Duelo por piratas
Izaste a media asta las banderas
al dar lo nuestro por finiquitado,
y entre la densa bruma y lo abrumado
no vi las tibias ni las calaveras.
Me costaba creer que concluyeras
el cuento sin haberlo comenzado,
con un final coprotagonizado
por un actor que nunca describieras.
Y sin embargo, al filo traicionero
del garfio en tu muñeca, lo he sentido
justo en mi médula espinal hundido.
En ocasiones no es el bucanero
sino el pirateado quien va cojo
con un parche de tela… en cada ojo.
La fuerza oscura de la Luz
1
Te falta el pinche tirano
que ponga en jaque tu vida,
quien te acuchille en la herida
para cortar por lo insano.
Sin cruz no habría cristiano
y sin un Judas, tampoco,
ni habría mucho sin poco
ni poco sin mucho y nada
ni sería la balada,
sin un cuerdo, para un loco.
2
Te falta la indócil fuerza
del golpe in-justo en la entraña,
la que te estampe su saña,
la que te forje o te tuerza.
Será preciso que ejerza
sobre ti, tu lado opuesto,
la presión de lo funesto,
y si eres de cesio o cromo,
con ese lastre en el lomo
se pondrá de manifiesto
De finales sin principios
La oscuridad se devoró mi mundo
tras el This is the end —y no es ninguna
desmedida metáfora oportuna
que desenvaino para ser rotundo—.
Esa noche con ojos de inframundo
que amamantaba en brazos la infortuna,
no quiso dar la cara ni la luna
en un cielo de humus infecundo.
Me cortaron la luz —lo que faltaba
para encajarle la cereza al plato
de la desolación— y el desconsuelo
se apoderó de un hombre que lloraba
a la luz de las velas de lo ingrato
en el espejo donde hacía el duelo.
Sigo
¿Estos últimos tiempos? Agonía,
muerte, velorio, sepultura, llanto,
resurrección, vivir el desencanto
y morir nuevamente cada día.
Aspereza, esperanza, fantasía,
realidad, desilusión, quebranto
y querer no poder quererte tanto
sabiendo que te quiero todavía.
Cinglar de día por ciar de noche
hasta rayar la aurora del reproche
que como Tom a Jerry me persigue…
Y para resumir, ¿cómo te digo?
No estuve en Disneylandia, pero sigo
porque la vida mata al que no sigue.