«Deforestado», «Yo conmigo», «Otro año el mismo año», tres sonetos de Jorge Ángel Aussel

Deforestado

Me estás talando, vida, ¿y qué me queda
más que el sabor de este saber que vivo
subyugado al vaivén reiterativo
de un golpe que a otros golpes anteceda?

Cada vez que tu brazo retroceda
lo hará por el intrínseco motivo
de retornar a mí mordicativo,
en su obcecada vocación de rueda.

Cuando paso por una buena racha,
sé que tus párpados de mal agüero
a paso raudo mostrarán la hilacha.

En tus iris el brillo es traicionero,
pues todo lo que brilla es el acero
de la implacable hoja de tu hacha.



Yo conmigo

Me quedé con mi sombra en esta casa
tras que irrumpiera tu violento ocaso
como un tsunami que voraz arrasa
sembrando la catástrofe a su paso.

Me quedé con la duda que me abrasa
de si te fuiste, me dejaste acaso,
o te inmolaste en tu conciencia escasa
de que te consumías con el faso.

Me quedé con mi amigo el enemigo
del aislamiento, en este yo conmigo,
más que en la soledad, en esta herida.

Me quedé simplemente de no irme
mientras trataba de reconstruirme
aunque tu muerte me matara en vida.



Otro año el mismo año

Es otro Año Nuevo sin tu abrazo
cuando marca el reloj que son las doce,
sin tu emotivo llanto, sin el goce
de estrechar con las copas nuestro lazo.

Es otro enero donde el cimbronazo
de este mañana que te desconoce
hace que la nostalgia me destroce
al tumbar mi cabeza en su regazo.

¿Pero es un nuevo año o es el mismo
mudando el tegumento en este abismo
en que la muerte brinda a tu salud?

¿Es otro año o me parecen otros
y los años transcurren sin nosotros?
También mi nombre estaba en tu ataúd.


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