
Estoy condenado al travestismo de mi lengua
decir tantas veces lo mismo
amerita camaleones en el alma
camaleones y payasos
y malabaristas ciegos
tantas verdades disfrazadas de predicados sangrientos
ameritan la mentira de estos ropajes
de mi lencería púrpura
de mis peinados artificiales
de todo este maquillaje que devora mi rostro
en una sonrisa negra y vacía
porque hasta llorar aquí
es un espectáculo de geishas
y arlequines
el teatro está lleno
todos me miran con una expresión similar
que va desde el asco hasta el asombro
en este espectro hasta el miedo muestra su cara
comienza entonces la parodia
cae parte del telón al suelo
y me revuelco en él
dibujando sobre el escenario
una mancha grotesca y “sempertina”
parte del público quiere huir despavorido
otra parte está demasiada absorta
para darse cuenta
sólo unos pocos me miran hipnotizados
para terminar el acto
saco una paloma muerta de la manga
y me la trago
muchos a esta altura ya vomitan
entonces
de rodillas y llorando
les leo un poema sobre ellos mismos
los más enfurecidos
suben al escenario y me golpean en la cara
la mayoría se retira murmurando
hablando de cualquier cosa
quedo solo
pero siempre estoy solo
me saco la vestimenta para quedar desnudo y recostado
dentro
todos mis fantasmas susurran al mismo tiempo
estoy cansado muy cansado
quiero levantarme y salir corriendo a ninguna parte
pero ya es tarde
duermo
29 de junio de 2007
Cómo bordar este apetito con la voluntad que no tengo
acomodarlo en algún rincón polvoriento
junto a las fotos prohibidas
vienen sucediéndose las funciones
tarde a tarde
y el papel no me sienta del todo
y no es que los disfraces me incomoden
es sólo esa necesidad de sentir a veces
algo de verdad entre los dedos
algo de pudor en las encías
tanta lucidez a ratos desagrada
realidad sobre realidad
la noche fue larga sin la dosis
un prurito de sombras batalló entre mis sábanas
hasta ese amanecer siempre gélido
siempre desolado
una luz como una espada
se clavó en mi frente
para llamarme a la vigilia
fría luz de Julio para rezar
lejos
bulle la ciudad a la espera
de la somnolencia transeúnte
pronto un café frío y tres galletas
conectarse a los deberes y el ocio
suena “no todo está perdido” en los auriculares
aprieto los dientes y los ojos
para no llorar
igual lloro
3 de julio de 2007
Debo pintarme todos estos los labios
para besar a mis espectros
y dejarlos marcados con esta pena de cabaret
(tan similar a la alegría)
supongo que es mi destino
habituarme a la voluntad de los atrapados
ser fiel al postizo afán que profesa tanta angustia
vestirme de estas sombras
es un juego que bien puede valerme
un pasaje a la trascendencia
o a la condenación
pero ya es miércoles en la derrota
vienen los santos semanales
y un momento para practicar el ostracismo
en la patética compañía de los otros
la muchacha me sirve una bebida
me pregunta mi nombre
obviamente le miento
la miro absorto varios minutos mientras baila
no estoy aquí
no hay nadie aquí
Santiago se desmorona en los callejones
me tocan el hombro para llevarme hacia otra habitación
“son diez mil si la quiere desnuda”
acepto sin pensar
entra la muchacha y se desprende
de los restos de humanidad que nos separan
yo mientras
pretendo no sentir náuseas
voy a decirle que me voy
pero me hace un gesto de silencio
me besa en la única boca que nos queda
algo como la noche me sube por la espalda
algo como el abismo
o la desesperación
la verdad no deseo tocarla
preparo un intento de melancolía
pero suena el celular
me retiro sin cambiar de expresión
la perplejidad es una máscara excelente
me escondo al fondo del teclado y digito estas palabras
hablo con mi hijo por teléfono
y hago promesas que sé
no cumpliré
entro y salgo de la nada buscando fuerzas
voy a baño
orino
vuelvo al teclado y cierro los ojos
vuelvo al baño
me miro largamente en el espejo gigante que lo devora todo
está manchado en las orillas con los dedos
ya no lo soporto
vomito
4 de julio de 2007
Batallamos cada día con toda esta ternura
que llamamos tristemente soledad
abrimos y cerramos nuestros ojos a tanta maravilla diciendo
no gracias
hoy no quiero ser ni parecer
pero nos equivocamos
y caemos arrodillados cada siguiente ocasión
tentados en la posibilidad
de encontrar lo que nos huye
pertenecer no es verbo para moribundos
supongo que no todo obedece
al macabro juego del azar
eso debería incitar una plegaria
pero mi lengua está cansada de pedir
es que quizá
me he metido demasiadas cosas en el alma
o los alvéolos
demasiadas trampas demasiadas pesadillas
he recorrido este infierno demasiadas veces
pero hoy todo me parece demasiado
el horario las luces
el pastoso murmullo de mi respiración
todo me parece innecesario y repugnante
la música que baja de los muros
la sequedad del aire acumulado en la oficina
todos estos papeles llenos de garabatos incomprensibles
si pudiera gritar o llorar
levantarme para destruirlo todo con un alarido
asesinarlos a todos bramando sus nombres
en un sola y aterradora palabra
también
me parecería
demasiado
Enhorabuena a todos.