El lado de doler – In memoriam

Video de Isabel Reyes sobre un poema de Morgana de Palacios


Si te tocara a ti sentir mi ausencia
como sentí la tuya tantas veces,
recuerda que volver es la premisa,
que no olvido jamás a quien me enseña
y tú me has enseñado que los hombres existen
y se llaman «Lauchita» de pequeños.

Que tus manos de niño
ya eran barricadas amorosas
protectoras de abuelas y de hermanas
porque tomar partido está en tus genes
y es la voz de tu hombría nopoeta
la que cava dulcísimas trincheras
en nombre de mi nombre,
jugado hasta la sangre.

Que da lo mismo el tiempo que transcurra
con la carga letal del gas sarín,
si un hombre como tú
-más animal de láudano que nunca-
me presta sus pulmones
con el aire vital que no le sobra.

Te digo hoy
te estoy diciendo todo
por si mañana no llegara nunca
y algo de mí muriera en el tintero.
Te digo hoy y digo de la suerte
de haberte disfrutado en toda tu potencia.

Ocurra lo que ocurra
(si no lo escribes tú el destino no existe)
voy a vivir en medio de tu frente
y ese será mi templo al que volver
y mi mayor triunfo.


El otro a tu costado

apareciste de pronto a mi costado
como un grito espacioso de fatiga,
vos
la que levanta pájaros en el pecho del mundo
la que surte profundos himnos de agua
en la sed de mis ojos
la que anda con mis jirones de alegría entre sus dientes
como llevando pan
como llevando nidos destejidos de aire
como llevando parte de mis costillas rotas
como llevando todo mi peso
siempre

apareciste entre mis mordiscos
hecha de mis severas maldiciones
puteada en mis idiomas carniceros
odiada mansamente por este animal árido
que aceptaba el destino de tu fuerza

apareciste entre mis explosiones tenebrosas
toda de candelabros y de mantras
mientras yo me afanaba con mi tumba
cavando a toda orquesta
sosteniendo a mi muerte del cabello
porque te vio y huía

apareciste como un puntal de mi costado flaco
de mi torpeza embólica
de mi tartamudez desafectiva
de mis armas de guerra y mis sollozos

apareciste y te quedaste ahí
como una jalâ santa en mi mesa sin dios

entonces mis hambres te comieron
con todas sus mandíbulas
y todos
sus vacíos de estómago
y se volvió mi mundo un juramento
a tu carne de azúcares avaros
azúcares inhóspitos y avaros

me quedé a tu costado con las armas cansadas
y los pies monolíticos

me quedaste, mujer, a tu costado con la mano tendida
y yo ahí
volviéndome decente en medio de tu palma prodigiosa

eso es lo que soy
ese oeste sombrío
amoroso y violento
guardián del cuadrante de tu brújula

y vos
mi norte inamovible

Gavrí Akhenazi

ROMANCES DE OTOÑO

POESÍA CORAL

Rosario Alonso – España

El cuerpo de la hojarasca
por el otoño y sin vida,
como una serpiente inquieta
a mis pies se arremolina,
y entre el crujir de las hojas
que anuncian la despedida
se inunda el campo y me mojas
el pelo con tu llovizna.
Hueles a tierra mojada
perfumando el nuevo día,
a calma que se apodera
–con su semblanza tranquila–
del corazón que se mece
en tus manos sanativas..

Disfruto tanto del agua,
de la tierra, de este día,
disfruto porque estás cerca
entre mis cosas sencillas.


Eva Lucía Armas – Argentina

El otoño busca breve
el día que se desliza
con su diapasón de herrumbre
sobre calles de llovizna.

El otoño, por aquí,
muda su piel, la hace tibia,
y en un carrillón de pájaros
la luz huye, fugitiva.

Amo el otoño y su mundo,
su acuarela de amatistas,
su mansedumbre de cobre,
el fuego de su hornacina.

Soy un otoño que late.
Mi latir no tiene prisa.


Isabel Reyes – España

Vuelve el otoño de nuevo
a ensombrecer la palabra
pues la tristeza aparece
y en mis adentros se instala.

El septiembre veraniego
ha vuelto a mutar su cara
y en este invierno precoz
por nuestro rostro resbala
el dolor de lo caótico
que agresividad desata
sucediéndose las guerras
que algún orate proclama
con el dolor que producen
en las gentes indignadas
inocentes e indefensas
y en el centro de sus almas.

No puedo escribir, no puedo
con la angustia que me mata
ni siquiera un buen romance
con lo bien que se me daban.

En este otoño baldío
Isabel, en retirada,
sigue intentando expresar
lo que le duele con rabia
pero se siente incapaz
de dar a luz la palabra.


Solange Schiaffino – Chile

De pronto, hasta el cielo arde
en rumor estremecido
el alma estallando en rojo
como recuerdos de niños
que en sus rostros atardecen
con el llegar del rocío.
Es el tiempo en su inminencia
alargado en un suspiro,
la sombra de un banco viejo
donde abracé mi destino.

Hoy son ecos, los Otoños
del caminar desprovistos,
tan desnudos en las ramas
de cuanto pretenda abrigo
en lo vano y material.
Que no importe si deslizo
los residuos del café
en los márgenes del libro.
Anhelar respiración
sin sentir ya que me fijo
cada vez que avanzo un paso
por temor al amarillo.
Simplemente oír descalza
cuando el ocre se hace añicos
y querer ese perderse
de ir muriendo estando vivos.


María José Quesada – España

Las hojas tiernas que un día
en los árboles brotaban,
compitiendo con el verde
de la hierba más lozana,
han cambiado de color
sin moverse de la rama.
El otoño viste al bosque
con trajecito de gala
hecho de tinte marrón,
amarillo y color grana.

Pero queda otra sorpresa:
en cajitas bien cerradas
el otoño trae tesoros
-es un fruto y lleva cáscara-
¿qué será ese gran secreto?
¡Nuececitas y avellanas!

Esta estación cierra pronto
las dos cortinas del cielo
para que todos los niños
también jueguen en sus sueños.


Orlando Estrella – República Dominicana

En un otoño se fue
huyendo de los dorados.
Se abrazó de los inviernos,
prefería suelos blancos
esos que inspiran pureza.
Se enamoró de los cantos
que anunciaban fantasias
como de esos reyes magos,

pero el hielo sorprendió
su alma tropical, causando
malestar en su indefensa
dermis de otoño y verano.
Cuando quiso regresar
era tarde para el salto.


Ana Bella López Biedma – España

Llega el otoño despacio
a cubrirme las aceras
con su corazón de noche
y su abrazo de tristeza.
Toca mis sienes de luna
y en mis párpados recrea
la estatura de los sueños
cuando la vida era eterna.
Camina el tiempo descalzo
sobre mis costuras nuevas,
me sepulta entre las hojas,
soledad de las afueras.
Hay un cansancio de pájaro
sobre mis noches en vela.
Pero aún en lo profundo
me late la primavera.


Milagros Morales – España

Con sigilo y con cuidado
vas cambiando los colores:
el verde por el dorado.
Menos el verdor del pino
que te desafía ufano,
mirando desde su copa
su victoria y tu fracaso.

¡Ay, otoño! ¿ Te creías
que tenías en tus manos
la destrucción absoluta?

Siempre habrá pinos más altos
que harán inútil tu lucha.


Eugenia Díaz Mares – México

Una alfombra azafranada
resguarda las experiencias,
con horas y con minutos
casi como la conciencia.
La fina lluvia humedece
los recuerdos con urgencia,
envueltos en tonos rojos
del otoño y su presencia,
cuando apenas es verano
en mí lo hace por prudencia,
para no teñir de oscuro
al sol con su diligencia
sabe que quiero emigrar
lejos de la penitencia,
o buscar muy dentro mío
manos con independencia
suelo mojado al andar
descanso de tanta pérdida,
besar la tierra en mis pies
con la semilla y su esencia
ya carente de rastrojo,
darle luz a mi existencia.


Raúl Muñoz – España

Escribo sobre la lluvia
que decora mi cabeza.
Amante de plataneros,
esposo de la chopera;
al abrigo de las nubes,
alimento con promesas
las miradas infantiles.
De lluvia mi teorema
corona melancolías,
con otoños de la métrica
escribo llenando copas,
y los árboles se alegran.


Jorge Ángel Aussel – Argentina

El veintiocho de julio
ocurre un suceso insólito:
«Han muerto el rey y la reina»,
se titulan los periódicos.

«¡No es posible! ¡Es imposible!»,
plañe la plebe en sus tópicos.

En el palacio Versal,
la Muerte toca en el órgano
Adagio for Strings de Barber,
mientras se reza el responso.
El clima se torna un túnel
tan oscuro y claustrofóbico
que comprime las gargantas
hasta el mismísimo ahogo.
Sin la reina y sin el rey
brindando guía y apoyo,
el pueblo llora elegías
en un reino, ahora, inhóspito.

Algunos autoexiliados
se enteran del necrológico
e imploran volver al reino,
atraídos por el morbo.

Otros vuelven por amor,
ese amor de darlo todo.

Los bufones de la corte
y sus claques accesorios
se asocian ilegalmente
deseando el protagónico.
Se comenta en el palacio
que algunos son alcohólicos
de los que beben delirios,
como borrachos anónimos.
Enmascarando el motín,
se fingen fieles devotos
mientras queman los jardines,
como pirados pirómanos,
para encender la discordia
y hacerse al fin con el trono.

Los protectores del reino
y nobles guardianes cósmicos,
se enfrentan a las calumnias
que persiguen el oprobio
y van reventando egos
igual que si fueran globos.

La reina envía señales
del más allá a sus custodios
y llama a la resistencia
para vencer a los monstruos.
«¡Solo ha cambiado de forma,
pero sigue con nosotros!»,
los guardianes se convencen
en medio de tanto engorro.
«¡Mi seudónimo de bruja
no es un seudónimo, tonto!»,
dice la reina a un guardián,
desde el propio purgatorio.
«¡Y cambien esa del Barber
que me va a dar un soponcio!»,
termina diciendo «ríome»,
y ríe y llora, psicótico,
el guardián que ve su voz
de un violeta metamórfico.

El rey desaparecido
reaparece ante los ojos
de los leales guardianes
que lo esperaban ansiosos.
«¡El rey es un cuervo fénix
que nunca nos deja solos!»,
grita un loco sin camisa
afuera del manicomio.
«Que la muerte no me quiere
es un hecho categórico»,
contesta con su humor negro,
el rey en un soliloquio.

Al final la luz triunfa
contra cualquier despropósito
y la Nueva Alejandría,
que es el último unicornio,
resurge, siempre resurge
gracias a aquellos bibliófilos
que la salvan de las llamas
protegiendo su tesoro.

***

Acabo de comprender,
con este relato corto,
por qué es tan distinto este
otoño de otros otoños.

***

El otoño es la estación
donde mi tren se hace polvo
cuando marchaba, por hora,
a seiscientos tres kilómetros.

Después de un julio fatídico
y de un despiadado agosto,
en septiembre los planetas
se ordenaron en el cosmos
de tal forma que formaron
varios aspectos armónicos
que obraron en nuestro bien,
con poderes milagrosos.

Pero el otoño ha llegado
a sentarse en mi escritorio
para reabrirme las llagas
corroídas por el óxido.

¿Se puede salir incólume
de la muerte y sus destrozos?
¿Cuando se tuercen los días
como los malos negocios?
¿Cuando el mundo se derrumba
justo encima de tu dorso
y respiras atrapado
debajo de tus escombros?
Maldito otoño que llega
con sus preguntas en ocho
y por mucho que me esmero
no desentraño el meollo.
Giro y giro, giro y giro
y giro en mí como un trompo.

Cuando mueren los que amas
también te mueres un poco
y aunque seas el que eras
nunca más verás el rostro
del que en otros tiempos fuiste
cuando eras con el otro.

Con su marrón y su gris,
el otoño es un cronómetro
corriendo en contra del tiempo,
pintando un lúgubre óleo
dedicado al Dios Anubis
que, con unos ojos torvos,
nos observa y nos cuestiona
en el drama tragicómico
del funeral de la patria
donde es posible lo utópico
de dar por amor al arte
sin falsedad ni autobombo,
a la vez que el egoísmo
pretende subirse abordo
y actuar como siempre actúa,
en su beneficio propio.

Después de un julio nefasto
y del más nefasto agosto
donde mostraron la piel
los corderos y los ogros,
las turbulencias siguieron,
y a pesar del mal pronóstico,
reflotamos nuestra nave
descabezando demonios.

Recién entrando en octubre,
por mucho que filosofo,
no logro desentrañar
el sentido filosófico
que debe tener la vida
en este planeta tosco,
donde todo es tan ridículo
que resta hacerse filósofo…

Este otoño es más difícil
que muchos otros otoños
porque de nuevo sentí
lo poquitito que somos
cuando la vida me hachó
una vez más en el tronco;
porque aquí los que se quedan
se van al fondo del fondo
de las cosas que no tienen
ni remplazo ni retorno;
porque estamos los que estamos,
pero ya no estamos todos.

LOS MINIMALISTAS



El recién nacido
vive por instinto y con ayuda

el joven
se cree inmortal

el viejo le teme a la muerte
cuando cada mañana
resucita

dando la espalda a la tumba

*


El pasado sobrevuela
la página en blanco
dejando sombras
de murciélagos en miniatura

Por mi ceguera
siempre creí que eran palomas

*

Voy como un perdedor
ante la luz pública

Viajo con seudónimo

Brinca y chapalea
mi niño interior
sabiéndose feliz

desnudo
bajo la lluvia
escribiendo y capitaneando

al fin
su barquito de papel





La luz pública brilla en su cúpula oscura:
eres el hacedor de rayos
y la mano farolando soles.

*
Por una tristeza que apaga tu estrella
pinta diez en el cielo de tu abismo.

*

Si supieran la verdad del abismo
bajarían con lentes de sol:
hay más luz en la caverna
que en el corazón de un lucero.

*

El ayer es una sombra rota
guardada en tu puño:
vuelve a tu magia.


*

Estrella un upper cut en el pecho del cuervo:
libera sus origamis alados
y ve en pos de la sonrisa.

*

Hay un niño llorando en el vértice de tu ojo izquierdo.
Seca sus lágrimas, abrázale
y dibuja con él un helado de pistacho.



CONSTRUCCIÓN EN HAIKU

Otoño: Variaciones sobre el mismo tema

Santiago Vázquez


Robert Haro


Solange Schiaffino


TERCETOS NO HAIKUS

Faro

En singladuras
de temporal violento
y noches duras,

de frente al viento,
perpetua vigilancia
sin un lamento,

en la distancia
ofrece rumbo el faro
con su constancia.

Antonio Alcoholado


Héctor Michivalka

VaRiOPiNTO s

Lluna Vilanova – William Vanders – Henrry di Spirito – Santiago Vázquez

Disfruta de la vida

Disfrute de la vida

Estamos en la vida, a veces
de
        golpe.
Nos devastamos,
palabras que oscurecen el futuro
y que colocan plomo
en nuestros
        pies del presente
y al pasado anestesian.

Disfruta de la vida, cómete la vida,
dale a los versos la libertad,
recolecta cada átomo
de
        felicidad.

Lluna Vilanova


Voy

La palabra es un sustantivo femenino
y
define
al hombre

ensuentraña.

Palabra es una ser

piente

porque piensa,

tiene siete cerebros

P ara escuchar,
A brir la mente,
L abrar símbolos,
A montonar incógnitas,
B eber traba-lenguas,
R omper cánones,
A brazar la paz

arabrir abrar montonar eber-omper brazar

antes

de

que

la

guerra

suceda.

William Vanders


¿Vienes?

¿Vienes? No tengo mucho, como sabes.
No tengo si no versos para dar.
Quizá una canción crepuscular
amarga de nostalgia.
         Días graves
que importan sólo a dos.
         Tal vez mis naves
de versos imprecisos. Navegar
nocturnidades claras por un mar
en luna llena.
     Poco y mucho.
            Claves
sonoras ya perdidas. Mi tesoro
lírico
  no muy rico
        -lo lamento-

Pero entiende que en bosques y riveras
brillan los pedernales más que el oro
y que puedo sembrar así en el viento.

¿Vienes?
       ¿Por qué se van las primaveras?

Henrry Di Sipirito


Esperanza

Sabemos que la vida da la espalda
a todo aquel que espera algo de ella,
disfruta medio llena la botella
y mira lo que esconde tras su falda.

Aprecia cuando el cielo es esmeralda
o cuando emite luz cualquier estrella,
olvida aquello que ha dejado mella
y apóyate en aquel que te respalda.

No todo te será color de rosa,
habrá mil experiencias detestables
que empujen a que tires la toalla.

Pero al final no busques otra cosa:
de escenas que parezcan razonables
elige la que gane la batalla.

Santiago Vázquez


SONETOS

Henrry Di Spirito – Solange Schiaffino

Te presiento

Estar sin mí, sin lengua y sin sonido
incognito de todos y en la nada.
Dolor sobre el dolor de la tonada
que asoma su rumor inadvertido.

Me alejo de mi centro indefinido
sobre una cuerda floja o mal tensada
un poco a tientas, ser a ser, callada,
labio a labio, la noche, que se ha ido.

Sólo el sudor sobre el sudor, la mano
sobre mi mano, muro a muro, adiós
sobre el adiós, lo siento en el lo siento

no puedo en el rumor, rugir lejano
del labio sobre el labio, dos a dos,
piel a piel, verso a verso. Te presiento.

Henrry Di Spirito


Lo siento

Cuánto duele escribir dolor, lejana
sin que mi mano esté sobre esa mano
medirme en cuanto digo, si un vilano
acaso, y no temer en la ventana.

Cuán difícil estar y ser nirvana
sin memoria, ser libre en este plano
y ofrecer las estrellas de un arcano
que abrigase certezas del mañana.

Pero si muestro cuerda y sus dos puntas
o que el centro lo es más si compartido,
siento que ya mi sol no es placentero.

que disfrutes la vida a la que apuntas,
es todo cuanto espera este latido
y aún puedas creer que sí te quiero.

Solange Schiaffino


Compromiso

No sé si te parece sea absurdo
pero sé que no miento si declaro
que el Sol es sólo Sol y no pasado
y el mar es sólo mar y no futuro.

Y es que me desentiendo de desnudos
azules o salobres e incendiarios:
desdigo del galope de caballos
de alquitrán que recorren mis dos mundos.

Verás, las cosas piden que las nombre
y haga versos de cal y lluvia fina
en mi camino de regreso a casa.

No has de temer a párpados insomnes
ni a mis quebrantos de promesas idas
en esas noches de amapolas blancas.

Henrry Di Spirito


Mis quisiera

¿Quién dice que la vida es trazo recto?
¿Acaso desdecirse no es lo mismo
que aceptar este avance con realismo?
tampoco yo le creo a lo correcto.

El todo no equivale a lo perfecto,
porque vengo de historias sin lirismo,*
y decir un te amo en el abismo
tiene de pan y piedra como efecto.

No maquillo los nombres de infinito
y si beso no quiero lo que era
pero el miedo se instala como escudo.

Quisiera que se oyera más bonito,
que daría también la vida entera,
que solo digo: «Amor» y ya no dudo.

Solange Schiffino



Jordana Amorós – Isabel Reyes

Curriculum vitae

Para bailar la conga hasta la aurora,
jugar al mus, cantar en un sexteto,
reír o hablar de todo lo indiscreto,
siempre a alguien se encuentra a cualquier hora

Cuando, después, su faz abrumadora
muestra la vida y te somete al reto
feroz que te devasta por completo,
compruebas que contigo nadie llora.

Otro fracaso más que condecora
un «curriculum vite», ya repleto
de ellos, conformando un mal panfleto
de nuestra humana esencia perdedora

El mío, escrito a golpe de soneto
desde una lejanía sanadora.

Jordana Amorós


Entre alfileres

Mi vida, esta fugaz luminiscencia
que ante mis ojos pasa evanescente,
me clava un aguijón incandescente,
me induce a sopesar mi resiliencia.

Pensaba que tenía resistencia
ante los avatares del presente
y sin forzar el alma ni la mente
rendida voy perdiendo la existencia.

Entregada y vencida, mi camino
se encuentra envuelto en una bruma oscura
y solamente veo anocheceres.

Ante el lance final yo me reclino
y os dejo en testamento la locura
de una vida sujeta entre alfileres.

Isabel Reyes


Mayo impenitente

Caminar por la calle con los pasos cansados
del que ya ha recorrido su camino en la vida,
posando sobre el mundo la mirada perdida
y carente de brillo de los desengañados.

Comprobar que usa lentes de cristales ahumados
el olvido y, si encuentra la cara conocida,
no recuerda quién era ni cómo se apellida
ese gesto que emerge de los años pasados.

Sentarse en algún banco, calcular cuánto queda
para llegar adonde termina la alameda
y si tendrá su cuerpo la fuerza suficiente.

Tragarse la congoja que oprime su garganta
y le nubla los ojos cuando un pájaro canta
y alrededor florece un mayo impenitente.

Jordana Amorós


Siembra

Y porque a veces, aun si inesperadas
las cosas ven su fin y alguna llega
a aquella plenitud con que se niega
el destino, o quizás porque pasadas

se descubre que fueron deseadas
yo seguiré apostando por la entrega
sólo a favor del bien, contra la ciega
mentira frente a esperas infundadas.

Pues no haber redención no significa
rendirse ebrios de muerte a los agravios
o entregar la razón a la derrota.

Nos cabe hendir los campos con la pica
y hechos azada manos, piel y labios
sembrar, siempre otra vez, la tierra rota
.

Isabel Reyes



EN VERSO LIBRE

Solange Schiaffino – William Vanders

Negaciones

Hoy se me ocurren negaciones
de esas que se saben limitadas,
pero dramatizan el calendario
y me ponen de rival
frente al espejo.

Se me ocurre decir que no soy Solange
que no, no me conoces,
no me presientes,
ni siquiera tu voz, me toca,
que no volviste a enamorarme
que no,
no me has cambiado la mirada
y la tuya tampoco revolea como ternura de colibrí
sobre mi piel.

No, que no es posible que te la pases
desordenándome
y se haga tan apetecible mordedura
de manzana tu boca sobre mi boca.

¿Para qué admitir que culpo
a tu Play List Eterna por los besos
y que muchas veces ansío que se trabe
en mi canción favorita junto a tu lengua?

No, qué absurdo corazón en vértigo
¿Enamorarme yo?
De la nada, de la nada.
Por eso tampoco hay celos
de seres astrales ni de la tierra.

Ay, ¿que fue una tarde de septiembre?
Ya hace un mes o dieciséis años,
no sé, seguro miento
si se me escapa la palabra amor.
Diré que no es mía,
discutiremos
y no esperaré a que me creas.

Solange Schiaffino



Fugarse es negar.
Negar precisa del sol.
La luz asume el teatro
y deambula como sombra.

Negar es paroxismo,
inacción,
es sustantivo errante,
determinista
y a veces sacrílego.

Como cuando me invento
océanos
separando nuestras bocas.

William Vanders



A veces nos parece que un poema es una carta
dejada para ser leída después del desayuno,
otras, parece la copa de vino previo a la cena
y otras tantas, seguro parece un mal trago.

Pero hoy niego todas las anteriores
no es siquiera juego
ni carta o confesión inversa

No diré que sea siquiera poesía
ni límite en la acción
o un océano separando dos bocas.

Negaré sin huir,
no porque la inmovilidad no aprisione la voz
o la respiración y un ataque
paroxístico me reseñe como momento.

Niego porque este poema solo existe
por el poder de negar lo que de otro modo
aquí y ahora, no sería.

Solange Schiaffino



Henrry Di Spirito – William Vanders

L’orizzonte è una luce, mamma

A mi dios
humano lo perdono,
vive su humanidad humanamente.

Mi dios no es más colérico que el vuestro
y yo lo acepto como
cada uno el propio dios acepta.

Pero

hubo un tiempo de yoes reunidos
al que regreso dignamente
con los ojos callados y la espalda cansada

un tiempo en que mi Madre
hacía la mañana con su café con leche
y daba de comer en pleno vuelo
a pájaros y hombres con sus manos.

Me enseñó el milagro del bautismo
con un trozo de pan sumergido en el café
cada mañana construida
con manos de canela y albahaca.

Supo multiplicar los peces
cuando el océano magnánimo
de mi Padre
no pudo regalar sus dones cotidianos.

Convirtió el vinagre
en agua cuando tuve sed
y encendió todas las luciérnagas del mundo
para mis noches.

Se hizo molde para mi silueta
en cada uno
de mis regresos
de la escuela
de la universidad
de llanto roto
de espanto grave
y de voz exiliada.

Ella, tan sólo ella,
entiende plenamente
los versos que yo escribo
en los reveses de las lluvias.

Así,
a ella la declaro único

Él

del evangelio
de pomarosa y níspero
de la iglesia en el patio grande
de la casa de todos los inicios.

Henrry Di Spirito


Cuando Salvador conoció a Dios
no supo quién era ese andrógino
parlando sin mover la boca.

Era una tarde de golondrinas rasantes
y la fuente pintaba nubarrones negros.
A lo lejos ,las montañas bramaban
desde su entraña de barro y roca.

Con voz de niño adulto, Salvador, preguntó:

-Hey, porqué me hablas con labio invisible,
y porqué pareces un Modigliani asexuado.
Acaso eres un mago del río
aparecido como un rayo,
vestido con escamas de plata y oro
para mostrarme el don de la palabra sin ruido.

Entonces, el Dios disminuyó su efectismo,
achicó su estatura,
se transformó en mendigo y habló con ronquera:

– Vengo de tu mente cuando cumpliste nueve años,
de cuando perseguías libélulas
para atraparlas y ver en sus ojos
el pasado del futuro.
Vengo a devolverte la lámpara que me diste
cuando tuve hambre.

Tómala, Salvador.
Ve a multiplicar vida
donde la tierra tiemble.



También le conocí. Me bautizó Poeta
y ese día lloré como quien llora
una tragedia bárbara caída
desde y hacía la poza de las almas.


Me dijo: eres niño cometa en mano y luces
de luciérnagas marcan tu camino.


Ese día me supe un ente único
libre de mi atadura sucedánea
y empecé a vagar por los silencios
hediondo de mastrantos y puerco de moriches
a la caza de verbos y metáforas
creyente fiero de mi nueva
dimensión.


También le conocí. Me dió su mano
futura para días obligados.
Supo que inevitablemente el llanto
sería marca atávica y espina
clavada a mi costado.


También le conocí. Me bautizó Poeta
y me dió el ungüento con que curo
las llagas de mis pies y toda soledad.

También le conocí. Alejandro su nombre
y también yo le extraño.

Henrry Di Spirito



Gavrí Akhenazi – Morgana de Palacios

Transformismos

Dulce animal de miedo que me hostiga
el corazón –espinas y tormentas–
con un lazo arterial,
un rudimento de puente entre latidos,
un refresco de sangre que devuelve su sentido a la herida.

Desde esta piel lejana y sus cansancios,
abrevo en su laguna atemporal
y pongo a consideración de su elemento
la terrenalidad de mis batallas.

Apilo las derrotas y los cuerpos
de sueños que han pasado a mejor vida.

Sopla un viento de agua
que levanta de lágrimas un aire en que no llueve
como si fuera
una región perdida de aquella África mía
en las otras historias.

A veces me pregunto en cuál violencia
de todas mis violencias,
el animal de miedo se transformó en domador de furias
y me arropó en su humedad de sedas lloviznosas.

Empapo mi animal con su animal de agua.

Y el mío, soberbio y monolítico, se vuelve un raro pez,
un pez que vuela,
un pez que canta con un canto sordo,
un pez que a veces se transforma en nube
y ha aprendido a llover.

Un pez con su sangre de pez que, mar abajo,
se envuelve con lagunas los deseos.

Gavrí Akhenazi


Mnémico

Hay que ser muy valiente para encender la luz
y sentarse a escribir oscuridades
sin nadie alrededor.
Sacar los trapos sucios del arcón del enigma
y orearlos al sol,
comprobando el alcance de la propia palabra,
mientras las tripas hacen borborigmos
con venenosa bilis de autocrítica.

Hay que ser muy valiente, casi profesional,
para crear perfiles a las sombras
cuando están entonando el mea culpa
por su torpe ficción
en el húmedo abismo al que le invocan.

Cada vez que alza vuelo memorioso,
destroza la ceguera
de la costumbre.

Morgana de Palacios


Curación por la lluvia

Hembra animal de agua ha puesto lluvia encima de la mesa.

Hoy mi animal no caza. Permanece,
tenazmente sujeto a la vasija de escanciar el mundo,
y habla con los dientes de habitar desastres
hastiados a experiencias.

El animal de agua reflota las lagunas de todos los océanos
y con una mirada
las recoge y las junta en la vasija con que da de beber
a mi animal de sed.

No me pregunta lo que otros me preguntan.

Nunca pregunta lo que otros le preguntan a mi animal sin ruidos,
a la profunda bestia agazapada
al fondo de su incógnita.

El animal de agua ha lavado a ese animal de sed
casi todos los restos de derrumbe
y en la noche es un ave solícita que canta
mientras guía la sangre por un espacio entre candiles áridos.

Me pregunto,
–como un desarrapado cazador de ausencias–
qué será de mis pasos si el animal hembra de agua
un día me abandona de nuevo en este viento
desértico, oscuro e infinito.

Gavrí Akhenazi


Mnémico II

Realmente no sé, si amortajamos juntos
lo frágil de este carro de combate
o esperamos aún estrenar la palabra
que nos defina únicos
mientras rompe el silencio.

No se trata de amor
ni de dolor
ni de resignación a sus designios.
Se trata de anhelar lo perdido hasta dañarnos,
codiciar lo imposible,
soñar con lo impalpable.

De verdad que no sé
cómo es posible que mi huella de agua
resbale por tu sangre
y salga a borbotones de tu boca.

Qué inclemente ternura
acompaña a los gestos de tus manos
que acarician la piel de mi memoria,
si se apaga la luz del corazón
cuando me duermo,
y no dejo un segundo de buscarte.

Morgana de Palacios

CONTRAPUNTO EN VERSO LIBRE

Silvia Heidel & Gavrí Akhenazi

Mapamundi (fragmentos)

Silvia Heidel

I-¿QUIÉN?

A lo bonzo te inmolaste tras esa zarza
que ardía en tu jardín.
¿Quién daba campanadas en tu sangre
repicando bautismos?
¿Quién recitaba salmos
y encendía antorchas perennes?
Bandadas migrantes devoraron tu horóscopo.

Sin mapa.
Perdida.
En tus fronteras,
ancho precipicio.

II- TENGO QUE CONSEGUIR MUCHA MADERA

Se agitan las aguas
cuando lanzo un conjuro para que regrese.
Se arrima, aérea.
Me pregunto si será el fantasma
de aquella canción pegadiza.

Rítmica, se contonea timoneada por nadie.
Me entusiasman sus velas de copo de algodón,
su carcasa de canela jaspeada
con moteados arrayanes australes.

Me incita, cadenciosa, a expediciones temerarias
sin más compañía que la de un improvisado viernes.
Después de todo, el mare nostrum
está al alcance de unas cuantas remadas.

Pero, el galán de la pantalla me despabila:
una ola de plomo quebró su timón
y mi balsa ha mutado en montaña de aserrín.
Son invencibles las polillas carpinteras de mi biblioteca.

III- SIN LEVANTES NI PONIENTES

Son nocivos los grises.
Uno se estanca en su miel engañosa,
en su campo minado de peros.
Hay que huir de su garúa de paradojas,
esa niebla cerrada
donde los contornos se diluyen
en una cómoda ingravidez
que devora los puntos cardinales.

IV- TE ESPERO

En esta metrópoli sin esquinas,
te espero.
Aquí, sobre las brasas de mi tatami..
Busquemos juntos esa inflexión
por donde la luz se cuela.
Con el alma despellejada,
te espero.
Sin relato ni discurso.
Con las manos abiertas
crucificada en calles caníbales
donde florece la implacable cicuta.



Gavrí Akhenazi

Hay un túnel sin luz en su final
y hay una luz sin túnel
en la espesa astilla de la sombra
conque la calle se devora a sí misma
y a aquellos que le confian su paso miserable.

Todo en la memoria
padece de un ambiguo color sepia
aferrado al orín del hierro que supo ser
a veces
ese profundo mundo contenido en un canto
que acabaron devorando los pájaros del miedo.

Ahora, aquí, en tus calles caníbales
propiedad de una ciudad canibal que ha perdido su puerto
nos observamos sin fragilidad,
atados al destiempo de alguna edad pasada
en la que imaginarnos atrapados de vida.

El mundo
puede resultar frente a nuestros ojos
un tímido carrusel imaginado
por lo que aún no hemos asesinado de la infancia,
porque, quieras que no,
el dolor es capaz de asesinar las alas no nacidas
y fabricar en vez de un pájaro, un lagarto.



Silvia Heidel

UNA LUZ SIN TÚNEL

Esa astilla de sombra
se clava en la aorta de ciudades
abandonadas por los pájaros
donde el dolor ha crecido
lagartos en las alcantarillas.

Allí prospera una sangre de hielo
que no sabe de nacimientos.
Pero hay luces sin túnel
que se expanden a la vera de la noche
empujándola hacia su nada
con dragones de fuego .

Y, nosotros, que nos hemos fabricado
esta metrópoli desprovista de carreteras
sentados en una arista de fragilidad,
en su acantilado de seda,
podemos reconocernos
en el capullo sin laberintos,
que cuelga de las moreras
sobrevivientes de la infancia.

Nosotros, en este instante
bajo la misma estrella.



Gavrí Akhenazi

Aún podemos detener la voluntad
bajo la sombra de los olivos
y permanecer frágiles, solo para nosotros,

efímeramente frágiles

con las frentes alzadas a un viento pendular
parecido al paso de la vida.

En el espejo
el roce de los ojos tiene esa condición de la añoranza
que aprendemos a borrar levantando las manos
y así tapar la imagen que nos devuelve el tiempo.

Acumula, ese espejo invisible que habitamos,
sus magias que nos miran,
nos explican de pie
como si fuéramos inexplicables
allí, en ese retrato tantas y tantas veces malquerido.

A nuestro modo, hemos sobrevivido a las mareas y hasta a ciertos mareos perniciosos
cuando no nos fue dada la quietud
y el rigor se transformó en un hábito
parapetado en los relojes.

«Cada vez que estés triste
siembra un olivo», me explicaron un día.

Hay infinitas formas de sembrar un olivo
en el olvido.

¿Qué hará tu corazón con esa estrella?



Silvia Heidel

¿QUÉ HARÁ TU CORAZÓN CON ESA ESTRELLA?

Él hará lo que se hace con todas las estrellas:
guardar ese reflejo de joya facetada en su vientre,
para derrotar a la inclemencia,
y gobernar a las mareas del hábito.

Es su mirada la que me acompaña,
hoy, bajo la sombra
de este olivo prendido a la tierra
como un sobreviviente etrusco

que se burla del paso de los siglos
ofreciendo sus frutos cual
distracción frente a su malicia

que exhibe su rugosidad como un trofeo
a estos leones que desperezamos
nuestra quietud junto a la sombra de su velo

alejados de toda cacería.

ARREBATO (TANTO EN BROMA COMO EN SERIO)

Delirios

Morgana de Palacios – Gavrí Akhenazi

(décimas)

Tú te anticipas, yo actúo
cuando no tiene remedio
y están los ojos del tedio
fijos en mí, como un búho.
Hasta que me desvirtúo
con mi vestido de insecto
y llego al fín del trayecto
gris, desvalida y opaca,
no salgo de la cloaca
ni me alzo en vuelo perfecto.

Duermo poco, tengo afán
de permanente vigilia
y el sueño de mí se exilia
con despechado ademán.
Sólo despierta el desván
de los sueños se me ofrece
y es entonces cuando crece
– con qué infinita paciencia-
la flor de la efervescencia
que entre mis versos, se mece.

Y deliro, como tú,
arrebatada la frente
más fría si más ardiente,
dúctil caña de bambú.
Plumita de marabú
vilano de cualquier viento,
cosquilla del sentimiento
que se ríe de sí mismo.
Deliro mi agnosticismo
con la fe del irredento.

Morgana de Palacios


Si te digo piel de musa
me rebanás el garguero
y prefiero otro entrevero
que morir bajo esa excusa.
Para la ruleta rusa,
me toca siempre la bala
así, en tus manos, resbala
mi cerebrito licuado.
Y tu verbo, ensangrentado,
en su pasión se acristala.

Pero es verdad que mi rumbo
va siguiéndote el donaire,
silbando bajo, al desgaire,
como mosquita, te zumbo.
Y si me amenaza el chumbo
de tu mirada esmeralda,
tu corazón rojo y gualda
contra mi blanco y azul,
sé que no ves un gandul
olisqueándote la falda.

Porque aunque todos te digan
que yo no soy para vos,
que sos buena y yo feroz,
nuestras semillas, espigan.
Las pasiones desobligan
a lamentar tanto muerto
y a descabezar al tuerto
que escupe malas miradas.
Con las almas anudadas
cruzamos cualquier desierto
.

Gavrí Akhenazi


Si me dices piel de musa
te condeno al ostracismo,
que es un término en sí mismo
del que hasta el más tonto abusa.
Por debajo de la blusa
se me «alergiza» la piel
cuando veo en el papel
el nombrecito de marras.
Me gustas más si desbarras
saliéndote del riel.

Anda, no delires tanto
ni te busques más problemas
que mi nombre en tus emblemas
aumentará tu quebranto.
Precisamente el encanto
que tiene la situación,
es que somos en función
de cómo se mueva Eolo,
ajenos al protocolo
que requiere cada unión.

Que eres tú mucho poeta
y no te hace falta alguna,
cualquier musa inoportuna
que quiera darte la teta
y luego te comprometa
a serle fiel de por vida,
cerrándote la salida
para el verso libertario.
Quita, quita. Solitario
te lames mejor la herida.

Para cruzar el desierto
mejor sin musa ni muso,
que ambos somos multiuso
en cualquier terreno incierto.
Con el pecho al descubierto
y el corazón al galope,
tendría que ser miope
para no sentirte cerca.
Soy altiva mas no terca
si el tipo es cinemascope.

Morgana de Palacios


Si me aguanta, le respondo;
pero más si viene fresca
me gusta su picaresca
y su garbo sabihondo.
No se me da el cante jondo,
pero a la pasión me entrego
y en el amor soy tan lego
como un dinosaurio fósil.
Aunque su verso es tan dócil
que me envuelve su dondiego.

Me tiene en muy alta estima
su pensamiento poeta
pese a que soy pura jeta
en asuntos de la rima.
No me hallo en la tarima,
señora de mis quebrantos
y asusto con mis encantos
la modernista vanguardia.
Sabe bien, pura metralla,
mato diablos, bajo santos.

Divertido por bocón,
rapidito en el negocio
de achurarle el tiempo al ocio
y alegrar su corazón.
Cuando me mande al rincón,
por zarpado y lenguaraz
va a extrañar mi mente agraz
en esta vida difusa.
Usted, mi pasión, mi musa,
yo apenitas, verbo audaz.

Gavrí Akhenazi


Tiene usted muchas pasiones
cordobés de pacotilla,
y yo estoy en la otra orilla
estrangulando emociones.
Siendo un As de corazones
lleva repleto el petate
de mujeres en combate
por su músculo cardiaco.
No me meta en ese saco
no sea que me arrebate.

A jetón nadie le gana.
¿De dónde saca, querido,
esa humildad sin sentido
que me deja en la ventana?
Con precisión cirujana
se cachondea de mí
clavándome el bisturí
-volviendo a llamarme musa-
en la dermis que, contusa,
tiembla como un alhelí.

Ays qué malo, malo, bicho,
de siete suelas, ladrón,
mosasauridae cabrón
que me pone en entredicho.
Retráctese de lo dicho,
que me jode el estandarte,
y se está jugando el arte
de la diversión conmigo,

pues me iré como castigo
con la música a otra parte.

Morgana de Palacios


Tan linda venía la joda,
compañera de quilombo,
que le iba a comprar el combo
a su enjundia de rapsoda.
Pero ya vio, está de moda
y en auge la boludez
del derecho y del revés
sin que se entiendan razones.
De punta, con mis tapones
ando partiendo clichés.

Se me encolmilla la risa
de animal de dentellada
cuando hiende la pavada
la verdad, sin cortapisa.
Yo, que vivo en la cornisa
del desastre y la tragedia
parezco la Wikipedia:
no hay guerra que no haya visto.
A veces no sé si existo
porque el mal, no se remedia.

Entonces, soy un iluso,
todavía un serafín
que va de uno a otro confín,
ya desalado, contuso.
Pero ¿sabe? me rehúso
a resignar la bandera
y aunque así mi vida entera
sea un profundo fracaso
no me arrodilla el ocaso.
Sueña la paz, mi quimera.

Gavrí Akhenazi


Uno intenta ser amable
como vendedor de tienda,
por ver si el errado enmienda
del verbo lo reprochable.
Asertivo y agradable
hasta que la mala baba
de la prepotencia acaba
con la paciencia más pura.
Nunca fue Literatura
lo que tu escritor soñaba.

Y se te afila el colmillo
y las uñas se me afilan
y los ojos que vigilan
las estancias del castillo
se vuelven torvos cuchillos
para proclamar verdades.
No sé si son las edades,
las experiencias, el mundo
y lo que tiene de inmundo
lo que mata libertades.

Al final, la realidad
llega con su cara acerba
y consigue que nos hierva
la sangre a su voluntad.
Ni siquiera en la ciudad
de la Utopía perece
la hipocresía que crece
entre mansedumbre escrita.
¿Quieres verdad? Dinamita
el ego cuando aparece.

Morgana de Palacios

ARREBATO Y PASIÓN

¡Hala, Madrid!

Miguel Urbano – Sergio Oncina – Jordana Amorós

(sonetos)
Miguel Urbano

Aunque al Madrid derriben en la lona,
que el rival no se fíe, no se achanta,
pues con orgullo siempre se levanta
y en la lucha jamás su fe abandona.

Un equipo que no se desmorona
ni de retos difíciles se espanta,
al contrario, en la lucha se agiganta,
y rey en los estadios se corona.

¡Hala Madrid! con ánimo me entrego
a tu magia, a tu espíritu, a tu juego
que adorna tus vitrinas con blasones.

¡Hala Madrid! gritaba la afición
teniendo en la garganta el corazón:
en Saint-Denis seremos campeones.


Sergio Oncina

No me des más milagros. Has vencido
y me rindo a la magia . Yo te veo
cada día, real en tu apogeo,
y siempre que prometes has cumplido.

Te tengo fe, Madrid, porque perdido
tú siempre resucitas. Yo te creo
capaz de derrotar al más ateo
remontando en un último partido.

Porque no hay imposibles para ti
y, si dudo, evidencias que es así.
Porque das emociones y alegría

sin pedir nada a cambio, solo estar.
Porque si hay otro modo de ganar
elijo el tuyo, honor y valentía.


Jordana Amorós

Sin poderlo creer, ebrio de euforia,
el buen aficionado madridista
festeja con pasión esta victoria
tan incontrovertible e imprevista.

Siente que saborea ya las mieles
de la decimocuarta copa ansiada
¡Que vayan preparando la Cibeles,
que tal celebración será sonada!

Lógico es que, aupados con millones,
remonten y confirmen sus blasones
en la gesta que siempre se recuerda.

Sin quitarles su mérito, yo apuesto
por el triunfo moral de lo modesto
y digo: !Viva El “Alba”, manque pierda!

ARREBATO Y REFLEXIÓN

Secuelas de Violante

Natalia Alberca – Sergio Oncina

(sonetos)

Si Lope levantara la cabeza,
y viera las secuelas de «Violante»,
ante tanto poema petulante
se nos muere de nuevo, con certeza.

Yo también acometo esta proeza,
la magna gesta; en este mismo instante
surge mi verso prístino y brillante,
demostrando pericia y agudeza.

Se eleva mi autoestima con el logro
y me veo pletórica de ingenio,
triunfadora, poeta de prosapia.

Si, llegado el final, no lo malogro,
conseguir un soneto primigenio
es incluso mejor que hacer terapia.

Natalia Alberca


¿Qué pasa a los poetas de internet?
¿Por qué nos ametrallan con lo mismo?
¿Por qué tanto Violante? Qué simplismo,
siempre eligen el pollo en el bufet.

No les pido delicias de gourmet,
solo algo original, ningún cultismo.
Tampoco necesito un heroísmo:
que si tienen jamón no escojan fuet.

Que si saben pensar piensen primero,
antes de repetirse como el ajo
escribiendo un soneto chapucero.

Innovad, aunque cueste más trabajo,
que copiar las ideas de un tercero
no es homenajear, es caer bajo.

Sergio Oncina


Quisiera ser divina de la muerte
manejando las rimas y las prosas,
tal como lo eres tú, puesto que osas
replicarme al soneto de tal suerte.

Mas soy feliz al ver que te divierte,
y agradezco tus frases generosas,
pero no te confíes, que las diosas
son volubles: permite que te alerte.

De su favor gozaste hasta el momento:
innovador, insólito, inspirado,
gourmet del verso, amante del jamón.

Diste a menudo muestras de talento,
pero debes tener mucho cuidado
que los “violante lovers” son legión.

Natalia Alberca


La volubilidad de las diosas
es tema aparte: Diana, Talia, Hera…
No permito injerencias caprichosas
de musas que visitan a cualquiera

con versos y palabras cariñosas.
La ausencia de razón me desespera
y aunque parezcan reinas dadivosas
desestimo su gracia milagrera.

Porque soy yo, si fallo, quien me quiebro,
y no hay divinidad que me consuele,
cada migaja de talento es mía.

Nace de las entrañas y el cerebro.
Arrulla y reconforta. Daña y duele.
Es entusiasmo, alma y energía.

Quizá tu poesía
la escribe un duendecillo y a su magia
le sobra buen humor y verborragia.

Sergio Oncina

ARREBATO Y PENSAMIENTOS

Anatomía tumoral

Cuerpo que me sostiene,
cuerpo que me ata.

Alma que se esparce
y se eleva
cuando quiero bajar al rio.

Piel y hueso ardiendo:
quisiera huir de esta tierra en desolación.

Conciencia sostenida a bocanadas,
aliento repelente que grita
dejando atrás el tuétano vacío.

Me pregunto si soy cuerpo, tierra, deseos.

No soy metáfora de nada.
Me veo tan real que me duele.
Tan niño ya, tan moribundo,
que la vida se me pasa pensando;
que los dias se me escriben en prosa,
en cencelladas, en aire,
en nata.

Cuerpo mojado,
alma en mojama,
ceniza profunda.

Jesús M. Palomo


Te has dado cuenta que la luna tiene dados
en que los números son historia rotando
para ser marea sobre la arena que pisamos.

El tiempo juega con las copas sin morir…
…corre aunque deseemos contenerlo.
La tierra sigue mudando en su historia,
nuevos números y una celda de espantos
con otras cenizas y con masas entre soles.

Todo lo que pedimos es una pieza del río…
…Y el llanto está secando nuestros ojos.

Leonardo Zambrano


Andar por esta mente troceada
recogiendo jirones de mí misma
es como practicar mi propia autopsia.

Bisturíes de luz
arrancan del recuerdo
las entrañas.

Isabel Reyes

NOVEDADES EDITORIALES

«A instigación del viento»

poemario de John Madison y Eva Lucía Armas

Versión kindle
Versión impresa

Disponibles en Amazon

Quizás la magia existe. No lo sé. Pero muchas veces, el acto de escribir se transforma en un acto de magia que devela ante los ojos atónitos del lector, todo un universo ideal hecho con propuestas sanadoras, con ímpetus heroicos, con penas restañadas y, por sobre todo, como en una ensoñación, un universo en que hay «amor del bueno».

Eva Lucía Armas y John Madison existen y escriben en ese plano que transforma lo real en un caleidoscopio de sensaciones armoniosas.

Han hecho del verso y la palabra, un arma de combate para enfrentar la vida cotidiana y llevarla al plano de los sueños.

Ambos coinciden en el don. Y ambos poseen un don poderoso para hacer de la expresión escrita un ancho mundo sano a través del cual los lectores pueden encontrar la ruta de la sanación siguiendo el rastro de las emociones en su estado más puro.

Dos autores con poder de fuego que viajan por todos los mundos que sus voces fabrican con esmero y latido.

Leerlos vivifica y remodela el día. Como si fuera magia.

Los autores
Eva Lucía Armas – Argentina
John Madison – Cuba

EL ARTE DEL CONTRAPUNTO

John Madison – Eva Lucía Armas

Love cactus

Un cactus floreciente es toda ella
para mi corazón, otoño en trance,
y solo el verbo Sol de mi sistema
planetario da voz a su elegante
poética manera de abrazarme.

Un cactus floreciente, una rareza,
acuática es su risa de muchacha.
Cactácea verde mar que a mí asexuada
espiritualidad ha conquistado.

El Ra de mi nocturno round terráqueo:
El amor verdadero es mi cactácea.

Aguacero astronáutico en mi nave,
sambando va su lluvia por mi casa,


2

Te espero en la otra vida, allí te espero
con mis deudas saldadas, bajo el signo
de otra era animal, amor, te espero.
Con mi voz de poeta volcánico te espero.

En la ladera oculta de la luna,
en los campos de Orión,
allí te espero
para poblar de flores tu canción,
de renovados besos tu vivero.

Encontrarás mi savia en otra piel,
pero sabrás que es Juan, el de los versos.

John Madison


La vida y sus problemas nos envuelven
con espinas peores que las mías.
Yo suelo ser aloe curativa
o tunita de azúcar si me quieren.

Espinitas por fuera, miel por dentro,
me defiendo a mi modo de las cosas
pero tu corazón me desemboza
con su boca que vuela a contraviento.

Algo de mi dulzor se ha despertado
como un loto fugaz por tu palabra
y, rosa del desierto, aquí te habla
mi pétalo de agua, desflecando
una razón de estrellas singulares.

Juan de los versos, Juan que siempre añades
un fondo universal a mis espacios.

Eva Lucía Armas


“Mi corazón es tuyo”, dije un día
hace ya algunos años, flor de loto.
Mi corazón que entonces era un frágil
misal que no encontraba su acomodo.

Mi corazón que escribe sin reposo
en el norte caudal de su obra pía
la fecha en que tu amor de Cataleya,
dio muerte con su voz a mi perfidia.

Tu amor sin condición, tu amor de altares
tu amor es mi oración,
tu amor mi salve,

tu amor me llevo yo, mi Eva Lucía
junto a la luz de Dios cuando él me llame.

John Madison


A veces, ya sabés, amortiguo la espina
y me vuelvo una grosella verde
para esa boca tuya, dorsal y masculina.

Una grosella ácida que arde
por dentro de tus ganas y ambarina
se licúa en sus rojos
fiel al mordisco oculto de tus ojos.

Un talle milenario que se inclina
en alas de tus vientos sin canceles
y aparca los enojos
en un grito de luz, alada harina
para el pan de este Juan

y sus antojos.

Eva Lucía Armas


Animal de platea, vivo siempre
en tu sueño irreal que me descorcha.
Como un moet chandon soy en tu boca,
el banquete en tu mesa de los viernes.

Tu harina de moldear tu permanente
festejo literario, soy tu pronta
máquina de inventar. Yo soy tu honda
bahía espiritual, el hombre en ciernes

que juró lealtad hacia tus versos.
Es tuyo mi monólogo despierto,
mi ópera visceral y sus semillas,

mi poniente y mi luz. Tuyo mi arpegio
de pajarero atlante, tuyo el fuego
hacedor de mi tierra prometida.

John Madison


Algo hay en vos de superhéroe Marvel,
algo de extraño ídolo pagano,
de niño del tambor, de árbol de antaño
henchido de crepúsculos que arden.

Un espíritu errático que implora
por sed al agua que su mano junta,
y un mineral recrudecido en jungla,
una anfibología que me nombra.

Te escucho en las ausencias más presentes,
como una oximorante receptiva
escucha las respuestas que no entiende.

Y te percibo al pie de mi silencio,
figura universal que se alza en vuelo
si coincide su alma con la mía.

Eva Lucía Armas


POESÍA DE CONTRAPUNTO

Morgana de Palacios – Eva Lucía Armas

Estéreo – tipos

(romance heroico)

Ahí está mi boca desbocada
mezcla de ira ansiosa y de ternura
cegada por la luz de la alborada
y vidente de noche como un búho
insomne por la presa deseada.

Mi amor sin nombre, está, mi voz sin grito
mi corazón, mi esencia silenciada
mi muerte protectora, mi estrategia
para enfrentar la guerra programada.
Ahí está mi cuerpo imperturbable
su carne de cañón esclavizada,
ahí mi libertad de pensamiento
mi letra de cristal, mi llamarada.

Ahí está mi espera, mi renuncia.
Nada más afilado que su espada.

Morgana de Palacios



Vaya por tu emoción mi furia trunca,
mi visión sin amor, desabrigada,
esta garganta al sol y este silencio,
estas letras en rosa tan rosáceas
en las que han muerto pájaros y árboles
al son vibrante de sus asonadas.

Impotente de todo y vuelta furia
la vida se ha ensañado en nuestras alas
y ha dejado su sino el guerrerismo
que tu ira y la mía acostumbraban.

Vamos de los cansancios a las flores,
de la cocina suculenta al arma,
de la quimioterapia a los escándalos
del juzgado de turno a nuestra casa
y nos quedamos como un jazmín seco
guardadas en el libro de las causas.

Perdidas en las guerras de los otros
nos volteamos furiosas y agraviadas,
con estas manos que nacieron pródigas
de abrigar el vacío y la nostalgia
mientras la letra se nos va alejando
hacia un futuro que no diga nada.

Vos con tu rebelión, yo con mi mundo.
Nuestras almas gemelas. La distancia.

Y que nadie se meta en esta historia.
Hagan silencio. Dos mujeres hablan.

Eva Lucía Armas



Jamás una palabra más alta que la otra
ni aún cuando el poema dejara de ser arte
y transmutado en losa nos crispara los nervios
por no poder callarnos unas cuantas verdades.

No sé si hemos perdido los tiempos del amor
o hemos ganado juntas tantas guerras brutales
que se nos acabaron las razones profundas
para fundar de nuevo bulliciosas ciudades.

Todo nos pasa cuenta mientras pasa la vida,
los hombres y los hijos, los nietos, los pesares
que siempre pesan más que aquellas alegrías
que alguna vez tuvieron visos de realidades.

Fuiste para tu padre un escudo de luz
y para mí una igual de mi raza y mi sangre,
y no ha habido mujer más lúcida y leal
renunciando al sosiego por seguir adelante.

Llegaste acostumbrada a jugarte la vida
de palabra y de obra. No tuve que enseñarte.

Lejos de mí la muerte si te miro a esos ojos
que la vencieron antes de mis oscuridades,
porque no por más niña fuiste menos valiente
para pisar descalza su senda de cristales.

Hablemos cuanto quieras, tú eliges el idioma
que hay un mundo infinito de posibilidades
para dos que se entienden más allá de los versos
y pueden cerrar juntas los más siniestros bares.

Morgana de Palacios



En una macetita hoy he plantado incienso,
un esqueje arrancado que me encontré en la calle
mientras iba hacia el super con el bolso vacío
y los ojos gastados por el mismo paisaje
con que la vida ajusta esta ciudad cerrada
a los dolores varios que atesora mi carne.

Porque yo soy de carne desde dentro hacia fuera
y es de dentro hacia fuera que los dolores laten
si fisuras de lluvia ocultan mis jardines
bajo esta arquitectura de pagoda y cristales
en la que se refugian los ecos trasegados
con sus mendigos húmedos de tristeza insaciable.

Tanto romance heroico suena a marcha profana,
a propaganda persa, a contínuos timbales
con que marcan el paso los días de la angustia
y se quedan callados los de festividades,
porque solo una misma, amiga mía y larga,
sabe hasta donde lucha la vocación de madre.

Nosotras guerrilleras del acto libertario
convocamos a veces a todo el aquelarre
por mantener intacta la esperanza baldía
y sostener el día sobre los estandartes.

Porque si cabe pena en todos los caminos
nosotras somos duras y fuertes caminantes.

Eva Lucía Armas

Las autoras

Morgana de Palacios

Eva Lucía Armas

POESÍA DE CONTRAPUNTO

La poesía del arrebato (corriente literaria en que se basó el proyecto Ultraversal) debe su nombre a la propuesta de improvisación en que dos autores se desafían en tiempo real a responderse con poemas. Es un ejercicio de agilidad y coherencia que permite demostrar el dominio de la técnica tanto poética como de discurso.

ultraversal.com

Morgana de Palacios – Gavrí Akhenazi

Cárceles y causas (improvisaciones en tiempo real)

(soneto – arte mayor – pareados – rimado)

Yo no te mentí nunca. Te dije que no soy
más que el rescoldo oculto en la ceniza vieja,
el humo que se expande inasible y no deja
ni la más leve huella de los pasos que doy.


Lázaro imprevisible, resucito si estoy
absorta con un rostro que la luna refleja
mas cuando llega el día, la tumba que no ceja
me requiere a su sombra y hacia su sombra voy.

Todo me es cárcel, todo, salvo mi pensamiento,
larga la pena larga en el penal del viento
que no precisa rejas para echar sus cerrojos.


No me quieras querer, no soy la primavera,
sólo ceniza y humo en tránsito y entera
toda la muerte, toda, se florece en mis ojos.

Morgana de Palacios



Todo me es cárcel, todo, menos la libertad
el cerrojo que ciñe mi puta humanidad
y el látigo en mi boca.

Carcelera del precio de la roca
carcelera tenaz
sobre la soledad que descoloca,
sobre todas mis fugas
va tu instinto, asesino y procaz

Si me muriera ayer desde la muerte,
si no fuera este grito,
ni tus cadenas unieran a mi suerte
su recurso maldito,
toda mi voluntad sería inerte.

Toda esta furia sorda en que me hundo
valdría acaso la ira en que te irrito
desde lo demencial que hace a mi mundo.

Gavrí Akhenazi



Todo es circunstancial cuando tiras los dados
de la furia fugaz. Alma sobrecogida
en el intento gris de acaparar la vida
trascendiendo sin pausa, versos accidentados
.

En la frontera fértil de tus acantilados
columpio mil vocablos con sabor a manzana
y nadie encontrará la pasión de morgana
porque en el lado oscuro mantiene sus reales.

No es la razón de ser de los hombres cabales
que no han de traspasar su cerrada ventana.


Por si quieres hablar del rumor del pecado
de la desolación que nos marca la vida,
de por qué mi canción suena a causa perdida,
recuerda, por favor, que no tengo pasado
ni creo en los futuros de terciopelo ajado,
ni finjo algarabía si hablo con verdad.

Me someto al decreto de la banalidad
sólo por hacer dedos desde cualquier teclado.
Si miras lo profundo de mi verso acerado
verás que no comulgo con la casualidad.

Morgana de Palacios



Una causa perdida ya no tiene remedio
ni en tu boca que canta ni en tu boca de tedio.
Una causa perdida es un rincón oscuro
una ansiedad a medias, un parto prematuro.

Una causa perdida es también una meta
una propuesta al viento que rompe una veleta
para que ya no existan los puntos cardinales
ni las mediocridades ni las banalidades.

Una causa perdida es la luz de un proyecto
que se mantiene siempre altanero y erecto.
Una causa perdida es un sueño a futuro.
Para soñar tal causa, hay que nacer impuro.

Gavrí Akhenazi



Los autores

Morgana de Palacios
Gavrí Akhenazi