EDITORIAL

La guerra y la paz, por Gavrí Akhenazi

Dejé de publicar la Revista hace más de un año.

Mientras leo el último editorial pienso que el ’23 resultó para mí un año especialmente espantoso y para no mejorar, me cayó una guerra y desde ella escribo este editorial.

Aunque hubiera abandonado la Revista un año antes y el ’23 haya sido poco halagüeño para con este tipo de emprendimientos, la Revista puede resultar también un punto de fuga desde la realidad hacia otros territorios dentro de los cuales se puedan imaginar mejores mundos, mejores perspectivas y se busque creer en la desnortada nobleza de los seres humanos y en que aún, aún, repito, existe en el hecho creativo un refugio al que no llegue ni la mezquindad –que llega igual– ni la envidia –que golpea la puerta todos los días– ni todas esas minúsculas miserias –de las que nadie se salva– obstaculizadoras de la mejora como humanidad.

El arte, cualquier arte, apela a los resortes íntimos y los devela en su esplendor o en su crueldad.

Expresa lo secreto de los hombres tanto como expresa lo visible, porque en el arte en sí hay un desnudo como el del «emperador», que devela los paraísos y los infiernos interiores del artista.

La literatura, ficcional o no, es un retrato hablado del hombre y sus circunstancias.

Desde lo primordial a lo superfluo, la literatura es un espejo que ofrece, si se sabe mirar dentro de ella, el cuadro humano en todas sus secuencias y procesado desde todos los ángulos a los que alcance la diferencia inconmensurable de perspectivas.

Hace tiempo que me pregunto si todas esas personas, todos estos artistas literarios que confiaron en el proyecto Ultraversal y perseveraron desde la constancia, el apoyo irrestricto y a pesar del pesimismo y los demasiados temporales que capeó este timonel, se mantuvieron fieles y no cejaron de dar batalla en la trinchera, no eran los que había que llevar hasta el puerto más cosmopolita que existe, sin dudar: el arte.

Creo que la publicación de la Revista con la producción de todos ellos es una forma de agradecimiento a los que todos los días hacen posible el proyecto porque no ponen palos en la rueda y si la rueda se encaja en el barro, se bajan del carro y empujan; porque no quieren torcer el timón para convencer al timonel de seguir otro rumbo aunque discutamos de tanto en vez sobre si hay que atravesar entre Escila y Caribdis; porque aún dan debate y proponen ideas; porque a pesar de todo no arrian las velas y frente al huracán han aprendido a escorar; porque están ahí, aprendiendo y enseñando desde el buen hacer de la convivencia armónica, aunque haya irrupciones disruptivas que enrarezcan el ambiente por momentos y porque todos escriben de puta madre (soy yo el del editorial, así que me soy fiel a mí mismo en el idioma).

Que Ultraversal lleve veinte años y que yo quiera retomar la Revista, es mérito de la rebeldía de todos los que no sabemos cómo darnos por vencidos, aunque ya tengamos muchas menos plumas y debamos aprender a volar con los huesos.

Los gustos hay que dárselos en vida.

3 opiniones en “EDITORIAL”

  1. Desde afuera pero con el corazón dentro por haber estado ahí, aunque sea un rato, recibiendo el desinteresado apoyo para aprender el oficio, me pone muy contento saber que seguís estando, Gavrí, aún en estas tremendas circunstancias junto a toda la tropa que sigue adelante dando vida a este proyecto fabuloso llamado Ultraversal.
    Desde afuera pero con mucho agradecimiento te mando un cariñoso saludo a vos, maestro y timonel, a la mecenas Morgana, y a todos esos tremendos escritores y escritoras que mencionás en tu editorial, quienes de un modo u otro me han sabido enseñar lo poco que domino de este arte que, como vos decís, siempre es un tránsito cuesta arriba.
    No bajen los brazos porque las voces de Ultraversal son imprescindibles.
    Ariel

  2. Ah, querido Cuervo, qué buena noticia. ¡Qué maravilla que vuelva esta revista tan necesaria! ¡Viva la rebeldía, la literatura ultraversaliana y el buen hacer de sus escritores! Ultraversal siempre tiene ocupado un rincón de mi órgano vital de sístoles y diástoles. Todo mi cariño y todo el aché.

    Abrazo enorme.

    Ovidio Moré.

  3. Impresionante el editorial. Recién lo pude leer hoy, en este ratito de la mañana que tengo libre, antes de comenzar con las obligaciones del día.

    Me alegra muchísimo que hayas vuelto con la revista, aunque sea (o no) de manera temporal y a pesar de las circunstancias realmente espantosas que te están tocando vivir este año, como sabemos los que te leemos hace mucho, te han tocado vivir tantas otras veces.

    Lamento no poder estar en el foro como alguna vez estuve, pero aún así Ultraversal siempre va a contar con mi apoyo y mi agradecimiento, por todas las herramientas que me han facilitado allí y el aprendizaje invaluable que me he llevado.

    Conocí Ultraversal en una etapa sombría de mi vida, y a mí no solo me ha ayudado a escribir y, por lo tanto, a comunicar mejor, sino también a salir adelante, a plantarle cara a las circunstancias y a ser una mejor persona, si cabe el término. Porque lo más importante que tiene Ultraversal no es la calidad literaria, sino la calidad humana.

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