SONETO

Morgana de Palacios

De páramos

Te mudaste a mi piel desde el desierto
y encontraste la sombra transitoria
de un pájaro perdido en la memoria
para resucitarte de lo muerto.

Me mudé a tu piel en desconcierto,
al aura clandestina de tu historia
desde mi libertad de trayectoria
con la imaginación al descubierto.

Y tanto dibujamos el retrato
de la fascinación, en concordato
contra la oscura esencia del destin
o,

que de páramo a páramo la piel
-nómada sobre el canto del papel-
a jirones quedóse en el camino.


Sergio Oncina

Se acaba

El tiempo se me acaba. No hay mañana
y siento que naufrago en lo corriente,
que atesté de futuros el presente
en una vida de rutina vana.

Respiro cada día con desgana
el aire de la pena, la indecente
mediocridad que habita entre la gente
y me vulnera abúlica y tirana.

¿Cuántas horas me quedan de pasiones?
¿Cómo he de soportar las emociones
que anticipan el fin de la existencia?

¿Aliviará la oscuridad maldita
o dolerá la luz que inhabilita,
nos duerme, nos deslumbra y nos silencia?


Silvio Rodríguez Carrillo

Cuándo

Los reveses acuden sin horario, sin saña,
con el hambre inocente del neonato que busca
en su madre sacarse de las tripas las lágrimas
que le irritan sus modos y los ojos en fuga.

Los percances del viento musitando mañanas
al oído del solo que dibuja negruras
pretendiendo su muerte con el filo de un arma,
acaecen sin fechas ni razones robustas.

En la prueba del nombre describiendo su fondo
en las olas inquietas del papel que se mueve,
se define constante, sin errores, la risa

o el lamento que marcan como emblema de vida,
la actitud de arrecife, de oleaje demente,
o de imbécil al uso que se goza en el lodo.


Jordana Amorós

Oración crepuscular

Que no sea el relente de la tarde norteño,
que no asemejen sangre las luces del ocaso,
que no truene esta noche, que llegue pronto el sueño
a cerrarme los párpados con sus dedos de raso.

Que amanezca un mañana de semblante risueño
en el que no diluvien las hieles del fracaso
sobre mi corazón, pues, aunque pongo empeño
ni una sola gota me cabe ya en su vaso.

Cada vez más perdida, cada vez más dejada
de la mano de un Dios, que nunca presta oído
a la oración que rezo con voz desesperada.

Cada vez más escéptica, cada vez más cansada
de seguir por seguir el viaje sin sentido
por este Erial de Lágrimas, camino de la na
da


Isabel Reyes Elena

Oscuridad

Noche oscura del alma, quién pudiera
frenar la sangre de mi turbia herida
y en tu luz intangible y transgredida
sembrar mi soledad de enredadera.

En ti y en tu silencio, compañera,
establecer el punto de partida,
y a tu lúcida sombra ser la vida
que renueve la paz de otra ribera.

Quiero que acojas mi calvario interno
en el combate inútil con lo inerte
y me apartes el cáliz de su infierno.

Y abandonarme en ti para saberte
conmigo ante el abismo de lo eterno
hoy que siento el desgarro de la muerte.


Idella Esteve

Dudas

¿Cómo es estar allá; duermes y sueñas,
vives, tienes consciencia de esa vida,
algún recuerdo hay de tu partida,
puedes mandarme algunas contraseñas?

Cuando voy a Castilla las cigüeñas
contemplan mi apariencia alicaída,
con la mirada ajada y aturdida,
mis esperanzas viéndose pequeñas.

Pero he de remontar todas mis dudas
pues no importa si vives o estás muerto
si muerta es la ilusión de estar contigo

porque no tengo dioses y no hay budas
ni a quien vaya a rezar en campo yerto
para que puedas ser y estar conm
igo.

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