Amando
Me quedé mirando cómo tus ojos se perdían hacia adentro, cómo tu rostro dormía la palabra, cómo tu mente olvidaba nuestros besos, cómo anidabas a mi lado sin saber quién era.
Me quedé en tu aire, en tu olor, en tu paso polvoriento.
Me quedé en el eco de tu mudez, aguardando la muerte como la piedra espera su ayer de agua.
El alma
A la humanidad no parece importarle que la voluntad y el demonio beban de la ignorancia, así como no presiente el dolor de otras guerras lejos de casa.
Si alguna vez alguien cobijó al huérfano olvidado entre los escombros de una batalla, ese alguien proviene de otro que, sin saberlo, le tocó la frente para hacer sin deshacer. Ese alguien anterior a la memoria va en los genes.
Es verdad que mucho se aprende del fracaso y del dolor, pero es cierto que existe algo en nuestro genoma precodificado para actuar espontáneamente en favor de lo noble, de lo bueno, de lo esencial, lo trascendental y lo espiritual.
Vengo a esta vida sin manos para la furia, pero la furia -ante la injusticia-recorre mi sangre como ente traslúcido y la desconozco, a veces, cuando se manifiesta. Es aquello que los griegos llamaron transporte místico, como si algo ajeno a mi naturaleza me poseyera, como si otro yo dominara mi instinto.
¿Acaso el cuerpo es la silueta de un archivo infinito, amasijo de cultura, huella encriptada de lo que fuimos antes de nacer?
Azúcar para las grietas
La gente que te mira, no te mira, te observa con ojo distraído, detalla los fuelles en la comisura de tus labios.
La gente que te mira, no te mira, imagina -sin querer- el combate de la angustia incrustado en tus ojeras, la resiliencia en tus párpados, el hambre en el diente partido.
La gente que te mira no lo sabe, no te mira, no te escruta, porque va a tientas en su espejismo y de pronto se topa con el tuyo, hace recuento de sales y encarga azúcar para las grietas.
Esa gente va con retinas en la espalda, cansada de poner en la metralla el corazón.
¡Saludos! Gracias por enviarme la edición. Espero me permitan colaborar, ahora, con algo de prosa poética. ¡Abrazos!
Jorge Neira Rozas @Persio.escritor (Instagram)
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