por Gavrí Akhenazi
Comentar un texto literario no se remite al simple hecho de hacer una lectura superficial del mismo y agregar al pie tres palabras amables y un saludo afectuoso al autor.
Comentar un texto implica un compromiso para con ese otro al que comentamos.
Así como se establece una relación estrecha entre autor-lector, la relación inversa no es menos importante.
El tomar medida del peso de la lectura de un texto es tan necesario para el autor como para el lector es importante que esa lectura lo movilice y le produzca los impactos exactos que motiven su emoción.
Cuando se expone una obra, se la da a juicio. Por supuesto que el ego artístico desea que sea bien recibida y que todos opinen sobre su calidad con beneplácito. Muchas veces, no ocurre eso. La recepción en el público no es la esperada. El análisis de la crítica no es halagador. Queda, entonces, en el autor un regusto a derrota que le impide capitalizar positivamente lo que se le observa para conseguir un mayor abanico de posibilidades receptivas.
Por otro lado, el comentarista debe involucrarse con el autor. Analizar lo expuesto con la seriedad necesaria como para poder, dentro de su subjetividad, ser lo más objetivo posible en la evaluación de la obra que está leyendo.
Comentar un texto supone comprobar los datos que se perciben de ese autor, sus características, su estilo. Y comprender con profundidad un texto literario en sus diversas implicancias : autor, estructura, forma, contenido, es descubrir los valores estéticos que justifiquen lo leído como una creación artística.
Debemos tener en cuenta que una obra, cualquiera sea (poema, novela, relato), no tiene disociadas la forma y el contenido y ambas, en conjunto, representan una unidad artística, por ende, la forma determina el contenido y viceversa.
Sabemos que si bien existen métodos o modelos mediante los que realizar el comentario o crítica de una obra, no todos los lectores poseen ese conocimiento, por lo cual los resultados de un comentario, en general, siempre dependerán en cierta medida de la agudeza, conocimientos y aptitud del comentarista.
De acuerdo a esto, cada comentarista tendrá su estilo para enfocar el comentario y podrá hacerlo de acuerdo a sus conocimientos desde lo gramatical, lo estilístico, lo sociológico, lo psicológico o, sencillamente, desde la expresión del impacto estético que ha recibido.
También, en la elaboración de un comentario es posible seguir un orden y partir de ciertos principios fundamentales para aplicar a cualquier texto literario o a la mayoría y poder arribar a un comentario provechoso.
Al analizar un texto es necesario precisar la disposición del autor ante la realidad y su actitud o punto de vista. Se trata de visualizar el modo en que el autor interviene en su texto, como escritor y como persona.
Los aspectos a analizar e identificar serían la técnica del autor y su implicación psicológica en el texto; establecer el modo en que el autor se sitúa ante la realidad y los procedimientos que adopta, conscientemente, para transmitir su mensaje.
Antes de iniciar el análisis es preciso leer con rigor y profundidad, intentando descubrir sus valores literarios.
En esta etapa se trata de entender el texto. Se debe interpretar su estructura artística y tratar de explicar la reacción que produce su lectura. Hay que leer varias veces el texto, hasta estar seguros de haber desentrañado su sentido literal y connotativo y las dificultades lingüísticas, técnicas, culturales, que nos plantea para resolverlas en nuestro comentario.
Si es necesario, deberá hacerse uso de los libros de consulta necesarios.
Al finalizar debemos tener la convicción de que no nos ha quedado ninguna duda léxica, sintáctica o de cualquier índole sobre el texto que vamos a comentar.
El análisis de los elementos formales siempre estará en función de explicar el contenido del asunto y la sensación que produce en el lector, y en relación, además, con la intención del autor.
Solo deben tenerse en cuenta aquellos aspectos estilísticos que nos ayuden a explicar el texto, atendiendo siempre a la justificación de su uso y a la impresión que producen.
A la facilidad en el comentario se arriba mediante la reflexión y la práctica honesta y rigurosa del mismo.
Un comentario negligente, es una falta de respeto hacia el autor y hacia el propio comentarista.