Sergio Oncina

Redes sociales (tríptico)

A los narcisistas


Hoy se pervierte la literatura
y cualquier yonqui adicto al narcisismo,
encumbrado en el mapa del cinismo,
ensucia sin honor la lengua pura.

Se ablandó la gramática más dura
para satisfacer al consumismo,
venció en la guerra fría el victimismo
y Facebook controló nuestra lectura.

Somos solo avatares de internet
en un vulgar asesinato. Brutos
sin la fastuosidad que exige Roma.

Un «uno para todos» ruin. Ballet
de Yodas en un mar de anacolutos.
Funesto descalabro del idioma.




A un parapoeta de Facebook cualquiera

Parapoeta en boca del rebaño
que bala contra el lobo sus soflamas,
torero de cornúpetos en llamas
que mugen los berridos de un extraño.

Agitador de Facebook cada año
con frases del montón y memedramas,
guarda tu delantal y tus mojamas
para un sentenciador menos tacaño.

Acierta donde meto el pepinillo
si repite el vinagre o por grosera
rebates la verdad, necio listillo.

Tengo varios halagos en espera,
pan con hostias, un gollum sin anillo
y olivas con anchoas en salmuera.




Rantanplan

Un perrito llamado Rantanplan
escribe poemitas con pasión
y causa entre la turba sensación:
¡Cómo riman los guaus del hábil can!

¡Cómo aplauden la lerda y el gañán!
¡Cómo piden un bis de la función!
¡Viva la poesía de salón!
¡Qué falta de un cariño o de un diván!

Toma una galletita, está muy bien:
¡Ay, el perrito guapo y su jardín!
¡Que ya son sus poemas más de 100!

¡Ay! No olvides usar más su purín.
¡Que tiene pedigrí! ¡Que no es común!
¡Que no ladra sus versos al tun tun!

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