Azul cobalto
Llueve,
y las gotas regalan su presencia
sobre el azul cobalto de la marea calma.
Se apresura el otoño a cerrarme otro ciclo
con su aroma indomable de tristeza,
de hojas moribundas que me buscan
para su despedida.
Se apresura y me pide que lacre las compuertas
de un pasado dañino
y que abra la vida al asombro de siempre,
-con el olor de fondo
de la tierra mojada-
Y yo sigo sentada en mi rincón de huida
preparando un destino ,
-una plaza de piedra, un cementerio viejo,
el follaje, la senda-
como el ave que busca la calidez del mundo
para empezar de nuevo.
El mar en ti
El mar mece su cuerpo
como una danza hipnótica que induce
al sosiego y la calma.
Me pierdo en su vaivén y adormecida
profundizo en su arena mojándome los pies.
Camino por la orilla un rato largo
y el tiempo se detiene porque sabe
que vengo a descansar todas las prisas
y a reposar en ti
mientras contengo el mundo
con el compás pausado de tu respiración.
Hoy me quedo a vivir en tus espacios
de sal y de silencio.
Amanece en mí
Porque amanece en mí la vida y su revuelta
pongo mi corazón a tu recaudo
en este día pleno que saluda
con olor a café,
a corriente marina,
a barcas que se alejan hacia ninguna parte.
Amanece, y sí , tu nombre y su cadencia
se mece en la mañana al ritmo de tus pasos.
El sol viene muy lento
y entrará sin permiso a mis rincones hondos
tocando los soportes que juntos compartimos
y el entorno será un manto que acaricie
los planes de este día.
Contigo el mundo es mío
y así lo certifico.