Ovidio Moré

Imagen by Anna Larin

A lo Quevedo

Hoy vengo antigongorino
pues me siento un quevediano
con el azote en la mano
a flagelar con buen tino.
Como un Lope hilando fino,
o como el docto Boscán
haré con mis versos pan
en el horno del sarcasmo
para tener un orgasmo
de sapiencia o lo Gracián.


No soy yo el que alardea
de rimar trabucaciones,
pues estas deposiciones
siempre acaban en diarrea.
Te agravan la cefalea,
la mollera se te empacha,
confundes la “Cucaracha”
con una danza zulú
y quedas como un sijú
en una oscura covacha.
 
Tres tigres en un trigal,
tristes a más no poder,
tristeza, tristona, ser,
tristotecnia intestinal.
Ya ves, yo puedo “ri-mal”
y meter con calzador:
anfíbraco, inquisidor,
trocaico, limbo, espondeo,
alambique, camafeo,
oligarca, pundonor.
 
Y puedo seguir así
rimando como un bellaco
sin que sea un caricato
ni pierda mi pedigrí.
 A mí me dijo Martí:
“Sé culto para ser libre”
y un poeta de calibre
un día puede que seas;
es necesario que leas
y todo en tu pecho vibre.
 
Aprendí a domar el verso
con la métrica y la rima,
y a acentuar, que legitima
que el ritmo no sea disperso.
El poema queda terso
cuando aplicas lo aprendido,
pues todo lo que has leído
de Quilis, Tomás y Bello
es el quilate, el destello,
que luce el verso pulido.
 
Si no hay métrica o sintaxis,
ni “acentos” ni ortografía,
ni imagen ni alegoría,
ni metáforas ni praxis;
si no haces profilaxis:
no limpias de polvo y paja,
ni le quitas la mortaja
al pobre verso estertóreo,
sólo será un incorpóreo
cadáver en una caja.

Tener léxico te ayuda,
es signo de inteligencia;
también saber cuál licencia
has de usar ante una duda.
Pero abusar sólo engruda
y logras un gran pastiche
que ni mojado en ceviche
habrá quien pueda tragar
porque esto suele acabar
en un tremebundo enchiche.

Y a mi prima la semántica
la dejaste patitiesa;
en el desencanto y lesa
como heroína romántica.
La poiesis nigromántica
que te has sacado del gorro,
es vetusta como el Morro,
y es tanto y tanto estropicio
que ni un nuevo frontispicio
arregla este chorroborro.
 
“Ya que coplas componeis”
y hasta públicas las haces...
¿nos es hora que las amases
con tino…., o no sabéis?
La monorrima que hacéis
sin métrica ni cordura,
es safia literatura
y sólo leerla prueba
que la llevaba el “Esgueva”
en “gongorina” andadura.


Y creo que hay buena fe
en tus remedos atroces,
y también que hay ciertas voces
que te encienden el quinqué.
Dicen saber el por qué
escribes estos panfletos
que son intrincados setos
que esa “voz” viste de flores
rindiéndoles mil honores
a lo que son esqueletos.
 
Yo no juzgo a la persona,
estoy juzgando al poeta
de poiesis incompleta
y de atrofiado genoma.
No pretendo que un axioma
sea esta exposición,
tampoco una expiación
de mis pecados veniales,
son sólo ciertos retales
de inane improvisación.

Yo sólo espero, Florindo,
que te vaya todo bien;
no hay maldad, lo juro. Cien
achés con la paz te brindo.
Tú piensas que escribes lindo;
yo entiendo que escribes mal.
La antonimia es abismal,
pero si tú eres feliz,
siguiendo esa directriz,
lo afirmo, lo soy igual.