El tiempo que nos quede
Amanece con viento de aire puro.
Tu mirada ya libre de amargura,
me provoca estrecharte con ternura
y decirte no temas al futuro.
Pensar en nuestra muerte es prematuro,
no te deja vivir y te tortura;
es mejor continuar nuestra aventura,
sobrevivir saliendo de lo oscuro.
Nuestros logros podemos disfrutar.
Sin culpas y sin pena ya nos toca
liberarnos de cargas y volar.
Todavía hay puentes que cruzar,
tan solo de pensarlo me provoca
irnos a una cabaña junto al mar.
Ente oscuro
Tus cementerios llenos, inundados
de aguaceros salados por la pena
y las terribles muertes en cadena
que dejan los hogares silenciados.
Vagas por los rincones más cerrados
llevándote las almas, sin condena,
en soledad, sin aire y por docena,
¡Detente, por favor! son demasiados.
Te recuerdo, te tengo muy presente.
Arrancaste a mi hija de mis brazos
llevándome a lo oscuro en su mirada.
Hoy arrasa tu oleaje con la gente
dejándoles la vida hecha pedazos,
débil, sin esperanza y aterrada.