
Disparos de palabras
Te visten de asesina
en las balas que expulsan los vocablos
de gritos colectivos, aquelarres
que lapidan al débil.
O cuando te convierten en violencia
que perfora la puerta con llaves encrespadas,
se cuela en el futuro de los niños,
y escupe en el orgullo
de quien está esperando junto al miedo.
Yo te prefiero hermosa y atrevida,
palabra agitadora o tierna y afectuosa,
descarada y vulgar o delicada,
pero no con tu máscara de muerte.
Alas de papel
Un día de septiembre,
sentada en el pupitre de la escuela,
sentí cómo mis dedos perseguían
a un grupo de plumones renegridos.
Huían de mis manos afanadas
en engarzarlos uno a uno
a la epidermis blanca del papel.
Descubrí que esas plumas,
pegadas en las alas de los libros,
me llevaban a un mundo inabarcable
en una sola vida.
Disfrutaba volando entre las páginas.
Era protagonista de aventuras
en lugares remotos que jamás pisaría,
y acribilló el presente sus postigos
para que yo asomara mis ojos impactados.
Cuántos vuelos a ras del alma,
contorsionando angustias y consuelos
para que me cupiesen
en el pequeño hueco de un poema
cuando empecé a inventar mis propios viajes.