La humanidad, jinete apocalíptico, creía sojuzgar a la naturaleza, y hasta se planteaba clonar al ser humano en inmortal en perversa simbiosis con la máquina. Alguien predijo: “El hombre será dios”; pero haberlo inventado, para tener poder sobre la plebe, no es lo mismo que serlo.
La creación, venga de donde venga, se venga y pone las cosas en su sitio. Un virus microscópico se muda del animal al hombre, que descubre lo débil que es su fuerza, lo poco que conoce, lo mucho que amenaza su futuro. Se acabó el “just in time”, vuelve la cuarentena, la peste ha regresado al “altoevo”. La cura de humildad no cura al cuerpo, pero avisa a las almas.
Cuando todo esto acabe, quizá tengamos la oportunidad de empezar otra era cambiando paradigmas y parámetros. Pero mucho me temo que olvidemos y, por recuperar el estatus perdido, empiece otra carrera que lleve a recorrer errores anteriores y cuya meta tenga por rótulo “Extinción”
Haikúes del aislamiento
El aislamiento es algo más que físico, es mental.
Y te planteas si tu entorno más próximo tiene futuro.
Sigo encerrado, miro por la ventana nubes y lluvia.
¡Quién caminase por sendas embarradas sin chubasquero!
Lo confortable no siempre es lo mejor para este preso.