ARREBATO Y REFLEXIÓN

Secuelas de Violante

Natalia Alberca – Sergio Oncina

(sonetos)

Si Lope levantara la cabeza,
y viera las secuelas de «Violante»,
ante tanto poema petulante
se nos muere de nuevo, con certeza.

Yo también acometo esta proeza,
la magna gesta; en este mismo instante
surge mi verso prístino y brillante,
demostrando pericia y agudeza.

Se eleva mi autoestima con el logro
y me veo pletórica de ingenio,
triunfadora, poeta de prosapia.

Si, llegado el final, no lo malogro,
conseguir un soneto primigenio
es incluso mejor que hacer terapia.

Natalia Alberca


¿Qué pasa a los poetas de internet?
¿Por qué nos ametrallan con lo mismo?
¿Por qué tanto Violante? Qué simplismo,
siempre eligen el pollo en el bufet.

No les pido delicias de gourmet,
solo algo original, ningún cultismo.
Tampoco necesito un heroísmo:
que si tienen jamón no escojan fuet.

Que si saben pensar piensen primero,
antes de repetirse como el ajo
escribiendo un soneto chapucero.

Innovad, aunque cueste más trabajo,
que copiar las ideas de un tercero
no es homenajear, es caer bajo.

Sergio Oncina


Quisiera ser divina de la muerte
manejando las rimas y las prosas,
tal como lo eres tú, puesto que osas
replicarme al soneto de tal suerte.

Mas soy feliz al ver que te divierte,
y agradezco tus frases generosas,
pero no te confíes, que las diosas
son volubles: permite que te alerte.

De su favor gozaste hasta el momento:
innovador, insólito, inspirado,
gourmet del verso, amante del jamón.

Diste a menudo muestras de talento,
pero debes tener mucho cuidado
que los “violante lovers” son legión.

Natalia Alberca


La volubilidad de las diosas
es tema aparte: Diana, Talia, Hera…
No permito injerencias caprichosas
de musas que visitan a cualquiera

con versos y palabras cariñosas.
La ausencia de razón me desespera
y aunque parezcan reinas dadivosas
desestimo su gracia milagrera.

Porque soy yo, si fallo, quien me quiebro,
y no hay divinidad que me consuele,
cada migaja de talento es mía.

Nace de las entrañas y el cerebro.
Arrulla y reconforta. Daña y duele.
Es entusiasmo, alma y energía.

Quizá tu poesía
la escribe un duendecillo y a su magia
le sobra buen humor y verborragia.

Sergio Oncina

LOS CLÁSICOS

Sergio Oncina – España

La alborada

Hay quien busca la luz en la mentira
y se alumbra con lunas. Pide besos
ingenuos en un feudo de embelesos
y frente a la verdad sufre y delira.

Quiere verse en el sol y cuando mira
solo descubre ímpetu y excesos,
sentimientos agónicos y presos
que no sabe plasmar, rayos de ira.

No conoce la voz inmaculada,
la palabra perfecta que se asoma
al balcón de un poema transparente,

el verbo que ajusticia en la alborada
los miedos a las noches del idioma
y te desnuda agudo e insolente.

(Soneto)


Isabel Reyes – España

Daría

Daría todo el mar, todo mi anhelo
y el agua de mis ojos, mi llanura
con tanta sed de sal y tanto miedo

Daría el sufrimiento, los senderos
de tu boca a la mía, tantas leguas
que median de mi abrazo hasta tu cuerpo.

Daría el trigo verde y el silencio
de tu nombre crecido en los bancales
de mi heredad estéril tanto tiempo.

Daría estarme siempre entre los remos
de tus barcas y el mar, y estar contigo
más allá de los campos y del cielo.

Daría todo ahora, cuanto tengo
de bello en torno mío: las palabras
y el viento delicioso en que te envuelvo.

Por saber qué nostalgia, qué misterio
hay más allá, amigo, hay más acá
de esta orilla en que vivo y no te encuentro.

(Tercetos de Arte Mayor)


Miguel Urbano – España

Te busqué

Te busqué por las cumbres y los ríos,
por selvas y por ricos cafetales,
por remotos espacios siderales,
y por piélagos, cálidos y fríos.

Te busqué sin rendirme a desafíos,
por oasis de verdes palmerales,
por áridos desiertos minerales,
y por volcanes, mansos y bravíos.

Te busqué en el bullicio y en la calma,
sin cesar te soñaba noche y día
siendo de mi existencia ansiada palma.

Y cuando el desaliento me vencía,
al asomarme al fondo de mi alma
al fin te hallé, mi amada, poesía.

(Soneto)


Morgana de Palacios – España

Ciclotimias

Entre ¡vivas! y ¡mueras! me nazco solitaria,
nadie se asombre pues si escéptica me muestro
metáfora baldía y correligionaria
de los que no rezaron jamás un padrenuestro.

Simbólico aluvión de sangre derramada
en arenas extrañas a despecho de azares,
no encuentro mi lugar en ninguna alborada
ni sueño en publicar mis obras ejemplares.

Nací para ser libre con las manos abiertas
que se han ido colmando a traves de los años,
de brillantes esposas y de cerradas puertas
de todos los colores y todos los tamaños.

Hay quien inventa falsas conjunciones astrales
y en alarde piadoso se acaricia a sí mismo
con el polvo de estrellas de las aparenciales
orgásmicas visiones de su propio espejismo.

En la exacta frontera de las pulsiones grises
yo vivo a ras de suelo, casi definitiva.
Si tropiezas conmigo ¡cuidado! no me pises
que suelo revolverme si no hay alternativa.

(Serventesios de Arte Mayor)


John Madison – Cuba

Love cactus

Te encontré y no sabía que guardabas la llave
del orden de mis mundos, nightmare en rebeldía.
Te encontré como encuentras para un ánfora el agua.

Con esa fe imposible, yo encontré tu abadía.

Te encontré y ahora tengo que levantar diez puentes
de Madison en vuelo, poética osadía,
para activar la risa de tu barca nocturna,
verano de mi sangre al declararse el día.

Hoy he pensado en ti, en tu aroma de impúber,
conjugación almática de antigua novia mía,
y he sentido nostalgia de tu loca costumbre
de alunizar espléndida en mi casa baldía.

(Romance heroico)


Natalia Alberca – España

Futuro imperfecto

Un mal día dejé de conjugar
el futuro perfecto. Se esfumó
de aquel libro gastado de gramática
que solía leer asiduamente.

Y me topé de frente con la fobia
que me causaba el modo imperativo.
Con el condicional me consolé,
intentando pensar: ¿Y si tan solo

fuera una pesadilla?¿Si eso nunca
pasó? Me ilusioné con el acaso
que el subjuntivo, amable, me ofrecía

con rasgos irreales. No me queda
salida; aceptaré que mi vivir
es tan solo un gerundio: subsistiendo.

(Soneto)

EN BUEN ROMANCE

Arte menor

Natalia Alberca – España

Luz de luna

Encaramada en un árbol
la niña dijo a la luna:
─Tengo sed, quiero beber
tu leche de blanca espuma,
alimentarme de sueños,
de esos que de ti rezuman;
como cuando era pequeña
y acostadita en la cuna,
a través de la ventana
de mi habitación oscura,
veía el cielo estrellado
y soñaba que a la grupa
de un magnífico unicornio
llegaba hasta las alturas
y conseguía, por fin,
descubrir tu cara oculta.

La luna le contestó:
─Si soñar es lo que buscas
te contaré mi secreto,
préstame atención, escucha…

Y en voz bajita le habló
con mucho amor y dulzura.
La niña escuchaba absorta
recortada en la penumbra
con los ojos muy abiertos
y con la boquita muda.

Después se volvió a su casa
con una escudilla oculta,
resplandeciente de sueños
y llena de luz de luna.



Isabel Reyes – España

Oscuridad

La sombra se ha aposentado
en la mitad de mi entraña
y por más que río y río
la oscuridad me avasalla.
Ni la luz ni los silencios
me dan su dosis de calma
-la que se fue un mes de enero
al filo de la mañana-

El cómo nubla mi vista
entre lamentos y lágrimas
el porqué quema mi boca
al llegar las madrugadas.

Voy a tomar buena nota,
y retirarle las máscaras
a las muchas cicatrices,
que enraizadas como un ancla,
no me dejan volar libre
cual humo de marihuana
para ver si así es posible
que vuelva a brillar mi aura.

Voy andando hacia el futuro
contemplándolo a distancia.



Romance heroico

Gildardo López Reyes – México

Dilema del erizo

Viviendo en el «dilema del erizo»
con todas mis espinas alineadas,
el tiempo me afiló todas las puntas
y ya las tengo todas preparadas.

Mutaron los amores en rencores
con el temor regado en las mañanas,
aquellos sueños que se suicidaron,
con mis preguntas nunca contestadas.

Dispuesto siempre a hincharme sin motivo
con mi supuesta pretensión de calma,
con esta lengua que se afila sola
por demostrar que a mí nadie me gana.

Pero también está el temor creciente
a morir solo, lleno de nostalgia,
sin esa compañera indispensable
con una soledad exacerbada.

¿Te acuerdas de La célula que explota?
ahora quiero todo, al rato nada,
hoy siento que te quiero demasiado,
quizá en la noche ya no me hagas falta.