Los minimalistas

Haikus

Variantes

por Cris Montes – Miguel Palacios

Por el desierto
cuando menos lo esperas
los alacranes

…..

Un estornino
se distancia del bando
Arranco el coche

……

Toma mi mano
ni caliente ni fría
Un documento

……….

Cruza el camino
el atajo soberbio
de la ironía

…………

Bajo la ducha
una tarde de invierno
seco mis lágrimas

Cris Montes

Un escorpión
que esperaba enterrado.
Su condición.

Tibia la mano,
documento baldío
jurar en vano.

Miguel Palacios



Corona virus

por Miguel Palacios – Cris Montes – Ricardo Fernández Esteban

¿Virus mortal?
pero para el gobierno
todo da igual.

La mascarada
que alivia las conciencias
no vale nada.

Manda la muerte,
prestada fue la vida
ahora ausente.

La vida aún manda,
la muerte fue servida
con la comanda.

Se abre la vida
dando oportunidades
a quien no olvida.

Ciudad revuelta
y enfermos deambulando
de ida y vuelta.

Miguel Palacios


Poniendo empeño
más allá de mí misma.
Todo irá bien

Echarme un pulso
y salir vencedora.
Es el momento

Oiga, doctor,
necesito su ayuda:
me duele el mundo*

Hoy más que nunca
las palabras no son
la «simple» RAE



* Gracias poeta
por prestarme tu frase
solo soy copia

Cris Montes


Virus fatal,
la humanidad ha hecho
las cosas mal.

El hombre nuevo
no recordó las pestes
del medioevo.

Se creyó un dios
y va por el camino
de la extinción

Ricardo Fernández Esteban

Miguel Ángel Palacios – España

Agricultura ecológica 

Hay algo en común en la siguiente enumeración de sustancias. La cicuta que mató a Sócrates, el ácido cianhídrico que produce algunas intoxicaciones no mortales y que se encuentra en la mandioca, el tremetol de la leche de vaca que dejó huérfano a Abraham Lincoln, la capsaicina que hace que piquen los pimientos y los chiles y que puede producir males graves si no se consume moderadamente y, la solalina de la patata, tóxico fungicida e insecticida que puede resultar venenoso al ingerirlo en la versión silvestre del tubérculo.

Todos estos agentes son naturales. Tan naturales como la vida misma. Se encuentran en abundancia en estado salvaje. En muchas ocasiones anidan en alimentos que consumimos diariamente y si no nos contaminan, intoxican, envenenan o matan es porque hemos diseñado una batería de estrategias artificiales para eliminarlos. La pasteurización, el procesado de alimentos, la fertilización química, la domesticación de animales, la selección genética. Son todas ellas prácticas que no fueron diseñadas por la naturaleza sino por el ingenio del hombre.

Sin embargo, uno de los mayores éxitos de la ideología ecologista contemporánea ha consistido en generalizar la injusta creencia de que lo natural siempre es sinónimo de limpieza, salud, seguridad y bienestar y lo artificial lo es de peligro, toxicidad, mala calidad.

Descubren un “planeta de diamante”, dos veces más grande que la Tierra

«La superficie de este planeta parece estar cubierta de grafito y diamante en vez de agua y granito», señaló el investigador principal, Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Yale.

El planeta, llamado 55 Cancri e, es uno de los cinco planetas que orbitan en torno a una estrella similar al Sol en la constelación de Cáncer, a 40 años luz de la Tierra, relativamente cerca, por lo que se puede ver a simple vista.

El planeta orbita tan rápido que un año dura 18 días, frente a los 365 de la Tierra, es además extremadamente caliente ya que, según los investigadores, su temperatura alcanza los 2.148 grados centígrados.

«Parece estar compuesto principalmente de carbono (como el grafito y el diamante), hierro, carburo de silicio, y, posiblemente, algunos silicatos».

Se calcula que al menos un tercio de la masa del planeta, equivalente a tres veces la masa de la Tierra, podría ser diamante. Este descubrimiento significa que «ya no se puede asumir que los planetas rocosos distantes tienen componentes químicos, interiores, ambientes, o biologías similares a las de la Tierra».

Acerca de Miguel Palacios

Miguel Ángel Palacios – España

Haikus

Soy un lucero
y al llegar la mañana
voy… y me muero.

v

Tú, mi tormento,
acaparas de lleno
mi pensamiento.

v

Tú y yo imbricados,
desmadejando versos.
Concatenados.

v

¡Qué golosina!,
tomada de tus labios,
crema divina.

v

Evoluciones
forjaron en mi mente
las prohibiciones.

v

Claustro severo,
ostracismo agobiante.
Asaz austero.

v

Desde la cuna,
regalando alegrías
una por una.

v

Umbrío, bruno,
tiznado de amargura.
Calor ninguno.

v

Cara sirena,
expectante del cambio
te vuelves plena.

v

Como batracio
emergiendo del agua.
Quiero tu espacio.

v

Corta se hará;
si la vives conmigo
perdurará.

v

Etéreo ser
oxidas lo que tocas,
es menester.

v

Mujer de hielo,
al calor de la noche
te vuelves fuego.

v

Mujer fatal,
destila su veneno.
Trampa mortal.

v

Mujer de hielo
se licúa tu ser
bajo mi anzuelo.
(te fundes, de repente,
si yo te anhelo).

v

En plenilunio
tu risa, y mi dolor
del infortunio.

v

Amor eterno,
duraste lo que dura
todo un invierno.

v

Yo no te hago
en sitio tan profundo
y tan aciago.

v

Si existes tú
no necesitas karma.
Karma eres tú.

v

Mantén tu calma,
para un logro mayor
preserva el alma.

v

Flor tan hermosa
se merece mil dones
más que una diosa,

v

Mas si tu quieres
compartirás el sino
de las mujeres.

v

Mujer o diosa,
en derredor de ti
vega frondosa.

v

¡Llegué a buen puerto!
No tendré que dar voces
en el desierto.

v

En la astronave
jugamos a ser dioses.
Perdí la llave.

v

Y el firmamento,
tan lleno de agujeros,
ríe contento.

v

Con tu presencia
se avivan las ideas.
Despiertas ciencia.

v

En abstracciones,
quisiera zambullirme
sin emociones.

v

Tienes razones
que a veces yo confundo
con ilusiones.

v

Gran osadía,
cuando es «subliminar»
el alma mía.

v

Ya están dorados
el trigo y el centeno.
Días contados.

v

Con armonía,
da paso el horizonte
al nuevo día.

v

Tras de tus huellas
te anduviste buscando
por las estrellas.

v

Alma mojada ,
discurre por tu ser
la madrugada.

v

Tienes belleza
y en la boquita el dulce
de la cereza.

v

Y tu candor
me sirve de refugio
acogedor.

v

Va tu mirada
con la mía ya siempre
concatenada.

v

Atemporales
persisten en su sitio
todos los males.

v

Dentro del marco
que encierra nuestras vidas
fleté mi barco.

v

Tu casa es una,
su influjo te rodea,
te da fortuna.

Acerca de Miguel Palacios

El principio era el fin, por Miguel Palacios

Se me fue la mano a conciencia y sin ‘queriendo’ aterricé aquí. El destino era otro.
Cuando leí este ensayo, con un título tan atrayente, comprendí algo fundamental como lo es el mar al manantial y, a su vez, éste al deshielo u otro principio conocido (p.ej. lago superior) o no. El libro trataba del origen de la inteligencia en el hombre (homínido más antiguo) -hoy sabemos que posiblemente fue el homo-antecesor, que deambuló por el entorno de Atapuerca hace 1.200.000 años-. El autor era consciente en sus aseveraciones «La raza humana alcanzó su primer atisbo de inteligencia cuando empezó a comerse el cerebro de sus congéneres (supuestos enemigos de su grupo o familia)» y desde entonces, y con esa base antropófaga, no ha dejado de crecer aumentando su curiosidad por lo que no entiende del todo (otra versión de la manzana bíblica). Un auténtico ‘brainstorm’ para aquel que leyese el ensayo.

Si la gallina fue o no antes que el huevo carece de importancia porque no se puede demostrar, como tampoco se puede saber qué ocurrió antes, si el principio o el fin. Desde que se consiguió determinar ‘la partícula de dios’ —Bosón (*)— se abrió un nuevo campo para la especulación, ya que se entreabría una puerta muy peligrosa para el hombre (otro bocado a la manzana). En verdad la ‘teoría del caos’ es muy sugerente pero lo que muestra no demuestra nada; es mera especulación con una base matemática de ‘alto standing’.

 Cuando se puso nombre a la pesantez (gravedad) y se pesó o se determinó la masa en un punto geográfico específico no se conocía aún el Bosón, pero estaba allí, inmerso en un maremágnum de campos que le hacían manifestarse como masa. Los campos (o entornos conocidos hasta principios del siglo XX) eran el gravitacional de Newton y otros, y el electromagnético de Tesla y otros. En esa época habían abierto ya dos puertas al campo (o campos), realmente sólo uno, pues andan siempre concatenados e imbricados; son, de una forma absoluta, imposibles de separar.

Entonces entra un tal Einstein en el juego y abre una tercera puerta, llena ésta de ambigüedades y paradojas, y nace la física cuántica.

(*) El Bosón de Higgs, la mal llamada «partícula de Dios» (¿qué habrán hecho los pobres electrones, neutrones, protones y otros para no merecer ese nombre?) es un esquivo corpúsculo responsable de que la materia tenga masa. Sabemos que existe porque sin ella no funcionaría el modelo estándar de explicación del mundo físico. Es necesario que todos los cuerpos masivos interactúen unos con otros a través de algo. El físico Peter Higgs demostró sobre el papel que ese algo es un campo cuántico que hoy conocemos como
campo de Higgs.

Imaginemos que tenemos un frasco de miel en nuestras manos e introducimos en él una cuchara. Al girar la cuchara, la miel ejerce resistencia, tanto mayor cuanto más grande sea la cuchara –o más espesa la miel–. El Campo de Higgs es a la miel lo que la cuchara a cualquier cuerpo. Todas las partículas que forman la materia son frenadas por el Campo de Higgs en mayor o menor medida. A esa interacción la llamamos masa. Y debe nacer de una partícula capaz de generar ese campo (como todos los campos conocidos). Sólo hay una partícula que no es afectada por él: el fotón. Por eso puede viajar a la mayor velocidad posible, la de la luz. A ella, la miel no se le pega.

Cómo es nuestro mundo: finito, infinito, constante, mutante, todo depende. Cuántas puertas se le abrirán al hombre a partir de ahora, no se sabe. Lo que sí es cierto es que la naturaleza siempre ha dado pistas para averiguar de qué modo se formó y de qué manera evolucionó. Entramos en el entorno de los fractales, verdaderos modelos de comportamiento física y matemáticamente demostrables. Luego, entramos en un campo de penumbra, iteración, cómo se repite natura, cuándo lo hace, por qué lo hace, dónde lo hace, etc. Este campo, como todos, puede ser cíclico o no, y si lo es, con qué cadencia se repite, es uniforme, es discontinuo, es de Fourier, tiene o no límite, es vectorial o tractorial, etc. Si hacemos caso a Edmundo Flores, la propia entropía de los campos le llevan inexorablemente al desorden total (teoría del caos), pero si no, a la armonía. Opino que a una mezcla de ambos como en la música que, después del desorden total (p.ej. frenético solo de batería), se produce un punto de inflexión y vuelve la armonía primitiva con o sin contrapunto, luego estribillo o no.

Mi parecer es que el universo es una entidad prácticamente vacía, como el átomo en el que unos electrones que en un espacio de gran dimensión giran en torno a un minúsculo núcleo (donde se encuentra toda la masa) son neutralizados por los protones que contiene. Pero aún nos quedan los neutrones (neutros, sin carga) y muchas otras subpartículas (neutrinos, fotones, taquiones, etc.) que se van descubriendo porque cada vez son más sofisticados los equipos que miran al cielo (exterior e interior). En ambos, universo y átomo, la materia está cuasiestabulada en un espacio que, digamos, es finito o no, pero que en términos de densidad de población, ésta no es apreciable, hay que medirla de una forma muy sutil.

Con la aparición del Bosón se quiere demostrar que se ha descubierto el agente que proporciona la masa al universo, pero los números son serios por naturaleza.

Cuando realmente son serios, son números, vocales o consonantes, o grafías de otros alfabetos [0,1…, e, π, φ, g, etc.] y son serios porque en ellos está el principio y el fin, si aceptamos que la matemática es una ciencia exacta. Las ecuaciones dimensionales son correctas en la física convencional, la de andar por casa, pero no así en la cuántica.

Cuántas dimensiones existen: 3 (largo, ancho y profundo), no: 4(+tiempo), no: infinitas.

Cuántos Grados de libertad: 3 (tren, barco, avión), no: 4(+tiempo), no: infinitos.

Cuántas ecuaciones dimensionales existen: 3 (L, M, T), no: 5 (+eV,+B), no: infinitas.

De aquí pasamos a la física cuántica, al principio de incertidumbre, a los plegamientos en el espacio-tiempo, a los agujeros negros, a los de gusano… no de la manzana, etc. y hasta a la teoría, con más adeptos, del Big-Bang como principio, pero ¿y antes del principio?, ¿hubo un fin? y, así, como cerrando una banda de Moebius, llegamos al título del libro.

Acerca de Miguel Palacios