Un año sin abrazos y sin besos, sin cenas y sin copas con amigos, manteniendo distancias, sin mostrar los rostros ni las almas, olvidando nuestra forma de ser y convivir.
Un año en que perdimos allegados, sin poder ni siquiera despedirlos, más allá de un recuerdo por las redes que suena a frase hecha, a burda excusa por no poder acompañar el duelo.
Un año que reduce nuestras vidas, en un punto del cauce muy sensible, porque ya queda poco para un mar de horizontes perdidos, bajo brumas que no albergan islarios de refugio.
Un año que no acaba, que prosigue entre nubes que ocultan aquel sol que iluminaba rutas de ilusiones. Será una lucha larga y, si hay victoria, precisará perder muchas batallas.
Un año en el que el miedo se ha instalado como clave de bóveda y la gente se confina olvidando que la vida es aceptar vivir burlando al riesgo, pues no suman los tiempos de prisión.
Un año que he perdido y no sé cuántos tendré para olvidar. No quedará por mí el intento de empezar de nuevo, si prosigo el camino está por ver, hará falta esperar a otro poema.
Selección de haikus
Otoño
Llega el otoño, cambia el color del bosque, las hojas mueren.
En la agonía, se visten de colores antes del luto.
Cuando fallezcan alfombrarán la tierra, con mantos pardos.
Circula el tiempo y los bosques reflejan sus estaciones.
Este jardín estima sus notas de color, haikús con rima.
Las buganvillas de las Joras de Grecia son maravillas.
Las amapolas que enrojecen los campos nunca están solas.
La margarita cuando cuentas sus hojas te da o te quita.
Pero la rosa es de todas las flores la más hermosa
Virus y síndrome de la cabaña
Esto ya dura más que un embarazo; quién nos hubiese dicho que tamaña pandemia incidiría con la saña de este corona-virus, ¡qué mazazo!
Y lo peor será que por rechazo nos coja el “síndrome de la cabaña”, ese miedo a salir, la telaraña que te atrapa en tu hogar con mental lazo.
Neguemos luz al monstruo microscópico, venzámoslo en el cuerpo y en la mente, salgamos de la cueva y abracemos, besemos, y comamos con la gente. No me taches de ser un tonto utópico, sígueme, simplemente, y venceremos.
En los tratados de métrica se indica que en las rimas asonantes sólo se tienen en cuenta las vocales y, si son diptongadas, las débiles tampoco se consideran. A pesar de que esta es la opinión general, considero que las consonantes intermedias sí que tienen una influencia en la rima asonante, ya que hay sonidos consonánticos próximos y otros muy diferentes, o hasta palabras que riman en asonante sin consonantes (p.e: “decía” y “ministras” riman en i-a). Además, las vocales débiles diptongadas también influyen en la relativa proximidad de esos sonidos. En resumen, como veremos a continuación, las consonantes intermedias y las vocales débiles dan mayor o menor proximidad, y por tanto fuerza, a las rimas asonantes.
Existe una progresiva gradación de más a menos desde rimas asonantes muy cercanas a las consonantes a otras sólo con una ligera asonancia, en función de esas consonantes y vocales débiles, o su ausencia. En este artículo voy a referirme básicamente al español estándar peninsular, y tengo que indicar que no existen verdades absolutas, ya que hay diferentes “hablas” según zonas geográficas o grupos sociales que hacen variar ligeramente estos sonidos consonánticos; además, la expresión oral de la poesía depende en parte de quien la recita.
Por la continuidad de esta gradación, y las citadas diferencias de hablas y recitados, efectuar una clasificación estricta sería muy prolijo y subjetivo, pero con todas las precauciones intentaré dividir las asonancias entre “asonancias altas”, “asonancias medias” y “asonancias débiles”. En esta clasificación se tendrán que comparar rimas entre sí y esa fuerza no es la misma entre versos contiguos que entre versos más distanciados, por eso consideraré asonancias débiles las que estén separadas por más de dos versos intermedios, independientemente de la similitud entre ellas. Para analizar las consonantes intermedias, que son las que más influyen en la fuerza relativa de las asonancias, hay que tratar de la fonética de esas consonantes y su proximidad. Veamos este cuadro resumen que indica las distintas grafías y su pronunciación:
Unos pequeños cometarios fonéticos ayudarán a interpretar el cuadro estándar, en el que algunas grafías pueden ocupar más de una posición, ya que su realización es variable en función del hablante o de otros sonidos próximos en la palabra.
El punto de articulación: es la zona de la cavidad bucal en que dos órganos se unen para producir un sonido. Bilabial: los labios. Labio-dental: dientes superiores sobre el labio inferior. Interdental: la punta de la lengua entre los dientes superiores e inferiores. Dental: La punta de la lengua toca los dientes superiores. Alveolar: La punta de la lengua toca los alveolos de los dientes superiores. Palatal: La lengua toca el paladar. Velares: La lengua toca el velo del paladar (más retrasado).
El modo de articulación: es la forma como sale el aire por los órganos articulatorios. Oclusiva: de golpe con una pequeña explosión. Fricativa: sale rozando produciendo un ruido continuo. Africada: empieza como oclusiva y acaba como fricativa. Lateral: el aire sale por los lados de la lengua. Vibrantes: se interrumpe la salida del aire con movimientos rápidos de la lengua. Nasal: el aire sale por la nariz además de por la boca. Sorda: no vibran las cuerdas vocales. Sonora: vibran las cuerdas vocales.
Respecto al cuadro hay dos grafías que se confunden en amplias zonas geográficas. La “ll” se pronuncia en muchas zonas como “y” (yeísmo) y en general se ha perdido esa distinción de sonidos en las rimas. La “z” (sonido c suave) se pronuncia en el sur de España y en amplias zonas de Latinoamérica como “s” (seseo); no obstante, en la poesía de la península, excepto en la popular, se mantiene la distinción de rimas con “z” y “s”.
Voy a aplicar ahora estas distinciones fonéticas a la práctica de las rimas, y repito que en estas opiniones siempre hay un cierto componente subjetivo. Para ello, indico una serie de proximidades o lejanías rimáticas adjuntando ejemplos.
La distinción entre pares de sordas y sonoras es pequeña, y los sonidos que tienen un punto de articulación lejano se distinguen más de los que lo tienen cercano.
Las oclusivas tienen una asonancia bastante fuerte entre sí: “sapo / ambos / zapato / estado / lago /tabaco”, producto de esa pequeña explosión al pronunciarlas. Esta similitud aumenta en los pares sordo y sonoro: “zapato / estado”.
Entre las fricativas hay bastante proximidad entre la “f” y la “z”: “taza / gafa”, y ya se ha comentado la confusión en el seseo entre la “z” y la “s”
Otra proximidad y confusión comentada es la de la “y” y la “ll”: “batalla / playa”, y también son próximas la “y” y la “ch”, sobre todo cuando la primera se pronuncia como africada: “muchacha / playa”.
Los sonidos nasales, laterales y vibrantes están relativamente próximos dentro de cada modo (m/n, n/ñ, l/ll, r/rr): “mana / dama, gana /maña, malla / bala, para /barra”. Pero no lo están con relación a otros modos.
La ausencia de consonante intervocálica en la rima suele disminuir la fuerza de la asonancia con palabras que sí las tienen. Por ejemplo “tía” tiene baja proximidad a “hija”, “chica”, o aún menos a “ministra” aunque rimen en asonancia.
En el caso contrario, la rima con doble consonante intervocálica inseparable en posición explosiva (pr, br, pl, bl, fr, fl, gr, gl, kr, kl, dr y tr) suele estar muy próxima a la que sólo contiene la primera consonante: “cafre / gafe, lacra / flaca”.
En las dobles consonantes intervocálicas separables, se dan casos como en “mármol / árbol “ en que se refuerza la rima al compartir las implosivas “r” y “l”, esta última final.
Cuando la rima es aguda la asonancia suele ser fuerte, a pesar de la presencia de una consonante implosiva final diferenciadora: “pasión / reloj / mató , Madrid / recibí / decir” , por la fuerza de la sílaba aguda, la brevedad de la rima y, a veces, por la no pronunciación de la consonante final.
Las consonantes implosivas finales (posvocálicas), de las que la más normal es el plural “s”, suelen influir poco en la diferenciación del sonido. Así, si coincide el resto de la rima es prácticamente consonante: “mapa / capas”.
Como ejemplo, un poema en rima asonante de Blas de Otero, “A la inmensa mayoría”, con comentarios sobre la fuerza relativa de las asonancias:
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre A (o-e) aquel que amó, vivió, murió por dentro B (e-o) y un buen día bajó a la calle: entonces A (o-e) comprendió: y rompió todos sus versos. B (e-o) Así es, así fue. Salió una noche A (o-e) echando espuma por los ojos, ebrio B (e-o) de amor, huyendo sin saber adónde: A (o-e) a donde el aire no apestase a muerto. B (e-o) Tiendas de paz, brizados pabellones, A (o-e) eran sus brazos, como llama al viento; B (e-o) olas de sangre contra el pecho, enormes A (o-e) olas de odio, ved, por todo el cuerpo. B (e-o) ¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces A (o-e) en vuelo horizontal cruzan el cielo; B (e-o) horribles peces de metal recorren A (o-e) las espaldas del mar, de puerto a puerto. B (e-o) Yo doy todos mis versos por un hombre A (o-e) en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso, B (e-o) mi última voluntad. Bilbao, a once A (o-e) de abril, cincuenta y tantos. (Blas de Otero). B (e-o)
Se trata de versos endecasílabos que riman en asonancia. Los impares en (o-e), y los pares en (e-o). Vamos a ver si, además, hay similitudes fonéticas entre las consonantes implicadas, sean explosivas (anteriores al núcleo vocálico) o implosivas (posteriores). También hay que tener en cuenta los versos que las separan, y por lo dicho anteriormente sólo compararé las que están separadas por uno o tres versos como se indica entre <>. En resumen, se clasificarán las asonancias como “altas”, “medias” o “bajas”, y repito que esta es una clasificación orientativa y con cierto grado de subjetividad.
En una situación en que las consonantes implicadas en una y otra rima tengan una influencia neutra (o sea no tengan especial proximidad o lejanía) las rimas separadas por 1 verso se considerarán de asonancia “media” y las separadas por 3 versos de asonancia “baja” por la disminución de la fuerza debida a la “distancia”.
Al punto de articulación” lo indicaré como “mismo punto, cercano o lejano” y al modo de articulación como “mismo modo, cercano o lejano”. Se indica (+) cuando el factor refuerza y (-) cuando disminuye.
Los versos impares: hombre <1> entonces: “media”: (+) modo nasal de las implosivas m y n. hombre <3> noche: “débil”: (-) no proximidad consonántica. entonces <1> noche: “media”: (+) explosivas modo cercano “c” y “ch”; (-) ausencia de implosivas en “noche” entonces <3> adónde: “media”: (++) misma implosiva “n”; explosivas “c-d” mismo modo, punto cercano. noche <1> adónde: “media-baja”: (=) explosivas “ch” y “d” modo cercano, punto lejano; (-) ausencia de implosiva en “noche” noche <3> pabellones “débil”: (-) ausencia de explosiva final “s” en “noche” adónde <1> pabellones “débil”: (-) explosivas en distintas sílabas. adónde <3> enormes “débil”: (-) lejanía consonántica de implosivas y explosivas pabellones <1> enormes “media-alta”: (++) “n-m” nasales e implosiva común “s” pabellones <3>atroces “débil”: (-) explosivas lejanas; (+) implosiva común “s” enormes <1> atroces “media”: (-) consonantes lejanas; (+) implosiva final “s” común. enormes <3> recorren “media-baja”: (+) cierta influencia de la “r” explosiva e implosiva atroces <1> recorren “media”: (-) lejanía de consonantes; atroces <3> hombre “débil”: (-) lejanía de consonantes recorren <1> hombre “media-alta”: (++) consonante explosiva “r” común recorren <3> once “débil”: (-) lejanía de explosivas, distinta estructura implosiva hombre <1> once “media-alta”: (++) mismo modo “m” y “n”, y “b” y “c” Además, se repite “hombre”, pero separado por 15 versos por lo cual no influye, y la fuerte similitud entre “atroces / once” , por la coincidencia del sonido “z” queda muy disminuida al estar separada por 5 versos.
En los versos pares, además, hay presencia de rimas diptongadas que las empobrecen al no estar esa vocal débil en la otra rima: dentro <1> versos “media”: (+) implosivas iniciales “n” y “r” mismo punto; (+) explosivas “t” y “s” cercanas; (-) implosiva final “s” sólo en una dentro <3> ebrio “media-baja”: (++) coincidencia explosiva “r”; (-) “i” diptongada versos <1> ebrio “media”: (+) misma “r” implosiva explosiva; (-) “i” diptongada versos <3> muerto “media”: (++) misma “r” implosiva; (+) cercanía de “t” y “s”; (-) “e” diptongación débil ebrio <1> muerto “media”: (+) mismo modo “b” y “t”; (-) diptongaciones “u” e “i” ebrio <3> viento “débil”: (+) mismo modo “b” y “t”; (-) “i” diptongada débil en distinta posición muerto <1> viento “media-alta”: (++) misma “t” explosiva que aproxima mucho los sonidos; (-) diptongaciones “u” e “i muerto <3> cuerpo “media”: (++) coincidencia “r” y mismo modo “t” y “p”, (+) por la coincidencia de “u” diptongada débil viento <1> cuerpo “media-alta”: (++) mismo modo “t” y “p”. (-) diptongaciones “u” e “i” viento <3> cielo “débil”: (-) lejanía de consonantes; (+) coincidencia “i” diptongada débil cuerpo <1> cielo “media-baja”: (-) lejanía de consonantes; (-) “u” e “i” diptongadas débiles cuerpo <3> puerto “media”: (++) misma “r” implosiva; (+) mismo modo “p” y “t”, (+) coincidencia “u” diptongada débil puerto <1> hueso “media-alta”: (+) cercanía “t” y “s”; (+) “u” diptongada débil puerto <3> Otero “débil”: (+) misma “r” implo-explosiva; (-) “u” diptongada débil hueso <1> Otero “media”: (-) “u” diptongada débil Además, hay consonancia entre “muerto <> puerto”, pero separada por 7 versos, lo que la difumina.
En el conjunto del poema la mayor proximidad se da entre “muerto <> viento <> cuerpo” que sólo están separadas por un verso, y algo menor entre “pabellones <> enormes”. También hay una gran proximidad fonética directa entre “muerto <> cuerpo” que se reduce al estar separados por tres versos. En resumen, en todo el poema no clasifico ninguna asonancia como “alta”, lo que sin duda tiene mucho que ver con el interés y cuidado del autor en que así sea y se mantenga un poema en rima asonante, desechando esas “cuasi consonancias”
La humanidad, jinete apocalíptico, creía sojuzgar a la naturaleza, y hasta se planteaba clonar al ser humano en inmortal en perversa simbiosis con la máquina. Alguien predijo: “El hombre será dios”; pero haberlo inventado, para tener poder sobre la plebe, no es lo mismo que serlo.
La creación, venga de donde venga, se venga y pone las cosas en su sitio. Un virus microscópico se muda del animal al hombre, que descubre lo débil que es su fuerza, lo poco que conoce, lo mucho que amenaza su futuro. Se acabó el “just in time”, vuelve la cuarentena, la peste ha regresado al “altoevo”. La cura de humildad no cura al cuerpo, pero avisa a las almas.
Cuando todo esto acabe, quizá tengamos la oportunidad de empezar otra era cambiando paradigmas y parámetros. Pero mucho me temo que olvidemos y, por recuperar el estatus perdido, empiece otra carrera que lleve a recorrer errores anteriores y cuya meta tenga por rótulo “Extinción”
Haikúes del aislamiento
El aislamiento es algo más que físico, es mental.
Y te planteas si tu entorno más próximo tiene futuro.
Sigo encerrado, miro por la ventana nubes y lluvia.
¡Quién caminase por sendas embarradas sin chubasquero!
Lo confortable no siempre es lo mejor para este preso.