
Ruleta rusa
Eres cabalgata inagotable de segundos
que a veces galopa
y otras ralentiza el paso
para cincelarnos el alma,
a golpe de recuerdos.
Hoy te tengo, tiempo,
atrapado en una lata de galletas
donde mi madre encerró
un caótico muestrario de tu rostro
en distintos contornos y colores
desgastados por viajes de ida y vuelta
entre ojos y manos.
De vez en cuando juego
a arrancarte al azar un trozo
que coloco como un naipe,
boca abajo sobre la mesa.
¿Será de risa o llanto la bala que dispares
al voltear la foto?
Coloreando
Hace tiempo descubrí
la realidad de mis adentros mortecinos
con olor a pétalos y polen que se pudren
en búcaros de melancolía
que ahora redecoro.
Pinto en esta casa las paredes
con la esmerada tarea
de cubrir el miedo y el hastío,
o el pasado que aparece insidioso
entre las grietas.
Las pinto de verde:
verde árbol, verde alga.
Las pinto de rojo:
rojo sangre, rojo vida .
Las pinto de azul:
azul sueño, azul mañana.
Las pinto de confianza y de sonrisas
porque el pincel es mío.
Juguete del miedo
Como siempre te arrastras en silencio,
serpiente trepadora de mis piernas
que entorpece el andar.
Encorsetas mi pecho y lo aprisionas,
envuelves mi cabeza en un turbante
pegajoso y caliente
que me quema los ojos y la lengua.
El aire se enrarece y ya no quiero
bocanadas de brisa que me presten
solo un fugaz alivio en la tortura.
Y es que me sé objeto de tus juegos:
me ahogas y me sueltas,
me sueltas y me ahogo en alegría,
me alegro y apareces de repente
para impregnarme, miedo, de tu esencia.