Jordana Amorós – España

Tres sonetos

Imagen by Hermann & Ritcher

Silencio

Sé que existe un silencio tan sedoso
que te devuelve al útero materno,
el cálido nidal maravilloso,
donde te envuelve el halo de lo eterno.

Otros son el aliento de un invierno
que te roe los huesos sin reposo,
como aquel que adivino en el infierno,
viva mudez de un dios poco piadoso.

Y luego está este tuyo, tan candente
y tan frío a la vez que me condena
a atisbar febrilmente en el vacío.

Por si surge el rumor, por si clemente
tu corazón se duele de mi pena
y su latir escucho junto al mío.



La cadencia perfecta

Lo siento, hoy no me inspira la musicología
preciosista, aspirante a lo imperecedero,
de esa que se obtiene tallando con esmero
la palabra vacía.

¿De qué me serviría
gastar treinta segundos buscando en el tintero
los melismas que aúpen mi nombre al candelero
cuando ya no me queda ni media avemaría?

Ahora lo que urge
es disfrutar absorta la cadencia que surge
desde la sangre adentro y te endulza el latido.

La que te va evocando
los rostros familiares de los que has ido amando,
cuyas sonrisas dieron a tu vida un sentido.



Argucia

No podemos cambiar lo ya vivido.
Grabada va quedando en la memoria,
con lujo de detalles , nuestra historia
como un álbum de fotos colorido.

Que duela recordar lo ya sufrido
tanto como evocar la antigua gloria
desvanecida, vuelve obligatoria
la argucia compasiva del olvido.

Gota a gota , hace el tiempo lo que debe,
va horadando a conciencia y con constancia,
hasta que nos devuelve a nuestra esencia

Seres saboreando la inocencia
ignorante y gozosa de la infancia
antes de que la muerte se nos lleve.

Idella Esteve – España

Poemas escogidos

Roca

No te hablaré de la tristeza,
no hace falta.
Pero verás mis lágrimas
y sentirás,
como si fuera tuyo,
mi corazón latir despacio
mientras que las palabras
se emitirán a golpes, balbucientes.

No necesitarás
un cielo gris de nubes, ni aguaceros
que te calen el alma,
ni mis negras tormentas
para saber de toda esa empatía
que antaño fui buscando.

Te negaste mil veces a entender mis razones.
Por qué vienes ahora
tratando de mostrarte complaciente.

Se te ha pasado el tiempo.
Ni te quiero conmigo ni me valen enmiendas,
deja mis aflicciones, que sé cómo curarme.
Tengo claro que nunca
me moriré de amores:

No se muere la piedra
aunque se abra y fracture,
y yo soy pura roca que soporta el embate.



Duermevela

En el techo de mis noches
se fundieron las estrellas
como si fueran bombillas.
Está la bóveda negra
y escondida está la luna
entre el tibio duermevela
en que he entrado últimamente
para escribir mis poemas,
nunca llegando a dormir
jamás estando despierta,
querer decir tantas cosas
y tan huidizas mis letras.

Dónde fueron a volar,
por qué se muestran ajenas
a todo mi sentimiento
sea de alegría o pena
que ilumina las pupilas,
que obscurece las ojeras.
En dónde habrá de encontrarlas
mi aspiración quijotesca
de escribir un arco iris
con toda luz en ausencia
y arañándome los ojos
con mis esfuerzos por verla.

Las letras se me fugaron
mas quedan palabras sueltas,
aunque pocas, importantes,
que hablan de amor y de guerra,
de odios y de perdones,
de dulzores y de agrezas,
del ego y de grandes logros,
también de cosas pequeñas.

Buscaré un electricista
que se suba a la escalera
y de la noche en el techo
de estrellas y de cometas
arregle todas las luces
para que las letras vuelvan
y pueda escribir mi arco,
aunque sea en línea recta,
fulgente con sus colores
que ilumine las dehesas,
y los mares y los ríos,
las plazas y las callejas.

Y si no puede arreglarlas
que me encienda mil candelas
y brillen los candelabros
que acaben con mi ceguera.



Los árboles mueren de pie

Sigo en pie,
aguacerado árbol
vertiendo
las cristálicas gotas por mis ramas.

Sigo en pie, ya sin hojas.
Soy un seco madero a pesar de la lluvia
que ha inundado septiembre de nostalgia y recuerdos,
amenaza de otoño, cuando emigran los pájaros.

No ha de haber una lápida que recuerde mi nombre,
ni flores a mis plantas.
No ha de haber epitafio que recuerde mi lucha
si no hay cuerpo yacente.

Sigo en pie.
Porque es así
como mueren los árboles.

María José Quesada – España

Poemas escogidos

Palomas by Syaibatul Hamdi

A Marianela – En memoria de Benito Pérez Galdós

¿Quién te dijo, niña hermosa,
que no vales para nada?
Nadie ha sabido mirarte,
no todo el mundo ve el alma,
como no vemos el aire
ni a los duendes ni a las hadas
ni a la Virgen amorosa
que a ti te cantaba nanas.

Marianela, quien te supo
dentro de su sensación perlada,
te construyó fea y chica,
huerfanita y desgraciada,
para demostrarle al mundo
que la belleza es un ancla
-el cuerpo sólo es la nave-
y en la tempestad te amarra
para que el mar no te arrastre.
Esa eres tú y tus palabras.

Entre dos conchas, la perla,
entre las piedras, el oro,
entre la flores, la tierra,
y en Pablo luz de sus ojos.

Mas no supieron mirarte,
sólo un hombre lo vio todo,
Benito Pérez Galdós
bella te sacó del lodo;

aunque de harapos vistieras,
aunque soñaras descalza,
aunque un mendrugo de pan
en tus manitas llevaras.



Los besos que no te he dado

Se están muriendo en mi boca
los besos que no te he dado
y mira si son valientes,
si son como toros bravos,
que para alcanzar la muerte
lo quieren hacer luchando.

El clavel que hay en la tuya
se los pondré al enterrarlos
porque a la mía, mi niño,
siempre se lo estás negando
y no quiero que se vayan
tristes y desconsolados.

A dónde irán sin tu boca.
Eso me estoy preguntando.

Si van al cielo ¡qué gloria!
pues si arriba estás mirando
como ya no habrá frontera
bajarán hasta tus labios



Hadas

Qué dulces son las hadas,
las de la infancia.
¿Recuerdas cuando niñas
nos abrazaban?
Nos llevaban corriendo
sobre sus alas
alejándonos de ogros
y de las zarzas.
Y ya, ¿por qué no vienen?
¿no quedan hadas?
No llaman a la puerta
de nuestra casa.
¿Qué habremos hecho, dime,
para asustarlas?

Tan sólo, hemos crecido.
Siente el amor,
y encontrarás la Magia.


Ángeles Hernández Cruz – España

Poemas escogidos

Imagen by Wei Zhu

Falsedad

Que no me engañen
las amapolas mustias que iluminaron prados
a orillas de los surcos de caminos vacíos.

Ni siquiera las losas de viejos camposantos
que quedaron sin tumbas entienden mi secreto.

El sosiego aparente en el que viven
esconde el alboroto del gemido del aire,
del gorjeo del pájaro alegre en primavera,
del clamor de los truenos en días de borrasca.

Yo conozco el silencio.



El cuerpo en el que vivo

El cuerpo en el que vivo ya no llora,
se guarda sus miserias en un bolso
que tejió con madejas de entusiasmo.

La boca de este cuerpo no enmudece,
a veces vocifera si es preciso
pero ha aprendido a hablar con la mirada.

El cuerpo en el que habito abre los ojos
cubriéndose los párpados de flores
que tamizan la luz de cada día.

El cuerpo que me guarda no es perfecto,
le sobran tu silencio y la nostalgia.
le faltan las caricias de tus manos.



Colores

Eliges cada día los colores
que cubran la vergüenza que te asola:
Tono falsa sonrisa en el semblante,
fondo de maquillaje frívolo diversión,
y un turquesa impostada hilaridad
que disfraza tus párpados morados.

Te embadurnas en tinta gris tiniebla
-como el suelo al que miras cuando huyes-
que camufla tu falta de amor propio.

Para la voz ajada de tu autoestima
reservaste un rojizo casi altivo
que insufle bocanadas de potencia.

Con armas de color has intentado
desmoronar al miedo,
sin que puedas dejar de verlo siempre
en el espejo triste de tus ojos.

¿Qué color te pondrás cuando vuelvas a casa
esta noche con él?

Gavrí Akhenazi – Israel

Poemas escogidos

Asesinando a mi madre

¿Qué había en el dolor?

¿Cuál era el artilugio que te agotaba el gesto de mujer
y te volvía esa muñeca víbora?

A veces me pregunto si
–como la mía–
tu vida no era otra cosa que un reproche agresivo
al que había sellado el desamparo.

El desamor te vuelve impenitente
ya sea porque vas de eterno huérfano
haciendo de mendigo
o porque como yo te ponés ácido
como una cosa a la que ganó el moho
e intoxica a cualquiera que la acerca su lengua
con el raro placer de lo querible.

Heredé esa toxicidad de tus efluvios
y esa toxicidad de tus ausencias
y esa toxicidad de lo irredento
que mastica su mundo de enemigos.
Esa faceta de lo imperdonable
y esa dureza de lo despreciado.

La casta del veneno
que obliga a no querer
a nadie que nos quiera.



De historias para no dormir

Finjamos un crepúsculo. Un aquelarre horrendo
donde el coro se eleve con un salmo de espanto
y les cuelguen los sayos a las voces antiguas
Hermanas Promesantes del Perpetuo Sollozo.

Abramos a dos manos el monasterio pulcro
que erradique la vida de los malos rincones
y atienda al panegírico del dios de los pequeños
urbanitas sociables, serenos en su inopia.

Que canten sus romanzas de pájaros y estrellas
las suaves voces húmedas de las tranquilas madres
que no ven como en ciernes, la niebla se hace muerte
y la costumbre acalla lo que nadie murmura.

Maníaco blasfemo, sepultador de cisnes,
hirsuto animal viejo de lengua con espinas
no me dejas soñar con príncipes ni elfos
licántropo del alma, vampiro de la fe.


Canta el coro y eleva sus tan conspicuas voces
y sus buenas costumbres y su moral prestada
de espaldas al desagüe donde todas las vidas
se van a la cloaca religiosa y oscura.

Pecados pecadores de la verdad del clima
que no llueven tomates ni café ni promesas.
Con los monstruos de mundo, el coro del sollozo
tiene para cantar hasta el fin de los tiempos.

Pero con la verdad que raja la postura
nadie se desayuna con mascarpone y fresas.
Masca Escherichias coli o uranio empobrecido,
indignidad, masacres, hambruna,violaciones.

El mundo desarrolla su farsa circunspecta.
Este demonio calla.
Haya paz en los hombres
de buena voluntad.



Vocación de silencio

Yo me caigo en el arte de caerme
como un fractal oscuro siempre huérfano
o como una ecuación que no responde
al alto resultado del silencio.
Yo me arrodillo a veces, no me caigo,
con la boca en la piel del desencuero
para que uses tu látigo de seda
en la sangre copiosa de mi cuerpo.

Yo a veces me arrodillo y nunca en vano,
porque me da la gana; nunca es miedo
de que un día me escupas en la tumba
o te escapes del piélago violento
en una barca inútil de promesas
con quién no sepa jota de sus remos.

Yo agacho la cabeza si tu mano
escribe en mi cabello un manifiesto
donde el sol se haga frágil como un niño
que cree en las promesas y en lo eterno,
porque apuesta a saber que hay en tu idioma
un río metalúrgico y sediento
del agua de mi espada y la victoria
de nuestro amor es cosa del destiempo.

Y vos, entre la duda y la promesa,
vas de la fruta al jugo o al pelecho
si mi boca reclama, intempestiva,
que por fin fructifiquen los anhelos.

Vos sos esa raíz avariciosa
que sostiene en la tierra todo el huerto
y yo soy ese viento que deslinda
la gran docilidad de los desiertos

y un mar…un mar hecho con diques
con arrecifes, pulpos y alfabetos
en que el coral -en púrpura- madura
y escribe que me encallo en los «te quiero»
con esta vocación por lo inaudible,

como un profundo voto de silencio.


Apúrate mujer, ponte bonita,
no te tiñas el pelo
y trae vino tinto y dos cebollas…
Yo cacé dos conejos.

Silvio Rodríguez Carrillo – Paraguay

Poemas escogidos

Cita inesperada by Mc. Millan

Subo hasta tus ojos

Sin que lo espere llegas, invadiendo
el solitario espacio de mi nube,
llenándome de sed con el perfume
parido por tu piel, que huele a cielo.

Sonríes suave, fuera de tu tiempo
venciendo mi tensión, mis hondas cumbres,
con la seguridad de quien sus cruces
supo sobrellevar perdiendo miedos.

Yo me dejo, entregado tomo fuerzas
y subo hasta tus ojos a mirarme,
a extraviar las ausencias anteriores.

Tú dejas que te asalte a tu manera
exigiendo destroce tus pesares
con mis modos de diablo vuelto hombre.

Mañana, nuevamente, nuestros nombres
sabrán que, diferentes, son iguales.



Como un alivio que se escapa

con las distancias insertas
en el debajo de mis párpados solos
erigiendo como un mástil y su bandera
la aridez de los caminos que transité
necesitando de todos y sin pedirle nada a nadie 
encallo sin furia y sin timidez
el borde de mi mirada al límite de sus ojos
que me observan y me juzgan
más allá de las leyes que los normales se permiten

irreverente y de algún modo temeroso
reverencio la estatura de su voz que calla
sentencias
palabras que cualquiera diría
memorias repetidas de manual
los gestos verbales con que impúdicamente
la gente sin rostro me insulta
si acaso naciendo antes que yo
carece de heridas o curas qué ofrecerme

a diferencia de mí
por su costado ella sangra
dos hijos criminales
parientes sin semilla
lo abyecto de varias religiones
y una sonrisa sana como última bandera

me besa boca abajo
su manera de beber mi whisky
de entregarse y pedirme seamos uno
de hacerme pontífice más allá de los sonidos
que no tienen más público que yo
que sí
que escribo para mí
carajo

sonrío
como un alivio que se escapa del agobio que lo define
y de un golpe la desnudo sobre mi historia
en una desesperación tranquila de acantilado
que sabe una sola vez golpeará la roca
una sola vez eterna
una eterna sola vez

cumplido el oleaje
los fractales en un rincón
sus ojos dormidos
me miro las notas que no pulsé
la vez que no apoyé la frente contra el muro



Sobre el límite

En el último segundo, el que separa
la primera de las noches futuras
de todos los anteriores recuerdos,
indefectiblemente uno se mira en las manos
la huella que en los dedos dejaron las cuerdas
cuando la mayoría de edad era una ilusión
y los años vividos ya eran demasiados.

Por un instante hay que ser el adulto
que necesitamos en esa infancia
edificada a cintarazos justicieros
logradores de la excelencia en la puta libreta
¡y qué honor lo del puto pabellón patrio
ahí en el desfile! Entre desconocidos
cuyos rostros todavía persigue mi saliva.

“Jamás con el más chico”, decía el salvaje
y yo le buscaba los ojos a su rabia
cuando alguna tarde me azotaba nervioso,
como derrotado de sí mismo.
Le paseé roturas, después, obediente,
mi puño siempre fue de abajo arriba.
Sediento, insaciable, coseché el llanto ajeno
ganándome el oro de la distancia.

En la precisión de lo efímero, en lo fugaz
no existe la visión periférica,
uno cree ver por el rabillo del ojo, sí,
pero lo que sucede es un oleaje en el corazón;
es uno que intuye lo inmutable
que ha ido construyendo por eones
y que siente, a fuerza de dolor y placer
inicia su brutal y suave trabajo de parto.

Ah…, sí
lo que dije de ella, también
lo que dije de nosotros, igual;
en un concurso justo ganaría algún trofeo, lo sé.
Mas, lo que callé
su nombre
las fechas
constituyen las dagas en las gargantas precisas
lo que soy, que existe, y nadie alcanza.

Sergio Oncina – España

Poemas escogidos

Imagen by Robert Richardson

Despedida a las 12

Como muñeco endeble, rojo hielo,
como lago vertido en una mano
que no logra atraparlo, partisano
incapaz de romper su turbio velo.

Como límite azul de mar y cielo:
indefinido, lánguido y lejano.
Como perfil de luz glauca, liviano
acompaño la senda de tu vuelo.

Revoloteo tras de ti, estornino
sin bandada que insiste en tu camino
pues no hay otro mejor para sus pasos.

Y no reclamo, pero sí me asusto
cuando despierto solo en el injusto
lecho de las derrotas y fracasos.



Frialdad

Hoy no quiero arrastrarme por el suelo
llorando como un cínico payaso,
he obviado alimentar un porsiacaso
que frene con excusas el canguelo.

Hoy toca desgranar, a golpes, hielo
y beber con su frío cada vaso
que sirven anunciándome un fracaso
creyendo que mi piel es terciopelo.

Mi invierno es un favor al mundo ocre
que aunque muda sus hojas cada octubre
no consigue un matiz menos mediocre.

Hoy resisto perenne a cielo abierto,
aguanto la tormenta que nos cubre
y pese a congelarme no estoy muerto.



Tocar la magia

Hay momentos que escapan de la realidad
y se guardan en planos impropios de la física:

Los riesgos de acercarse
a un contacto ficticio.
Los dedos revolviendo mechones de su pelo,
la sonrisa intangible del adiós,
la luz que no ilumina la penumbra
y, sin embargo, es.

La posibilidad latente de fugarse
a otro mundo ajeno,
la incertidumbre exótica de saberse distinto.

Y una lógica sobrevuela el alma
y exige impertinente
resolver los enigmas
del lugar corporal donde contengo
la magia de un quizá.

John Madison – Cuba

Poemas escogidos

Imagen by Shahab Azad

Son montuno

Jamás tuvimos garbo pero aún así danzamos
con la vitalidad de un sentenciado a muerte
salmodiando al perdón frente a su cena.

Danzamos,
y el resto del concurso que nos mal imitaba
nos mostraba su enojo.

Ingrávidos danzamos,
tú amarrada a mi cuerpo
yo al vuelo de tu falda
tú llenando mis manos
yo atado a tu cintura, en breve contrapunto.

Apoyado en tu pecho
sobre mi fe tu voz
danzamos indomables
hasta que la locura,
dejó de intrepretarnos el vals de los amantes
y el tiempo y los silencios,
nos quitaron las fuerzas.



Habana inmaterial

Estoy aquí,
viviendo
con los pies enraizados a esta casa magnífica
minimalista y ancha,
confortable,
con los labios sellados y el corazón penando
los ojos ya desérticos y mudos
ante esta geografía sin límites
con las manos raídas
de tejer al presente direcciones y rostros,
de retener en la memoria turbia
papalotes sangrando tinta china en las nubes
solares bulliciosos habaneros y esquinas,
los autos con sus sones de salseros modernos
boleros sumergidos en tragos de daiquiris.

Estoy aquí
vestido de pasado
mecido por las aguas sin ventura ni suerte
de este mayo europeo nostálgico y sin trópico
mal viviendo, muriendo,
amortajado en ésta habanidad distante
que se me antoja cada vez más rota.



Jack Skeleton

En voto de silencio me declaro
aunque la «verbi gratia» me desborde
que puede mi discurso no ser claro
si mi voz de poeta es monocorde.

Y ya puede mi Sally tras la reja
pedir que rompa en dos mi mandamiento
que no daré cordel a la madeja
de versos sin tener conocimiento

Hay silencios que dictan en su arrastre
una suerte de efecto mariposa
no temas, Sally Persson, si el desastre
alcanza a mi liturgia clamorosa.

Te vuelves por momentos adictiva
a amores que alimenten tu brasero,
yo soy tu Frankenstein y tú la diva
que doma la pasión del romancero.

Y mientras la metáfora resiste
a regalarme su divino encanto
carcelera es la sombra que te asiste
hasta que el verbo anuncie el contracanto.

Orlando Estrella – República Dominicana

Poemas escogidos

Las grietas

Si no puedo sellar mis grietas
que permiten que se inunde mi pensamiento
cuando la lluvia me atrapa
alevosa, y con el sol a la vista,

solo bastará
un ligero tremor
para disgregarme
y servir de alimento
a los poetas que solo han respirado
dentro de sus burbujas de murria.

No sé si podrán digerir
mi sangre sin tipo definido
y las arterias quemadas
por el odio humanista que me corroe,
hacia la claque de humanos sin humanidad.

Podrán nutrirse de verdades y mentiras
que enuncié para salvarme
y salvar a otros
de la soga del cadalso.
Conocerán de la tristeza de muchos
sin nombre ni apellidos
a través de mis células
que podrían horrorizar al peor de los indolentes.

Mientras sigo buscando el mortero
que se adapte a mis cicatrices,
hago el autorretrato que se niega
a plasmarse con exactitud.
Solo la imagen de un Frankenstein
moderno y pesaroso
se vislumbra en el lienzo.



Una fantasía

Pudiste ser la niña que debió estar presente
para tender tus manos cuando corrí directo
hacia ese mar de fuego donde encontré destinos
ocultos en la sombra.

Allí perdido me formé soldado
para vivir en pleitos hasta con mi conciencia.
Hoy no sé cómo abandonar las armas
y hasta mi catre, creo, es mi baluarte
frecuentado de espectros.

Avanzo con el ritmo de alguien que no pasea
sino que trota hacia un carretón
donde estoy atrapado como en las pesadillas
que tenemos de niños.

Voy y zafo las amarras del otro yo más joven
con la esperanza de que vuelva atrás
no para que claudique, sino para que busque
dónde quedó escondido
el espacio de paz que me toca por ley.
Y me declaro inútil para lograrlo hoy.

Sólo espero con calma el resultado
-toda una fantasía-
pero… quién sabe.



La madre que conspira

Miro esa madre conspirando en fugas,
que imagina trepar por las fachadas
como una Gárgola que busca cúspides
y se aleja del mundo terrenal.

Sueña con Ángeles que buscan nido
para esconder lo amargo del destierro,
como si hubiesen profanado al mundo.

Teje en su mente alas de raíces
que va escondiendo en un rincón del cuarto
donde se siente presa de mil monstruos.

Hurta maderas del galpón del fondo
y recoge los clavos que descubre
en sus paseos que mantienen vivas
sus ansias de escapar hacia los mares.

Sueña con una hermosa barca verde
que dirige la proa al infinito.

No sabe si sus fuerzas, que ya merman,
le bastarán para lograr su hazaña.

Una voz la sorprende cuando dice:
¿por qué tu hijo trae un remo aquí?

Jorge Ángel Aussel- Argentina

Sonetos escogidos

A un paso de los treinta

Van veintinueve otoños arrancados
en este abril de labios entreabiertos
que sopla en mí feroces desconciertos
como Jumanji al arrojar los dados.

Pienso tanto en futuros sin pasados
como en pasados todavía inciertos
mientras apilo días como muertos
apilan en las guerras los soldados.

¿Cuándo fue que el reloj tejió las horas
que nunca volverán, si siempre vuelven
y vuelven otra vez y nos envuelven

con su lengua de agujas predadoras
que lograrán matar de todos modos
con tiempo al tiempo y con el tiempo a todos?



Año nuevo, escoba nueva

Se acerca el fin de un año y otro llega
con la ilusión de que serán mejores
los días que vendrán —embajadores
de nuestra devoción a la fe ciega—.

El pensamiento mágico se entrega
a sus propósitos masturbadores
mientras si ajustas los retrovisores
año a año ves más tragedia griega.

En el crepúsculo del mes postrero
apostamos el júbilo a un enero
donde quizá nos tocará la muerte.

La novedad va siempre bien vestida,
mas toda escoba nueva se convierte
y no barre tan bien, es ley vivida.



Medianizados

En este tiempo en que canta cualquiera
lo que primero pasó por su mente,
donde la rima es el ripio inherente
a tanta copla con letra somera,

donde al talento el carisma supera,
donde el estulto es un tipo influyente
en el YouTube del inculto presente
solo por ser un modelo en vidriera,

está mal visto opinar que se iguala
más hacia abajo que arriba en la escala
de unos valores que venden baratos.

Para que nunca lo pongan en duda,
en la igualdad el mediocre se escuda
y pinta pardos a todos los gatos.

Gerardo Campani – Argentina

Poemas escogidos

Artifex vitae artifex sui

No tuve un hijo (pero sí una hija).
No planté ningún árbol
(pero en la escuela germiné judías).

Escribí varios libros aceptables
aunque muy pocos los leyeron.
Y no se culpe a nadie.

Creo que conquisté el promedio
de la mediocridad de esta vida tan rara.
Así que en paz, igual que Amado Nervo.



Candidatura

Ella me dijo:
—No me gustan los hombres
con pelos en la espalda.
—¡Bien! ¿Por qué? —pregunté.
—Cuestión de gustos. Y tampoco
la barba tipo Valle Inclán.
Y debe ser más alto que yo misma.
—Tiene su lógica…
—Que no le falte un brazo, o una pierna.
—También es razonable.
—Ni tatuajes ni piercings.
—Ajá, voy bien, correcto.
—Que sus besos no sepan a cebolla
cruda, ni a ajo.
—Claro, es muy atendible. ¿Y qué
del cigarrillo?
—Eso no me molesta,
yo soy fan de Marlboro.
—Pues entonces pongámonos
de novios —dije, muy confiadamente.
—Hum, gracias, pero no. Cuestión de gustos.
Justo pasaba un taxi, y lo tomó.



Anas

Tantos poemas, tantos, tan diversos
de todos los poetas que acertaron
tocar mi alma y luego se quedaron
también entre mis versos.

El viejo madrigal de De Cetina,
de mis amores representativo;
el nocturno de Silva, amor prohibido
a un paso de mi esquina.

El soneto a Jesús crucificado,
que es el amor a Dios tal cual lo siento
y el amor cómplice del pensamiento
de un Borges inspirado.

¿Por qué las elegías y las odas
y todos esos cánticos inútiles
siguen poblando mis recuerdos fútiles
si las detesto a todas?

Quizá debiera huir de tanta cáscara
y concentrarme en el carozo mismo
de mi alma, y buscar el paroxismo
oculto tras la máscara.

Ah, la mujer incógnita se oculta
detrás de tantas cosas cotidianas:
la Virgen del rosario y tantas Anas
que ya son turbamulta.

Sólo un poema de un amor cualquiera
me distrae del miedo de la muerte.
Tal vez un día yo también acierte
y escriba mi quimera.

Daniel Adrián Leone – Argentina

Poemas escogidos

Gatos

Ma chère ami

Busco ensimismado
El contorno de una letra
Lamiéndome
La ausencia
Enquistada en mis sílabas balbuceantes.

Regalame una palabra
Ocurrente, dulce e inquieta
Ma chère amie, y ¡lo juro!
Amanezco poeta.



Sobre el odio

¿Acaso es ésta piedra a mitad de camino
que no se decide a ser hija de la inercia
ni esclava del acto
y yace, ahí, como dormida
en un lecho de sueños coagulados?

¿O es aquel horizonte turbio
que se yergue autoritario
sobre todo ojo, sobre toda esperanza
recayendo con la brutalidad de una piedra
capaz de obturarlo todo
con su gravedad aplastante?

Tal vez sea solo una palabra muerta
en unos labios muertos

una expresión torturante
de unas almas torturadas

el punto de fuga
para un ser-a-presión
que se horroriza al imaginar que el otro existe
-más allá y más acá-
de su propia inconsistencia.



Vanidad centrífuga

De vez en cuando me gusta dejarme caer
y deslizarme por palabras puntiagudas
-de esas que atragantan-
desafiándoles el filo
aunque me desgarren el cuero
y no me queden ni los jirones de alguna excusa calentita
con la que cobijarme.

*

Otras veces simplemente me pasa
y soy el recorrido caprichoso de una fuerza inhóspita
que en su vanidad centrífuga insiste con arrojarme fuera
aunque me fuerce, a un mismo tiempo,
a sostener sus incertidumbres centrípetas
con mis balbuceos.

*

Lo más divertido de ser yo
es que puedo ser eje y centro
recorrido e inercia
de las contradicciones que me habitan
y a la vez
un albañil improvisado
jugando a reiventarme ladrillo
ahí donde otros solo ven barro.

Hablando

Por Gildardo López Reyes

Creo que es absolutamente liberador poder hablar sin ningún tipo de filtro, sin ninguna pena ni temor por decir algo que no deba ser dicho; poder hablar de tu oscuridad, o de la parte que conoces, recibiendo por respuesta información que te permite continuar armando tu rompecabezas. 


Aunque es bastante complicado poder llegar a ese nivel de sinceridad luego de demasiados años archivando cosas y aprendiendo a fingir. Es algo muy complicado, dejar fuera de la puerta los prejuicios y las vergüenzas, que se resisten a irse y que al día siguiente puedes encontrar instalados como si nada hubiera pasado.


Es tan placentero hablar y hablar y hablar sin sentirte juzgado. Hablar e intentar desentrañar eso que acabas de sacar de quién sabe dónde, eso que creías haber olvidado, eso que salta y se muestra sin pudor.

De nuestras pasiones

Rol del artista literario como hijo del siglo

Debate

El arte como manifestación humana no deja de tener su misterio si partimos de los trabajos de los primeros hombres de esta etapa de la historia (la que conocemos).

Hombres que apenas podían emitir sonidos, más parecidos a gruñidos, dejaron toda su historia grabada en infinidad de objetos y cuevas, y por eso la conocemos. El arte entonces fue descriptivo o informativo (aunque esa no fuera la intención).

La función del arte en sus fundamentos, obviando el carácter decorativo y comercial, es la de crear emoción y tratar de modificar la conducta (inmediata o no) de las personas) -entiéndase conducta en el escenario de un momento de contemplación o lectura y de reflexión-.

Un profesor en una ocasión contaba una anécdota de Isadora Duncan cuando, en una gira por Rusia, y en la víspera de su próxima presentación, se encontraba indispuesta y con deseos de suspender su espectáculo, pero por exigencias subió al escenario sin idea de que hacer, en los inicios notó a un joven violinista que estaba derramando lagrimas mientras tocaba, Isadora en base a ese detalle comenzó a cambiar de actitud e hizo una de sus mejores actuaciones.

Al finalizar se acerco al joven y lo besó al tiempo que le dedicó su baile, y le manifestó que él le salvo la noche.

En este ejemplo la emoción fue mutua, tanto del músico e Isadora.

La literatura tiene un papel estelar dentro de las manifestaciones del arte, posiblemente el mayor. Me permito hablar de mi breve experiencia en este campo, desde hacía mucho tiempo mi actividad plástica no me daba el espacio para decir algo más de lo que ella me permitía, claro, lo veía como una necedad o querer abarcar más de lo debido.

Cuando hice el intento de incursionar en la poesía me pareció haber descubierto algo desconocido que me llenó de satisfacción.

Desde ese día muchas cosas cambiaron en mi visión del arte y solo en el renglón de la escritura he encontrado la vía de hablar de cosas que tenía apresadas.

De hecho, en la plástica son pocas las obras que han tenido gran trascendencia en el campo de exponer la tragedia del hombre y sus consecuencias, habrá que mencionar a Picasso y su Guernica y los pintores y escultores en el caso del calvario de Cristo y otros casos parecidos. Goya y los expresionistas hicieron su parte y dejaron grandes obras con mensajes muy significativos.

Cuando escribo poemas a veces creo ser masoquista pero el que dice su verdad, grata o no, está cumpliendo su función, y lo más importante, lleva un mensaje para tratar de cambiar conductas, que no tenga el éxito deseado es otra cosa.

Orlando Estrella


Vivir es escribir historia, porque la Historia se escribe desde todas partes.

En todos los siglos hubo omitentes, concordantes y disconformes con el status quo.

En la Historia, pese al famoso dicho de que «los que no arriesgan no escriben historia», todos los protagonistas son, de suyo, fácticos, porque de otro modo no habría historia ya que la Historia no es otra cosa (como diría Campani) que el registro de las excepciones. Por lo tanto, para que haya excepciones, tiene que haber continuidades.

La literatura, como cualquier arte, no es ni transgresora ni concordante. Son los hombres que la hacen los que reflejan sus opiniones sobre el alrededor en el que desarrollan su arte y por lo tanto, el arte no es la expresión de lo distinto, sino del «cada quien».

El revolucionario en el arte no es menor que el que está de acuerdo con el régimen, sencillamente porque la Historia está hecha de eso, de sus pros y de sus contras, de sus vanguardistas y de sus retrógrados, y todos son la representación del género humano que la escribe a través de esos que la manifiestan.

El artista testifica lo que siente. Hace, si puede, lo que puede, por hacer algo con la verdad que siente. Pero no todos los hombres sienten igual ni piensan igual ni testifican igual.

Como la masa crítica no existe y sí existe ese horizonte tan absolutamente orwellano, que siempre ha sido ese horizonte, porque en todas las épocas existieron todos los mismos roles ejercidos por diferentes protagonistas (dado que nadie tiene comprada la eternidad), en el arte, al igual que en la Historia, cabe todo.

Cada uno testifica el siglo como le va en el baile. Cada uno testifica su porción del siglo como le caló su ideología o como esa misma ideología (o utopía o sueño o esperanza) lo traicionó o lo edificó.

El problema del artista es que a veces la ideología, la consigna, el hecho de la diferencia, lo separa de la realidad íntima del barro, porque el artista, para ser artista, debe ser ante todo sensible y tener un cristal que no se opaque por las niebla de las ideas que se pegotean sobre él como los bichos sobre el parabrisas, sino que sea capaz de, como un láser, penetrar las nieblas hasta la verdad. O hasta descubrir que hay tantas verdades como expresiones artísticas y que la Humanidad piensa en comer y en llegar al día de mañana, y que todas las libertades que nacieron libres, hechas al poder se vuelven autoritarias, porque la única forma de ejercer el poder es la autoridad.

El artista no está ni en la vanguardia, ni en la verdad ni en la post verdad.

Es un proceso de la sensibilidad y se posiciona donde le parece. Como todos en el mundo, hace lo que puede para satisfacer su idea de lo que el siglo es.

Hay tantos artistas como ideas y todos piensan que tienen la verdad. Por lo tanto, la verdad es múltiple en uno y otro ramo.

Pero la sensibilidad del hombre parece más uniforme que la voracidad de los artistas por llegar a ella. Hay caminos cortos. El más corto de todos, es olvidar las ideas foráneas y regresar hacia la sensibilidad simple, natural, ajena al dogma, ajena al ideólogo, ajena a Dios, acaso.

No sé si eso es posible porque el artista siempre siente que está en poder de la verdad dado que su sensibilidad así lo exige.

Gavrí Akhenazi


Existen frases de escritores, poetas, cantautores, que resumen en pocas palabras lo que debe ser un artista para que el arte cumpla su función.

Atahualpa Yupanqui dijo, «primero hombre y después poeta». Cuánta sabiduría en esta frase y cuanta verdad humana, y este hombre si que sabía lo que era ser hombre, y lo supo desde niño.

Un artista es una persona que su talento y actividad creadora lo coloca en un lugar privilegiado, y él se confunde creyendo que está por encima de la verdad humana, y ahí llega la falsedad o tergiversación de la obra, pues, qué mensaje o a quién será dirigida con autenticidad si se siente por encima del hombre y su historia.

El arte, nunca, y a pesar de su función transformadora, ha podido incidir mas allá del entorno que las circunstancias se lo permiten, no importando su función solidaria con los cambios que la humanidad necesita. Como muy bien dice Gavri «la única forma de ejercer el poder es la autoridad» es una verdad que tiene que gustarnos o no pero es la verdad.

Por esto señalado mas arriba es que el arte tiene un carácter más ligado al sentimiento del autor que a los deseos de modificar la conducta del hombre. No obstante, el sentido solidario con la desgracia humana debe ser una función que honre la actividad artística.

Orlando Estrella


Si hablamos de artista, primero deberíamos intentar consensuar o dar diferentes versiones de lo que es el «arte». Por empezar por algún sitio veamos las distintas acepciones que da la RAE:

  1. m. o f. Capacidad, habilidad para hacer algo.
  2. m. o f. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
  3. m. o f. Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo.
  4. m. o f. Maña, astucia.
  5. m. o f. Disposición personal de alguien. Buen, mal arte.
  6. m. o f. Instrumento que sirve para pescar. U. m. en pl.
  7. m. o f. rur. Man. noria (‖ máquina para subir agua).
  8. m. o f. desus. Libro que contiene los preceptos de la gramática latina.
  9. m. o f. pl. Lógica, física y metafísica. Curso de artes.

Como veis, poco que ver con lo que estamos hablando salvo la 2ª. ¿Y qué dice de «artista»?

  1. m. y f. Persona que cultiva alguna de las bellas artes.
  2. m. y f. Persona dotada de la capacidad o habilidad necesarias para alguna de las bellas artes.
  3. m. y f. Persona que actúa profesionalmente en un espectáculo teatral, cinematográfico, circense, etc., interpretando ante el público.
  4. m. y f. artesano (‖ persona que ejercita un oficio mecánico).
  5. m. y f. Persona que hace algo con suma perfección.
  6. adj. desus. Dicho de un colegial: Que estudiaba el curso de artes.

Parece que la cosa va por lo de «bellas artes»: 1. f. pl. Conjunto de las que tienen por objeto expresar la belleza, y especialmente la pintura, la escultura y la música. Academia de Bellas Artes.

Bueno, pues no nos incluye a nosotros, a los escritores. Mal vamos si la Academia de la Lengua no incluye como artistas a los que practican la escritura. Además, parece que el artista debe de expresar «belleza», lo que deja fuera a muchas manifestaciones consideradas artísticas.

También tenemos lo de: «Persona que hace algo con suma perfección», pero yo me pierdo en eso de la perfección que asocio más a artesanos que a artistas.

Conclusión, si no se sabe definir el «arte» difícilmente nos pondremos de acuerdo cuando queramos hablar de «artistas».

Para mí uno de los debates más interesantes es la confrontación o semejanzas entre «artista» y «artesano», en cuanto tradicionalmente se consideraba al artista como creador y al artesano como imitador, pero en el mundo de hoy ambos conceptos están muy mezclados y depende del gusto del consumidor la catalogación.

Perdonad esta digresión, pero ante un tema tan amplio sería importante centrar eso que llamamos artista antes de ver cuál puede ser su rol en este siglo.

Ricardo Fernández Esteban


Quiero insistir en el misterio que incide en la creación artística. No se explica cómo los primeros hombres podían demostrar esa creatividad -que incluso hacían síntesis abstractas de los temas que dibujaban y pintaban- cuando sus palabras eran imitaciones de los gruñidos de los animales de la época.

Hay que mencionar -de nuestra historia conocida-, pues a medida que pasan los tiempos los arqueólogos se encargan de decirnos que no conocemos nada, salvo lo que quieren que sepamos. No hace mucho que se descubrieron los restos de un reactor nuclear en la India de la edad de cerca de un millón de años. Esto por mencionar algo.


Y qué mierda tiene qué ver esto con el arte, entonces me pregunto ¿quién indujo o dotó de creatividad artística a hombres con las condiciones antes señaladas. ¿O qué sensibilidad pedagogica tenían que querían que supieramos su historia? La sabemos por su arte.

Creo que el tema propuesto por Gavri es muy específico y no deja lugar a dudas, esto por los señalamientos de Ricardo, sobre las definiciones que se registran en los diccionarios.

Olalla atribuye una serie de condiciones al artista y las reduce a su ego inflado, y hay que preguntarse ¿que ser humano, no importa su actividad, no esta repleto de defectos y un ego con esas cualidades? Esa es la naturaleza humana, y el artista no escapa de ello, pero reducir el artista a eso no creo que sea la mejor opción.


La poesía fue la base sobre la que se discutieron casi todos los debates sobre la filosofía, sociología, el materialismo, el idealismo y desde Platón hasta Baumgarten, Diderot, Kant y otros más, existen tratados sobre este asunto. Quizás porque la poesía estaba más cerca de estos aspectos por encima de otras manifestaciones artísticas. Estas son realidades a tener en cuenta a la hora de evaluar criterios sobre una de las mayores manifestaciones del hombre.

Creo que los méritos del arte están por encima de las cualidades personales que adornan o ensucian al artista, que en el fondo es un hombre igual que cualquiera, independiente que se crea otra cosa.

Oliver Shanti es uno de los artistas compositores más extraordinarios de la creatividad musical en la historia, pero es un delincuente pederasta impenitente que no sale de una cárcel, ¿que hacemos? Esa es la naturaleza humana y toda actividad del hombre está sujeta a eso y tiene y tendrá que convivir con esa realidad, pero el arte es el arte.

Orlando Estrella


Para mí el arte es un resultado, antes que nada; un resultado de lo que una persona -en el caso de nuestra especie- es capaz de concebir y manifestar sobre un aspecto de la realidad más allá de la veracidad de la misma. Hay en el artista algo natural en su particular manera de concebir y de manifestar el arte. Para muchos, es algo mecánico utilizar cualquier tipografía incorporada a un programa de procesador de textos pero, en la grafía de cada letra hay también toda una simbología y significación; está, detrás de cada signo y de cada espacio, un artista.

No le veo yo a ningún literato como estrellita del siglo, por más Cortázar o Kant que sea. Comprendo y entiendo mucho del goce estético que una buena frase, que un buen verso, que una buena novela pueda suscitar, como también valoro todo el peso ideológico que pueda tener cualquier obra literaria; sé sumar fondo y forma – creo – de una obra literaria. Pero, hasta hoy, no he leído nada que supere a Bach. Por lo que para mí, al menos, la literatura seguirá estando por detrás de la música, y eso sin el pop de los 80’s (otro label).

Silvio Rodríguez Carrillo


Se vienen diciendo muchas cosas sobre Arte y artista. Unas brillantes, otras de perogrullo y otras erróneas, como eso de que el ego desbordado sustenta el acto creativo, cuando el egocentrismo sólo es parte de la ignorancia del que se considera a sí mismo un artista, sin serlo.
El talento para el Arte, cualquier Arte, es un don y el auténtico genio, el artista, sabe que tiene la obligación de restituir ese talento que le ha sido concedido. Ese deber que lleva implícita la humildad, para con su tiempo, siempre es mayor que cualquier privilegio que le pueda reconocer la sociedad en la que se desarrolla.

Y bien, yo no tengo puta idea de qué es Arte, como tampoco sé qué es el amor, o qué sea Dios.

¿Un latido? ¿Un pálpito?

Me limito a pensar que es todo aquello que te lleva directo a la emoción, que te hace sentir, que te conmueve en profundidad y, por tanto, es sin duda un agente espiritual del hombre, que actúa en un movimiento complejo y determinado en el conocimiento.

Todo lo que se realiza con esmero, pasión y dedicación, puede ser considerado Arte, y no estoy pensando solamente en el que escribe, o esculpe, o pinta, o compone con talento demostrado, sino también en las llamadas artes decorativas, culinarias, marciales, etc…. por poner un ejemplo, y para eso, hace falta estudiar el bagaje cultural de nuestro pasado en cualquier modalidad artística. Sin ese conocimiento, no hay Arte que avance ni se desarrolle.

A veces pienso que la línea entre Artes mayores y menores, es tan fina, como la existente entre Versos de Arte mayor y menor en poesía, puesto que el concepto intrínseco del Arte está unido indisolublemente a la simbiosis de fondo y forma, y un poema en versos de Arte mayor puede ser una auténtica mierda, y un romance en octosílabos una obra de Arte absolutamente innovadora por su contenido.

No podemos olvidar que el artista es parte del mundo y de la época que le toca vivir (hijo de su siglo) y se dirige a él transmitiendo el fruto de su espíritu intencionalmente, a través de una creación que suele ser la búsqueda de la profundidad y de la trascendencia, ya sea por ascesis, por estar inmersos en estados no habituales de conciencia, por catarsis o por lo que sea, y siempre desde la necesidad de transmitirse y ser entendido por sus congéneres.

Para mí, lo que entiendo por Arte, tiene algo de atavismo sagrado y mucho de mágico, como en sus inicios y no lo es más, porque uno no puede ser nunca completamente libre a la hora de la creación. Cada época tiene su cuota de libertad interior y exterior, así que cada artista ha de pagar su peaje obligatoriamente por talentoso que sea. Ni el Arte ni el artista son absolutos.

Sin considerarme artista íntimamente, más allá de lo que generosamente puedan decirme otros, sí tengo la imperiosa necesidad de romper estructuras muchas veces, para volver a creer en ellas y darles su auténtico valor, una vez que cambio el punto de atención de mi mente, y eso supongo que hacen también los realmente artistas que reconozco y admiro, porque para reconocer soy buena, más que buena… y no tiene nada que ver con mi ego particular, sino con la aceptación de mi conocimiento sobre el tema.

Qué más podría decir para entreteneros (que también es parte del Arte entretener), pues quizás que el Arte no admite falsedad, ni copias, ni repeticiones. Que no sirve de nada la creencia sino la vivencia para transmitirlo a otros, y que para no fracasar miserablemente imitando o plagiando a otros, hay que buscar la voz propia separándose de todos los demás, pero conociéndolos a fondo desde su sensibilidad y aprendiendo de sus aciertos tanto como de sus errores.

Morgana de Palacios


Como yo lo entiendo preguntarse ¿qué es el arte? Es tanto como preguntarse ¿qué es el amor? Hay tantas respuestas posibles como personas haya. Pero, si pensamos en la función del arte es mucho más interesante y posible de arribar a alguna idea.

Hablar de la función del arte en los «tiempos primitivos» me parece que es imposible sin comprender tal función como «soporte mnémico».
Es decir como un proceso de memoria o conjunto de procesos y procedimientos de memoria.

Por ponerlo en palabras, el arte surgiría en respuestas a éste tipo de necesidades:

*Necesito registrar algo que no me «entra» en la cabeza
*Necesito evocar algo que me resulta inmanejable, salvo dividiéndolo en partes o transformándolo en otra cosa, que por su forma, infantil, ridícula, chistosa, etc. me resulta más accesible.
*Necesito encontrar la manera de «dominar» -en realidad volver mínimamente manejable» aquello que de repente amenaza con desbordarme.

También puede entenderse -siguiendo la misma idea- al arte como un primer esfuerzo por sacarse de encima y proyectar algo «de adentro» de forma tal de figurar un otro. En esas primeras épocas en la que la empatía era apenas un pobre rudimento, el arte, aparece como proyección de lo más ajeno de uno mismo sobre una superficie -por ejemplo- era una forma de hacer de todo eso un otro.

Es decir, como una proyección de esos primeros rudimentos de vida anímica, particularmente como sucedáneo del sueño.

En el mismo sentido, se lo puede pensar -y yo soy de esa tesis- que el arte es el formato previo al lenguaje y una primera forma de escritura, cuya función es previa a la comunicación como la pensamos hoy. Incluso me atrevería a decir que es el montaje previo a la comunicación, a la escritura y en definitiva al amor. Pues, es un primer esfuerzo por forjar empatía con objetos, con la naturaleza, y a partir de esos trozos de percepciones, de impresiones angustiantes, figurarse un otro.

Es más, para decirlo de forma juguetona diría yo: el arte fue en sus inicios el esfuerzo de un hombre por producir un frankenstein con los retazos de su vida anímica reflejada en algo exterior al cual decirle «amigo».

De ahí que aún hoy, el arte sea un recurso de exteriorización aún para personas retraídas, cerradas sobre sí mismas, etc. El arte te devuelve un otro.

Daniel Adrián Leone

SY

Silvio Rodríguez Carrillo – Paraguay

Sólo yo
sosteniendo con el dorso de mis manos
la inverosímil danza de la noche, sedienta
de milagros nuevos que como girasoles
circulen atónitos el contorno de un Cronos
que mordiendo con rabia mis rodillas
llora su finita potencia, su pobre estampa
de eternamente pretérito.

Yo, solo
con la paz que me proveen seis cuerdas
y veintidós trastes que no necesito mirar
para encajar mi silencio entre el sol que no me mira
y mi la
que me teme como teme un perro a su amo,
con esa paz inquieta que uno se gana
tras haber aprendido a enseñarle modales
incluso a los mejores libros.

Yo
como un presentimiento atormentado
de Jung torturado por romper con Freud,
un Froid perseguido por su gente, señora
mientras que Wagner y Nietzsche, aquí, en los huevos
sin super hombres, sin cristianos, sin judíos,
si podés mirarme a la nuca cuando te hablo a los ojos,
en ese entonces en donde el discurso era tan lleno
tan roca con aristas que por el fondo trepabas
y le tocabas el culo a los dioses y a sus madres, todas vírgenes,
no como ahora, que ni para tener sexo sirven
ni para saber de qué sexo son sus hijos,
los muy subnormales.

Solo
como un yunque que por generaciones y degeneraciones
ejerce su condición, como base para métodos y técnicas,
y que, sin embargo, en un punto de la trama
sonríe
no como Chuang Tzu y su mariposa hermafrodita
sino con la fiereza del martillo
que ahora sabe debe necesita y quiere ir por los clavos.

Y vos
con el festival de desgracias de tu mundo
haciendo de las desgracias del mundo un festival
al que los muchos asisten pero del que nadie participa

Vos
y
los tuyos
hablando del suicidio.