Un poema
La humanidad pende de un virus
La humanidad, jinete apocalíptico,
creía sojuzgar a la naturaleza,
y hasta se planteaba
clonar al ser humano en inmortal
en perversa simbiosis con la máquina.
Alguien predijo: “El hombre será dios”;
pero haberlo inventado,
para tener poder sobre la plebe,
no es lo mismo que serlo.
La creación, venga de donde venga,
se venga y pone las cosas en su sitio.
Un virus microscópico se muda
del animal al hombre,
que descubre lo débil que es su fuerza,
lo poco que conoce, lo mucho que amenaza su futuro.
Se acabó el “just in time”, vuelve la cuarentena,
la peste ha regresado al “altoevo”.
La cura de humildad no cura al cuerpo,
pero avisa a las almas.
Cuando todo esto acabe,
quizá tengamos la oportunidad
de empezar otra era
cambiando paradigmas y parámetros.
Pero mucho me temo que olvidemos
y, por recuperar el estatus perdido,
empiece otra carrera
que lleve a recorrer errores anteriores
y cuya meta tenga por rótulo “Extinción”
Haikúes del aislamiento
El aislamiento
es algo más que físico,
es mental.
Y te planteas
si tu entorno más próximo
tiene futuro.
Sigo encerrado,
miro por la ventana
nubes y lluvia.
¡Quién caminase
por sendas embarradas
sin chubasquero!
Lo confortable
no siempre es lo mejor
para este preso.
Algo de sol,
pero ambiente ventoso
sin alegría.
Cuánto daría
por un tiempo horroroso
en otro rol.