por Daniel Adrián Leone
Protagonista-Trama-Historia.
Podemos ensayar mil definiciones respecto del concepto “protagonista” sin embargo hay una extremadamente simple y no por eso menos certera.
Protagonista es quien hace avanzar la trama.
Es decir el protagonista no es necesariamente aquel personaje que desarrollamos mejor ni a quien le damos un especial énfasis en una historia.
Bien puede pasar y pasa a menudo que un personaje accesorio termine haciendo avanzar la trama “a pesar de nosotros” tan solo porque le hemos dado circunstancialmente un lugar en el que la trama encuentra un giro, una complicación, o bien que es portador más o menos casual de una hipótesis de conflicto o de alguna resolución…
Esto suele suceder por diversos motivos aunque el más general es confundir trama con historia.
La historia puede avanzar de forma independiente sin que avance la trama por ejemplo.
También puede pasar que el personaje que dispusimos como protagonista sea arrastrado por el desarrollo de la historia sin que hace hecho avanzar la trama un milímetro.
Para evitar estos inconvenientes que se pueden transformar en verdaderos rompederos de cabeza que nos dejen a mitad de camino a merced de la página en blanco es conveniente distinguir trama de historia.
La trama es un recorte de la historia.
Pero no un recorte cualquiera.
Es un recorte a partir de la experiencia del protagonista.
La trama es su registro íntimo, personalísimo de la historia, en la que se pondrán en juego diversos tipos de relaciones con otros personajes pero todos los personajes que irán apareciendo en la trama son secundarios respecto de la misma.
Ilustrémoslo con un ejemplo:
Supongamos que nuestra historia (que será contexto, antecedente y/o caso general de la trama) es un triángulo amoroso entre el protagonista, su pareja y el ex de su pareja ocupando la función de antagonista.
La trama será el registro que nuestro protagonista hace de esa historia, o sea, cómo la vivencia de cabo a rabo, dicho de otra manera: la trama siempre es el trayecto entre el punto A y el punto B que realiza un protagonista.
Ahora supongamos que a fin de darle un especial atractivo o por cumplir con los mandatos de un determinado género o lo que fuere tratamos de espesar la trama confiriéndole mayor peso específico al antagonista al punto de que nuestro protagonista termina siendo una suerte de espectador pasivo de los movimientos que hace el antagonista sin poder hacer otra cosa que reaccionar pasivamente…
Puede pasar tranquilamente que tal pasividad se disponga como parte del conflicto y que por tanto el arco del personaje del protagonista pase por superar esa pasividad cumpliendo, por ejemplo, con la demanda de su pareja y resolviendo el conflicto.
Pero si nos descuidamos y dejamos que todo el trayecto de la trama se desarrolle con esa mecánica, aunque hayamos definido como protagonista a un determinado personaje, es probable que el rol protagónico lo termine sosteniendo aquel que habíamos definido como antagonista.
El rol del antagonista es sin duda darle soporte a la trama ofreciendo al protagonista obstáculos a vencer para cumplir con su objetivo de llegar desde el punto A al punto B.
Pero si el protagonista no toma parte de la dinámica y la vive solo superficialmente desde la misma posición en todo el desarrollo de la trama, tal protagonista se verá eclipsado y sustituido por aquel que cumpla con su rol de avanzar la trama.
Lo que nos permite establecer otro principio solidario:
ya habíamos dicho que:
El protagonista es quien hace avanzar la trama.
Y ahora podemos agregar:
La trama es aquella situación que hace que el protagonista evolucione cambiando más o menos progresivamente por X motivos su posición inicial por una posición superadora.
O lo que es lo mismo decir:
Trama es aquello que le impone al protagonista un trabajo a realizar para poder alcanzar un objetivo determinado.
En Resumen:
Protagonista es aquel que acepta vivir un conflicto y encontrarle alguna resolución o sea, quien vive la trama.
Historia es el contexto que da soporte físico, simbólico, psicológico para que advenga la trama en el preciso momento en el que alguien acepta el lugar de protagonista y toma la decisión de hacerse cargo de algún conflicto que demanda resolución, aceptando también abandonar una posición inicial y conquistar una posición superadora respecto del conflicto en sí.
Trama es el registro histórico de ese evento en el que el protagonista acepta su función de protagonista se hace cargo de un conflicto que demanda resolución a sabiendas de que tal «hacerse cargo» implica un cambio de posición hacia una posición superadora.