No sé si estoy / Algo de febrero / Carta para mi hijo, por Alex Augusto Cabrera

No sé si estoy

miro el reloj
una y veintidós ya es otro día
el Discovery pasa su serie del perfecto orden
siete sherif gorilas contra un preso
cambio de canal y el ozono se sigue derritiendo
Maravillas Modernas me espera en el canal de historia

solo pienso en mi hijo
tanto mar tantos lustros tanta ausencia

nada cambia y yo sigo esperando
bebiéndome la una a las tres quince

la vida es muy difícil si estás preso
yo solo sé que hay catorce inviernos
y demasiada nieve en cada uno
sin hijo sin madre y sin espera

el buen reloj cambia otra vez
su malnacida hora

todo será después
es lo que me sobró del otro siglo

God bless América

estoy aquí

en esta cárcel light

Algo de Febrero

no me duele el adiós me duele el nunca

febrero nuevamente que golpea
mis ganas de correr

a tres pasos comienza la montaña

arriba allá muy lejos
de esta tierra que piso
hay una gran señal que alumbra verde

las dos y dieciséis sigo esperando
marzo es otra renuncia
y en este gran silencio
mis ansias y mis manos se hacen viejas

todo está solo aquí
solos los sueños
la vida que dejé
y el sexo en pausa

cada quien a lo suyo yo a mi tumba
es otra madrugada y voy sin fe

pero a las seis regresa lo de siempre

Carta para mi hijo

Dios sabe que elegí otro camino
Dios sabe que lloré
moqueé aquí como un perro
de fracasos no hablo
de reencuentros quién sabe
acá puteamos todos
las horas del reloj
la cama sola

mañana siempre es luego
nada dura
sin embargo
por favor ten en cuenta
que tu padre luchó con tanto nunca
con días repetidos con mil sombras
que llegaban de allá de tus tres dientes
de tu primera lágrima
de los golpes
de tu segundo veinte en el cuaderno

era un padre feliz y eras mi niño
hoy eres todo un hombre
y yo aquí
sigo siendo un tal vez
en el minuto nuevo de esta hora

no te pude ayudar con tu tabla del seis
con tu segunda novia con tu rabia
de ser un hijo solo
pero estoy
como la voz que jamás se marchó
y a nueve mil kilómetros
te amo

llora cuando me escuches y recuerda
que soy el otro uno
aquel que te engendró para que seas
mi última palabra en este exilio

moriremos los dos mas nunca olvides

que tu padre no huyó

Acerca de Alex Augusto Cabrera

Isabel Reyes Elena – España

Des-vivirse

Voy a sellar mi boca con su melancolía.

Voy a tapiar mi mente y toda la barroca amargura de los versos que no terminan de definirme.
Voy a cerrar la puerta sin echar la vista atrás y a subir las persianas para sentir el aire fresco en las mejillas.

Voy a volar.

Podría hablar de tantas cosas…

He amado y me han amado, conocido medio mundo, cuidado cuerpos mutilados y heridas ajenas olvidando las mías, pero todo lo estropea la dichosa nostalgia de ti.

Debería haberte metido en el frigo hace muchos años. Sentir el resentimiento que te ganaste a pulso, para librarme de escribir mediatizada por tu recuerdo.
Me jodiste la vida.

Va siendo hora de no eludir el odio, pero si dedicara el tiempo que me queda a sentirlo, seguiría siendo una víctima del recuerdo.

El pasado, pasado está.

Hoy me apunto al olvido.

Isabel, estás en ese punto en que lo que pasó es mucho más que lo que se vislumbra. Ha sido largo y difícil, muy difícil, pero jamás intentaste acortarlo.

Has sido valiente para enfrentar la vida y leal con tus amigos, aunque algunos terminaran como despojos y te frustraran.

Tampoco te quejaste demasiado cuando alguien te consideró exclusivamente como una médico útil y precisa.

En el fondo, reconócelo, siempre te satisfizo que te necesitaran.

No tuviste nunca grandes ambiciones ni se te ocurrió pensar que la humanidad estuviera en deuda contigo, así que tampoco esperaste grandes compensaciones, ni premios, ni regalos.

Buscabas la paz y es casi lo que tienes.

Buscaste amor y todavía te late el corazón para la entrega.

Al final, Isabel, naciste mansa y heredaste la tierra.

¿Se puede pedir más?

Acerca de Isabel Reyes Elena