván
de los sueños se me ofrece
y es entonces cuando crece
– con qué infinita paciencia-
la flor de la efervescencia
que entre mis versos, se mece.

Y deliro, como tú,
arrebatada la frente
más fría si más ardiente,
dúctil caña de bambú.
Plumita de marabú
vilano de cualquier viento,
cosquilla del sentimiento
que se ríe de sí mismo.
Deliro mi agnosticismo
con la fe del irredento.

Morgana de Palacios


Si te digo piel de musa
me rebanás el garguero
y prefiero otro entrevero
que morir bajo esa excusa.
Para la ruleta rusa,
me toca siempre la bala
así, en tus manos, resbala
mi cerebrito licuado.
Y tu verbo, ensangrentado,
en su pasión se acristala.

Pero es verdad que mi rumbo
va siguiéndote el donaire,
silbando bajo, al desgaire,
como mosquita, te zumbo.
Y si me amenaza el chumbo
de tu mirada esmeralda,
tu corazón rojo y gualda
contra mi blanco y azul,
sé que no ves un gandul
olisqueándote la falda.

Porque aunque todos te digan
que yo no soy para vos,
que sos buena y yo feroz,
nuestras semillas, espigan.
Las pasiones desobligan
a lamentar tanto muerto
y a descabezar al tuerto
que escupe malas miradas.
Con las almas anudadas
cruzamos cualquier desierto
.

Gavrí Akhenazi


Si me dices piel de musa
te condeno al ostracismo,
que es un término en sí mismo
del que hasta el más tonto abusa.
Por debajo de la blusa
se me «alergiza» la piel
cuando veo en el papel
el nombrecito de marras.
Me gustas más si desbarras
saliéndote del riel.

Anda, no delires tanto
ni te busques más problemas
que mi nombre en tus emblemas
aumentará tu quebranto.
Precisamente el encanto
que tiene la situación,
es que somos en función
de cómo se mueva Eolo,
ajenos al protocolo
que requiere cada unión.

Que eres tú mucho poeta
y no te hace falta alguna,
cualquier musa inoportuna
que quiera darte la teta
y luego te comprometa
a serle fiel de por vida,
cerrándote la salida
para el verso libertario.
Quita, quita. Solitario
te lames mejor la herida.

Para cruzar el desierto
mejor sin musa ni muso,
que ambos somos multiuso
en cualquier terreno incierto.
Con el pecho al descubierto
y el corazón al galope,
tendría que ser miope
para no sentirte cerca.
Soy altiva mas no terca
si el tipo es cinemascope.

Morgana de Palacios


Si me aguanta, le respondo;
pero más si viene fresca
me gusta su picaresca
y su garbo sabihondo.
No se me da el cante jondo,
pero a la pasión me entrego
y en el amor soy tan lego
como un dinosaurio fósil.
Aunque su verso es tan dócil
que me envuelve su dondiego.

Me tiene en muy alta estima
su pensamiento poeta
pese a que soy pura jeta
en asuntos de la rima.
No me hallo en la tarima,
señora de mis quebrantos
y asusto con mis encantos
la modernista vanguardia.
Sabe bien, pura metralla,
mato diablos, bajo santos.

Divertido por bocón,
rapidito en el negocio
de achurarle el tiempo al ocio
y alegrar su corazón.
Cuando me mande al rincón,
por zarpado y lenguaraz
va a extrañar mi mente agraz
en esta vida difusa.
Usted, mi pasión, mi musa,
yo apenitas, verbo audaz.

Gavrí Akhenazi


Tiene usted muchas pasiones
cordobés de pacotilla,
y yo estoy en la otra orilla
estrangulando emociones.
Siendo un As de corazones
lleva repleto el petate
de mujeres en combate
por su músculo cardiaco.
No me meta en ese saco
no sea que me arrebate.

A jetón nadie le gana.
¿De dónde saca, querido,
esa humildad sin sentido
que me deja en la ventana?
Con precisión cirujana
se cachondea de mí
clavándome el bisturí
-volviendo a llamarme musa-
en la dermis que, contusa,
tiembla como un alhelí.

Ays qué malo, malo, bicho,
de siete suelas, ladrón,
mosasauridae cabrón
que me pone en entredicho.
Retráctese de lo dicho,
que me jode el estandarte,
y se está jugando el arte
de la diversión conmigo,

pues me iré como castigo
con la música a otra parte.

Morgana de Palacios


Tan linda venía la joda,
compañera de quilombo,
que le iba a comprar el combo
a su enjundia de rapsoda.
Pero ya vio, está de moda
y en auge la boludez
del derecho y del revés
sin que se entiendan razones.
De punta, con mis tapones
ando partiendo clichés.

Se me encolmilla la risa
de animal de dentellada
cuando hiende la pavada
la verdad, sin cortapisa.
Yo, que vivo en la cornisa
del desastre y la tragedia
parezco la Wikipedia:
no hay guerra que no haya visto.
A veces no sé si existo
porque el mal, no se remedia.

Entonces, soy un iluso,
todavía un serafín
que va de uno a otro confín,
ya desalado, contuso.
Pero ¿sabe? me rehúso
a resignar la bandera
y aunque así mi vida entera
sea un profundo fracaso
no me arrodilla el ocaso.
Sueña la paz, mi quimera.

Gavrí Akhenazi


Uno intenta ser amable
como vendedor de tienda,
por ver si el errado enmienda
del verbo lo reprochable.
Asertivo y agradable
hasta que la mala baba
de la prepotencia acaba
con la paciencia más pura.
Nunca fue Literatura
lo que tu escritor soñaba.

Y se te afila el colmillo
y las uñas se me afilan
y los ojos que vigilan
las estancias del castillo
se vuelven torvos cuchillos
para proclamar verdades.
No sé si son las edades,
las experiencias, el mundo
y lo que tiene de inmundo
lo que mata libertades.

Al final, la realidad
llega con su cara acerba
y consigue que nos hierva
la sangre a su voluntad.
Ni siquiera en la ciudad
de la Utopía perece
la hipocresía que crece
entre mansedumbre escrita.
¿Quieres verdad? Dinamita
el ego cuando aparece.

Morgana de Palacios

VERSO LIBRE Y VERSO BLANCO

Ya sé que la alegría es transitoria
como esa ciudad que siempre circunvalas
en el viaje a nunca
y en la que nunca te quedas a dormir.

Aromática como el dulce petricor que exhala la tierra
cuando abre sus fauces al canto de las aguas.

Obscena como la sangre en el pan
y el colmillo en la carne.

Inocente y estúpida como yo
ante cualquier ventana abierta a temporales
que he dejado de prever y me sorprenden
sonriente y encueros.

Llega
te besa
nada contigo un rato
se va
y permanece escondida en la distancia
con aquellas palabras que no quiero escribir.

A veces creo que no la necesito
y me he coagulado de silencio.

Alegría

Morgana de Palacios

(verso blanco)


Con los libros bajo el brazo

Isabel Reyes

(verso blanco)

Llovía en el Retiro.
Recuerdo escalinatas y un poema embrujado.
Daba temor mirarme. También tengo yo ahora
una sed infinita de que surja tu imagen.

Acaricias el frágil relente de mi pelo,
sabe a limón de mármol la añoranza.
No acierto a caminar, me asusto.
Tus muros son muy altos. Quién me abrirá las puertas.

Casi apenas mujer
te soy una exiliada que llega a la ciudad
en esta noche espesa, esta cerrada lluvia.
Me llamas desde hondos corredores sin aire.

Quién soy yo con los libros sujetos bajo el brazo,
estudiante en la “Complu”.
Me tomas de la mano y aquel parque disipa
su maleficio verde. Se han secado mis lágrimas
Nos vamos a encontrar.

Has llegado de lejos.
El sol hace trasbordo por tu boca
y empiezo a renacer.
Reescribo a dos velas mi tesis doctoral,
bebemos la tristeza solemne
de esta ciudad a oscuras que mis ojos permiten.

Quién eres, quién soy yo. Dónde vamos tan tarde
a prender ideales si no queda ni un taxi
por el puerto nevado de los amaneceres.
Hoy
tengo enfrente ese parque de mi inútil tristeza.

Demasiados peldaños ascendiendo a mi frente.


Sangran los horizontes por los cuatro perfiles
mientras en las esquinas de las bocas,
y a plena luz de las pantallas,
se trafica con paz impunemente.

Te ofrecen papelinas con dibujos
de palomas y olivos que tan solo contienen
un cóctel de moral adulterada.

Qué inútil es dormirse en el deseo
de antiguas psicodelias si no existe
terapia que libere
el tóxico del odio que regalan
en las mismas esquinas,
bajo la misma luz,

y tras las mismas bocas.

Caramelo de regalo

Ángeles Hernández Cruz

(verso blanco)


Me convenzo

William Vanders

(verso libre)

Esta noche me convence el insomnio.
Es un instinto primitivo,
un alma con mil ojos
en mi retina tapada.

Soy un Cro-magnon
hibernando despierto,
en alerta y sigiloso,
cauto para no ser cautivo,
con herencias tatuadas en el muslo,
de verbo herido y rumiante,
enfurecido en el temor,
acostumbrado a la amnesia,
de mandíbula pensante,
sobreviviente,
libre,
despabilado dentro del párpado caído:

un homínido

intrascendente,

con auroras a cuestas

para oscurecer el pecho

durante el combate.


Miro el río y, en él,
miro la sombra del crepúsculo
que se hunde en su musculatura acuosa.

Una sombra que no hace pie en espesuras,
y derrumba minaretes de sentido por correntadas
que arrastran olvido y desmemoria,
como si fuese posible
amalgamar sus gotas de mercurio.

Acaso sea eso lo que desteje el pampero
mientras peina las trenzas de los sauces,
lo que repite con su canto el zorzal
zarandeando las voces dormidas,
lo que insinúan los juncos
con sus guitarras de mil cuerdas.

Miro el río y sus luces de atardeceres fugados:
me recuerdan que esa moneda inadvertida
que la tarde dejó caer en su bolsillo
no es la misma que aquella segada
por el filo de cierta memoria implacable.

Re-lecturas

Silvia Heidel

(verso libre)

CATORCE VERSOS

Jordana Amorós – España

Pájaro de nieve

En mi ventana canta un pájaro de nieve
con un trinar que habla de un pálpito aterido,
una canción que nunca jamás había oído
y al escucharla toda mi alm
a se conmueve.

El color de la tarde ya no es tan desvaído
y al tiempo sin textura le presta su relieve.
Hay una bocanada de suavidad que mueve
el aire, que en su encaje se queda entretenido

Con qué fervor quisiera aprender de su humilde
manera de olvidarse de sí, de hacerse albricia,
más allá de la anécdota del helor y su duelo.

Y practicar el arte de colocar la tilde
de mi decir en donde la voz se hace caricia
de pluma y se ensimisma en el placer del vuelo.


Sergio Oncina – España

La barca

Mecido por el mar, seguro y reo,
a merced de los vientos y la luna
soy Calypso, Penélope, Fortuna
y rico en soledad, cuanto deseo.

El cielo me acompaña y no me creo
esta suerte de calma, la oportuna
cadencia musical bajo mi cuna,
la extrema suavidad del bamboleo.

No lucho contra nadie en el camino,
barquichuela sin quilla a la deriva,
madera sobre el agua sin destino.

No sueño y tengo estrellas al alcance,
luciérnagas que miran desde arriba
la inconsciencia infinita de mi avance.


Morgana de Palacios – España

Relampadare

Quién no abrazó interminablemente
en un instante íntimo de exilio,
la plenitud salvaje de un idilio
hecho de carne y vísceras y mente.

Quién no abortó irremediablemente
algún amor gestado, sin auxilio,
en cualquier clandestino domicilio
ante un prohibido hogar de llama ausente.

Por el relámpago de un disparate,
quién no ha muerto en la gloria de un combate
de amotinadas sábanas furtivas,

para resucitar, sola y desnuda,
con la triste impudicia de una viuda
de muerto corazón y manos vivas.


LOS CLÁSICOS

Sergio Oncina – España

La alborada

Hay quien busca la luz en la mentira
y se alumbra con lunas. Pide besos
ingenuos en un feudo de embelesos
y frente a la verdad sufre y delira.

Quiere verse en el sol y cuando mira
solo descubre ímpetu y excesos,
sentimientos agónicos y presos
que no sabe plasmar, rayos de ira.

No conoce la voz inmaculada,
la palabra perfecta que se asoma
al balcón de un poema transparente,

el verbo que ajusticia en la alborada
los miedos a las noches del idioma
y te desnuda agudo e insolente.

(Soneto)


Isabel Reyes – España

Daría

Daría todo el mar, todo mi anhelo
y el agua de mis ojos, mi llanura
con tanta sed de sal y tanto miedo

Daría el sufrimiento, los senderos
de tu boca a la mía, tantas leguas
que median de mi abrazo hasta tu cuerpo.

Daría el trigo verde y el silencio
de tu nombre crecido en los bancales
de mi heredad estéril tanto tiempo.

Daría estarme siempre entre los remos
de tus barcas y el mar, y estar contigo
más allá de los campos y del cielo.

Daría todo ahora, cuanto tengo
de bello en torno mío: las palabras
y el viento delicioso en que te envuelvo.

Por saber qué nostalgia, qué misterio
hay más allá, amigo, hay más acá
de esta orilla en que vivo y no te encuentro.

(Tercetos de Arte Mayor)


Miguel Urbano – España

Te busqué

Te busqué por las cumbres y los ríos,
por selvas y por ricos cafetales,
por remotos espacios siderales,
y por piélagos, cálidos y fríos.

Te busqué sin rendirme a desafíos,
por oasis de verdes palmerales,
por áridos desiertos minerales,
y por volcanes, mansos y bravíos.

Te busqué en el bullicio y en la calma,
sin cesar te soñaba noche y día
siendo de mi existencia ansiada palma.

Y cuando el desaliento me vencía,
al asomarme al fondo de mi alma
al fin te hallé, mi amada, poesía.

(Soneto)


Morgana de Palacios – España

Ciclotimias

Entre ¡vivas! y ¡mueras! me nazco solitaria,
nadie se asombre pues si escéptica me muestro
metáfora baldía y correligionaria
de los que no rezaron jamás un padrenuestro.

Simbólico aluvión de sangre derramada
en arenas extrañas a despecho de azares,
no encuentro mi lugar en ninguna alborada
ni sueño en publicar mis obras ejemplares.

Nací para ser libre con las manos abiertas
que se han ido colmando a traves de los años,
de brillantes esposas y de cerradas puertas
de todos los colores y todos los tamaños.

Hay quien inventa falsas conjunciones astrales
y en alarde piadoso se acaricia a sí mismo
con el polvo de estrellas de las aparenciales
orgásmicas visiones de su propio espejismo.

En la exacta frontera de las pulsiones grises
yo vivo a ras de suelo, casi definitiva.
Si tropiezas conmigo ¡cuidado! no me pises
que suelo revolverme si no hay alternativa.

(Serventesios de Arte Mayor)


John Madison – Cuba

Love cactus

Te encontré y no sabía que guardabas la llave
del orden de mis mundos, nightmare en rebeldía.
Te encontré como encuentras para un ánfora el agua.

Con esa fe imposible, yo encontré tu abadía.

Te encontré y ahora tengo que levantar diez puentes
de Madison en vuelo, poética osadía,
para activar la risa de tu barca nocturna,
verano de mi sangre al declararse el día.

Hoy he pensado en ti, en tu aroma de impúber,
conjugación almática de antigua novia mía,
y he sentido nostalgia de tu loca costumbre
de alunizar espléndida en mi casa baldía.

(Romance heroico)


Natalia Alberca – España

Futuro imperfecto

Un mal día dejé de conjugar
el futuro perfecto. Se esfumó
de aquel libro gastado de gramática
que solía leer asiduamente.

Y me topé de frente con la fobia
que me causaba el modo imperativo.
Con el condicional me consolé,
intentando pensar: ¿Y si tan solo

fuera una pesadilla?¿Si eso nunca
pasó? Me ilusioné con el acaso
que el subjuntivo, amable, me ofrecía

con rasgos irreales. No me queda
salida; aceptaré que mi vivir
es tan solo un gerundio: subsistiendo.

(Soneto)