Migración en otoño
La estación del amor en la parada próxima
es solo para amantes de flores que agonizan
de mantos de hojas secas cubriendo pretéritos
disipando sentires.
Los que buscan un rayo de luz marcando el suelo
con nostalgia otoñal en medio de la bruma,
que desde la ventana observan fascinados
su sepulcral avance sobre las rosas secas.
Lo ideal es septiembre para el viaje
llevando en la maleta esas paginas tristes
tan llenas de saudades por ausencias muy largas
la luz de una luciérnaga, alguna crisálida,
el eco cristalino con risas de tu gente.
Aquí nadie te espera, la parada está sola
el viento sopla helado y la calle esta oscura.
Otoño es tu destino porque el cielo esta gris
y las aves emigran.
Ya no importa el atasco
Hace cuarenta y cuatro años te dije
que te amaba. Tomados de la mano
me ayudaste a quitar las aves muertas,
a ver el sol en día brumoso,
me diste tus sonrisas y llenaste
las grietas de mi mente.
Esta mañana fresca me despertó tu abrazo,
me acurruqué sintiendo
la cálida presión de tu refugio;
sin que te despertaras te susurré
un te amo.
Fue entonces que me dije
que no importa el atasco si aquí estás.
Insistente cerrándole las alas a mi tiempo,
total, llevo ya muchos huecos en mis bolsillos
como abismos profundos.
El tiempo se nos va, seré paciente,
ya estoy acostumbrada a tu bipolaridad
a tus ronquidos fuertes, tus manías.
Caminaré contigo por el parque,
me sentaré en silencio viendo pasar el mundo
escuchando tus quejas de la vida.
No quiero que te mueras o morirme
Y llevarme la culpa de rechazar las horas
que pudimos vivir.
Libera mi garganta
¡Ay amiga! que sola te ves en esa cava,
aunque se encuentre el vino tinto pegado a ti
eres igual que yo,
en esta acompañada soledad
tan mortecina.
Ven amiga ayúdame.
Ya vierte tu tequila en esta copa,
libera mis temores
como un rumor de vidrio que se quiebra.
Quédate en mi garganta con tu sabor intenso,
que el silencio se rompa y se deslicen
las sílabas que cuelgan en cadena.
Retira la mordaza que sigue mutilando
los sonidos.
Que dejen de parir soles oscuros,
que se suelte mi pelo
y que mi boca baile sin reposo
sobre el abecedario.
Devuelve a mi memoria con imágenes
lo que en un tiempo fui.