«Sin preámbulos», «Insensibilidad», «Mausoleo de emociones», poemas de Eugenia Díaz Mares

Imagen by Victoria Borodinova

Sin preámbulos


Se ha dormido en mi piel ese estremecimiento
que me daban tus manos tan solo con tocarme
y dentro de mi mano hay un vacío
sin tu latido ardiente que antes me quemaba.

Son helados tus besos
ya no existe sabor en esos labios
destilando amargura;
se va muriendo todo y solo queda
grabado en nuestro lecho aquel vaivén salvaje
que tanto disfrutamos.

Hoy es todo rutina
marcada en una agenda cuando llegas al día,
sin hacer un preámbulo tú llegas y te instalas.
Quizás tú sí disfrutas la visita,
pero a tu paso dejas anhelos inconclusos.

Quisiera recordarte lo que tú le enseñaste
al mapa de mi cuerpo,
y cómo despertabas tanta sensualidad
tan solo con mirarte.

Pero mejor decido sofocar
a la mujer ardiente que aún sigue vibrando,
aquella que perdiste en el camino.



Insensibilidad



Continúas enviando tus sueños remendados
al cometa en el aire,
y mientras yo te observo y admiro tu entereza,
me busco en los bolsillos,
aquella que perdí bajo una sepultura.

Decrépitos del alma con apariencia joven,
invadidos de hojas
que sueltan en verano nuestros brazos,
como si fuese otoño.

Hay un sol tan radiante que no logramos ver
por la humedad constante en los cristales
y tantos desengaños.
Aún así,
tú sigues hilvanando visiones inconclusas
con una terquedad que me enloquece.

Estoy desalentada,
por eso me he soltado en las aguas del río
que va vertiginoso
y sin poder sentir dentro de mí emociones
por tanta oscuridad en el futuro.



Mausoleo de emociones.



Al mirarse en sus ojos
le devolvió la savia a sus entrañas
provocó ebullición a inertes sentimientos
y un intenso deseo de morderle su voz,
que quería convencer con mimos y susurros
a su limpia conciencia.

Dentro del pentagrama de su pecho
le fue creciendo un bosque,
con ramificaciones buscando una salida
de esa vasija ajada.

Afiló sus cuchillos de cordura
para cortar de tajo todas las tentaciones.
Con intensa ansiedad fue removiendo miedos
para que despertaran
y sacando el espejo como escudo,
al verse con su sombra,
se fundió en una sola para enterrar la llave
de aquellas emociones lejanas y dormidas.

Ama su mausoleo
y se siente muy bien caminando descalza
cubierta de cenizas.

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