Me abruman los poemas que no entiendo a pesar de leerlos varias veces. En tantas ocasiones no siento buena parte de todo lo que quieren expresar.
Densidad discursiva intrincados lirismos imágenes veladas, tan sutiles, son los recios escollos que me atoran.
Se me llenan los ojos de palabras sin esponjar mis vísceras dispuestas; no se abren las ventanas de mi compresión ni consigo envidiar a quien lo escribe.
Pero no voy a exigirle a los poetas que acomoden su estilo a mi discernimiento.
La subjetividad es más ágil que yo y acepto ser la cola del ratón que nunca hace preguntas arriesgadas por miedo a no saber descifrar las respuestas.
Si soy yo quien compone procuro resultar inteligible.
Son buenos mis propósitos poéticos mas luego me envilece alguna ingobernable tentación y en los ojos me lloran mis palabras.
Despertares
Me despierto y las ansias de hablar de ciertas cosas me llevan a pensarte.
Aunque también quisiera naufragar en tus labios conquistar tus cabellos y ser un condenado, preso en las orfandades de tu cuerpo.
Pero lo reconozco complicado.
En vez de presentirte en la distancia debería soñarte en el lugar seguro donde, al borde del mar, la ilusión nos engañe haciéndonos creer que seremos los últimos testigos de las muertes del sol.
Instante paraíso
Si adviertes mi versión que te confunde no vuelvas la mirada hacia otro lado. No seré diferente al que fui ayer con mi pisada al borde del sendero, labrando un caminar de ojos hundidos temiendo los desdenes de otros hombres.
Y ante la retahíla de fracasos que han ido jalonando mi existencia aleja de tu gesto la repulsa alimenta el valor que aún conservo pues lograr el laurel de tu interés será como un instante paraíso.