Despedida / Hoy no quiero tristezas / Ignorancia, por Carmen de Tomé

Despedida

Hoy no puedo ser otra cosa que lo que escribo
y me dejo imbuir por este invierno
que me traspasa.

La decisión ya está tomada,
retornáis a donde vinisteis.
Y os digo: ¿qué haré sin vosotros?

Me repito a mí misma que no quiero despedidas,
que ya tuve bastantes,
mas éstas nunca son suficientes
para el destino tan voluble
que nos atrapa.

Y el aliento se agota de tantas veces que intento
afectos duraderos y lazos invisibles.

Me decís que nunca olvidaréis lo que vivimos,
pero no es cierto,
todos olvidamos para sobrevivir.

Pienso en tus niños, a los que no veré crecer
y me pregunto si recordarán mis besos,
intuyendo la respuesta.

Hoy no puedo ser más que escarcha
y no quiero tender manos ni abrazos
que sólo serán recuerdos
de lo que fuimos.

Hoy no quiero tristezas

Hoy no quiero tristeza en mis manos cansadas
ni llantos de pobreza que me agiten por dentro,
hoy quiero ser distinta, salir de este epicentro
que me marca las pautas con preguntas calladas.

Y huyo de lo absurdo, crónicas desfasadas
que provocan en mí un fatal desencuentro,
y a pesar de intentarlo, sólo me desconcentro
sin saber el porqué de estas luchas armadas.

Ya me cansé de tanta aflicción permanente
y pretendo ser gesto sincero que provoque
la sonrisa en tus labios arcanos y profundos.

Por eso me requiero vivir en el presente,
suplicando a mi piel que el amor se desboque
para mostrar miradas y deseos fecundos.

Ignorancia

Vivir en la ignorancia por costumbre,
saberte tan minúscula a ti misma,
sintiendo la conciencia como un cisma
que lejos de saberes te apenumbre.

Todo debido al ego que salumbre,
se revuelve formando una marisma
donde el verbo carece de carisma
sin nada talentoso que lo encumbre.

Qué absurdo ser feliz en las aceras,
desde allí no se alcanza a los luceros,
ni el sol calentará como concibes.

Camina lenta aunque sin esperas,
buscando sin cesar por los senderos,
que tu voz se revele en lo que escribes.

Acerca de Carmen de Tomé

No sé si estoy / Algo de febrero / Carta para mi hijo, por Alex Augusto Cabrera

No sé si estoy

miro el reloj
una y veintidós ya es otro día
el Discovery pasa su serie del perfecto orden
siete sherif gorilas contra un preso
cambio de canal y el ozono se sigue derritiendo
Maravillas Modernas me espera en el canal de historia

solo pienso en mi hijo
tanto mar tantos lustros tanta ausencia

nada cambia y yo sigo esperando
bebiéndome la una a las tres quince

la vida es muy difícil si estás preso
yo solo sé que hay catorce inviernos
y demasiada nieve en cada uno
sin hijo sin madre y sin espera

el buen reloj cambia otra vez
su malnacida hora

todo será después
es lo que me sobró del otro siglo

God bless América

estoy aquí

en esta cárcel light

Algo de Febrero

no me duele el adiós me duele el nunca

febrero nuevamente que golpea
mis ganas de correr

a tres pasos comienza la montaña

arriba allá muy lejos
de esta tierra que piso
hay una gran señal que alumbra verde

las dos y dieciséis sigo esperando
marzo es otra renuncia
y en este gran silencio
mis ansias y mis manos se hacen viejas

todo está solo aquí
solos los sueños
la vida que dejé
y el sexo en pausa

cada quien a lo suyo yo a mi tumba
es otra madrugada y voy sin fe

pero a las seis regresa lo de siempre

Carta para mi hijo

Dios sabe que elegí otro camino
Dios sabe que lloré
moqueé aquí como un perro
de fracasos no hablo
de reencuentros quién sabe
acá puteamos todos
las horas del reloj
la cama sola

mañana siempre es luego
nada dura
sin embargo
por favor ten en cuenta
que tu padre luchó con tanto nunca
con días repetidos con mil sombras
que llegaban de allá de tus tres dientes
de tu primera lágrima
de los golpes
de tu segundo veinte en el cuaderno

era un padre feliz y eras mi niño
hoy eres todo un hombre
y yo aquí
sigo siendo un tal vez
en el minuto nuevo de esta hora

no te pude ayudar con tu tabla del seis
con tu segunda novia con tu rabia
de ser un hijo solo
pero estoy
como la voz que jamás se marchó
y a nueve mil kilómetros
te amo

llora cuando me escuches y recuerda
que soy el otro uno
aquel que te engendró para que seas
mi última palabra en este exilio

moriremos los dos mas nunca olvides

que tu padre no huyó

Acerca de Alex Augusto Cabrera