Recursos literarios (quinta entrega)

Por Enrique Ramos

Quinta entrega del estudio de Enrique Ramos
publicado en el taller de Ultraversal

La ALEGORÍA es un tropo que consiste en hacer patentes en el discurso, por medio de varias metáforas consecutivas, un sentido recto y otro figurado, ambos completos, a fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente.

La alegoría se puede considerar como una metáfora prolongada en la que cada elemento imaginario tiene su correspondiente referente real.

Se puede distinguir, igual que hacíamos en el caso de la metáfora, entre alegoría pura, en la cual no aparece en ningún momento el plano real, y alegoría impura, en la que el significado real aparece en el poema.

Por ejemplo, sería una alegoría impura la siguiente, extraída de un soneto de Gutierre de Cetina y donde cada elemento metafórico aparece acompañado por su referente real en forma de genitivo:

“en la barca del triste pensamiento,
los remos en las manos del tormento,
por las ondas del mar del propio llanto,
navegaba Vandalio…” 

Podemos disfrutar de una hermosísima alegoría en estos versos extraídos del poema “Mujer con alcuza”, de Dámaso Alonso, en los que el poeta hace una alegoría de la vida como viaje en un tren:

Oh sí, la conozco.
Esta mujer yo la conozco: ha venido en un tren,
en un tren muy largo;
ha viajado durante muchos días
y durante muchas noches:
unas veces nevaba y hacía mucho frío,
otras veces lucía el sol y remejía el viento
arbustos juveniles
en los campos en donde incesantemente estallan
/extrañas flores encendidas.
Y ella ha viajado y ha viajado,
mareada por el ruido de la conversación,
por el traqueteo de las ruedas
y por el humo, por el olor a nicotina rancia.
¡Oh!:
noches y días,
días y noches,
noches y días,
días y noches,
y muchos, muchos días,
y muchas, muchas noches. 

Y para terminar con los ejemplos de alegoría, bien viene aquí a cuento el poema de nuestro admirado Pedro Javier, que con maestría arguiñaniana nos ha preparado esta

TORTILLA AFRODISIACA

Si afrodisíaca haces la tortilla, 
los ingredientes son para el evento: 
apio, cebolla, el cuarto de un pimiento 
y un toque picaresco de guindilla. 

Se baten bien los huevos a dos manos 
hasta mostrar erecta la mixtura 
y se cubre con celo a la criatura 
con suaves movimientos cortesanos. 

Luego se da la vuelta y se la dora 
por detrás y delante con esmero 
y ya en la posición del misionero 
se le ajustan los flancos sin demora. 

Y para refrescar el calentón 
se introduce con maña un buen gambón. 

Aclarar que, después de publicarla, pidió disculpas a las damas y a los caballeros, siempre en tono de broma, claro está.

Enrique Ramos

Fondo de armario / Dinámica de la vergüenza propia / Un instante eterno / La serena brevedad del agua I, II & III, por José Carlos Hernández

Fondo de armario

Me propongo adivinarte
aunque sé que tú me ignoras,
mientras me dejas colgado
de una percha para besos
en el fondo del armario de tus dudas:
entre un vestido de fiesta
y alguna reticencia a nuestras fantasías.

Mi único empeño entonces
es empapar de amor a tus hormonas
y a ti envolverte en citas románticas,
mientras te pienso en clave de sexo
e intento seducirte
con todo lo que tengo a mi alcance.

Porque llegados a este punto…
no quiero seguir perdido
en la confusión de tu fondo de armario.

Dinámica de la vergüenza propia

Me cayó encima como si fuera un mundo
y no supe librarme de tanto peso,
quizás porque me faltó astucia,
sesera
o el coraje suficiente.

Lo cierto es que me hizo trizas la moral,
me abolló la armadura de las certidumbres,
llenando el aire con mis rubores
por toda la verdad desoída.

Al menos pude conservar
el cuero que me envuelve los huesos.

Un instante eterno

De cómo puede el sol de la mañana,
suspendido sobre un mar en calma,
redimirme y transportarme a un lugar
desconocido de mi propio universo.

traza un surco de fuego lacerante
y estalla su poder ante mis ojos
cuando agota su viaje por la lámina inmensa
nimbando el horizonte
lamiéndose la sal
.
me sobrecoge tanto como me reconforta
la pasión del abrazo
dejándome temblar en el umbral del éxtasis

sólo pienso en fundirme con un todo
del que integro la parte más humilde
y la intuición me anuncia perdurable

La serena brevedad del agua

I

Susurro recogido el de la lluvia
cuando sutil se vierte
componiendo aguazales cristalinos
en la fría piedad del roquedal:
lágrimas
que la tierra cobija.

II

A las puertas del alba
son los inquietos dedos de la brisa
los que rompen la esférica presencia
de la luna, alterando su reflejo
sobre el mutable espejo de las aguas.

III

Apaciguo mi sed en la gárgola espléndida
por la que mana vida esa montaña
de cima encanecida por la nieve.

Acerca de José Carlos Hernández

Jorge Ángel Aussel – Argentina

Dudar es pensar

La duda es uno de los nombres de la inteligencia. Jorge Luis Borges

El manual del mandato social nos plantea directa o indirectamente que la duda es mala; sobre todo quienes se proclaman religiosos. Pero ¿acaso los hombres de fe no dudan? Claro que sí. Un hombre que cree sin dudar es un fanático y nada más distanciado de la fe.

En algunos pasajes de la vida, cuando alcanzamos una cierta madurez, que no depende en absoluto de la edad cronológica, debemos empezar a poner a prueba nuestras creencias, desconfiar de ellas, e incluso plantearnos la posibilidad de que podemos estar equivocados y haber creído desde tiempos inmemoriales en muchísimas falacias.
Dudar no es un delito, es una herramienta que tenemos que aprender a usar.

No puedo aseverar que a través de la duda alcancemos la verdad, pero no dudar jamás, simboliza aceptar lo que podría ser una mentira atroz, y todo por la tranquilidad que confiere el hecho de no tener que movernos de lo que hemos establecido como real. Porque dudar es pensar. Y el cerebro es un órgano que muchos se niegan a usar.



Por cobardía

Tus problemas te perseguían como un asesino a sueldo con el poder de acabar con una vida que pudiera denominarse como tal, como un perro rabioso que cuanto más corrías, más se empecinaba en atraparte e hincar su dentadura en tu cerebro hasta hacerlo reventar.

Pero el verdadero problema era que a medida que escapabas de todos ellos, no conseguías percatarte que las soluciones venían detrás, justo al lado de tus problemas.

Si hubieses tenido el valor de detenerte por un momento para enfrentarlos como el sol se enfrenta a la noche en cada amanecer, hubieses sido feliz. Pero no quisiste hacerlo, optaste por huir como las aves cuando se avecina una tormenta, aunque arrastrándote por el suelo. Mas nunca fue por no enfrentar tus problemas. Más bien fue por no enfrentar tus miedos.

Acerca de Jorge Ángel Aussel

Ardiente frialdad / Difícil despertar / SOS, por María Del Mar Lana

Ardiente frialdad

Porque estaba cerca vio como él miraba la fotografía. En ella, un hombre con la cara contraída y los labios apretados llevaba un niño ensangrentado en los brazos. Alrededor se distinguían cuerpos dislocados esparcidos por la acera y, sobre el fondo, el esqueleto de lo que antes fuera un autobús, rodeado de humo negro.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó entonces a su esposo absorto en el periódico.
—Nada. Lo importante es que hoy hay fútbol; he quedado con los amigos y no vendré a cenar.

Difícil despertar

A través de los párpados que se mantenían cerrados contra mi voluntad, cosidos por un calor sofocante que había sellado sus bordes, supe que la luz era intensa. No podía moverme, aunque sentía que me balanceaba en el aire como si estuviera en aquel columpio de mi niñez. Un delirio de días arrinconaba los recuerdos, y la pérdida de esperanza y fe empezaba a doler menos al ser barrida por la resaca de vacíos de mi mente. A intervalos, unos ecos lejanos se hicieron presentes y la espuma del agua hirvió sobre mi piel alcanzando con su sal mi boca. Entonces recordé que me encontraba en una barca que seguía su viaje sin rumbo.

SOS

Las palabras convocaron a las letras en una reunión de urgencia para notificarles los nuevos ajustes. Era necesario ahorrar tiempo y espacio. Se cedieron la voz unas a otras. La Q dijo que no podía mantener a la U y a la E y las despidió sin indemnización. Las demás, arrinconaron a los acentos y marginaron a las vocales. Al final de la reunión, irrumpieron con voces destempladas los signos matemáticos y en su glotonería financiera, se merendaron algunas palabras haciendo valer su fuerza. Las letras enfurecidas se pusieron en huelga. Sólo los puntos y las rayas se quedaron al margen. Comenzó entonces la edad dorada del Morse.

Acerca de Mar Lana