Entrevista a Rosario Vecino, por Rosario Alonso

“Yo cuando escribo puedo ser absolutamente quien soy” 

La uruguaya Rosario Vecino siente fascinación por el mar, de hecho es un elemento muy común en su poesía. En este sentido nos comenta que dentro de todo el panorama de preferencias,  el mar y la poesía son las partes más suyas.

Vive rodeada de naturaleza. Desde su ventana puede aspirar el aire libre del campo.  Le gustan las florecillas silvestres por su belleza pura y por el asombro que le causa saber que han nacido sin que nadie las siembre.

A Rosario, que tiene el mundo por montera, le encanta la gente franca y vivir sin nada que la ate a un lugar. También, y es muy curioso, le fascinan los animales de piel rugosa como los sapos y los árboles viejos pues, según ella, transmiten sensación de sabiduría.

Después de esta pequeña aproximación al mundo de Rosario Vecino vamos a saber más cosas de ella a través de la entrevista.

1. ¿Qué es para ti la literatura?

No puedo contestar con autoridad pero sí desde mi perspectiva personal.

Sin literatura no hubiese tenido el placer de emocionarme hasta el punto de llegar a leer veinte veces los mismos libros, tanto de prosa como de poesía, sencillamente porque estos autores cumplieron con las reglas para que los libros fueran claros y ordenados, y supieran transmitir, digamos.

Hoy, después de tanto luchar en contra de esa idea (yo era totalmente anárquica), me doy cuenta que sin un buen orden (odio esta palabra pero acepto que es necesaria), donde todo esté  bien estructurado, lo escrito pierde su peso. Después decidir si emociona o no queda en manos del lector.

2. ¿Y la poesía?

La poesía es mi eje, mi alivio, y cuando leo un poema y siento la profundidad con que se ha escrito, del impacto he llegado a quedarme sin respiración. Sin embargo, he sonreído con la ironía de otros poemas.

Resumiendo: “Yo amo la poesía, respiro por ella”. Eso puse como cita cuando entré en Google+. Nunca hubiese soñado que iba a tener que demostrarlo desde mis propios textos.

3. ¿Desde cuándo escribes y qué te motiva a continuar?

Escribí desde niña alguna cosa, pero fue en Ultra que me cayó la ficha y sentí la misma necesidad que en ese entonces. Parece que hablo de otra persona cuando digo esto, pero ciertamente no lo recordaba hasta mi entrada en el foro.

Empezó cuando alguien por casualidad leyó alguna “pelu” que publiqué sin darle importancia, así, como jugando, y me comentó: “Sarito, no publiques sin ponerle tu nombre a todo, tenés que venir a un foro donde te van sacar el desbole, y dale, sabés que yo no te mentiría”.

Gavrí Akhenazi nada menos me decía esto. Me llené de terror y pensaba “este hombre está loco”. Me asusté mucho y ahí Morgana, que estaba de acuerdo con él, también me insistió. Esto que digo sucedió siempre en medio de tremendas batallas entre nosotras. Ella me invitó a Ultra.

4. ¿Cómo definirías tu poesía?

Como un gran desahogo, como un sitio interno donde soy invencible. Yo cuando escribo puedo ser absolutamente quien soy. Digo puedo, porque no tenés en la diaria, en un pueblo chico, mucho con quien hablar de poesía. Creo que con mi ahijada de 25 años, profesora de literatura, es con la que más, si no con la única, que intercambio opinión de temas literarios.

En mi casa no me leen, le tienen celos a mi computadora. Esto dicho medio en broma y bastante en serio.

Yo siempre soy yo, sólo que tendría que estar dos años para explicar acá por qué motivo me coarta el tema de que no me tomen en serio. Sólo diré que si lo hicieran creería un poco más en mi potencial. De todas maneras he logrado valorar lo que escribo por la respuesta de los compañeros que considero sinceros, y hay cada uno que te da hasta rabia que no pueda mantenerse con su arte, porque tienen muchísimo para dar, pero primero está el pan. Una pena.

5. Llamas a tus poemas “pelusas”. ¿A qué se debe ese nombre?

Ah jaja, no sé mucho. En realidad tendrían que llamarse nitroglicerina, vómitos o algún nombre así, «dulce». Primero fue porque solo quería sacar mis palabras para que luego volaran lejos de mí.  Después porque hay tantos monstruos escribiendo que, a día de hoy, me siento incómoda si me llaman poeta. Voy a aclarar que no tengo complejos de ningún tipo, ni me tiro abajo, ni me disgusta que me consideren así. Pero el punto es que cuando leo algo que me pega me siento más lectora que poeta, y es de puro egoísmo, probablemente, pero alguien que escribe genial me dijo hace poquito en un comentario que mis “pelus” eran sanadoras. Lo son para mí, obvio, pero  que puedan sanar a otro me emocionó tremendamente.

6. ¿Qué significa para ti ser Ultraversal?

Resurrección, pues surgió el asombro  desde una parte mía que no recordaba. Es una selección campeona en compañerismo y generosidad. Ser Ultraversal es un sueño que nunca tuve pero que se ha cumplido.

Ultraversal me ha hecho sentir que estoy viva y que soy importante para mí, que puedo quererme sin las culpas provocadas por una gran depresión debida a una escasez de serotonina. Todo esto siempre refiriéndome a la parte más importante de mi envase, a mí adentro, a mí espejo.

7. ¿Cuáles son tus influencias poéticas?

Para escribir en verso libre ninguna. Repito, me escribo yo. En lo que sí estuve muy, pero muy influenciada, fue en animarme a mostrarme.

Para los sonetos esos con un poco de yeso que he logrado escribir, Silvio Manuel Rodríguez Carrillo, quien a su vez cuando le conté que me guiaba por sus sonetos, después de agarrarle un poquito la mano, me respondió que él había hecho lo mismo con la poetaza y generosa Isabel Reyes .

8. Según tu punto de vista ¿qué condiciones debe cumplir el poeta para ser considerado como tal?

Hablo por mí, aunque igual de eso va la pregunta. Me tiene que emocionar por fuerte, por dulce, por duro, me tiene que emocionar mucho, en cualquier estilo, pero que vaya con marca registrada.

Condiciones cómo franqueza, talento, valor y hasta un poco de audacia. Decir, escribir literalmente o con metáforas claras lo que le pasa o le pasó en la realidad es lo ideal porque si miente o copia no va a ser leído demasiado.

Quizás sea muy inocente pero creo que en esto de compartir cosas entre quien escribe y quien lee la verdad es el hilo de Ariadna.

9. Dentro de todo el panorama, ¿con qué tipo de poesía te sientes más cómoda?

Con el verso libre, totalmente. Me he impuesto civilizar mis arrebatos y no poco trabajo les he dado a los compañeros, primero porque me resistía, después por lo que me costaba.

Libre con minúsculas y sin puntuación, ese estilo me salvó la vida. Si tuviera que puntuar estaría siempre corrigiendo lo que me indicaran.

10. ¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Te sientas a escribir poesía o esperas que la inspiración llegue?

Yo siento la necesidad y tengo que escribir lo que sea, como sea; escribo como otro le pegaría un puñetazo a la pared o compraría un perfume a su pareja, según sea el estado de ánimo.

Quizás me equivoque y lo que cuento sea el significado de inspiración, pero no creo. Yo sólo confío en que te inspire un hecho, la pena, la admiración… y escribas algo sobre eso. No me sentaría a esperar, nunca.

El día que no tenga la necesidad de limpiarme con la ayuda de la reina palabra, seguro no lo haré más.

11. ¿A qué público pretendes llegar?

Es que yo no pretendo llegar cuando escribo, y ahí está lo sabroso. Muchas veces a mí me deja conforme algo que escribí y no le gusta a nadie o viceversa.

Ahí está la prueba de que la poesía tiene vida propia.

Por otra parte yo sé más o menos a que «rubro» pertenezco gracias a los comentarios de unos y otros.

La verdadera satisfacción es el desahogo ¿Y que encima le llegue a alguien? Bueno eso es indescriptible.

12. ¿Piensas que hay mucho egocentrismo en el mundo poético o que, por el contrario, es un mito?

En esta paso. No tengo trato con escritores de otros países, a no ser argentinos, españoles, colombianos, brasileros, mexicanos, cubanos, paraguayos menos, pero con el que tenemos en ultra es suficiente. Y con los mencionados me refiero solamente a leerlos, así pues tampoco los conozco tanto.

Conozco un gran escritor testimonial y poético. Creo que quien siga su obra con atención llega a conocerlo mejor de lo que pueda hacerlo quien lo ve todos los días, y doy fe de eso, que es Akhenazi.

Él no tiene ombligo. No me preocupa que digan que soy «lambeta» porque sólo lo harían quienes no lo leyeron.

13. ¿Crees que la poesía vende?

No lo justo ni a los merecedores. La calidad de la tapa tiene más importancia que el contenido para muchos, pero aún así creo que quién ama leer sabe lo que compra.

Lo que sí observo es la dificultad de correr un poquito a los endiosados. Personalmente tengo los míos y lo admito, pero habría que correrlos un poquito para que entre más oxígeno a los muy buenos de ahora, y que las editoriales les den su oportunidad porque después de todo el que decide es el lector.

14. ¿Cómo ves la poesía en la sociedad actual?

¿Sabés que no sé demasiado de los autores jóvenes? Camilo Blajaquis es por ejemplo un gurí que impresiona por su capacidad y franqueza, por su lucha desde la escritura, por sus ideales y por mostrar los mundos del subsuelo de los nadies. No sé, quizás haya muchos más en el mundo. Yo soy una lectora con pocas posibilidades para comprar libros. Ahí es cuando digo “bendita internet”. He leído muchos autores por acá que ni sabía que existían.

15. ¿Qué opinas del formato digital para la literatura con vistas al futuro?

Bueno, esto lo respondí arriba. Me parece espectacular tener la posibilidad de leer cosas muy buenas y al alcance de todos. Pero claro, esta es una respuesta como lectora. Quizás para los autores que tienen otras expectativas económicas no sea tan bueno.

Muchas gracias, Rosario, por concedernos esta entrevista. Ha sido un placer conversar contigo.

La posibilidad de estar entre maestros y compañeros increíbles es un honor para mí. Yo, que aún creo en las personas, estoy asombrada a la hermandad que hay en ésta especie de oasis de arte y buena gente.

El agradecimiento es mío.

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