Mariana / Preso de tu ausencia / Me recuerdas a Sabina, por Gonzalo Reyes

Fotografía de Michel Comte

Me recuerdas a Sabina

Siempre supiste huir
con la fugacidad de tus silencios
y la tenacidad de tus antojos
por no saber
que en el amor apenas empieza a germinar
—igual que una punción para dejarse el alma—
muy pocos son los que le huyen:
solo el cobarde
o el mentiroso.

Por eso
hoy puedo descifrar tu pacto con Cupido
en la necesidad de la oquedad
que te llevó a cazarme
cuando la claridad del corazón
te lo decía con franqueza
“no es amor lo que buscas”

y el juego terminó
cuando ganaste el desafío,
cuando te decidiste a botar el disfraz
porque tu meta siempre fue muy clara:
satisfacer tu ego
de niña competente
y colocar tu nuevo trofeo en la vitrina.

Mariana

Ya no eres esa niña que dormía
sobre mis piernas, de regreso a casa
del viejo sabio. Ya no eres bahía
donde encallar mi mano, torpe y rasa.

Ya no gozo tu Luz de hechicería
porque hace rato eres tú la brasa
de tu aroma en tu nuevo hogar, el día,
empeño del futuro, cal y asa.

Hoy que te sé y te encuentro más mujer
—mi hermana, mi flaquita recia y chula—,
me enorgulleces corazón de tul.

Soy  feliz de mirar como tu ser
ha cruzado la línea que triangula
la concreción de tu desvelo azul.

Preso de tu ausencia

Vivo preso de tus ojos
de gata juntando lunas
trepada por el tejado
de mis tontas desventuras.

Vivo preso de tu imagen
atrapada en una blusa,
en un sueño complaciente
que se ha vuelto una locura.

Vivo preso y condenado
a tu cama, mi cicuta,
a tus reflejos de añil
que retozan y hasta curan.

Vivo preso en tus recuerdos
viejas flores de mi tumba;
de tu alma que se esconde
en la sombra de las dunas
porque te tornaste prófuga
de mis brazos y mis dudas.

Desde entonces vivo preso
debatiéndome en preguntas,
escribiéndote estos versos
porque te has vuelto una musa
y en el alma lloro tinta
por no asir tu piel desnuda.

Aquí sigo y sigo preso
siempre en la constante lucha
que termina en las mañanas
y acomete en cada luna
cuando llega la nostalgia
del contorno que transmuta.

Acerca de Gonzalo Reyes

El principio era el fin, por Miguel Palacios

Se me fue la mano a conciencia y sin ‘queriendo’ aterricé aquí. El destino era otro.
Cuando leí este ensayo, con un título tan atrayente, comprendí algo fundamental como lo es el mar al manantial y, a su vez, éste al deshielo u otro principio conocido (p.ej. lago superior) o no. El libro trataba del origen de la inteligencia en el hombre (homínido más antiguo) -hoy sabemos que posiblemente fue el homo-antecesor, que deambuló por el entorno de Atapuerca hace 1.200.000 años-. El autor era consciente en sus aseveraciones «La raza humana alcanzó su primer atisbo de inteligencia cuando empezó a comerse el cerebro de sus congéneres (supuestos enemigos de su grupo o familia)» y desde entonces, y con esa base antropófaga, no ha dejado de crecer aumentando su curiosidad por lo que no entiende del todo (otra versión de la manzana bíblica). Un auténtico ‘brainstorm’ para aquel que leyese el ensayo.

Si la gallina fue o no antes que el huevo carece de importancia porque no se puede demostrar, como tampoco se puede saber qué ocurrió antes, si el principio o el fin. Desde que se consiguió determinar ‘la partícula de dios’ —Bosón (*)— se abrió un nuevo campo para la especulación, ya que se entreabría una puerta muy peligrosa para el hombre (otro bocado a la manzana). En verdad la ‘teoría del caos’ es muy sugerente pero lo que muestra no demuestra nada; es mera especulación con una base matemática de ‘alto standing’.

 Cuando se puso nombre a la pesantez (gravedad) y se pesó o se determinó la masa en un punto geográfico específico no se conocía aún el Bosón, pero estaba allí, inmerso en un maremágnum de campos que le hacían manifestarse como masa. Los campos (o entornos conocidos hasta principios del siglo XX) eran el gravitacional de Newton y otros, y el electromagnético de Tesla y otros. En esa época habían abierto ya dos puertas al campo (o campos), realmente sólo uno, pues andan siempre concatenados e imbricados; son, de una forma absoluta, imposibles de separar.

Entonces entra un tal Einstein en el juego y abre una tercera puerta, llena ésta de ambigüedades y paradojas, y nace la física cuántica.

(*) El Bosón de Higgs, la mal llamada «partícula de Dios» (¿qué habrán hecho los pobres electrones, neutrones, protones y otros para no merecer ese nombre?) es un esquivo corpúsculo responsable de que la materia tenga masa. Sabemos que existe porque sin ella no funcionaría el modelo estándar de explicación del mundo físico. Es necesario que todos los cuerpos masivos interactúen unos con otros a través de algo. El físico Peter Higgs demostró sobre el papel que ese algo es un campo cuántico que hoy conocemos como
campo de Higgs.

Imaginemos que tenemos un frasco de miel en nuestras manos e introducimos en él una cuchara. Al girar la cuchara, la miel ejerce resistencia, tanto mayor cuanto más grande sea la cuchara –o más espesa la miel–. El Campo de Higgs es a la miel lo que la cuchara a cualquier cuerpo. Todas las partículas que forman la materia son frenadas por el Campo de Higgs en mayor o menor medida. A esa interacción la llamamos masa. Y debe nacer de una partícula capaz de generar ese campo (como todos los campos conocidos). Sólo hay una partícula que no es afectada por él: el fotón. Por eso puede viajar a la mayor velocidad posible, la de la luz. A ella, la miel no se le pega.

Cómo es nuestro mundo: finito, infinito, constante, mutante, todo depende. Cuántas puertas se le abrirán al hombre a partir de ahora, no se sabe. Lo que sí es cierto es que la naturaleza siempre ha dado pistas para averiguar de qué modo se formó y de qué manera evolucionó. Entramos en el entorno de los fractales, verdaderos modelos de comportamiento física y matemáticamente demostrables. Luego, entramos en un campo de penumbra, iteración, cómo se repite natura, cuándo lo hace, por qué lo hace, dónde lo hace, etc. Este campo, como todos, puede ser cíclico o no, y si lo es, con qué cadencia se repite, es uniforme, es discontinuo, es de Fourier, tiene o no límite, es vectorial o tractorial, etc. Si hacemos caso a Edmundo Flores, la propia entropía de los campos le llevan inexorablemente al desorden total (teoría del caos), pero si no, a la armonía. Opino que a una mezcla de ambos como en la música que, después del desorden total (p.ej. frenético solo de batería), se produce un punto de inflexión y vuelve la armonía primitiva con o sin contrapunto, luego estribillo o no.

Mi parecer es que el universo es una entidad prácticamente vacía, como el átomo en el que unos electrones que en un espacio de gran dimensión giran en torno a un minúsculo núcleo (donde se encuentra toda la masa) son neutralizados por los protones que contiene. Pero aún nos quedan los neutrones (neutros, sin carga) y muchas otras subpartículas (neutrinos, fotones, taquiones, etc.) que se van descubriendo porque cada vez son más sofisticados los equipos que miran al cielo (exterior e interior). En ambos, universo y átomo, la materia está cuasiestabulada en un espacio que, digamos, es finito o no, pero que en términos de densidad de población, ésta no es apreciable, hay que medirla de una forma muy sutil.

Con la aparición del Bosón se quiere demostrar que se ha descubierto el agente que proporciona la masa al universo, pero los números son serios por naturaleza.

Cuando realmente son serios, son números, vocales o consonantes, o grafías de otros alfabetos [0,1…, e, π, φ, g, etc.] y son serios porque en ellos está el principio y el fin, si aceptamos que la matemática es una ciencia exacta. Las ecuaciones dimensionales son correctas en la física convencional, la de andar por casa, pero no así en la cuántica.

Cuántas dimensiones existen: 3 (largo, ancho y profundo), no: 4(+tiempo), no: infinitas.

Cuántos Grados de libertad: 3 (tren, barco, avión), no: 4(+tiempo), no: infinitos.

Cuántas ecuaciones dimensionales existen: 3 (L, M, T), no: 5 (+eV,+B), no: infinitas.

De aquí pasamos a la física cuántica, al principio de incertidumbre, a los plegamientos en el espacio-tiempo, a los agujeros negros, a los de gusano… no de la manzana, etc. y hasta a la teoría, con más adeptos, del Big-Bang como principio, pero ¿y antes del principio?, ¿hubo un fin? y, así, como cerrando una banda de Moebius, llegamos al título del libro.

Acerca de Miguel Palacios

Isabel Reyes Elena – España

Náufrago en tierra

¿Qué tiene dentro la paz de la palabra?
y muchas aguas
diluviaron encima de mis manos
sin dar con la respuesta.

Estoy muy sola
con unos cuantos nombres desnudando mis ojos.
Han huido de mí
dejándome en los dedos un perfume
de armas y ceniza
Y soy una mujer imposible de atar
que va dejando huellas por la arena,
un perdido perfil en un retrato
que no acierta la luz.

Yo quemé mis pestañas y mis dientes
en las hondas hogueras del ocaso
con la misma pregunta. ¿Acaso puedo
variar de rumbo al mundo?

Pero muchos maldicen mis palabras
se juntan en las tardes sin peldaños
conjuran al crepúsculo, se miran
buceando en los ojos y si oyen
un momento mi voz levantan árboles
y el mar ponen en pie. Ya no hay orillas
para mí que soy náufrago de tierra.

Ahora al mediodía de mis años
dejo que vengan otros a robarme
lo que yo nunca tuve, que me exilien
a una tierra jamás pertenecida
y no sean las sombras
quienes pongan mi grito en cuarentena.

Me he dado tanto
cuanto me fue posible, mas ignoro
si me queda en los huesos algún haz
de luz por entregar. Mientras, persisto
luchando por un mundo más humano
con toda mi inocencia en carne viva.

Que nadie venga
ahora a apedrearme la mirada
pues me sobra el arrojo
para quebrar sus cántaros de sombra.



Romance de noviembre

Siempre me lanza noviembre
los puñales de sus hielos
y me atraviesan la piel
y se me clavan muy dentro
en el corazón que late
con sístoles a destiempo.
Trae su cántaro de luto
con angostura repleto
que se derrama silente
por las lunas de mis pechos
y entre el vacío del aire
y el desconchón del silencio
con su gris deja grabados
en la cumbre de mis senos
los cánticos funerales
que musitan los espejos.
Yo no sé quién habré sido
ni hacia dónde va el revuelo
de la sombra de mis pasos
enlutados de silencio
sólo sé que entre mis ojos
llevo el alma al descubierto
que huyendo de los otoños
se enamoró del invierno.
Llevo clavos en las manos
—crucificados mis sueños—
mientras la rosa de pólvora
que alguna vez fue mi cuerpo
se deshace en la derrota
de tanto morir por dentro.



Dolor de luna rota

Llueve sobre mi voz rumor de llanto
y es el llanto la llama, que silente,
transforma con su látigo candente
la lluvia de una lágrima en quebranto.

Llora sobre el amor un frío canto
que corona de témpanos mi frente;
mi voz es el silencio que va hiriente
por la oscura salina del espanto.

Se desnortan las sílabas y brota
un íntimo aguacero sin sonido
y en mi rostro un dolor de luna rota.

Mis ojos son lagunas, hielo ardido
amor que se desangra gota a gota
en la garganta negra del olvido.



Vorágine

Aquí estoy de nuevo compañeros.
Traigo la voz partida en mil pedazos,
en muchos almanaques.
Estoy como una más, una cualquiera
de todos los poetas del lugar
disfrazada de mí, con este agobio
que aguanta una mujer sobre su espalda
con escasa esperanza, con sus párpados
medrosamente abiertos y en silencio.

A esta altura del año
quién va a darse importancia, si no somos
más que poquita cosa, un viento, un río,
un gorrión de luto que no alcanza
los astros, cada cual
se queda solo aquí, no es para tanto
la tragedia de una en voz primera,
el primer chaparrón, diluvia el tedio
por las calles de siempre, de hace siglos,
sin variar un número, una esquina.

En mi ventana
ya no existen sorpresas, la costumbre
de siempre es lo que hay, no va a ser todo
solemne y en mayúscula,
en mi vida no ocurre nunca nada.

Compañeros
he llegado de nuevo, me he quitado
del corazón terrazas y crepúsculos,
cuestas arriba y árboles, miradme,
viva otra vez, normal, repatriada,
las letras me dan vueltas, no detienen
su vértigo un momento.

Soy la mujer que siempre estuvo aquí
—dadme ese nombre—
que besó tanto el mar, que moriría
como tiene que ser a la sombra de un verso.
Estoy aquí de nuevo ante el cristal
y no me reconocen y me basta
sólo vuestro dolor, el que no tiene
un quicio en el periódico.

No es el tiempo de hablar en singular,
hoy la tristeza
tiene forma de mapa y es por eso
que revestida al cabo de mí misma
vuelvo a la soledad a quien me debo.

Acerca de Isabel Reyes Elena

Revista Ultraversal edición número 0

Después de un gran esfuerzo conjunto, por fin tenemos el agrado de presentarte nuestra Revista Ultraversal, bajo la dirección de Gavrí Akhenazi y la subdirección de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo, con el equipo de redacción conformado por Arantza Gonzalo Mondragón, Eva Lucía Armas, Isabel Reyes Elena, Luis García Centoira, Morgana de Palacios y Rosario Alonso, el diseño y la diagramación a cargo de Jorge Ángel Aussel, y la ilustración de tapa realizada por Ovidio Moré.

En la edición número cero te traemos:

  • El editorial escrito por Luis García Centoira, donde te contamos un poco acerca del Foro Ultraversal y cómo llegó a ser lo que es en la actualidad.
  • Un sentido homenaje de Morgana de Palacios a Alejandro Salvador Sahoud, in memoriam, acompañado por algunas obras inéditas del autor que te sumergirán en las profundidades del alma humana.
  • Poemas de Eva Lucía Armas, Arantza Gonzalo Mondragón, Eugenia Díaz, Carmen de Tomé y Alex Augusto Cabrera.
  • Prosas de Mirella Santoro, Silvio Manuel Rodríguez Carrillo e Isabel Reyes Elena.
  • Dos artículos. En el primero, el novelista Gavrí Akhenazi nos explica cómo estructurar una novela de principio a fin. En el segundo, Morgana de Palacios, en su Coloquio sobre preceptiva, trata desde el llamado Verso libre Hispánico, el Verso libre vs. el Verso blanco y rimado.
  • La reseña de la Antología Ultraversal, Poética del arrebato, con sinopsis de Morgana de Palacios y prólogo de Alejandro Sahoud.
  • La imperdible entrevista realizada por Rosario Alonso al prolífico escritor Silvio Manuel Rodríguez Carrillo, que entre novelas y poemarios ya lleva catorce libros publicados, y aún así no para de escribir.
  • Crónica del primer día del viaje de Johann Sparragus por la región altiplánica de la Puna, acompañada de unas sorprendentes fotografías tomadas por el propio autor, en ese colorido paisaje.
  • Ilustraciones de Luis García Centoira y Ovidio Moré, así como también fotografías cedidas por algunos autores para acompañar sus textos.

Versión PDF

No te pierdas todo lo que Revista Ultraversal trae para ti en su edición número cero y léela online o descárgala gratuitamente haciendo clic aquí:

Editorial » Bienvenidos » Por Luis García Centoira
Ilustraciones » Coral / El hijo pródigo / La mujer habitada » Por Ovidio Moré & Luis García Centoira

Sumario

In memoriam » Alejandro Salvador Sahoud »  Por Morgana de Palacios
Poesía » Apostilla / Contrapostura / Paisajes de mí » Por Eva Lucía Armas
Prosa » Como un barco de papel » Por Mirella Santoro
Poesía » La jaula / Me quedé afuera / Solo duermes » Por Eugenia Díaz
Artículo » Algunas consideraciones sobre narrativa » Por Gavrí Akhenazi
Humanidades » De travesía por la Puna » Por Johann Sparragus
Prosa » Mi cartel 50 » Por Silvio Manuel Rodríguez Carillo
Poesía » Soy / Enésimo poema de amor / Amores perros » Por Arantza Gonzalo Mondragón
Artículo » Coloquio sobre preceptiva » Por Morgana de Palacios
Poesía » Despedida / Hoy no quiero tristezas / Ignorancia » Por Carmen de Tomé
Reseña » Poética del arrebato » Por Morgana de Palacios & Alejandro Sahoud
Entrevista » Silvio Manuel Rodríguez Carrillo » Por Rosario Alonso
Poesía » No sé si estoy / Algo de febrero / Carta para mi hijo » Por Alex Augusto Cabrera
Prosa » Des-vivirse » Por Isabel Reyes Elena

Staff

Revista Ultraversal está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-Sin-Derivar 4.0 internacional (CC BY-NC-ND 4.0).

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Ilustraciones de la edición número 0 de la Revista Ultraversal

Coral: Ilustración de Ovidio Moré
Ilustración de Luis García Centoira
El hijo pródigo: Ilustración de Ovidio Moré
La mujer habitada: Ilustración de Ovidio Moré basada en la novela homónima de Gioconda Belli 

Editorial de la edición número 0 de la Revista Ultraversal, por Luis García Centoira

Bienvenidos

En el año 2003, de la mano y bajo el patrocinio de esa gran poeta que publica como Morgana de Palacios, nace el foro Ultraversal.com. Más allá de ser una escuela de talento, mucho más allá de ser un taller literario en el que los que supuestamente “saben” enseñan a quienes “todavía no saben” a escribir, ese foro se convierte, pasado el tiempo, en un lugar de encuentro donde escritores de todo el mundo se ayudan entre sí para depurar sus escritos, afinar su estilo, compartir lo propio y estimular la creación en otros.

Decenas de miles de escritos —poemas, relatos, ensayos…— han sido, en estos once años, pulidos y ajustados palabra por palabra en ese laboratorio de calidad en la escritura en que se ha convertido, gracias al esfuerzo de tantos, Ultraversal.com. Muchos de ellos han visto la luz en libros, revistas y diversos medios escritos, pero si hay un lugar donde el código Ultraversal se hace presente hoy en día, ese es Internet.

Una treintena de blogs son publicados por autores ultraversales, haciendo de la expresión justa, el trato respetuoso al idioma y la autoexigencia de calidad el santo y seña de cada una de sus publicaciones.

La nómina de autores que se han formado en el foro, la de sus libros, la de sus páginas en La Red es tan larga que no sirve un solo artículo para, ni siquiera, intentar listarlos.

Lo que sí podemos decir es que el ultraversalismo tiene ya suficientes representantes y un código propio lo bastante reconocible y decantado como para ser considerado, en sí mismo, como una corriente literaria que se extiende a ambos lados del Atlántico.

Si los pilares sobre los que se asentó en su día la poética del arrebato (ese alter ego del ultraversalismo) fueron el apoyo solidario entre escritores, la exigencia a ultranza de calidad literaria y la presencia en Internet, esas mismas son las bases sobre las que asentamos ahora la creación colectiva de nuestra revista.

Poética del arrebato es la corriente literaria basada en la pulsión estética que detona cuando un autor lee algo que lo impele a escribir porque lo leído conmueve sus estructuras internas.

Lo advertimos desde un principio: esta no es una revista al uso. No. La Revista Ultraversal nace de La Red, se concibe y se escribe para La Red. Ahí, en Internet, es donde nació Ultraversal.com, en Internet se forjó el espíritu y los valores que conforman la estética del arrebato y es en Internet donde halla esta publicación, lógicamente, su acomodo.

Escribamos desde México, Chile o Argentina, desde Uruguay, Paraguay, Israel o España, desde el hemisferio norte o el sur del planeta, la patria de todos nosotros, cuando llegamos a Ultraversal, no es otra que La Red.

Seguramente esta es, por todo lo dicho hasta ahora, una revista diferente. Pero, además de ser diferentes, queremos algo más. Aspiramos a ser un referente de calidad en el ciberespacio, un lugar donde el rigor y el gusto estético convivan con la mejor narrativa, la mejor poesía y el ensayo más atinado. En definitiva, un lugar donde la literatura halle una morada donde se quede a vivir, un hogar donde vosotros, lectores, seáis siempre bienvenidos.

Acerca de Luis García Centoira

Eva Lucía Armas – Argentina

Apostilla

Debería ponerme un buen traje de loca
de llorona norteña en un velorio
y derrapar miserias por el verso
que es evidente que dan buen resultado.

Debería quebrar tanta mañana
de este otoño dulzón de sol entero
y hacerme con la lluvia de la vida
para llenar papeles con dolores.

Lo puedo hacer si quiero porque dolores sobran
y si fuera a contarlos
podría rellenar tres libros con poemas
de doscientas mil hojas cada uno.

Las penas no me faltan, me acompañan,
vienen a mí, despacio, como perros
enormes pero dóciles al riesgo de mi mano
que aprendió a acariciarlas, suavemente.

Las penas no me faltan, como a nadie le faltan.

Husmean mis cajones de doler
se sientan a mi mesa
y me trenzan el pelo de los sueños
con flores que he guardado
en libros de aventuras.

Pero no soy así.

Y tampoco me sale ser así
ni aún de vez en cuando ni para darme el gusto
de estar en el centro de un capítulo
y no ser
una nota en el margen de Las Gracias.



Contrapostura

Me sigues, claridad, a todas partes
dorándome los bordes
como si fuera un pan recién horneado
desmigado en las mesas
olvidador del hambre.

Me sigues, claridad, como una espiga
de la luz de diciembre
perfumada de lluvias en mi trigo sonoro,
tela de araña clara que me envuelve
repitiendo su vértigo concéntrico.

Me sigues claridad, como una gota
de mis lagos del alma
mojadora de todos mis papeles
del hábito de vida de mis ojos
de esta ancha sonrisa fascinada
por el doliente acto de vivir.

Me sigues, claridad, cascabelera
como una fiesta patronal antigua
con tu disfraz de sol sobre la sombra
y tu candela alzada
y tu arcoíris.

Le respondo a tu nombre con mi sino
de no entregarme nunca a los “no puedo”
y rearmo tus formas en mis manos
como un puzzle de espejos prodigiosos.
Estallo en el umbral del imposible
como un fénix de frutas nacaradas
y lloro luz a veces
cuando venzo
en los charcos con luna a la ancha noche.



Paisajes de mí

Al borde de la piel hay un aroma
de palo santo dulce
y un vigoroso espliego entre la ropa
que al viento se sacude.

Cae el atardecer y es todo pájaros
el cielo. Se produce
un movimiento pálido y terrestre
dibujado con luces.

Queda apenas la boca demorada
como en un canto fúnebre
y todo se amarrona y subdivide.
La vida se diluye.

Lejos de la ciudad existe el mundo
en el que yo no existo y al que acude
mi corazón universal. Palpito
con mi temblor de caña, en mansedumbre.

Frente a la adversidad del día a día
soy un metal precioso que se funde
en un sol cardinal, luz demorada,
un temblor ancestral, agreste y dúctil.

Pienso en mi paz y voy a mis fronteras
para verme llegar, extraña y múltiple.

Soy ese ser vital hecho de especias
que nace del derrumbe.

Acerca de Eva Lucía Armas

Eugenia Díaz Mares – México

La jaula

Descuelgan del balcón que son mis labios
simulando sonrisas,
trémulas mariposas a los ojos del aire,
para engañar las voces que cuestionan
sin descanso.

No sé qué debo hacer con esta jaula,
en la que la memoria se sigue estremeciendo
sin cordura, como frágil espiga,
de tanto que escudriñan mis pasos
dejándolos sin sombra.

Cuánta morbosidad hay en la gente
que como telarañas sacuden el recuerdo,
para con avidez pizcar aullidos
o burlas a la muerte,
y le contabilizan encanecidas aves
a las enredaderas de mi pelo.

Yo les brindo una mueca con risa de amargura
en lugar de escuchar lo que desean,
ensayo cada gesto al arrancar los gritos
que guardan mis arterias,
para depositarlos en la jaula
que fabrican mis versos.

Me quedé afuera

Desearía saber si aún me esperas
para entonces cavar una abertura
en el océano almacenado de una lágrima,
y fugarme del bosque enmarañado
en el que estoy cautiva
con ciclos sin cerrar.

Yo sé
que ahora estoy afuera de mi piel,
al verme en una esquina de la vida
consumida y estéril,
pero llevo conmigo abecedarios
con letras impacientes de iniciar
un capítulo nuevo
que lleve nuestras huellas.

Si mi regreso aguardas
yo saldré de las sombras,
caminaré contigo sin temor
a orillas del presente.

Solo duermes

Te observo muy tranquila descansando
—tienes una sonrisa complacida—.
Hoy vistes con tu ropa preferida
y en silencio, te sigo contemplando.

Un murmullo. Personas caminando
me hacen sentir extraña y aturdida.
Me estrechan en sus brazos. Confundida
no entiendo qué sucede, voy llorando.

Quiero olvidarme de esta pesadilla
—tan sólo duermes y abrirás los ojos—
tenemos un acuerdo mi chiquilla.

Levántate, sostente fuertemente,
lograremos vencer estos cerrojos.
No importa que camines lentamente.

Acerca de Eugenia Díaz

De travesía por la Puna: Texto & fotografías de Johann Sparragus

Primer día del viaje de Johann Sparragus
por la región altiplánica de la Puna

La Ecorregión Puna —conjunto de ecorregiones, según otros autores, entre los que se encuentra el Fondo Mundial para la Naturaleza— o simplemente puna (del quechua o quichua región de altura), es una región altiplánica, o meseta de alta montaña, propia del área central de la cordillera de los Andes, que cubre territorios del noroeste de Argentina, occidente de Bolivia, noreste de Chile y centro y sur del Perú.

Ya llevaba exactamente trece días deambulando entre las provincias de Salta y de Jujuy, haciendo nuevos amigos, maltratando mi cuerpo y esperando a mis compañeros de viaje con los que compartiríamos una travesía por la Puna en la que teníamos varias metas u objetivos. Unos compañeros de viaje que son un lujo para quienes tienen la suerte de acompañarlos.

Nos encontramos cerca de las 9 de la noche en La Silleta, un pueblo en las afueras de la ciudad de Salta. Compartimos unas cervezas, comimos el último asado en varios días y nos fuimos sin más a dormir. O eso creí. Hasta ese momento sabía que el sonido ronco de Andy podía traspasar paredes, pero no imaginé  que mis compañeros, todos, ronquen que dan calambre.

En el tercer día para los recién llegados desde Buenos Aires, y el primero para mí, hicimos un recorrido tranquilo apuntando hacia el punto más septentrional del país, cruzando coloridas quebradas, subiendo cuestas mineras, rodeando salares y bordeando extensas lagunas.

Éramos, de la tripulación inicial, un grupo de 5 personas en tres camionetas: La aventurera Elsa con su Toyota Hilux y Eduardo Cinicola, “El Señor de los Mapas”, de copiloto, responsable de www.viajeros4x4.com, al que los entusiastas del off road le debemos los 1001 mapas de viajes que el señor brinda en forma gratuita y desinteresada en www.viajerosmapas.com.  Andy, en su Toyota Land Cruiser HDJ 80, con Denis de copiloto y piloto, ya que conoce las 80 mejor que ninguno, fruto de los cientos de miles de kilómetros que le metió a una idéntica a la de Any, de color azul marino, que se viene comiendo con gusto las piedras de la orografía argentina y acompañando a Eduardo en muchas travesías, siempre como punta de lanza, abriendo el camino cuando este no existe.

En el tercer vehículo quien escribe, en otra Toyota, SW4 para Argentina, y Fortuner para el resto de los países en  donde se comercializa, viajando sin acompañante, como tantas veces.

No todos nos conocíamos pero compartimos una misma pasión. Podían presentarse sorpresas. Especialmente en un escenario por el que durante varios días casi siempre circularíamos por sobre los 4.000 m.s.n.m., en donde el aire enrarecido puede jugarle a nuestros cerebros o cuerpos una mala pasada. También a nuestros vehículos.

Primer día: De Salta a Santa Catalina

Tomamos la nueva Ruta 9, el camino más rápido hasta Humahuaca, en donde nos hicimos de combustible y yo de hojas de coca (casi una cábala en mis viajes por la puna).

Aunque era un día de enlace, no nos privamos de tomar el camino más largo, conduciendo por un camino de cornisa que lleva a la Mina El Aguilar, de larga trayectoria, y posiblemente ya explotada por los Incas, y que desde 1936 extrae plomo, plata y zinc de las laderas de la Sierra Aguilar a 4.500 m.s.n.m.

Tras recorrer este camino anaranjado de cornisa, fuimos ascendiendo entre rocas y cardones siempre entre los 3.700 y 4.000 metros de altura hasta llegar a la entrada de la mina misma, un lugar prohibido para terceros o ajenos pero que emplea a más de 600 personas, que con sus familiares llegan a componer un pueblo de más de 4.000 almas al que los pobladores llaman “El Campamento”.

El Aguilar, tal es el nombre que resulta en uno de los tres centros poblaciones más altos del mundo.

La mina pertenece a Glencore International, una minera de gigantes capitales suizos que tras muchos años de hacer minería subterránea en El Aguilar se decidió a explotar y desaparecer montañas  y hacer lo que se conoce como minería a cielo abierto, práctica que se repite en Bajo de la Alumbrera (Catamarca), Mina Veladero en San Juan y Pascua Lama en el límite fronterizo entre los departamentos Alto del Carmen (Chile) y de Iglesias (San Juan, Argentina).

El camino pasaba por el minúsculo y prolijo caserío de Casa Grande, con sus pircas, su iglesia y la infaltable cancha de fútbol. Aprovechando la sombra de algunos árboles plantados y cuidados por el hombre, paramos por nuestro primer picnic provisto por Andy y su interminable heladera de las mil cervezas y unos salames grandes como espadas.

El camino busca abrirse gentil entre las Sierras de Aguilar. Las vistas por momento son escarpadas y nunca dejan de ser bellas, siempre acompañadas por un suave matiz verde y pardo.

Tras pasar por la puerta de la Mina Aguilar y ya volviendo hacia la ruta por un camino de pavimento roto que a veces presentaba precipicio a ambos costados, desembocamos en un cuartel de gendarmería que controla a todos los que pasan por ese camino minero.

Volvimos a la ruta en busca del oro combustible, cargando por última vez en una estación de bandera blanca en Abra Pampa. A partir de entonces solo podíamos surtirnos de los más de 80 litros de combustible extra que llevábamos en bidones y tanques auxiliares de las camionetas.

A lo poco de seguir por caminos de ripio y a buen ritmo siento mi rueda delantera derecha pinchada, y Denis, alias “Dr. Tarugo”, vuelve a mostrar otro de sus múltiples talentos, esta vez arreglando la goma con un tarugo, pese a que “la pinza esta” no era ARB y le dificultaba la faena.

En seis o siete minutos estábamos nuevamente andando y alcanzando a Elsa y Eduardo que se encontraban pululando en la Laguna de los Pozuelos y nos lo comentaban todo por radio.

Un rato más adelante, todavía camino a Laguna Pozuelos, la Toyota Land Cruiser de Andy experimenta una rotura en la manguera que comunica los dos tanques de combustible que posee la nave. Apremiados por el tiempo, pues (supuestamente) nos esperaban en Santa Catalina para comer y dormir, el team pone manos a la obra y con su caja de 100 kilogramos de herramientas solucionan el problema en 8 minutos con treinta, distraídos por galletitas de las dulces.

Por ese camino, que no mostraba cambios significativos de altitud, llegamos cerca de las 21 horas al pueblo de Santa Catalina, uno de los más septentrionales del país, enclavado a 3.800 metros de altura (ideal como para aclimatar) y contando con una población estimada de 2.000 habitantes, aunque son muchos menos los que uno ve y percibe.

Doña Rosa, quien fuera a alojarnos y alimentarnos, tenía la casa llena de familiares, por lo que se tomo la molestia de conseguirnos lugar en una simpática hostería de dos o tres cuartos. Nos procuramos alimento, un pollo al limón con fideos crudos y sin más nos fuimos a dormir en esos cuartos pequeños de cercanas camas sabiendo que nos esperaba un día largo y difícil.

El resto del viaje en el blog de Johann Sparragus: portierraporlatierra.blogspot.com

Acerca de Johann Sparragus

Mi cartel 50, por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

No caigas en la tentación de rememorar el tiempo, de fijarlo y festejar el paso del mismo. No vale la pena, lo sabes, aunque no te guste, aunque no lo aceptes, aunque la sangre te pide lo contrario, convéncete y vive de acuerdo a lo que en tu alma anidó tu cerebro. Piensa, y trata de sentir de acuerdo a lo que piensas, porque si el corazón es grande, no lo es más que tu mente, deja la cursilería barata y asume que un nuevo tiempo de desprendimientos te esperan, a la vuelta del pasto roto, el pozo del abismo, los ojos azules de un doberman bastardo.

Soy un cuerpo extendido al mundo, soy lo que queda luego de toda destrucción, soy el último eslabón hacia el nuevo espacio.

Acaso se lo lleva la que menos le cuesta.
Halló en ella más fácil la vida ya pesada.
Todo cerebro activo lleva un alma quebrada
Y el hombre, en las mujeres, busca un poco de fiesta.
Alfonsina Storni. Y agrega la tercera.

Aquí es lugar sagrado, la violenta tempestad del espíritu, donde nadie llega sin estar dispuesto a todo. Aquí es donde los músculos se tensan, donde las colinas son montañas. Aquí las manos están curtidas por piedras, cuero y sal. Aquí los ojos ven mejor, porque ocultamos a los niños en la oscuridad hasta que cumplen tres meses de vida y el iris cierra su desarrollo. Aquí el lunes dura cinco días, el viernes, dos, y el domingo nadie habla demasiado.

El cierre de campaña es siempre bastante demoledor, sobre todo para los “representantes finales”. Este año sólo quedaron dos partidos, por lo que la competencia final se realizó entre dos personas. El representante final del partido verde limón y el del partido naranja vieja se encontraron en los límites de Efrat, donde se inicia la hierba. La tradición obliga a cada partido a elegir un representante (el representante final) sobre el cual recae el cierre de campaña. Cada partido tiene una serie de músicas que lo identifica, por supuesto, bien pegadizas y de letra bastante burda, pero eficaz para canturrear por los bares antes de ejecutar las necesarias hurras madrugueras.

Bien, las caravanas se dieron cita a las siete de la mañana, y cada partido levantó una muralla de veinte bafles, 1.000 watts reales de salida, una belleza. Las murallas se levantaron una frente a la otra con cincuenta metros de distancia, todo el séquito de adherentes de uno y otro partido se colocaron detrás de su muralla correspondiente junto con el disc-jockey. En frente, a una distancia de cinco metros, se sentaron los representantes finales.

Así, cada representante tiene la muralla de bafles de su partido cinco metros detrás, cuarenta metros enfrente a su adversario, y cuarenta y cinco metros delante la muralla de bafles de su contrincante de turno. La ceremonia se inicia puntualmente a las ocho de la mañana, cuando cada partido hace sonar a todo lo que da el himno que lo caracteriza. Luego del himno inicial, casi todo depende del disc-jockey, quien irá poniendo las músicas que crea necesarias para vencer al partido contrario. En esta última prueba no existe un ganador oficial, pero si uno de los representantes muestra mayores signos de disgusto que el otro, se considera como perjudicial para su partido, y esto muchas veces ha terminado en una corrida de votos, y otras en un advenimiento de los famosísimos indecisos. Porque el representante puede mostrarse irritado, pero en esa irritación puede notarse a veces verdadera inutilidad, o un sentimiento de ofensa por la vulgaridad de lo que está escuchando. Así, de una imagen de aturdido puede llegar a una de víctima, lo cual puede favorecerlo extremadamente, aunque es una posibilidad remota, dada la calidad neuronal de los asistentes, y del propio representante. Otras veces, alguno de los partidos, o ambos, dañan una buena parte de los bafles, de manera que el sonido salga sin bajo, volviendo a la música horriblemente estridente, y es aquí donde los representantes más se lucen, porque no sólo deben soportar el nivel escandaloso de decibeles, sino también un sonido pésimo.

La ceremonia termina a las siete de la tarde, por lo que se trata de once horas de música por detrás y por delante, y con sólo la figura de un representante adverso enfrente como símbolo de la especie. Quede claro que durante todo este tiempo los representantes no pueden ni beber ni comer, aunque se les está permitido levantarse de sus sillas para realizar sus necesidades fisiológicas (a este respecto, la práctica consiste en que cada representante se traslada hasta la mitad exacta del terreno, y ahí, despojándose de las ropas, defeca y orina con diversidad de estilos, expresando su repudio o cualquier otro tipo de sentimiento que pueda hacia el adversario). Por lo demás, el resto de los participantes se limita a ubicarse y permanecer detrás de los bafles, alentando al disc-jockey, quien por lo común no tiene idea de lo que ocurre allende los bafles, puesto que ni a él ni a los adherentes se les está permitido siquiera asomar la cabeza al terreno.

Finalmente, luego de once horas de polkas, óperas, conciertos, villancicos y cánticos de hinchada, termina el cierre de campaña. Cada partido retira a su representante, que se encuentra por lo general en un estado de estupidez envidiable, estimulándolo primero con palabras, y luego golpeándolo (es parte de la tradición) con palos para que hable y relate la jornada, y es en base a esta narración que cada partido juzga si ganó o no en el cierre de campaña. Sin embargo, dado el estado de los representantes, que apenas atinan a decir una que otra palabra, y dado el nivel de comprensibilidad del resto de los participantes, es frecuente que cada partido se retire convencido de que ha ganado una gran cantidad de votos.

Dos días después se realizan las elecciones, con absoluta calma y en medio de un clima más bien alegre. Nunca se han registrado hechos de violencia, ni insultos de ningún tipo, nunca hubo acusaciones ni detracciones, ni nada que pudiera provocar una alteración de la paz. Al tercer día se dan a conocer los resultados (que son inapelables), y el nuevo presidente, junto con su representante final, pasea por la avenida principal de la ciudad saludando a sus adherentes. En tanto que el presidente del partido derrotado, junto con los suyos, se encarga de romper minuciosamente cada uno de los huesos de su representante final, el cual, semimuerto, es depositado en las afueras a su suerte, donde finalmente muere olvidado por todos bajo un cartel que dice “por inútil”.

—¡¡¡Baal!!! Prepara mis ropas, ¡marsupial decrépito! ¡¡¡Gabrieeeel!!! Algo de música, por favor… Sí, Baal, lo sé, pero aún así selecciona algo de amarillo, bordó y azul. Ajá, sí, vamos a probar.

Esta noche tendré que elegir, también habrá elecciones dentro de mí. ¿O seré elegido yo? ¿Coincidencias de elección? Probabilidades nulas, cada quien toma lo que puede en la medida que en verdad lo quiere, cosa de no terminar en las afueras… jajaja.

¡Bum bum bum ea! Creí que eras pura miel, producto de abejas, amor de zánganos y reina promiscua. Te busqué por las calles de cera, prestando verdadera atención, pero no estuviste, faltaste a nuestra tácita cita citadina y eso, no se hace. Ahora no estás, y yo que pensaba llegar a un acuerdo contigo, ya sabes, esas cosas que ocurren de madrugada. Pero ni modo, será otra la compañía, otros brazos y otros besos, hilos de colores diferentes. Por ahí la clave justa, músicas iguales en casetes diferentes, y en otro punto de otro lugar esa misma música sonando entre cuatro paredes, cuatro bafles gigantes y mucha gente, cerveza, cigarrillos y el cruce de miradas, el reconocimiento en el casi furor, un detenerse y reconocer. ¡Ea! Cuando los chicos se portan mal.

Viernes de delicia. Alfonsina, si estuvieras por ahí, si pudiera encontrarte de este lado del tiempo, aquí, más cerca, al alcance de mi deseo… pero tampoco vos estás, ¿y qué me queda? Hoy dejo el castillo, la fiesta de anoche fue como debía ser, buena. Pero hoy, esta noche, las cartas se jugarán y me echaré a correr por el asfalto, velocidad y música, perfumes y bebidas, eso que algunas veces es necesario porque se quiere, porque en el fondo está bien, porque nunca estuvo mal, porque se me da la gana, la verdad. De manera que se quedan en el castillo todos, Baal, Gabriel, Philip Glass, Puccini, Tchaikovski y Scharwenwa, Nietzsche, West y Láinez, todos bajo llave, detrás del puente. Esta vez cruzo el puente yo, esta noche me ofrezco a quien pudiera animarse a comprarme por unas horas.

¿Mañana? Mañana será mañana, el mañana es una idea, una posibilidad, y ya veremos qué ocurre, qué pasa y qué transita. Si habrá arrepentimiento (como les pasa al resto) o si habrá ese sentimiento de burla y menosprecio, nada fuera de lo extraordinario, todo dentro de lo previsible, a menos que se dé el cariño certero, la crueldad de la ternura, eso que luego se convierte en ancla, eso que te arroja hacia abajo, que te eleva hasta el fondo de un alma ajena. Paso.

Sin complicaciones, entrega sencilla, plena y sin rodeos, y por favor dejame escuchar esta música, que no vengo a menudo.

Quedará alguien en casa, a uno le faltará edad, otra estará “castigada” por llegar tarde la noche anterior. Y en la cadena de desenlaces, disgustos y reconciliaciones, habrá olas que sobrepasarán las previsiones, y en la cresta de cada una de ellas destellarán los nombres que harán historia, que serán parte de mí, como el mío de ellos. Una fusión caliente, como la piel, una intromisión desenfadada como una lengua en otra boca, mientras hay que pensar en este detalle: “no dejarse atrapar”.

Hoy es viernes.

Acerca de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

Soy / Enésimo poema de amor / Amores perros: Poemas & fotografía de Arantza Gonzalo Mondragón

Soy

Soy

un escombro mutante,
un embarazo de alfaguara,
una prometedora asepsia
contra desilusiones.

A veces rozo la frenopatía,
la blancura siniestra que habita el balneario.

Pero a pesar de todo
mi corazón supera a mi cabeza
y a ratos soy feliz
cuando en mi pecho cantan horizontes de pájaros.

He aprendido a ser honesta, tanto,
que cada día estoy más sola.

Y tan contenta.

Enésimo poema de amor

Cada tiempo sin ti se va sumando
a una triste rutina de carencias,
a un cúmulo de siglos

desangelados

y sigo aquí, esclava de la inercia
andando por un campo de granadas,
sin ases en la manga, con la mirada al frente
viendo de nuevo cómo barajea el destino
las cartas que jamás ganan ni pierden,
sino que solo abultan la baraja.

El amor es siempre un horizonte
nocturno
porque en la oscuridad también late la vida.

Amores perros

Tanto te amo que te estoy matando
y quiero que te alejes
porque no te merezco.
Pero si por casualidad te vas,
si un buen día te hartas y te vas

yo
me
muero.

Has de aguantar mis exabruptos,
mis ataques de crueldad
con sumiso estoicismo
y morirte por mí
hasta que yo decida cuando voy a matarte.

¿Y el amor dónde está?
No sé, llama a otra puerta.

Acerca de Arantza Gonzalo Mondragón

Despedida / Hoy no quiero tristezas / Ignorancia, por Carmen de Tomé

Despedida

Hoy no puedo ser otra cosa que lo que escribo
y me dejo imbuir por este invierno
que me traspasa.

La decisión ya está tomada,
retornáis a donde vinisteis.
Y os digo: ¿qué haré sin vosotros?

Me repito a mí misma que no quiero despedidas,
que ya tuve bastantes,
mas éstas nunca son suficientes
para el destino tan voluble
que nos atrapa.

Y el aliento se agota de tantas veces que intento
afectos duraderos y lazos invisibles.

Me decís que nunca olvidaréis lo que vivimos,
pero no es cierto,
todos olvidamos para sobrevivir.

Pienso en tus niños, a los que no veré crecer
y me pregunto si recordarán mis besos,
intuyendo la respuesta.

Hoy no puedo ser más que escarcha
y no quiero tender manos ni abrazos
que sólo serán recuerdos
de lo que fuimos.

Hoy no quiero tristezas

Hoy no quiero tristeza en mis manos cansadas
ni llantos de pobreza que me agiten por dentro,
hoy quiero ser distinta, salir de este epicentro
que me marca las pautas con preguntas calladas.

Y huyo de lo absurdo, crónicas desfasadas
que provocan en mí un fatal desencuentro,
y a pesar de intentarlo, sólo me desconcentro
sin saber el porqué de estas luchas armadas.

Ya me cansé de tanta aflicción permanente
y pretendo ser gesto sincero que provoque
la sonrisa en tus labios arcanos y profundos.

Por eso me requiero vivir en el presente,
suplicando a mi piel que el amor se desboque
para mostrar miradas y deseos fecundos.

Ignorancia

Vivir en la ignorancia por costumbre,
saberte tan minúscula a ti misma,
sintiendo la conciencia como un cisma
que lejos de saberes te apenumbre.

Todo debido al ego que salumbre,
se revuelve formando una marisma
donde el verbo carece de carisma
sin nada talentoso que lo encumbre.

Qué absurdo ser feliz en las aceras,
desde allí no se alcanza a los luceros,
ni el sol calentará como concibes.

Camina lenta aunque sin esperas,
buscando sin cesar por los senderos,
que tu voz se revele en lo que escribes.

Acerca de Carmen de Tomé

Poética del arrebato (Antología Ultraversal), por Morgana de Palacios, con prólogo de Alejandro Sahoud

Este libro es un perfecto ejemplo de cómo autores de diferentes etnias, nacionalidades, costumbres, educación y condiciones sociales pueden llegar, a través de un mismo idioma, a congeniar poética y humanamente desde su particular idiosincrasia. Está dirigido tanto a los lectores amantes de la poesía de nuestro tiempo como a los que se inician en cualquier camino literario, y también a los interesados en la riqueza léxica del español, a los traductores y a todos aquellos que deseen ampliar sus conocimientos sobre la enorme diversidad idiomática de los países hispanoparlantes.

Es una brillante alianza intercultural a través de la palabra como nexo artístico. Un libro de identificación y búsqueda, escrito para abrir puertas y ventanas emocionales de vital sugerencia en las paredes de cada intimidad.

Prólogo

Me han elegido, o debería mejor decir, he sido honrado con la misión de prologar este libro. Prologar, escribir el prólogo, comúnmente se entiende como escribir un discurso que precede a la obra, en el que el prologuista intenta presentar o explicar al público lector los contenidos de la misma. Explicar una obra conlleva el riesgo de que quien la prologa trabaje en función de su propia subjetividad frente a ella, de sus emociones y de sus símbolos, por lo cual, explicar algo querido, algo que se ha amasado con las manos y en lo que se ha invertido toda la potencia creativa de la que se es capaz, es como hablar de un hijo. Entonces, no explicaré. Presentaré, con aquello que posee el hecho de presentar: gesto y voluntad de acercamiento.

Provocación. Desafío. Así podría calificarse la actitud común o estratégica que define a una vanguardia. Hablo de vanguardia como desafío a lo canónico estableciendo parámetros que no desarticulen las formas expresivas pero que al mismo tiempo irrumpan expandiendo los límites materiales y simbólicos de lo clásico hacia el tratamiento innovador en el lenguaje, como una rehechura de la realidad de la palabra.

Acercarse al autor con códigos alejados de lo preconcebido para un espacio literario virtual, constituyó en Morgana de Palacios lo fundacional de esta esfera diferente.

Ultraversal es, entonces, un espacio creado por una escritora para escritores, donde el autor se reconozca, además, como lector, en un plano de igualdad jerárquica y este hecho le motive en ambas direcciones: la emoción creadora la emoción participativa.

En Ultraversal, como entidad literaria de vanguardia, la premisa básica es la calidad, calidad que se ofrece como un hito diferenciado claramente de la producción literaria inserta en la virtualidad, transformándola en un referente a la hora de medir el valor de un espacio literario. Esta calidad se obtiene a partir del conocimiento de la disciplina artística que se desarrolla, porque un poeta o escritor que no sabe ni leer ni defender correctamente una obra, suya o ajena, siempre se encuentra en desventaja. La calidad se obtiene partiendo del trabajo de conocimiento conjunto. Trabajo del taller técnico y de taller lector, para que los que integran esta corriente literaria cuenten con todos los recursos disponibles para el ejercicio cabal del arte de escribir y del complejo arte de leer y comprender a otro autor. Esto hace a la formación natural de un escritor.

Decía al comienzo: provocación, desafío, incitación. Así se define el “arrebato”.

Podríamos definir entonces “poesía del arrebato” como la expresión que nace, fundada en el otro, aún en el otro que lleva todo autor consigo y que se anima a descubrir a partir de la motivación. La necesidad de la expresión genuina, obedeciendo a la provocación del pulso general y del pulso íntimo, es una característica de los autores reunidos en esta Antología en la que se funden poetas de diferentes registros y coloraturas, de diferentes enfoques y tratamiento poéticos, de diferentes ejercicios y propuestas artísticas, pero bajo un signo común: la búsqueda de la excelencia, de la nueva semántica textual, de la innovación de lo clásico pero trasladado a la lengua, como ente vivo y en constante expansión. Porque si en algún momento la lengua, para ser poesía, deja de ser “lenguaje” abandonará su entidad de espacio donde la plenitud de todos los sentidos se revelan.

Los poetas que aquí se leen, han hecho del desafío Ultraversal la expresión de su propio arrebato, por lo cual, Ultraversal configura un registro altamente poético que se constituye en una obstinación, la de perseguir una forma que a veces anuda y a veces, sencillamente, se dispara.

Acerca de Morgana de Palacios

No sé si estoy / Algo de febrero / Carta para mi hijo, por Alex Augusto Cabrera

No sé si estoy

miro el reloj
una y veintidós ya es otro día
el Discovery pasa su serie del perfecto orden
siete sherif gorilas contra un preso
cambio de canal y el ozono se sigue derritiendo
Maravillas Modernas me espera en el canal de historia

solo pienso en mi hijo
tanto mar tantos lustros tanta ausencia

nada cambia y yo sigo esperando
bebiéndome la una a las tres quince

la vida es muy difícil si estás preso
yo solo sé que hay catorce inviernos
y demasiada nieve en cada uno
sin hijo sin madre y sin espera

el buen reloj cambia otra vez
su malnacida hora

todo será después
es lo que me sobró del otro siglo

God bless América

estoy aquí

en esta cárcel light

Algo de Febrero

no me duele el adiós me duele el nunca

febrero nuevamente que golpea
mis ganas de correr

a tres pasos comienza la montaña

arriba allá muy lejos
de esta tierra que piso
hay una gran señal que alumbra verde

las dos y dieciséis sigo esperando
marzo es otra renuncia
y en este gran silencio
mis ansias y mis manos se hacen viejas

todo está solo aquí
solos los sueños
la vida que dejé
y el sexo en pausa

cada quien a lo suyo yo a mi tumba
es otra madrugada y voy sin fe

pero a las seis regresa lo de siempre

Carta para mi hijo

Dios sabe que elegí otro camino
Dios sabe que lloré
moqueé aquí como un perro
de fracasos no hablo
de reencuentros quién sabe
acá puteamos todos
las horas del reloj
la cama sola

mañana siempre es luego
nada dura
sin embargo
por favor ten en cuenta
que tu padre luchó con tanto nunca
con días repetidos con mil sombras
que llegaban de allá de tus tres dientes
de tu primera lágrima
de los golpes
de tu segundo veinte en el cuaderno

era un padre feliz y eras mi niño
hoy eres todo un hombre
y yo aquí
sigo siendo un tal vez
en el minuto nuevo de esta hora

no te pude ayudar con tu tabla del seis
con tu segunda novia con tu rabia
de ser un hijo solo
pero estoy
como la voz que jamás se marchó
y a nueve mil kilómetros
te amo

llora cuando me escuches y recuerda
que soy el otro uno
aquel que te engendró para que seas
mi última palabra en este exilio

moriremos los dos mas nunca olvides

que tu padre no huyó

Acerca de Alex Augusto Cabrera