SONETOS

In memoriam

Gerardo Campani – Argentina

El idioma francés

—Quesquecé?—Celagom’e. La pregunta
un poco, y sobre todo la respuesta,
nos sintetizan y compendian esta
metafísica lengua. Aquí se junta

la ciencia con el arte, que barrunta
el lacanismo zen en unas fiestas
de máscaras, de sumas y de restas
de gran madeja y de ninguna punta.

Con el telón monumental de Chartres,
la crema intelectual de nuestros númenes
pergeñará novísimos resúmenes

de los Lyotard, Foucault y Jean-Paul Sartre.
Y mientras los sajones son los malos…
¡escriben y declaman nuestros galos!

(De su libro: Flatus vocis)



Vicente Mayoralas – España

Perdido

Hoy llevo tanta prisa, que adelanto
el paso para ver si me reencuentro
con ese otro yo que fue a mi encuentro
y juntos nos perdimos entretanto.

Cuánto paso mortal, cuánto quebranto
en ese caminar de fuera adentro,
en una regresión al mismo centro
donde yacen las huellas del espanto.

Buscar y rebuscar y no encontrarme.
Seguir y perseguir tan sólo sombras.
Caer y recaer conmigo mismo.

Esta es la cruz de mi tragedia: fiarme
de tu voz, compañero, si me nombras,
sabiendo que procedes de mi abismo.



Alejandro Salvador Sahoud – Argentina

Luz y maleficio

Una mujer de luz decapitada
avanza prodigiosa
hecha de alteridad como una cosa
prudencialmente efímera si alada
es sonoro animal. Crece su rosa
de páginas de sal. Despetalada,
su boca tormentosa
hace nacer un dios por madrugada.

Una mujer de luz cumple el oficio
de la sabiduría.
Ciñe su amor a mí como un cilicio
que la vuelve sangradamente mía.
Yo soy el maleficio.
Suya la hechicería.



Manuel Martínez Barcia – España

La patria insalvable

Siempre quiso tu vida saberte ingobernable
-con vocación de luz sembrada en la utopía-
buscándote de frente, por si hubiese algún día
turbado por dolor entre lo deseable.

Corazón de mujer por arma incontestable
enarbolaste tú la gran melancolía
y lo enjuto del ser por toda compañía,
igual que la bandera de una patria insalvable.

El viento de la noche gira sus remolinos,
desordena los pasos que ahondan los caminos
con las huellas del sur tan sólo por herencia.

Eres símbolo ahora, raíz entre los pinos
que señalan la ruta de antiguos peregrinos
a templos del placer, o acaso coincidencia.

SONETOS

Morgana de Palacios

Pájaros

No me quedan más pájaros en la imaginación,
huyeron de la quema en este Agosto ardido.
Se han llevado mi rostro, mi nombre, mi apellido,
las ganas de latir del corazón.

Ya no reparto pájaros para la rebelión
de todas las razones que matan el olvido.
Se me resiste el aire al vuelo desabrido
y el alma se resiste a la emoción.

Estoy pagando caro el íntimo arrebato
por no leer la letra pequeña del contrato
que firmé este verano cuando me volví loca.

Jamás decir te amo, en serio, al contrincante,
no te hará más feliz, pero es más elegante
que amanecer sin pájaros que beban de tu boca.



José Luis Villena

Plenilunio

Tan callada la hora, tan dormida,
tan ayer el olvido y el recuerdo,
casi tibia la albura en la que pierdo
el escaso relieve de mi vida.

Soy la sombra que encuentra la salida
por el lado contrario, por lo izquierdo,
y en la noche que vuelve loco al cuerdo
busco la magia negra, la prohibida.

El aire lleva tinta y me supura
el aliento de voces nocturnales,
que silabeo con mi lengua oscura.

La luna con sus nombres desiguales
me murmura en la boca y la blancura
se ahonda en mis penumbras abisales.



Manuel Martínez Barcia

Negro e impar

También a ti tendrá que sucederte
lo que nos precipita contra el muro
anunciando el latir de lo inseguro
con manso corazón sobreviviente

y esa lidia constante de la suerte,
enigma en la ruleta del venturo,
su interminable azar, y de lo oscuro,
mañana en la intención con rumbo inerte.

Y también te dirán que es utopía
hollar el porvenir con tirafuera
por ver si la fortuna es doblegable.

Las puertas del destino, llave un día,
cerrarán para siempre su frontera
contigo al contraluz más insalvable.



Jordana Amorós

Extenuación

Esta gravosa cruz que llevo a cuestas
es a ojos de todos invisible
y el que no tenga el cuerpo para fiestas
a muchos les resulta incomprensible.

No debo sucumbir bajo su peso,
lo sé , ni analizar si en el camino
agreste que recorro, cada beso
de sus piedras resulta más mezquino.

¿Pero quién no cuestiona a cada paso
si no es mejor que acabe la agonía
cuando el dolor rebosa de su vaso?

Yo agoté ya ese cupo de energía
que te exige el vivir viendo tu ocaso
y seguir siendo fiel a la alegría.



Los autores

Morgana de Palacios
José Luis Villena
Manuel Martínez Barcia
Jordana Amorós

VERSOLIBRISMO

Manuel Martínez Barcia

Jaula de otoño

Ser, en jaurías de gritos,
casi a solas,
en la sombra de nadie.

El vacío en oleadas
sin límite.

Frío, otra vez, otoño
en la nada.


El exilio del fuego

Si hubiera en mí un tsunami capaz de otro destino
sin nadie a quien ahogar,
sin abismos de sed que me silencien…

Pero no, sus corrientes,
apenas la existencia de otro clima,
la sanación errónea de mi piel,

instantes de quietud,
algo de libertad,

pulsiones de esplendor que justifican
el exilio del fuego.


Fábulas de nieve

Mantengo en cuarentena
mi amor por Blancanieves
y a todos los enanos,

excepto al gruñón,

por su eterno reproche,
porque le dan lo mismo las mujeres
los príncipes y espejos
y la eterna obsesión de alguna canciller, (quizá fuese la bruja)

saber si la más bella
se ha teñido de rubio
o es esa morena del peine envenenado
que dio a un pretendiente
corazón a destiempo. Y para su extravío
también una manzana
y zapatos de hierro
que luego fue cristal
recalentado.

Ya sé que mi versión
no corresponde al cuento (fielmente).

En ciertas ocasiones
disfrazan a los niños de dóciles enanos
y los juntan de a siete,
un coro entre paréntesis cantando
diálogos de falsa realidad
azotada por esbirros del silencio.

Tan sólo aquel gruñón
es un rojo desorden,
el grito de un esclavo que no acepta
la cruel tiranía
de un reino rebosante de plebeyos

que roban y proclaman
con fábulas de nieve sus mentiras

… o una prima de riesgo?

José Luis Villena

De rodillas

Mientras me inclino calla en mí la ira,
se amansa el griterío y la desesperanza
y no me queda más lugar que el recogimiento,
más medida que este cuenco de carne,
ni estar que no sea mi propia vida postrada
bajo el haz de la vidriera
que me brinda el amparo de su espejismo.

Sólo al rendirme al miedo inevitable
se sosiega la furia como algo ajeno
y el esperpento transforma la gramática
de todo lo que temo en todo lo que digo,
mientras mascullo el puro disparate
y los nombres del pánico
en un murmullo impensable y subyugado.

Arde la hez del silencio en los cirios,
arde como un tiempo de cera y humo
imposible de entender si no es ardiendo
como una vela dúctil,
como una llama desprovista entre las sombras.

La vida aquí no es eterna,
pero es de piedra fría y susurrada,
de piedra esculpida por el vaho de las oraciones
nacidas de la fe de un sindiós
que pende de la angustia de estar vivo,

mientras alza sus rezos sin consuelo,
mientras vacía la boca de temores,
mientras llora su muerte de rodillas.


Message in the bottle

De la muerte de hace un rato vengo,
improbable y redivivo,
de la mirada sin párpado
que todo lo sabe y que todo lo ignora;
vengo del don del azar,
y de mi propia costilla,
de la apuesta al sin par mecanismo
que sostiene mi luz y mi historia,
toda ella,
en el aire.

Lo más exquisito, la voz más lejana,
en el aire,
como si del humo fuera cuanto digo
y se me escurriera el tiempo en mantenerme
sobre un equilibrio que no existe.

Aun así, hoy es veintitrés de Abril
en este lado del mundo
y es el año dos mil cinco.
Para quien lo lea. Queda escrito.


El azar reparte inicios


Si estalla la exactitud de la sabiduría
y el fiel de la justeza
es como un traspiés en el abismo,

si amanece poco sol
y es de piedra, bajo, mineral,

si el tiempo reza
el viejo artificio de los segundos
y la noche aún no viene,

si jura en vano significados la palabra
y el silencio llega a las puertas de la nada
y es nada su pálpito
y es nada su sombra
y nadie de nadie es,

entonces el azar reparte inicios
y lo muerto muere de nuevo
y en el vientre del mar estalla el agua.


Así el azar,
así el milagro,
así el orden sucesivo del misterio.

Manuel Martínez Barcia

Selección de poemas

Origen y exterminio

Necesito idear
un yo interpretativo del amor
sin llave en sus compuertas,

una imagen de ti

que sea irrenunciable cercanía
capaz de ser adverbio,
de modo, de lugar, de negación
si tú fueras apenas, casi, nunca,
el no de lo absoluto.

No pudiste escuchar mis oraciones
mientras éramos luz, el pulso creador
de lluvia estéril, pacto perdurable
de algún inexistir
en noches de recursos sin alzada.

Preciso creaciones que sean abstracción
fingiéndote invisible en mi materia,
temblor, ilusionismo, paréntesis que ocupe
este origen febril,

tan ávido ecuador de tu exterminio.


Las formas del aire

Hacia donde orientar
esta cálida luz
que pretende metáforas de ti
sembrando agitación en mis palabras
mientras los versos vuelan
las frágiles ideas de las ensoñaciones.

¿Acaso eres la ruta del amor?

Después de caminar por tu noche mis pasos
me basta con sentir la soledad que despiertan las flores
cuando tú eres mujer y el único atributo
capaz de ser escrito en un poema.

No sabría medir
la distancia que une
ese ir y volver
que atrae los sentimientos
y luego despereza.

Albérgame en tu sombra,
yo seré corazón
y hélice y válvula
y aliento

ese ardor tan fugaz que siempre te ilumina
y es bautismo de ángeles con sexo,
vigilia de tu nombre y la merced
de las formas del aire…


A pluma rota

Porque tú eres la piedra donde yo soy tropiezo

metaforicamente, diríase caer,
a paso cambiado, sin riesgo a fracasar
el límite absoluto, lo que repta el amor
sin huella en las alturas
.

Porque ambos fingimos ser pálpito de luz
mientras sueñan los cuervos
el tiempo de un poema,

porque yo soy guión
y te conozco actriz,
sobreactuando siempre,
veraz a tu manera.

Por estas tan inútiles razones
hoy pretendo extravíos,
la búsqueda de mí
sin que sangren palomas los aires de mi vuelo.


El norte de la rosa

Ayer estaba herido de locuras,
de ilusiones negándose a vivir
los tiempos que más amo.

¿De qué vale un ardor sin alegría,
silenciado en lo estéril que enfebrece
fulgores de la nada?

Gracias por este norte que oloriza
la brújula del sueño,
también la rosa virgen que liberta
lo esclavo del placer
sembrándome en la flor que lo perdura.


Des-atadura

Ya no me pesa el alma,
es como si por fin nos libertasen
de aquella esclavitud,
del abismo tan hondo que labramos
a golpes de insistencia, sin apenas minar
vetas del corazón,
sembrando la espesura en lo infeliz
sin frutos de esperanza.

Ya no duele el dolor,
me deshojo en tu piel, mientras náufrago escucho
el vacío del mar,
la silente inmersión de nuestra nada,

efímera la luz
nos desconvoca,
no hay sales en sus lágrimas
ni amor que las realce.


Pastoral sin nadie

Son mezcla de intuición y de lejura,
de relojes sin horas y mentes enceladas
en la promiscuidad de amoríos sin nadie.

En ellos las pasiones
sueñan que tiempo y luz son compañía
de un lápiz que gravita soledad
sobre un papel en blanco.

No hacen falta razones en su luna de miel,
ni siquiera invitados que engrandezcan
festejos por venir
cuando lo apalabrado ya es memoria.

En los poemas pueden contemplarse
los ecos del silencio cantando lo inmortal,
una sílaba oculta
que emite resplandores en espejos de sol
y a tu sombra sucede.

(así es como te escribo mi temblor cuando eres ausencia)


Sentir lo Ultraversal

Crucé lo imaginario sin saber
qué fuerza me arrastraba con sus brazos
hacia un mundo irreal,
emociones sin mí en la existencia,
con otro corazón alguna vez
latiendo mi sentir
en pulsiones gemelas de un tiempo iluminado.

No es tan fácil hallar
los mágicos instantes de Dios en las palabras,

tan cerca del amor,
tan lejos de extinguirme de lo humano
que podría pecar de incongruencia
fingiendo lo que fui,

-un ángel asombrado en el espejo-

y un verso en la retina
mirándome con luz de mis pestañas,
aunque nadie lo vea,

aunque sean mudez
voces de poesía
tan adentro,

acaso pedernal cuando hay un fuego

(o tan solo palitos…)

Homenaje a Manuel Martínez Barcia

Querido Manuel:

hoy no puedo llegar hasta la cumbre
si es allí donde aguardas y contemplas al fin
la bahía del lado de los sueños
donde el mar te esperaba

y para mí se oculta en la vertiente
que tan solo iluminan los crepúsculos

mi camino se cierra en la espesura
ya cerca del lugar
que ahora te contiene

prometo que mañana intentaré
romper esa distancia con mis versos

retomaré el camino hasta el dolmen sagrado
que guarda entre sus losas las ausencias

desde allí la mirada
no entiende de confines

Mercedes Carrión

Emigras con tus alas más allá de los límites
y llegas a la altura del silencio.

Desde allí seguirás con nuestra historia
porque la vida no se ha dado cuenta
que siempre prescindimos de su mundo,
que nunca hicieron falta los sentidos.

Somos dos transgresores delirantes
que no aceptan las reglas de otro juego.

Tú sigue susurrándome palabras en las noches,
sigue con tu diluvio limpiando mi guarida
y habita en mi.

Juntos nos burlaremos otra vez
del destino.

Silvana Pressaco

El río de la vida

Flota su embrujo, fuego sobre el río;
llora el Guadalquivir, está llorando,
y me duelen sus lágrimas tan puras
que tan lejos de mí hielan mis manos.
Otro poeta duerme sobre el agua,
cruza la Estiguia solo, mientras tanto,
los lirios crecen altos en la noche
y un sol yace en sus libros sin amparo.
También mi lira tañe en la ribera
versos entre los sauces solitarios.
Sonetos a la ausencia de tu verbo,
poemas que se agarran a sus brazos.

Golondrinas oscuras de Triana,
comed mi corazón sobre la tierra,
mi rostro sin color, mis ojos blancos.
Mi esqueleto se niega a estar de pie
muriendo día a día sin descanso.
Cuándo se quebrará mi ser maltrecho,
porque el río me ahoga desbordado.

Mar García Romero

Un algo

Todo ocurre de ojos para adentro.

Un algo en el azul se nos opaca,
sin saber bien por qué , con ciertas pérdidas
y un poso de tristeza indefinible
gravita sobre el aire.

Hay modos de vivir,
al menos tantos
como vivientes , y cada cual estampa
—hosca o amable— su deleble huella
según su decisión sobre el camino.

Algunos, los benditos por la suerte,
nacieron para ser los paladines
de la palabra y defender su enseña
armados de belleza y poesía.

La muerte solo es una y nos iguala:
un mismo polvo para un mismo olvido.

Hay formas de morir y de quedarse
morando un poco más entre nosotros.

Cuando muere un poeta no se apaga
ningún astro ni tiemblan conmovidos
los pilares del cosmos .

Pero suspira un ángel
y se impregnan
de paz las cuatro esquinas del silencio.

Y algunos, los lunáticos de siempre,
nos quedamos un rato pensativos.

Jordana Amorós

El cuerpo tembloroso conmutó mis sonrisas
en lágrimas furiosas que no aceptan destinos
y se rebelan ante crueldades insumisas
que no saben de amores y que siegan caminos.

No habrá ningún adiós que pueda pronunciar
pues en mi corazón ya te alojé eterno
y los versos llorando solicitan volar
fugaces a tus manos con cariño fraterno.

Declino despedidas que te nombren ausente
y el alma se emociona de este dolor consciente
que desnuda callado mis profundas flaquezas.

Un poeta sin rostro dueño de lo versátil
enraizó sin querer de manera vibrátil
mis labios a los suyos que hoy respiran tristezas.

Carmen Jimenez

Escribir un poema
más allá de las sombras
y deshacer los nudos de silencios
que invaden y nos hieren las gargantas.

Deletrear tu voz muy poco a poco
como la deletrean tantas voces
e intentar ser semilla y ser cobijo
de esa mano que escribe
y acoge todo un cosmos con sus dedos abiertos

¿Acaso el infinito es suficiente
para este firmamento de poemas?

Salir y despertar a todas las ciudades
que siguen proyectando
la rabia y la tristeza en sus paredes
y recorrer las calles nuevamente
persiguiendo algún sueño.

Joan Cassafont Gaspar

Impro uan

Qué poco te entendieron, compañero.
Qué fácil y jodido era entenderte.

Agosto se agostó. Se hizo chiquito
como todo lo que se agosta, finalmente,
y me falta ese tul de tus poemas
y esa costumbre que instauraste en mí
de devanar mis sesos intentando hacerme a tus metáforas.

Nos enojamos mucho, compañero,
y nos gritamos mucho
o yo te grité mucho y vos pusiste esa cara de mártir
tan austera
que me jodía vivo y me hacía callar y repensar
«soy verdugo de un mártir».

Pero yo sé que nada nos debemos
`porque a pesar de todo, nos quisimos.

Te quise mucho. Para qué negarlo.
Te odié y te quise y te odié y te quise
y me hiciste enojar más de mil veces que siempre perdoné.

Te quise mucho y agosto se agostó como es agosto.
Costumbre de llevarse tantas cosas
que te llevó como un ladrón difícil
que encima, por robarte, te golpea.

Te golpea. Y te golpea mal. Y te golpea.
Sin piedad te golpea. Nos golpea.

Te quise mucho e igual te quise poco
y renegué de vos y renegamos, uno del otro, una y varias veces
en que nos insultamos
y terminamos en abrazos profundos y complejos.

Ahora me faltás, hijo de puta…
Que mal tan necesario te volviste.

Gavrí Akhenazi

Todo pasa y todo queda,
porque lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Te fuiste sin aviso, escribiendo quizás
el último poema, con la muerte en los dedos.
Y se quedaron huérfanas de golpe las mañanas,
los versos, las metáforas y todo tu paisaje
que ya era compartido, que ya era de nosotros.
Agosto se vistió de escarcha y de carámbanos,
nos vino a helar el alma, quebrando su verano.

Todo queda, mi amigo, más allá del misterio
de la muerte implacable, del destino inseguro,
tú estás entre tus versos que contienen la vida:
poeta del presente, acaso estudiarán
en tus versos alados, esa voz encantada
de secretos matices y humano corazón.

Y a mí, ¿quién me traerá los ecos susurrados,
cerquita del oído, de mi Antonio Machado?

Juliana Mediavilla

Tu voz ya estaba en mí, sobre este barro
no engendrada mi sed bajo tu soplo.
Yo era en ti una quimera,
un espejismo azul sobre tu tiempo.

Yo aún no era nada, entre raíces
de cepas soterradas, entre el légamo
donde estaban los granos de mi trigo
tú estabas preparándome el sendero.

Tu voz ya removía por mi surco
y apuntaba maneras hacia mí.
Hacía mi esperanza tu esperanza.

Ahora, de repente, falta el limo
y el poema me sabe a siempreviva.
Alguna vez, quizás, nos besaremos
en la limpia lujuria de la nada.
Dame la libertad
de quedarme sentada en el guijarro
y agrietarme a los soles de tu lluvia.

Yo soy libre, lo sé, tú solo esperas.
Tú que fuiste mi boca para el beso
me has dejado
en la nocturnidad más absoluta.

Isabel Reyes

A tu manera vuelvo, compañero
para ver si leyéndote me creces.
Dónde han ido a parar tantas preñeces
de amores de papel y de tintero.

Paso y te quiero, vuelvo y te desquiero
porque duele quererte tantas veces,
y me callo y te oculto y apareces
y te buscó y te anhelo y te requiero.

Tristísimo de ti por mí te invoco
buscando algo que incite tu presencia
sin dejar ni un segundo de llorarte.

Porque sabes de sobra que estoy loco,
loco de loco y loco de tu ausencia
y es que jamás aprenderé a olvidarte.

Vicente Vives

yo detuve mis versos con la tonta ilusión
de ver aparecer tus contrapuntos
tus versos cotidianos en el foro
Manuel acompañando
con ese interminable caudal de poesías
fluyendo por sus venas

no sé porque de pronto sin aviso
el reloj personal se nos detiene
con rebeldía y tristeza yo tengo que aceptar
que el tuyo se ha cansado se detuvo en silencio
este silencio pesa con versos sofocados

asómate en tu cielo déjame que te cuente
cómo la vida sigue con altas y con bajas
y aunque ya estemos hartos
nuestro reloj nos lleva
con su tic tac constante como si fueran pasos
que la vida esta dando con tacones

nos pone en el camino las pesadas lecciones
con sumas y con restas
nos remueve las costras de nuestras cicatrices
nos hace que sigamos el ritmo que nos marca
hasta que se detenga

tu voz se extraña como sol en día nublado

Eugenia Díaz

Manuel Martínez Barcia, in memoriam, por Mercedes Carrión Masip

En torno a Manuel Martínez Barcia

El árbol del embrujo de fuego: ilustración de Ovidio Moré en homenaje a Manuel Martínez Barcia

Se nos han ido el hombre y el poeta. Y una estela de amor y verso mantendrá por siempre su luz en esta casa.

Manuel Martínez Barcia nos ha mostrado su alma con excelente calidad poética, desde la pausa y la pasión, en una aparente calma que tensa su discurso embelleciéndolo, igual que lo sujeta a una somera estructura entre el espacio y el lenguaje, de una plasticidad  perfeccionista que roza en ocasiones la abstracción, especialmente en verso blanco, confiando no solo en la sensibilidad del lector sino también en su inteligencia.

Hay en la poesía de Manuel una emoción latente, un amor incontenido, un ansia de hablar no satisfecha que le impele a escribir en tantas ocasiones de forma compulsiva, movido de una necesidad extrema que en estas tristes circunstancias  parece revestir carácter premonitorio.

No era muy dado a confidencias pero desde su actividad continua en el foro   nos fue dejando ver su gran calidad humana, un talante sentimental, cercano,  y aquella facilidad casi angustiosa para pedir perdón ante quien fuere si creía haber cruzado alguna puerta sin permiso.

Amable y cariñoso para los veteranos como para quienes acudían al foro con la ilusión del principiante, no dejaba de mostrar su voz airada si pensaba que la ocasión lo requería. Entonces el color de su palabra se tornaba marea expresionista, espátula y pincel de trazo recio, dejándonos también sentir su fuerza.

Su empatía, generosidad  y afecto por Ultraversal, por todos nosotros,  se ha mostrado en lo cotidiano de su participación, en sus comentarios acompañados tantas veces de exquisitos poemas,  y en su entrega desde los contrapuntos que tanto provocó y llegó a disfrutar.

Nos deja como herederos de su voz y su pasión poética sin límites. Algunos de nosotros, además, hemos ido recibiendo a título personal generosos legados de su arte, valiosísimos, que seguirán fructificando, irrenunciables ya, en memoria suya.

Manuel amaba la vida en las personas y solicitaba abiertamente ser correspondido. Nos queda el consuelo de que sin duda se supo muy querido y admirado en este foro. Nunca le faltaron pruebas.

Para Manuel éramos y para él seguiremos siendo, gozosamente, su familia poética, la madre Ultraversal.

Mercedes Carrión Masip
Septiembre de 2015

Homenaje a Manuel M. Barcia

Selección de poemas

El 30 de Noviembre de 2013 Manuel Martínez Barcia escribió en el Foro:

Nunca he sido renglón de ningún libro, mi tiempo en poesía se limita al espacio de mi blog y, desde que descubrí el espacio Ultraversal, a compartir aquí vivencias y palabras con ánimo de ser encuentro en compañía.

No aspiran estos versos que ahora escribo a dejar unos surcos profundos, ni a ser del día a día, deseo o frustración, ni del dolor infiel, futuro o despedida.

Tan sólo en su interior, traspasar las fronteras de la luz, un viento del exilio que libere al lector de pesos y cadenas, acaso un desandar entre la gente, un bosque inesperado, una nueva galaxia o el brote de una estrella en éxtasis de dos… infinito su amor bajo palabra.

Mi signo, sin embargo, es su eco, mi voz en el cristal y tras mis reflexiones un perfil.

Bastaría un oasis oculto en mis quimeras, si no hubiese un mar de sensaciones que extiende su oleaje en la quietud, acariciando mis huellas en la arena…

Ahora, con vuestro permiso, que no celosa complacencia, quisiera dejar aquí, estos trozos de alma que algún día sembré surcando con mi lápiz los papeles, como un tragaluz de mi memoria convertido en deseo.

Acá de lo versal

Ha vuelto a suceder.

Me idean en la sombra
unas voces que omiten la ilusión.
Guiones de lo absurdo
y páginas en blanco de otra edad
que nunca leeré,
mi pasado imperfecto.
No tengo más historia que narrar,
ni mitos, ni leyendas.
Pero el amor no sabe de pedazos,
sólo mi alma se mantiene
a golpe de anhelos,
sin culpa, sin plegarias.

Aunque nadie comprenda que no es mía,
que sangra la locura de un poeta,
acá de lo versal,
luz de otoño que aviva la nostalgia
en las huellas del viento
y aurora boreal de lo que nace
tendido en las quimeras.

Hay nubes con silueta de alimaña
y buitres que carroñan la paz del creador,
dejadme abrir la puerta
hacia un mundo volátil,
las órbitas del bien cuando despierte
y devorad mis sueños,
la noche os pertenece.

De todo corazón

Mientras son desnudez las iras aparentes
que hicieron desabrigo en el amor,
la querencia en el mal
del yo más verdadero
en alguien que no fui.

Mientras, a media noche,
me despierto con culpa,
sin discernir apenas
la antigua vocación de amanecer
tan libre de pecado,
la presencia de un dios entre mis sueños
llevándome a la luz
de los mundos nacientes…

Mientras soy en la niebla testigo de mudez
que se finge invisible
para esquivar miradas al frente del espejo,
para ser corazón
que supo alguna vez tener amante
con el alma versal,
tan palpable su espíritu en mí mismo,
tan inútiles justas que hicieron miserables

mis ansias de virtud.

Acaso regalé
sin pretenderlo
al manso más pueril
para que fueran otros
causantes de la guerra.

Tan inútil costumbre

Es tiempo de elegir,
una vida pendiente, suicidio en lo que fui,
o la profanación del interior
saqueando del miedo la memoria.
Pero cómo olvidar la esclavitud,
esta luz del otoño contigo en su lamento.

Me hiere todavía tu impostura
en brazos del amor.

Aquellos paraísos alcanzables
que dejamos caer
en profundos abismos de la noche,
como un temblor de cielo sin fronteras.

No es preciso saber quién te convoca.

Atravieso la esfera del reloj,
tus huellas envejecen
y escribo una historia sin recuerdos:

Tan inútil costumbre
fingir que soy poeta.

Evocaciones

La escucho conversar en un siseo,
entrecortado y leve,
como los pensamientos que rehúyen
las razones de algún significado.

Y sigilosamente
abre mi corazón y se agiganta,
expande la mandíbula hasta mí
y ansía devorarme
con signos de tarot entre mis sueños.

Apenas soy del tiempo escaramuza,
lugar donde expiar lo que no existe,
para sobrevivir,
para que su tesón no venza mi memoria,
ni me aprisione Brecht
volteando los pájaros de luz
como si fueran dudas.

Acaso sea yo aquel Narciso
que habita en el espejo.

Responde, criatura:
¿Hablas tú con mi mente?

Mujer de barro y furia

Había en las palabras retazos de la noche
con huellas de cristal
delirando la luz de mis pisadas.

(De mí mismo)
robótica también
y abstracta, fantasía e intuición
según sea el cristal donde se mire.

No hay en su destino fijaciones,
salvo el grito del mar,
allí la voz es suya,

—porque se siente libre—

navegando espejismos del amor
que avista horizontes con un verso cercado.

No es fácil definir la resiliencia,
pero ella lo sabe,
para ser amazona sin espuelas,
caminito del alma
si hay hombre que le fuerce a ser guerrera.

Y podría seguir
difundiendo toda su antología
mientras Tauro enrojece
la sed de mis pupilas.

Pero hubiere de robar su talento,
ser letra de Morgana
y yo sólo soy luz cuando me asombra,
ardiendo entre mis ojos ese barro…

Los otros poetas

Ya sé que tú conoces el alma de un poeta,
su desnudo sutil
y esa pretensión de libertades
que buscan sobresalto si seducen
lo que la mente quiera,

—no hablo de recuerdos, ni de oír
esa lenta llamada sin voz al otro lado—

hablo de conversar
en memorias de nadie,
dormir las estaciones y viajarlas,
a veces en lo cómplice del frío
mientras la luna cae
silencios de una noche rutinaria
y otras con el fuego bajo piel,
las súplicas a un dios
que asombra y nunca llega.

Es posible que tú, si eres juglar,
conozcas en los signos del dolor
a los otros poetas,
a los que cada día el hambre sufren,
secuelas de la guerra,
el envejecimiento en la mirada,
la desesperación,
a los que el mundo da por excluidos
en cárceles sin sol
mientras ellos vislumbran abundancias
de amor por compañía,

esas etnias extrañas
donde palabra y luz son único deseo.

Nadie suple tu luz

He cubierto la etapa, cada paso insalvable
durante el recorrido que transita la pena
por espacios de amor y las huellas de arena
marcadas por relojes allá de lo insondable.

Crepúsculos de ti me hacen vulnerable
al sentir todavía esa piel tan morena
tupiéndome de sol la noche que la estrena
con la ilusión de ser apetito insaciable.

Todo es silencio ahora, nadie suple tu luz,
apenas los recuerdos asoman la testuz
para dar apariencia de tristeza y olvido,

la urgencia de latir el último reproche
y la amortización de todo aquel derroche,
inútil terminal del tiempo que se ha ido.

Amor, digo sin más

Abril se ha encarnizado por tu boca,
más caníbal que nunca, predador
original del fuego, fingidor
restañando la herida de la roca.

De tu labio extensión que nos embroca,
inútil el vacío de su ardor,
generar en su instinto poblador
ofrendas beatíficas si toca.

Sólo resucitamos en la luz
inframundos cubiertos por la espera,
no existe muerte allí, ni laberinto.

Mis brazos y tus piernas forman cruz,
apasionadamente sementera,
surcos nuevos de amor en tu recinto.

A pluma rota

Porque tú eres la piedra donde yo soy tropiezo
metafóricamente, diríase caer,
a paso cambiado, sin riesgo a fracasar
el límite absoluto, lo que repta el amor
sin huella en las alturas.

Porque ambos fingimos ser pálpito de luz
mientras sueñan los cuervos
el tiempo de un poema,
porque yo soy guión
y te conozco actriz,
sobreactuando siempre,

veraz a tu manera.

Por estas tan inútiles razones
hoy pretendo extravíos,
la búsqueda de mí
sin que sangren palomas los aires de mi vuelo.

Inútil mi presente

Los únicos demonios en este mundo son los que
corren por nuestros propios corazones. Es allí donde se tiene que librar la batalla.
Mahatma Gandhi

Imposible volver a los tiempos en calma,
abrir el corazón en lo contaminado
sin que sangre la herida puñaladas recientes
en sonetos que nunca se atreven a callar.

Hay una voz oscura transitando los versos,
en sus huellas el frío desnuda la testuz
fingiéndose verano, le arde la impaciencia
con que ha de irruir poemas humillados.
Yo soy en esta guerra destino de finales,
causa de la pasión que grita desde adentro
cuando sufre un amigo sin que nadie le atienda,
como rinde blancura la paz en las batallas,
como si fuera olvido,

inútil mi presente.

Poema final

Diles que mi vida fue maravillosa
Ludwig Wittgensten
Antes de mí, tan sólo inspiraciones
copulando quietud,
palabras de papel con que burlar
el asedio veloz
de lo imaginario.

Mas no podré saber
quiénes fueron sembrando
plantaciones de abril
mientras la sombra finge medialuna
y un verso en lejanía.
Soy margen desvalido en el final,
un apartado punto
sin reseñas de musas que otorgar
ni cárceles de piel que me cautiven.
En esta ingravidez,
en su calma sin noche,
ecos del escritor que fue leyenda
de lo que cumple luz
por tiempo hereditario

y me nombra,
como un instante en ti,
sonora libertad
si enmudecieras
la risa, el vientre

y todo.

Mercedes Carrión Masip para Ultraversal,
20 de Septiembre de 2015

Entrevista a Manuel Martínez Barcia, por Rosario Alonso

«La inspiración en mí es una constante, a veces una lucha
irrefrenable que sólo puedo combatir con el silencio”

Hoy en día la entrevista a Manuel Martínez Barcia, un vigués que estuvo afincado en Sevilla, cobra un plus de interés por el hecho reciente de su fallecimiento el 13 de agosto de este mismo año.

Él que tanto amaba el mar (murió estando de vacaciones en una localidad marítima de Huelva) me contaba para esta entrevista que le apasionaba “por arriba y por abajo” pues cualquier actividad marina le resultaba grata, ya fuese navegar, el surf,  el buceo y sobre todo sentir las olas en los pies cuando atardecía.

Contagiándome su entusiasmo nos hablaba también de Penélope, su moto. Perderse con ella era una de sus pasiones ya que descubría sitios nuevos, fotografiaba a sus gentes, el paisaje, y conversaba en las plazas sin saber exactamente en qué lugar se encontraba. Todo un aventurero.

A Manuel, dentro de las manifestaciones del lenguaje no verbal, le agradaba especialmente la mirada cómplice compartida con un amigo. Nos lo explicaba así “oír esas palabras que profesan los ojos sin que sea necesaria la oración ni siquiera el hablar y compartir los sentimientos a través de la mirada”. Resultaba poético hasta para expresarse.

Era un espíritu inquieto. Aparte de escribir tenía otras muchas aficiones, entre ellas dibujar a carboncillo, el cine, escuchar música, casi toda, de hecho tenía miles de discos en CD y no más por no disponer de sitio almacenable. También era un manitas al que le encanta pintar paredes, muebles y cualquier cosa antigua que se pudiera restaurar.

Le gustaba sentir el respeto a la vida de personas y animales, por ello adoraba estar al aire libre y rodeado de verde “en la naturaleza encuentro comprensión y bienestar pues es siempre fiel y está dispuesta al amor y a ser amada”, me contaba.

Imagen extraída del perfil de Manuel M. Barcia en G+

1. ¿Qué es para ti la literatura?

Para mí es la frontera que une realidad y fantasía, la luz del pensamiento, el cobijo, la inyección de vitalismo en mi yo espiritual, el placer de saberme cordón umbilical entre el hombre y su palabra, la búsqueda interior, eso diría.

2. ¿Desde cuándo escribes y con qué motivación?

No sabría decir con certeza cuando escribí por primera vez. De forma casual y tardía llegó hasta mis manos por azar una antología de Mario Benedetti, su lectura me fascinó, -ese tío me lee el pensamiento-, pensaba cada vez que concluía un renglón, era como si yo fuese inspiración interminable en su corriente narrativa, y así empezó a fluir en mí esta pasión.

Sin poder evitarlo, mis letras empezaron a surgir, primero en bocetos de continua inspiración que yo iba haciendo párrafo en cualquier cosa y lugar, kleenex, documento alrededor o en la palma de mis manos, para luego, siempre en la madrugada, juntar las hilaturas de mi mente por ver si era capaz de tejer un poema.

3. ¿Cómo definirías tu poesía?

Lo que escribo, no sé si realmente es poesía. Yo intento, con la técnica versal que de otros aprendí, conjugar reflexión con lo instrumental del pensamiento y después ser la voz, a veces inaudita y puro asombro en mí, de algo que parezca musical en la sonoridad de la expresión cuando el alma exterioriza y lo recita.

4. ¿Qué influencias literarias han marcado tu poesía?

A través de los últimos años he ido enriqueciendo los instantes de mi biblioteca con multitud de autores, he leído tantos, que no sabría decir si alguien me ha influenciado a la hora de escribir, o si yo soy ensayo permanente pretendiendo una puerta de salida que conduzca hasta mí mismo.

¿Qué podría decir?, lo antiguo y lo nuevo, lo puro, lo social, lo popular, lo romántico y la vanguardia, el surrealismo… Todo es influenciable en un autor a la hora de escribir poesía. Si pudiera elegir, quisiera haber nacido en la generación del 27 y «escribirme». Seguro que sonará pedante lo que digo, pero no hay ningún otro capaz de recrear mis obsesiones, porque mi inspiración se nutre de mi propio pensamiento.

5. ¿A qué público pretendes llegar?

A todos los que lean y a ninguno. No escribo para nadie, tan sólo para mí, pretendo una estación de luz siendo materia, si alguien me acompaña en esta espera le pongo corazón y agradezco su latido en compañía. Acaso quiera ser la pertenencia del lector por un instante, con su complicidad, viajar a ningún sitio y sabernos.

6. Para ti, ¿qué condiciones debe cumplir el poeta para ser considerado como tal?

Más difícil que definir la poesía, es nombrar al poeta

Para mí no es poeta quien escribe poesía. Detesto esos ámbitos de halago entre escritores cuyo único fin es cultivar la vanidad en el otro y viceversa y siempre con el término poeta como nexo de un credo irrenunciable.

Poeta es quien escribe, o no, y trasciende culturas y fronteras, quien hace el pensamiento universal y vínculo del hombre con la historia, desde Homero hasta Borges, desde Ovidio hasta Morgana, hasta Gavrí…  El estro desconoce su destino en lo versal, también nomenclaturas, nace y se hace voz, adquiere disciplina de arte cuando alcanza pasiones ocultas de un lector que percibe emoción, lenguaje compartido y sentimiento.

7. ¿Cuáles son tus influencias poéticas?

Aunque he dicho anteriormente que fue entre las letras de Benedetti donde nació mi querencia de escritor, yo me considero autodidacta. Pero entre los escritores de la Generación del 27, Salinas, Guillén, Cernuda, León Felipe, Emilio Prados, Villalón y tantos otros, es donde he pretendido captar un rasgo semejante que sirviera de guía a mi expresión, no creo haberlo conseguido ni siquiera por asomo, pero en esa tesitura sigo siendo vocación, acaso algún día un libro terminado.

8. Dentro de todo el panorama, ¿con qué tipo de poesía te sientes más cómodo?

No sabría decir, nunca sabe uno al empezar a escribir dónde termina, si feliz o encrucijada, si análisis o profunda conjetura, si viaje o reflexión. Lo poético es un difícil alcance, un camino a través de un puente interminable, a veces conjunción con uno mismo, y otras un lugar de extrañeza y en solitario, pero en lo surreal es donde hallo el medio de expresar automatismos que hagan realidad la solución del libre pensamiento, sin que sean tropezón las razones morales en las conclusiones de un divague.

Aunque, si he de ser franco, es en la poética amorosa donde encuentro la expresión de la palabra más cercana a mí y más próxima en el otro.

9. ¿Cuál es tu proceso  creativo, te sientas a escribir o esperas que la inspiración llegue?

Casi siempre camino detrás de sus pasos, persiguiéndolos, aún cuando resultan inalcanzables. Cuando me siento, tan solo es con el fin de detener tan veloz carrera, la inspiración en mí es una constante, a veces una lucha irrefrenable que sólo puedo combatir con el silencio

10. ¿Piensas que hay mucho egocentrismo en el mundo poético, o por el contrario es un mito?

Rotundamente. sí. Decirse poeta, es decirse clamor de vanidad.

El mito es pensar que lo poético es razón. Ningún poeta es desnudez, disfraza con palabras un mundo que refleja en los otros su propia egolatría. Seguro que habrá mucha opiniones contrarias, pero quien diga diga lo contrario finge.. (o simplemente dice ser poeta)

11. ¿Crees que la poesía vende?

Sí, como vende la riqueza, de forma desproporcionada, mucho para pocos, nada para muchos.

Desconozco la escala de valores que llevan a un autor al estrellato de la fama. Yo nunca he publicado, pero si lo hiciera, no sería pensando que las letras pudieran sostener las necesidades materiales de mi vida.  Lo último que compraría en una librería es aquello que reclame mi atención como best-seller. El mundo editorial anuncia magnitudes cuando la palabra es rentable negocio.

12. ¿Cómo ves la poesía en la sociedad actual?

La poesía, hoy, vaya pregunta….

En una sociedad tan tecnológica, tan cómoda, tan al alcance del logro, casi todo es virtual, Sin embargo, el pensamiento es la expresión del propio ser en la experiencia, creo. En un mundo donde impera el alcance material por la vía más rápida y corta, la poesía tiene poca cabida, es como un apartado en plena soledad, un sitio para locos vestidos de incógnito queriendo ser disfrute en minoría.

13. ¿Qué opinas del formato digital con vistas al futuro?

Pienso que es una necesidad que satisface las corrientes del presente.

Confío en que sea una puerta que permita el acceso a muchos que pretenden escribir sin antes haber sido cercanía a la lectura. También me gustaría que tuviera en los otros esa impronta que la poesía tuvo en mí, esa capacidad instantánea de atravesar el corazón con un rayo de luz que revela lirismo para siempre.

14. ¿Hay alguna pregunta que te habría gustado que te formulara?

Sí, me habría gustado que me preguntaras por qué me siento Ultraversal.

Te diría que ese espacio es parte de mi vida, que sin él, no soy, que no ardería en mí el deseo.

Manu, con ese estupendo añadido hemos finalizado la entrevista. Te agradezco tu gentileza y atención.

Gracias a ti por compartir ese mundo Ultraversal que tanto quiero, y por ser tan amigable compañía en estas letras que ahora finalizo.

No volveré a ser poeta / Haikúes / A pluma rota / Solus coniuncti, possumus, por Manuel Martínez Barcia z’l

No volveré a ser poeta

No importa que me pienses criminal
o puedas perdonar el salvajismo
cuando todo mi ardor
es casi apología de un culpable
con nadie en su defensa.

Ya no caben en mí
los copos de ceniza que fueron el afán
de los amaneceres al desnudo
que supieron querella
desórdenes de luz
en cárceles sombrías.

Yo solo quiero ser
un soñador,

acaso un no-poeta,

presentir que lo amado
no es llave de un encierro en soledad,

me juzgue quien me juzgue,

sea o no la penuria
la voz de sus lamentos.

Haikúes

No es el haiku,
es Dios quien enmudece
eternidades.

Sucede a veces,
se oxida un corazón
y el verso calla.

Luego, el poema,
busca donde latir
lo ensangrentado.

A pluma rota

Porque tú eres la piedra donde yo soy tropiezo

metafóricamente, diríase caer,
a paso cambiado, sin riesgo a fracasar
el límite absoluto, lo que repta el amor
sin huella en las alturas.

Porque ambos fingimos ser pálpito de luz
mientras sueñan los cuervos
el tiempo de un poema,

porque yo soy guión
y te conozco actriz,
sobreactuando siempre,
veraz a tu manera.

Por estas tan inútiles razones
hoy pretendo extravíos,
la búsqueda de mí
sin que sangren palomas los aires de mi vuelo.

Solus coniuncti, possumus

Hay quienes son razón de lo apropiado
creyéndose destino en certidumbre,
perspectiva de ser antigua ofrenda
en templos de algún dios sin directrices.

Podemos los demás pertenecer
a ese mundo tribal de los guerreros
donde la gloria es un logro fácil
si por ende gobierna la utopía.

Podemos emboscar a los políticos
con urnas de silencio, decidir
qué sacramento es hambre y luego pan,

podemos poseer la transparencia
del tiempo en un cristal, la servitud
y al hombre en una patria sin esclavos.

Acerca de Manuel Martínez Barcia