El poseso
Tienes un demonio dentro, escríbelo (Goethe)
El demonio aquí en la tierra sacó sus garras de mármol.
El demonio de la tierra
con su aliento torció huesos,
azufró sendas perdidas
en aluviones de yeso,
ennegreció los rastrojos
con un pedrisco de cuervos,
flageló las cicatrices
las jorobas de los cerros,
vomitó de las entrañas
piedras y cardos posesos,
ensució los crucifijos,
bautizó trece murciélagos…
Y después inventó un nombre
instalándose en su centro.
Isabel Reyes
Vino un demonio a quedarse
en el fondo de mi aliento
para que hablase su boca
y respondiera mi miedo.
Vino despacio, sin ruido,
igual que un gato pequeño
que araña y al darte cuenta
ya te encuentras medio muerto.
Se apoderó de mi vida,
de mi casa, de mi cuerpo.
del corazón de las flores
que perfumaban el viento
y del perrillo que ladra
con su tono lastimero.
Puso boca abajo el mundo
que hasta entonces fuera tierno
y endureció las mañanas
con pedradas a mis sueños.
Si lo queréis os lo paso,
y si lo queréis, es vuestro.
Rosario Alonso
Los demonios son demonios
de cuna, por nacimiento.
Genéticamente fuertes,
invencibles y violentos,
según los pintan las reglas
que se escriben para ellos.
Con el corazón oscuro
tristes en alma y no en cuerpo,
despliegan sus alas rotas
para alzarse sobre el fuego
con el corazón de flama
vuelto ceniza, pequeño.
Culpables de cuanto cargo
ya llevan por cuenta y riesgo,
son otro rostro de dios,
el castigador eterno,
benevolente o impío
según convenga al concierto.
Un demonio siempre ha sido
solamente un ángel negro
que sabe meter las manos
en el barro de los muertos
y está en la tierra arrasada
conteniendo a lo irredento.
La utilidad de un demonio
no está en su lado siniestro.
Es el único que puede
cambiar de sentido el tiempo,
porque dios no mira al hombre
que abandonó, por inepto.
Se lo ha dejado de seña
al demonio predispuesto
para manejar un mundo
de egoísmo y esperpentos.
Mientras se lava las manos
dios mira al demonio, tierno,
y le susurra despacio:
-Ahí tienes… Los contrahechos,
los que lo destruyen todo,
por egoístas y necios.
Estos me han salido mal…
Fíjate que haces con ellos.
Y aquí estamos, los mejores,
feroces de sentimientos,
malqueriendo y malqueridos
ganándonos el sustento,
como puñados de lágrimas
y monedas de desprecio.
Para este mundo de espanto,
nosotros somos perfectos.
Álvaro Font de Lajas
Un demonio se ha sentado
dentro de mi pensamiento
como un bucle de tortura
que repite todo el tiempo
“hazme un poema” y lo hago
porque de sobra presiento
que se nos fue la cabeza
porque la moda lo ha impuesto
igual que un reto viral
y me remito a los hechos.
Un demonio que “en la vida
nos ha puesto en tal aprieto”
que Violante se empodera
y por ello saca pecho.
Reitera siempre lo mismo
como si fuera algo nuevo
y con voz angelical
pide un romance, un soneto.
Al azar, sin pensar mucho,
me inclino por el primero
que puede tener muy pocos
o más de quinientos versos
y ahora toca contar,
no sé cuantos versos llevo
pero trabajo despacio
haciendo el poema entero.
Pero me pregunto ahora
el por qué la obedecemos,
o ella fue muy mandona
o Lope requete bueno,
porque el hombre no quería
pero al resultar modesto
por no discutir con ella
le regaló aquel soneto.
Al demonio doy la espalda
y aunque pida ni contesto.
Rosario Alonso
El demonio siempre espera
a que salga con mi perro,
le sorprende esa amistad,
quiere saber el secreto
que ocultan estos dos seres
caminando tan serenos
a pesar de la violencia
que mantiene al barrio tenso.
Nos sigue con sus sicarios,
envidia nuestro silencio
y quiere crear cizañas,
no entiende lo que es un templo
de resistencia a la mierda
que ha de comer por pendejo.
Orlando Estrella