Yo elijo —siempre— / De: Inventario / De: Dí-antes, por Rosario Vecino

Yo elijo —siempre—

I

¿en qué momento les vendí mi plexo
o dejé entrever que quería sus lisonjas?

no necesito que nadie se meta en  mi basura

yo puedo ver en los ojos de los  otros

los puedo olfatear

soy como el buitre
nadie puede esconderme su carroña

me agotan sus abrazos de caros perfumes
me dan gracia esos pelos arreglados
quietitos
a la moda

no me torturen más ,yo no soy de su élite
mis paredes se caen a cada rato

no me molestan las cortinas rotas
porque no las veo

creo que nadie me ha entendido aún
 no es cuento lo mío
soy alguien que muchos ni querrían ver

no me «creen» a su semejanza
no tengo referencias  para mostrar

II

si acaso aguantaras uno o dos round
sin axiomas que te quiten el riesgo a equivocarte
podrías sentir mi olor a nunca

quizás hasta rozaras
esta  lujuria anestesiada por el tiempo

si acaso tuvieras adentro la pureza
de escupir con rabia esa  hipocresía

podrías descubrir que en los subsuelos
también nace una flor en un «pecado»

pero eso no es posible y te juro que lo entiendo

eso solo es para gente rara
insanos, harapientos

vivos

no es para  muertos tan sensatos como vos

De: Inventario

en el país de mi esqueleto

hoy

no se le da asilo a la idiotez
de ayeres y mañanas inasibles

en mi nación sin líneas paralelas

hoy

caben todas las sensaciones
todas las caricias que estaban empacadas

en el país de mi autoestima

hoy

rompí mi pasaporte
junto a un par de pasajes al apego

hice implosión

y en cuestión de dos o tres suspiros

murieron de polvo todas mis fronteras

De: Dí-antes

¿Por qué estás cabizbaja? Fue mucho lo que hiciste,
porque te diste toda y tu dolor de parto
ya cumplió veinticinco, dejala que se busque,
mirá que todavía no estás muerta, metele.

Hermana, la pifiamos; nos bajamos del mundo
y hoy somos dos extrañas que no saben ni cómo
encontrar el camino de aquellas mariposas.
Ay, mujer, ¿dónde estamos? Se nos borró el sendero.

La ignorancia ha logrado que siempre los prejuicios
nos taparan con humo el derecho a ser hembras
y no solo cordones dando vida a otra vida.

Sé que te asusta mucho que te hable así, de bruta.
Es que te veo, amiga, inventando emociones
que hace rato perdimos. Pero dale, ¿quién sabe?

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